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La Guardia Nacional: balazos, ¿no abrazos? (II)

Presencia militar en BCS. FOTO: Luis Roldán.

Agenda Comunitaria

Por Frank Aguirre

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Hace unos días visité por primera vez el Estado de Hidalgo, a raíz de que fui invitado a dar una ponencia en el evento llamado Un México más fuerte, pilares de Paz Positiva, con la intención de platicar sobre la labor que realizamos en La Paz junto a las camaradas de Es Posible BCS. Para “no hacerles el cuento largo”, me preparé para enseñar a los asistentes algunas herramientas sobre cambio sistémico y trabajo de base, pero el que se fue con un gran aprendizaje fui yo.

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Uno de los ponentes, Carlos Juárez, presentó El Reporte de Paz Positiva 2018. No fue sorprendente ver a Baja California Sur estar en lo últimos lugares, pero sí resulta impresionante el modelo estadístico, económico y político con el que proyectan los resultados situacionales de México y del mundo. Según el Institute for Economics & Peace, el Índice de Paz Positiva se ha deteriorado desde el 2013 a la fecha en cuatro de sus ocho pilares: libre flujo de información, buena relación con los vecinos, buen funcionamiento del gobierno y se han elevado los niveles de corrupción.

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Nada de esta realidad en detrimento escapa de lo que vivimos en La Paz, pues seguro si pudiésemos medir a microescala lo que padecemos en nuestra ciudad encontraríamos cifras similares. A nivel mundial, México está en el lugar 140 de 168 en la evaluación más reciente del Índice de Paz Global. Esto me hizo pensar que para poder superar la complejidad de violencia generalizada que padecemos en el Estado, y aspirar a ganar la paz social, es importante quitarnos un velo de la cara que nos ha impuesto nuestro gobierno representativo:

Sí es posible que la paz se pueda ganar sin guerra. Es bastante obvio, pues, para que ésta surja simplemente se debe dejar de combatir. Y, ¿quiénes hacen la guerra?, ¿los “malos”? ¿el narco?, ¿los “malandros”? ¿los “rateros”? La guerra también causa e incrementa la corrupción en los burócratas, el nepotismo de algunos funcionarios que ponen en nómina a su familia y dejan sin empleo ni oportunidades a los mejores perfiles, la impunidad al no impartirse justicia a quienes sufrimos de un robo, asalto o el asesinato de algún familiar. También aumenta la violencia, la coerción y el uso desmedido e injustificado de la fuerza ante ciertos grupos de personas, sobre todo cuando amenazan con acabar con la corrupción, exigen justicia o buscan que culmine el mal funcionamiento del gobierno. Entre ellos están los periodistas, activistas, maestros, locutores, investigadores, defensores de derechos civiles y un largo etcétera que bien podríamos catalogarlo en una sola figura: la ciudadanía.

No podemos comenzar a hablar de paz positiva, o de la construcción de una república pacífica si no discutimos la razón por la que queremos tener esa “paz”, que no es otro motivo que superar “la guerra”; de otra forma, si no mencionamos la palabra “guerra” estamos llamando al problema con la solución, y esto último es lo que ha hecho el Gobierno Mexicano, incluyendo el actual, desde hace 12 años. ¿Estás confundido? Pues bien, trataré de ser más asertivo.

Las raíces profundas

En México el crimen organizado ha tomado casi una tercera parte del país; pensamos que la producción y venta de droga es su principal ingreso, sin embargo, es una retórica errada. Por ejemplo, el 45% de la pesca nacional es ilegal y está acaparada en su mayoría por el crimen organizado, ¿sabes cuantos millones de dólares le deja de ingresos? La tala ilegal es otra fuente cuantiosa de ganancias, así como el robo de combustible (huachicoleo) y el despojo de territorio —esto ocurre cuando amenazan o matan a campesinos para arrebatarles sus tierras. Asimismo, tendríamos que hablar de las empresas, industrias y desarrollos inmobiliarios que utilizan para lavar dinero, especular y generar ingresos billonarios. A todo esto es imposible no sumarle la “compra” de Cabildos, Ayuntamientos, Congresos locales o Secretarías de Seguridad Pública, o sea, la infiltración del narcotráfico en las instituciones del Estado.

Entonces, ¿cómo podrían los militares en las calles “ganar” la paz? Vivimos una constante “doctrina del shock”. Esto significa que el Gobierno Mexicano ha permitido calamidades y desastres, como los más de 100 mil desaparecidos o más de 100 mil asesinados, provocando que ante la conmoción y la confusión se lleven a cabo reformas impopulares, como lo es seguir militarizando al país, lo cual no hace otra cosa más que empeorar la situación —ya hablamos con cifras y datos duros en columnas anteriores. La militarización se ha reforzado en nuestro Estado, mostrando la falta de visión, conocimiento y capacidad de nuestros representantes tanto federales como estatales, para hacer frente a una problemática muchísimo más compleja que “destruir” o “detener”, pues esto los implica a ellos también. Who Watches the Watchmen, ¿quién vigila a los que nos vigilan?

