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Los Bots del Gobierno

FOTO: Internet.

Agenda Comunitaria

Por Frank Aguirre

 

La Paz, Baja California Sur (BCS).  ¿Te imaginas que usarán tu información de Facebook, Twitter e Instagram para bombardearte de información de políticos que ni conoces y a los que, la neta, no les importas un bledo, pero de alguna forma a través de mentiras te convencen de votar por ellos?

Esto es una realidad. Pasó en Estados Unidos e Inglaterra no hace muchos años. La empresa a cargo se llamaba Cambridge Analytica, hoy en bancarrota por la ilegalidad con la que operaba. Fue artífice de utilizar información de usuarios de redes sociales sin su consentimiento, para planear campañas políticas basadas en estrategias de guerra, y ganar.

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Campañas que utilizaron noticias falsas, miedo, polarización, división intencionada, odio. Todo menos dar información sobre lo que siempre se espera en las campañas: Que digan ¿qué chingados proponen y cómo lo van a hacer?

En el documental Nada es Privado (The Great Hack) en Netflix, explican cómo la conectividad libre en el internet nunca tuvo términos ni condiciones, y hay quienes aprovechan estas lagunas para utilizar las interacciones de los usuarios, el uso de sus tarjetas de banco, las búsquedas que hacen en internet, el registro de visitas a lugares en Facebook, los me gusta, y todo lo que queda registrado en tiempo real, para hacer una relación de identidad digital y con eso generar un acceso directo al impulso emocional de los usuarios, para uso, goce y disfrute del mejor postor.

Con esta información, quienes buscan ganar tu atención, compiten proporcionándote un flujo de contenidos constantes, desarrollados específicamente para tí. Tus gustos, tus miedos, lo que te llama la atención, tus límites y lo que se necesita para cruzarlos: palabras clave de miedo. Videos que aspiran a darte ansiedad y elevar tus emociones al punto de la ira. Noticias falsas repetidas una y otra, y otra vez. Convirtiéndose el mundo digital en un mundo real de divisiones.

Después de ver éste documental no pude dejar de pensar en uno de los elementos más comunes de ver en las redes sociales con este tipo de estrategias. Elementos que buscan “posicionar” un tema (falso o descontextualizado): los Bots.

 Las empresas de Bots no solo se dedican a elaborar perfiles falsos. Primero desarrollan campañas de comunicación, memes, edición de infografías y titulares de periódicos falsos a detalle. Después vienen los Bots.

¿Cómo reconocer un Bot? Recuerdo el año pasado, en campaña, había un par de usuarios falsos en Facebook que siempre que hacíamos enlaces en vivo, no tardaban en descalificar con comentarios xenofóbicos o chauvinistas, fuera de contexto, como: pinche chilango ó ese wey no es de aquí. Sobra decir que nací en el edificio que está en las calles Bravo esquina Licenciado Primo Verdad, de esta ciudad de La Paz.

Volviendo al Bot. Fue sencillo saber que la cuenta era falsa (Bot), con tan solo ver el año en la que se abrió la misma (justo al inicio de las campañas). Lo más evidente fue ver que los únicos amigos de ésta cuenta eran usuarios reales que colaboraban en la campaña del partido contra el que competíamos.

¿Porqué los Bots son un peligro? Primero porque nos cuestan dinero y división social. No voy a afirmar, pero sí sugerir, que muy probablemente se utiliza dinero público, dinero tuyo y mío, para que en un twitt cualquiera, del gobernador, se obtenga cientos de likes, y aparente que mucha gente lo quiere, lo aprueba, lo sigue. Para ejemplos los siguientes, que en un simple y rápido clickeo encontré:

Así que cada que el gober twittero publica algo y le llueven likes de cuentas falsas, de Bots, me pregunto ¿cuánto nos cuestan? ¿de dónde saldrán?