Bueno, bueno, muchos problemas y muchas realidades, pero, ¿y qué sugiero. Primeramente, debemos definir “paz”. ¿Qué entendemos por esa palabrota? En la definición más básica, se refiere a una forma de ser y a un estado de apertura y de no violencia; un concepto asociado a la justicia, la seguridad, la libertad y la bondad. En pocas palabras, se trata de un estado mental y social que abarca una amplia gama de acciones, actitudes y comportamientos. O sea, que ésta no le corresponde única y exclusivamente a las instituciones, sino a sus ciudadanos por igual. Si la paz nos compete también a la sociedad, pero, ¿que está haciendo el Estado para garantizar que estemos involucrados en este anhelo de vivir en la no violencia? la respuesta es: nada.

Para #GanarLaPaz no es suficiente con el cese al fuego o “el fin de la guerra”, como la ausencia de algo malo; requerimos en todo caso la presencia de muchísimas características sociales básicas para lograr lo mencionado anteriormente: justicia, libertad, bondad, seguridad. Asimismo, se requieren resultados económicos, bienestar social, equidad de género, equilibrio ecológico y desarrollo emocional en nivel personal y colectivo; así como una divergencia, empatía y, sobre todo, solidaridad.

El marco del Índice de Paz Positiva se basa en ocho factores que están presentes en sociedades pacíficas y que han denominado Pilares de Paz Positiva. Comparto estos pilares con algunas modificaciones claves de mi parte:

  • Buen funcionamiento del gobierno
  • Distribución equitativa de los recursos
  • Libre flujo de información
  • Entorno laboral sólido
  • Alto nivel de capital humano
  • Garantización y aceptación de los derechos de los demás
  • Bajos niveles de corrupción
  • Buenas relaciones entre vecinos

Los frutos posibles

Sin embargo, ¿cómo crear la paz positiva y garantizar los ocho pilares que Institute for Economics & Peace plantea? Va mi reflexión:

1.- Alfabetización y educación básica. Coincido con que “un pueblo educado, jamás será engañado”, no obstante, ¿qué tipo de educación nos están dando desde nivel básico hasta superior? La de un autómata. Se habla de emprender y competir, pero vivimos en un mundo de sociedades; sería más favorable sin nos enseñaran a trabajar en comunidad si lo que se busca es “emprender”. También es necesario desarrollar un pensamiento crítico y una educación basada en las inteligencias múltiples (cinestésica, intrapersonal, naturalista), no sólo fomentar la inteligencia lógico-matemática. Considero que para sacar a nuestro sistema educativo del bajo nivel en el que se encuentra, urge una verdadera reforma educativa y no la pifia de tintes laborales-administrativos que el gobierno de Enrique Peña Nieto impuso. Muchos piensan que es imposible “tropicalizar” un sistema educativo como el de Finlandia en México, yo viví allá y considero que esto es un mito, pues todos los días observó reminiscencias o intentos de réplica en nuestro país de lo que en Finlandia es un éxito, incluso tenemos instituciones sistematizadas de formación laboral y desarrollo de habilidades como los Centros de Capacitación para el Trabajo Industrial (Cecatique uniéndolos al sistema educativo actual podrían darle un giro de 180 grados a la educación. Quizá hable de esto en otra columna.

2.- Prevención y tratamiento de enfermedades. Un elevado porcentaje de enfermedades tienen relación con nuestra pésima alimentación en México; esto se debe a que o comemos en exceso, no comemos los alimentos esenciales, o nuestra nutrición es deficiente, lo cual se relaciona con un sistema inmunológico débil y el incremento alarmante de enfermedades degenerativas prevenibles, pero, ¿qué relación tiene esto con la violencia? Ya hable anteriormente de la relación violencia-paz que nos compete como sociedad, y una comunidad que reduce sus índices de enfermedades crónico-degenerativas —provocadas por la pésima alimentación— reduce el colapso hospitalario, que a su vez disminuye los costos en salud, minimiza frustraciones, y, por supuesto, la forma en la que comemos influye en nuestro pensamiento, además, un cuerpo sin enfermedades tiene mayor fortaleza para superar el sedentarismo y las consecuencias que le rodean.

No obstante, del otro lado están las enfermedades ocasionadas por la pobreza extrema y la falta de atención planificada a las zonas rurales y comunidades vulnerables; así como la marginación que genera el no tener acceso a un sistema de salud universal en el que exista una transparente y correcta distribución del recurso. Porque sí, hay que reconocer que en el sistema de salud también hay corrupción, nepotismo, despotismo, latrogenias, mal praxis, desvío de dinero, desaparición de recursos y una opacidad de niveles dictatoriales.

3.- Desarrollo económico integral de la comunidad. He escuchado recientemente sobre el “emprendedurismo” como nueva forma de desarrollo económico, y esta nueva forma de romantizar la ausencia del trabajo institucional así como de una adecuada redistribución de la riqueza.  No digo que esta mal emprender, me refiero a que quienes “emprendemos” luchamos en desigualdad de condiciones; pagamos impuestos como los demás pero no vemos reflejado esos impuestos en una mejora sustancial de nuestro entorno. Por ejemplo, tengo una conocida que es dueña de un afamado restaurante local, ella paga casi $80,000 de impuestos, y no tendría ningún problema o queja en hacerlo si viera reflejado su diezmo al Gobierno en una calle bien iluminada, unas banquetas en perfecto estado, pavimento sin “cráteres”, o la posibilidad de que sus clientes pudiesen llegar en un transporte público eficiente y digno. Una realidad distante.

Además del viacrucis que significa darse de alta en hacienda como microempresa, lo cual muchas veces obliga a la informalidad. Condonaciones millonarias a transnacionales, flexibilidad burocrática a grandes industrias, pero una rigidez ridícula y una carencia de incentivos para el futuro empresario joven o microempresario. No hay una política pública hacendaria para un desarrollo económico integral de la comunidad. ¿Quieren reducir la violencia generando oportunidades de empleo? Aquí hay un nicho olvidado y que responsabiliza del fracaso laboral al “emprendedor” y no a la falta de oportunidades que el Estado debería generar.

4.- Paz y prevención/resolución de conflictos. Lo he repetido una decena de veces, la formación de fuerzas policiales locales es clave para acabar con la impunidad y reducir la violencia generalizada. En Morelia, la Alcaldía anterior logró darle la vuelta a los niveles de desconfianza que la población tenía sobre su policía local al poner en áreas directivas y estratégicas a funcionarios con antecedentes académicos elevados (psicólogos con posgrados, abogados, politólogos, etcétera). Para reducir la corrupción institucional generaron incentivos académicos para los cuerpos policiales, esto mejoró la atención e investigación de robos, asaltos, extorsiones, aumentando las resoluciones en los conflictos y por ende elevando el nivel de confianza y de denuncias, lo que redujo la impunidad en la localidad y el nivel de violencia.

Ahora hay un punto clave en todo esto, la sociedad como actante para la impartición de justicia, y no me refiero a vigilantes, autodefensas o resolver las cosas a puño limpio, si no en el énfasis que tenemos que hacer en la cultura ciudadana. En hacer tabú el manejar ebrio o ha exceso de velocidad, el tirar basura en la playa, y no en estar tatuado o ser homosexual, en denunciar e interceder en actos de corrupción o de violencia social. La cultura ciudadana involucra nuestro comportamiento como individuos, individuos que comprenden son parte de una colectividad y lo que les perjudique a uno nos termina salpicando directa o indirectamente a los demás.

Quisiera hablar de la justicia restaurativa y las formas de diálogo que se pueden dar en las colonias con el típico ladrón del barrio, con el “chukero” de la cuadra, la reparación del daño pero la integración del mismo en la comunidad. El sanar el rechazo social pero también el allanamiento de morada, los insultos, la invasión acústica, etcétera,

5.- No por último pero si por el momento, el pensar en un verdadero Centro de Readaptación Social. Nuestros CERESOS están deshumanizados, la privación de la libertad por violarla es aceptable pero no la privación de lo que representa “ser, humano”. ¿como lo hacen en Escandinavia? espacios de diálogo para la formación de valores, para la construcción de una moral individual, para la aceptación del daño, el reconocimiento del dolor infligido y el que hace actuar para infligir a otros, el reconocimiento de un ser violento, la detección de los puntos de quiebre que lo transforman en eso, y las estrategias para mitigarlo, así como el desarrollo de un pensamiento crítico y proactivo.

Para Ganar La Paz coincido, se necesitan abrazos, no balazos, pero no en discurso ni como slogan engañoso.

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Programa básico de seguridad vecinal (I)

 

FOTOS: Internet.

Ius et ratio

Por Arturo Rubio Ruiz

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Ante la escalada delictiva y la incapacidad oficial para contenerla, es imperativo que los ciudadanos nos organicemos y participemos activa y permanentemente en ejercicios de prevención del delito. La seguridad somos todos. Como comunidad, cada ciudadano está obligado a INFORMARSE, DENUNCIAR, PREPARARSE y PARTICIPAR.

El principal facilitador del delincuente es el propio ciudadano, cuando por indiferencia o apatía, se abstiene de participar en los ejercicios de prevención y vigilancia vecinal. Cinco pasos sencillos y económicos, nos pueden evitar la dolorosa experiencia de perder nuestro patrimonio. Una vez organizados, los vecinos, habrán de seguir estos elementales lineamientos.