Salen de empresas que se dedican a posicionar políticos con el uso (sin el consentimiento de los usuarios) de información digital, utilizada contra los mismos usuarios. En México se estima hay no solo una sino cientos de cambridge analytics caseros. Empresas que lucran construyendo y posicionando noticias falsas, información a medias o fuera de contexto, y en el medio un político que se beneficia contratando a estas empresas. Los hay de todos los colores: marrón, tricolor, azul, etcétera.

Esta vez no hay una recomendación o un llamado a la acción. Una disculpa querido y querida lectora. La única forma que recomiendan para no ser víctima de estas empresas ni de estos políticos, es dejar las redes sociales.

¿Quién ch%&$# va a hacer eso? Ni yo me atrevo. Pero espero hayas aprendido algo después de leer esto. Existe algo que se llama derechos digitales y todos los días están siendo vulnerados.

 

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




¡De verdad, ¿se nos acaba la vida sin WhatsApp?!

Imágenes: Internet.

Colaboración Especial

Por Pablo Rodrigo Diestro Canal

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). A principios de mes, el mundo sufrió quizá una de las parálisis digitales más importantes de nuestra era: “el servicio de WhatsApp está caído”, afectando no solo a los usuarios que utilizamos la aplicación de mensajería, sino también a millones de empresas que sostienen una vía de comunicación con sus clientes a través de esta plataforma.

Fueron poco más de 2 horas —según la información y reportes emitidos por diversos medios de comunicación internacionales— de incertidumbre y desesperación al no poder contar con la posibilidad de establecer comunicación con amigos, familiares o compañeros de trabajo.

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La caída de este servicio se le atribuye al ataque de hackers hacia los servidores de WhatsApp Inc., dejándolos inactivos y vulnerables. Hasta el momento, la compañía adquirida por Facebook Inc. no ha realizado comentarios que aclaren la causa al respecto.

Es importante señalar en este punto que este problema permitió observar una conducta de pánico en una gran cantidad de personas en varios países, pues hay quienes se olvidaron por completo de la existencia de aquellos antiguos​, necesarios y casi confiables SMS (del acrónimo en inglés Small Message Service) además claro, de otras alternativas como Telegram, Facebook Messenger, Skype… ¡Vaya! la lista es eterna más no inútil.

¿Cúantos de ustedes amigos lectores no se quejaron de la falta de WhatsApp a través de Facebook o Twitter? ¿En verdad el mundo está perdido sin la aplicación de mensajería número uno en el mundo? ¿Es demasiada nuestra resistencia al cambio y necesario complicarnos la existencia?

Pues bien, dicen que la costumbre se hace ley, y como tal, todos exigimos un trato, producto o servicio igual o sumamente similar al que solíamos comprar o usar, y es aquí donde yace el meollo del asunto: nuestra vida pasa al observar la pantalla del celular, y peor aún, al contestar un mensaje.

Hubo personas que no perdieron la oportunidad de bromear un poco ante la situación, inclusive, haciendo alarde a que “al fin socializaron con la persona que tenían al frente”; “se reencontraron con sus padres”; o “que disfrutaron de una tarde familiar”. Lo malo de este tipo de bromas es que hoy en día es ya una realidad, un tema que a muchos preocupa y ocupa para regresar a la vida offline —como se dice en la jerga de las tecnologías y el marketing— pues es un hecho que muchos de los valores humanos y sociales están siendo desplazados por el Internet, y más sorprendente aún: un bebé cuenta ya —casi hasta antes de nacer— con una tablet o Smartphone para que éste se entretenga.

Nuestra herencia no es un mundo deshumanizado, sino un mundo más sensibles ante diversos temas, tomando como eje y pilar principal a la familia, recordarle a los padres que son ellos los encargados de educarnos, enseñarnos y amarnos. Existe una vida fuera de una computadora, Smartphone o tablet conectados al Internet, pedimos más parques y áreas verdes para que los niños jueguen y vivan su vida plena y recreativamente, sin embargo son lugares que se quedan en el abandono o aprovechados para llevar a cabo actos vandálicos al no ser utilizados para el fin esperado.

Lo invito a usted a reflexionar estás líneas para fortalecer el vínculo familiar y acrecentar el diálogo de persona a persona.