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Sistema de comunicación e identificación vecinal

a) Directorio vecinal. Para poder comunicarse, es necesario conocer la dirección y teléfonos, WhatAapp o equivalente, de nuestros vecinos, así como la marca, modelo, color y placas de sus autos para identificarlos. El objetivo es conformar una cadena de seguridad, y para ello cada familia, debe establecer su propio eslabón. Ello implica contar con la información de las familias, que viven a sus costados y al frente y a los lados.

De esta manera, no es necesario que todos en la comunidad cuenten con la información del resto de los vecinos, sino que únicamente se cuente con los datos de las familias más cercanas, es decir, de su propio eslabón, bajo el modelo de CONEXIÓN EN CRUZ. Esto es: cada vecino tiene identificado, agendado y localizable a quien vive a su derecha, a su izquierda, adelante y atrás.

b) Calcomanías de identificación vecinal a nuestros vehículos. Para identificar los vehículos de los vecinos y detectar fácilmente a vehículos ajenos, debemos elaborar calcomanías numeradas, para adherirse por dentro de los parabrisas en el ángulo superior izquierdo. La organización vecinal debe llevar control y registro de cada calcomanía. Si un vehículo es vendido, el engomado deberá ser retirado.

Auditoría de seguridad

Con objeto de identificar los riesgos implícitos en las áreas comunes y privativas en cada uno de los hogares:

a) Nivel comunitario. Realizar un recorrido por la colonia acompañados por el asesor de la policía, —servicio gratuito proporcionado por la SSPE en coordinación con los operadores del programa PREVENTIN de la PGJE BCS— para identificar los puntos vulnerables y cubrirlos a la mayor brevedad posible.

Es importante en este ejercicio, que las personas traten de pensar como si fuesen ellos mismos los delincuentes y de plantarse de forma en la que podrían actuar contra la comunidad y cada una de las casas; de esa manera se generará una “lluvia de ideas”, de las cuales, surgirá un listado de puntos a cubrir y tomaremos conciencia de nuestra vulnerabilidad y a partir de ahí, el actuar en consecuencia en beneficio de todos.

b) Nivel familiar. Revise en familia, de manera sistemática y periódica, los puntos vulnerables, tratando de cubrir en la medida de sus posibilidades, el siguiente listado:

◉ La instalación de cámaras de video-vigilancia.

◉ Instale en los accesos puertas metálicas con doble cerradura como mínimo, reforzando la parte de la bisagra con pivotes de acero o ángulos metálicos que impidan apalancar.

◉ Ponga en todas las ventanas y balcones persianas con cerrojos interiores.

◉ Proteja con rejas las ventanas. La separación entre los barrotes no debe ser mayor de 12 centímetros, debiendo estar adecuadamente ancladas a las paredes y con refuerzos transversales; preste especial atención a las ventanas en lugares por los que se pueda trepar con facilidad.

◉ Pida a los empleados de empresas de servicios que se identifiquen, y en caso de duda, llame a la empresa para su comprobación, pero no utilice el número de teléfono que conste en la tarjeta del empleado.

◉ No confíe demasiado en los perros para disuasión de los ladrones; son fáciles de engañar.

◉ No cierre los armarios y cajones para evitar roturas innecesarias.

◉ El talonario de cheques no debe estar al lado de documentos que tengan su firma.

◉ No tenga mucho dinero en casa, alhajas u objetos de valor.

◉ Haga un inventario de sus efectos personales, indicando marca, tipo, y número de fabricación y procure marcar los objetos de valor.

◉  No comente su proyecto de viaje o vacaciones con personas desconocidas, ni anticipe en redes sociales sus viajes. Si va a publicar fotos de su paseo, hágalo hasta que esté de regreso en casa.

◉ Haga uso de todas las medidas de seguridad de que disponga aunque sólo se vaya a ausentar por poco tiempo.

◉  Cuando se vaya de vacaciones, deje encargado a alguien, que prenda y apague las luces, que recoja la correspondencia del buzón para que no se acumule.

◉ Si el periodo de ausencia es largo, instale un temporizador que encienda las luces, radio y televisión durante pequeños intervalos de tiempo. Son económicos y duraderos.

◉ La existencia de ropa tendida puede indicar la presencia de personas en la vivienda.

◉ Deje un teléfono de contacto cuando se encuentre de vacaciones.

◉ Si pierde o le roban las llaves, cambie la combinación de las cerraduras. Hágalo también si comienza a habitar una vivienda anteriormente ocupada; presencie siempre el duplicado de sus llaves y elija preferentemente un establecimiento lejano a su domicilio.

Video-vigilancia y alerta vecinal

a) Cámaras de video-vigilancia. Cada día son más económicas y accesibles. Si no es posible que cada casa cuente con un sistema propio, organizarse vecinalmente para cubrir la mayor zona con cámaras de acceso compartido. Tres cámaras por calle, aproximadamente, bien instaladas, son suficientes para cubrir la zona. El sistema es operable por los propios vecinos, y solo se requiere señal de wi-fi en los hogares y conexión de datos en los celulares. Este sistema es altamente inhibidor.

IMPORTANTE: Desconfíe de empresas “patito” que ofrecen este servicio. Se ha detectado que en muchos casos, empleados de este tipo de negociaciones filtran información a los rateros.

b) Botón de alerta lumínico-sonoro. Cada hogar debe contar con un silbato y una lámpara destinados exclusivamente para alertar a los vecinos en una emergencia. Los coordinadores del programa Preventín brindan asesoría para la adecuada utilización de este método. La interacción entre los vecinos conformará un elemento altamente disuasivo para los ladrones.

Estrategia de acción y reacción de Emergencias

En términos de seguridad pública, hay que aprender a reconocer actividades, personas y vehículos sospechosos en la comunidad, con el fin de alertar a los vecinos y actuar en consecuencia. Elaborar un reporte adecuado a los vecinos o en su caso, una denuncia. Es importante capacitarnos sobre cómo hacerlo, para describir correctamente un evento, un vehículo o una persona. La SSPE y PREVENTÍN nos asesoran al respecto.

Colocación de distintivos de seguridad vecinal

Placas plásticas, metálicas o de lona, con logo y leyenda de la organización vecinal constituyen un disuasivo importante para los delincuentes pues se percatan de que los vecinos están organizados y se mantienen alertas para detectar y denunciar cualquier situación sospechosa.

ESTA SERIE DE RECOMENDACIONES DE SEGURIDAD VECINAL CONTINUARÁ…




Violencia en BCS “¡¿Hasta cuándo? ¿Hasta dónde?!”: Obispo de La Paz

FOTOS: Modesto Peralta Delgado.

Por Modesto Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Sinceramente esperaba un sermón tibio, más apegado al Evangelio que a los hechos, en la misa con la que culminó la Procesión por la Paz convocada por la iglesia católica la tarde de este domingo en La Paz. No fue así. También, sinceramente, creí exagerada la expectativa de los asistentes a la marcha que realizaron los fieles desde el Santuario de Guadalupe hasta la Catedral de La Paz: ¡y no!, el poder de convocatoria fue enorme.

Lo que me pareció más destacado de casi cuatro horas de cubrir el evento fue el mensaje del obispo de la Diócesis de La Paz, Miguel Ángel Alba Díaz, que con crudos testimonios habló temerariamente de la violencia en BCS, cómo la oleada de sangre ha alcanzado a toda la entidad —desde Bahía Tortugas hasta Los Cabos—, de las víctimas colaterales y de la exagerada facilidad para asesinar hoy en día y por cualquier cosa; pero dejó sembrada la inquietud de que “es posible” un cambio de vida y la paz. Oró por alcanzar la justicia como único medio para garantizar la paz.

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Hacia las 4:30 de la tarde de este domingo citaron a los fieles católicos en el Santuario de Guadalupe. Allí, en breve entrevista, el padre Ponciano Álvarez, dijo que esta peregrinación llevaba diez años realizándose y que esperaban convocar de 6 a 8 mil ciudadanos; aunque no llevan una contabilidad, estima que el año pasado fueron 6 mil. De un primer vistazo, parecían ser menos de la mitad, pues las personas apenas llenaban una cuadra del templo minutos antes de arrancar la caminata. Pero nos adelantamos al malecón, y se fueron sumando miles más. ¡El total de los marchantes llenaban tres largas cuadras!

Según el párroco, estarían participando todos los sacerdotes de La Paz: más de 50, y alrededor de 100 religiosas. Y la invitación estaba hecha a todas las congregaciones de la Diócesis de La Paz. Contó que la intención era hacer un llamado por la paz en el Estado, en el país y en el mundo, y una “unidad de los cristianos”. Le comenté que me consta la escasísima afluencia en las marchas por la paz convocadas recientemente por la sociedad civil —a finales de 2017 hubo una que no llegaría a 20 ciudadanos—, y le pregunté si la iglesia católica como tal se sumaría a una organizada por civiles: “Sí, claro. La disposición está y estamos abiertos al diálogo; sería ponernos de acuerdo”, contestó.

La jornada se llevó a cabo en orden y sin ningún contratiempo, acompañados por policías y ambulancias, en un recorrido de hora y media. Miles de hombres y mujeres, la mayoría vestidos de blanco, caminaron contra el friyazo por el malecón, porque no era un simple frío: ¡era un friyazo!, como decimos acá. El fuerte aire no se quitaba ni caminando, pero a cambio nos regalaba el hermoso paisaje del atardecer paceño con un cielo de color vainilla con rosa.

Casi no había paseantes por el cenizo malecón que sigue, supuestamente, arreglándose. Los fieles doblaron por la 5 de Mayo hasta llegar a la Catedral de La Paz en punto de las 6 de la tarde, donde se realizó la homilía en la parte de afuera, frente al Jardín Velasco, con miles de sillas dispuestas para recibir al mar de gente. Allí se fueron acomodando personas de todas las condiciones sociales, desde la humilde mujer en muletas que pide limosna en la calle, a la más elegante y perfumada dama que yo tenía a un lado. Todos cantando No hay Dios tan grande como tú, en medio de banderas blancas.

Por más obvio que resulte decirlo, se trataba de un evento de la iglesia católica. No se trataba de una marcha de protesta ciudadana. Las mantas blancas aludían a mensajes de paz y justicia sin referirse a ningún caso en particular, ni contra ninguna instancia. En todo el camino hubo grupos musicales que tocaban las canciones de la iglesia hasta en ritmo de cumbia, y no faltaron las porras y pedir gritos de júbilo. No hay nada de malo en eso. Sin embargo, ¿dónde estaría el elemento crítico y de impacto para un tema tan sensible? Según la periodista Gladys Navarro, sólo en lo que va de enero, van 44 ejecutados en todo el Estado. Muchas personas critican que marchar no sirve de nada, y en efecto, algunas no han tenido el apoyo ciudadano. ¿No era esta una ocasión de emitir un mensaje contundente, ahora cuando los reflectores están olvidando a los muertos y se enfocan en quién se registra como candidato o cambia de partido para arañar el poder?

Y llegó el sermón de Miguel Ángel Alba Díaz quien dio un mensaje de denuncia —¡casi de desesperanza!— pero con las lecturas que se quieran tener, también acentuado en la urgencia de ser apóstoles de la paz, sin necesidad de ser sacerdote o religiosa: desde nuestras casas. En sus primeras palabras habló de la justicia como la vía para que haya paz, lo que quizá pasó desapercibido, pero bien puede ser otra manera de referirse a la impunidad, pues aunque en estas ciudades matan a diario: simplemente no hay detenidos. Se remitió a la preocupación por una posible guerra nuclear; y de los conflictos y tensiones entre Corea del Norte y Estados Unidos, Medio Oriente y Venezuela, tocando así el tema de los migrantes y refugiados, y entrando como humedad en el tema de BCS: “También nosotros somos racistas, también nosotros vemos con sospecha a quienes vienen de los lugares más pobres (…) a buscar un futuro a nuestras tierras, los explotamos, les damos los peores trabajos (…) construyen sus frágiles casitas en los lugares más vulnerables donde los huracanes barren con todo, y cuando cuando algo malo sucede en nuestras ciudades decimos ‘¡son ellos!”.

“Hasta hace pocos años la ciudad de La Paz le hacía honor a su nombre; hasta hace pocos años BCS era considerado uno de los estados más pacíficos, pero de pronto se encendió la mecha. La violencia de las armas se ha venido incrementando de una forma terrible, espantosa, en el número de víctimas. Ya no son eventos ocasionales, ya no son ‘casos aislados’, ahora son cosas de todos los días: uno, dos, cinco, siete, diez ejecutados. Ha crecido el espectro de las características de las víctimas, antes muchos se consolaban diciendo, ‘son miembros de distintos carteles que se matan entre ellos, déjalos’ pero hoy no nada más son miembros de los diversos carteles, hoy también hay victimas entre las fuerzas del orden que tratan de detenerlos, entre los familiares, amigos, policías, custiodios, guardianes, funcionarios públicos. Tristemente, duramente, las víctimas colaterales: el niño, la señora, el hombre que iba pasando, la persona que estaba en el lugar y momento equivocado y le tocó la balacera. La violencia se ha venido incrementando en descaro, ya no es sólo en la noche o en la madrugada, ya no es en lugares secretos o ocultos, ahora es a cualquier hora del día o de la noche, en cualquier lugar, en las plazas comerciales, en el malecón, en nuestras calles, en todas partes oímos, de repente, las armas (…) Se ha incrementado en crueldad y salvajismo: gente colgada en los puentes, cuerpos despedazados, cadáveres mutilados con signos de tortura. ¡¿Hasta cuándo? ¿Hasta dónde?!“. Y en las familias sudcalifornianas, “hay mucha indignación, mucho enojo, mucho resentimiento, mucho dolor”.

“Recuerdo una madre de familia en San José que me decía: ‘señor Obispo, yo sabía que mi hijo andaba mal, muchas veces lo quise retirar de ese camino, muchas le advertí ‘vas a acabar mal’ y yo estaba preparada para que acabara mal; pero nunca pensé que fuera a ver su cabeza en una hielera, sin ojos, sin orejas, mutilada. ¡No me explico tanta crueldad!”. Se refirió también a la violencia en los hogares, donde por “nimiedades” maridos, esposas e hijos se asesinan unos a otros. Dijo que “parece que nadie quiere oír” ante muchas cosas que se han hecho para detener la violencia, desde manifestaciones hasta cartas. Finalmente, que el mensaje de este día de la Procesión por la Paz es doble, en el sentido de que “tomemos conciencia del tiempo en que vivimos, descubramos que el tiempo apremia (…) La paz es posible, otra manera de vivir se puede, esta aquí al alcance de la mano; es una invitación al arrepentimiento y a un cambio en el estilo de vida (…) No nos dejemos arrastrar por el mal, intimidar por el mal, no nos encapsulemos en nuestros temores (…) Y que Dios busca profetas, entre todos nosotros, sacerdotes y seglares, busca profetas y apóstoles. ¿Quien puede ser capaz de mostrar su amor y preocupación? ¿Quién estará dispuesto a construir la paz?”.




Universitarios diseñan ‘Help’: botón de pánico para situaciones de peligro

FOTOS: UABCS.

La Paz, Baja California Sur (BCS). María Paula Verdugo Aguilar y Roberto Alonso Cota Gómez, estudiantes del quinto semestre de Ingeniería en Tecnología Computacional de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS), diseñaron un dispositivo que permite conocer la ubicación de un usuario en caso de no sentirse seguro: un sitio determinado denominado Help.

El mecanismo, que es de tamaño reducido, puede acoplarse a alguna prenda de vestir u otros accesorios como bolsas o mochilas, se informa en un boletín de prensa de la UABCS; al pulsar un botón, éste envía una notificación al celular de otro usuario que ha sido vinculado previamente al sistema, para avisarle de la situación de riesgo en la que se encuentra la primera persona, mensaje que puede ser pregrabado para que sea reconocido fácilmente por el remitente.

Además, los jóvenes universitarios explican que junto con la notificación, llegará la última ubicación satelital de la persona usuaria de Help, para tener información sobre su localización; además, Roberto Alonso Cota Gómez asegura que haciendo unas pequeñas modificaciones al código de programación, el sistema puede mutar a una especie de GPS que ayude, incluso, a rastrear a la persona en tiempo real en caso de secuestro.

El joven universitario dio a conocer que la idea de Help les nació investigando la problemática de inseguridad en el país; fue cuando dieron con algunos proyectos que se desarrollaron en Ciudad de México llamados botones de ayuda, los cuales se ubican en ciertas esquinas de las calles y pueden ser presionados por los transeúntes. “Nosotros lo que hicimos fue adaptar esta idea para que uno pueda traer consigo el sistema y sentirse más seguro”, finalizaron.

 




¿Romper el silencio?

FOTOS: Brigadas para leer en libertad, asociación que publicó el libro.

El librero

Por Ramón Cuéllar Márquez

Para que no viéramos ni subiéramos al Topus Uranus,

fuimos metidos a balazos a la caverna de Platón de nuevo.

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). La verdad no sé qué decir o qué escribir de este libro que me han pasado. Digital, por cierto. De hecho, no debería estar escribiendo sobre esto, Romper el silencio, ni los periodistas que ahí escriben tendrían que haber escrito algo así. ¿Autocensura? No. Nadie tendría que estar hablando de estas cosas en pleno siglo XXI, donde se supone que debería estar marcado por la evolución de la especie humana, una época acentuada por las maravillas tecnológicas y los derechos civiles, no obstante, al parecer nos hemos inclinado hacia el lado oscuro. Bueno, una minoría que le apuesta por el ascenso rápido (“éxito”, le llaman) a costa de lo que sea: sangre y corrupción. Nadie tendría que estar hablando de esto ni en la intimidad, ni en la calle. Todos deberíamos estar disfrutando de nuestras inteligencias y vidas en plenitud, no acosados, amenazados, asustados, sin visión de futuro y escondidos en nuestras madrigueras mentales, donde prolifera la paranoia, el miedo y la impotencia.

Para descargar el libro Romper el silencio DA CLIC AQUÍ o en esta VERSIÓN EN PDF.

No quiero hablar de este libro, Romper el silencio. ¡Para qué? ¿Me informa de qué cosa? ¿En verdad me informa o sólo es un desfogue intrépido? Hace muchos años que dejé de creer y pensar que “estar informado” era fundamental. Informado periodísticamente, digo. Porque de pronto noté que muchos periódicos eran en realidad barricadas de interés y lucro y no un servicio ético a la humanidad. ¿Leer noticias cambia en algo lo que sucede? Sin embargo, todos los periodistas que tuvieron los güevos y ovarios en Romper el silencio para narrar todo lo que dicen son más que informadores: son cápsulas de un instante que nos delinea un mapa del terror, un horizonte en el que no hay salida, donde no hay luz al final del túnel. Todos sus textos son una muestra de lo que pasa en cada rincón de México, y nos queda la sensación de que México ha muerto, o que más bien estamos viviendo sobre su cadáver pero los medios oficiales nos crean la fantasía de que “está vivo”. Entonces, ¿de qué sirve estar informado? ¿A dónde me lleva? ¿Merecemos este país todos juntos? ¿Cada mexicano merece este país muerto? Vamos, me explico: no es fatalismo ni una onda, acá, apocalíptica, sino un intento por entender(me) en este caos generado ¿de la nada?

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Somos una maravilla como humanos, dije. Pero somos una jodidez como mexicanos, lo admito. Perdón si generalizo. Sé que no somos dueños de nuestras vidas y al mismo tiempo lo somos. Es decir, todo es opcional. Todo es cuestión de qué lado queremos estar: del lado oscuro o del lado de la luz. El lado oscuro es corto, fácil y se llega rápido a donde se quiere: es impositivo, traicionero y regresivo, olvida que como oscuridad también es parte de la luz, que sin ella no es, pero eso a la oscuridad le vale madre, lo que quiere es reproducirse como un cáncer para su propia satisfacción y seguridad. El lado de la luz es un camino largo, que a veces no lleva a ninguna parte, pero siempre hay la sensación de avanzar, que no se toma a pecho la cosa del “éxito” ni teme al futuro inmediato y que además la oscuridad es su compañera de viaje porque está consciente de que a veces necesita respirar y descansar con los ojos cerrados. La luz no tiene miedo de morir de hambre porque siempre es luz. Somos una jodidez como mexicanos porque no nos reconocemos en el Otro, porque en la oscuridad nos hemos separado en buenos y malos y nadie quiere encender el interruptor de luz para ver qué chingados está pasando y qué estamos haciendo mal. En lo político hacemos elecciones, votamos en la oscuridad, votamos por seres en sombra (sí, como en la caverna de Platón) que no tienen una puta idea de lo que es dirigir o gobernar (a veces tienen más miedo que las mayorías), de lo que es la conciencia y humana y mucho menos de lo que se trata la inteligencia y de para qué sirve.

Presentación de “Romper el silencio” en la Feria Internacional del Libro del Zócalo en octubre de 2017. Por Baja California Sur, participó en este material, Modesto Peralta Delgado.

¿Debo recomendar leer Romper el silencio? Al leerlo, pareciera que estamos ante la presencia de una antología de narradores avezados en la realidad, que es literatura de pura imaginación. Pero, nel. No es literatura, o quizá sí, hay algunos que descuelgan una sintaxis hermosa que hace que lo narrado se vuelva menos vomitivo, menos espeluznante. Y no, no se trata de seguidores de H. P. Lovecraft. Ni de Quiroga. Ni de Allan Poe. Ni de Rulfo (por lo de sombras y fantasmas y muertos…), es la puritita realidad. A lo largo de sus páginas se siente el miedo. Todos tienen miedo. ¿Es un libro para que tengamos miedo? ¿O es un libro que describe el miedo porque no saben qué hacer con él? Párrafos y párrafos inteligentes, algunos nítidos, otros más bien estomacales, viscerales, otros narcisistas y lucidos, pero todos con un mismo fin: hablar con palabras de lo que pasa en las calles, sobre todo desde sus sentimientos y emociones trastocadas por la violencia.

Yo pensaba que el silencio era un don del poeta, que el silencio era el más alto sentido de la poesía, que sólo en el silencio es que podíamos encontrar la verdad, o el indicio de algo que me definiera lo que no entiendo con palabras. Pero, no. Aquí me dicen que lo rompamos, que no nos callemos, que usemos las palabras para nombrar lo que está en la oscuridad. ¿Eso será como encender la puta luz del cuarto que todos quieren mantener en la oscuridad porque en las sombras es mejor y se está más a salvo? No sé, no tengo la menor idea. Pero en la luz yo he encontrado que se está mejor aunque sea más más fuerte y nos espante. Pero la luz es un proceso largo, entrar en la luz no es enchílame esta gorda, dos pa’ llevar. No. Es una caída interior y exterior que debe ser individual primero y colectiva después, si no, no sirve. Dicen que las palabras transforman, que algo dicho con sentido negativo o positivo, impacta en un oyente o lector. Debe ser cierto. Todo cerebro se alimenta de información, como un estómago. Ahí procesa y desecha. Ahora bien, ¿qué tipo de información debo consumir o qué tipo de información debo permitir que entre en mi cerebro? He ahí el detalle, diría un clásico. ¿Qué estamos dispuestos a consumir? ¿Estamos dispuestos a deglutir, devorar, darle una probadita a cualquier cosa para Romper el silencio?

Romper el silencio, su propuesta es una locura, o su no propuesta, pero igual es una locura lo que vivimos, una locura que no deberíamos estar viviendo. Por lo pronto, no olvido que las maravillas de la vida humana son mayoría, pero que necesitamos activar el interruptor de luz para que nos demos cuenta.