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La polémica Ley de Infancias Trans en BCS. Una mirada desde la diversidad

FOTOS: Modesto Peralta

El Beso de la Mujer Araña

Por Modesto Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). La iniciativa presentada recientemente en el Congreso del Estado de BCS que, en esencia, permitiría que menores de edad puedan cambiar de nombre y de género en una nueva acta de nacimiento —ello con el consentimiento de los padres, pero también con una alternativa si ellos no lo aprobaran—, ha encendido los ánimos polarizando a la opinión pública. Quien esto escribe, apoya la iniciativa. Te invito a leer sobre este tema desde otro punto de vista que no se ha mediatizado mucho: desde la diversidad sexual.

La controversia se agudizó desde la semana pasada, cuando el Frente Nacional por la Familia (FNF), entre otras organizaciones, se han congregado en el recinto legislativo con su acostumbrado circo mediático tan lleno de pasión como de desinformación, para impedir la aprobación de esta iniciativa. Portan letreros con melodramáticas frases como Con mis hijos no te metas o A mis hijos los educo yo —señor/a: edúquese Usted primero en el conocimiento y respeto a la diversidad—, entre otras que, como también es tradición, oponen la niñez a la diversidad sexual como si fueran antagónicas. Usan a niños y niñas como estandarte de su homofobia. ¡Pobres menores —y adultos— que sientan ser de la diversidad sexual y estén dentro de esas familias, cuánta represión sufrirán!

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Qué dice la propuesta

El dictamen que presentó la Comisión de Puntos Constitucionales —encabezada por el diputado José María Avilés Castro, donde también están Paz del Alma Ochoa Amador y Luis Armando Díaz—, fechado el 30 de mayo, señala que se trata de una iniciativa ciudadana presentada por Sasha Ceseña Guillins, José Raúl Pérez Aguilar y Ángel Fabián Gaxiola Infante. El proyecto de decreto propone reformar el Artículo 144 Ter y el 144 Quáter del Código Civil del Estado para que una persona no tenga que esperar hasta los 18 años para cambiar su nombre y género en el acta de nacimiento, si así lo quisiera.

La modificación en el Código Civil (Art. 144) diría que: “Pueden pedir el levantamiento de una nueva acta de nacimiento para el reconocimiento de la identidad de género y cambio de nombre, previa la anotación correspondiente en su acta de nacimiento primigenia, quienes requieran el reconocimiento de su identidad de género. El reconocimiento respectivo se llevará a cabo ante las instancias y las autoridades correspondientes del Registro Civil del Estado (…) Se entenderá por identidad de género la forma como cada persona se percibe y, por tanto, se da a sí misma, como consecuencia de asumir la convicción y autodefinición de pertenecer a un género determinado, en relación con las construcciones sociales de masculinidad o feminidad”. Se deberá presentar: “Original y copia fotostática de su identificación oficial, excepto cuando se trate de menores de edad, en cuyo caso se deberá presentar la identificación del padre, la madre o persona que tenga la custodia legal y con expresa conformidad de la persona menor”.

Sigue: “Tratándose de personas menores de edad, el Registro Civil con el apoyo de la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes del Estado, deberá recabar su consentimiento en el que exteriorice su deseo y conozca los alcances del trámite. Cuando la autoridad del Registro Civil o la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes del Estado adviertan que el desarrollo evolutivo, cognoscitivo y madurez de la persona en cuestión no sea el óptimo conforme a su edad deberá recabar un dictamen de un especialista médico psicológico solo para el efecto de determinar si comprende el significado y alcance de lo que pretende realizar a efecto de que no sea manipulado. Cuando por cualquier causa se niegue o sea imposible obtener el consentimiento del padre, la madre o la persona que tenga la custodia legal de la persona menor de edad, ésta podrá acudir ante la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes del Estado, la cual deberá prestarle asistencia legal para recurrir a la vía jurisdiccional”.

Se ha anunciado ya en diferentes medios, en voz del diputado Avilés Castro, que se harán modificaciones para garantizar la presencia de los padres y que no pierden su patria potestad, y ratificar la asesoría psicológica y legal en el proceso.

Qué dicen (y qué no dicen) los opositores

Los expresivos repudios en contra deforman y mal informan de qué se trata. Parece absurdo decirlo, pero ¡no es una obligación! Es facilitarle este cambio de identidad a un/una menor de edad en la media península, como ya es vigente en otros estados. No se afectan los derechos de los niños, niñas y adolescentes cisgénero —personas que se identifican con el sexo biológico con el que nacieron—; al contrario, se suma un derecho a personas transgénero, que no sienten pertenencia al sexo con el que nacieron. Y que las hay en Sudcalifornia, como en todo el mundo.

Otros han esgrimido en contra que, si un menor de edad no puede comprar cigarros o alcohol, porqué la prisa de que sí puedan cambiar su documentación, cuando se trata de eso: de documentos, pero que son importantes, por ejemplo, para continuar sus estudios y no representen una traba al cambiar de grado o de plantel. Además, para este proceso ni siquiera sería requisito cambiar su apariencia, aunque tampoco se opone a quien así quiera hacerlo. No es irreversible: la persona sería libre de asumir su identidad y también de cambiarla más adelante, si es su parecer. Promover que menores de edad sí puedan comprar cigarros o alcohol sí sería un grave error y sí causaría daños; poner “Juan” en vez de “Juana” en un acta de nacimiento no le provocará cáncer ni cirrosis a la persona que lo decida.

Y no es un argumento decir que hay otros temas importantes, que los hay, pero no le resta importancia a éste. No hay que pasar de largo que los derechos de la comunidad LGBT+ son muy recientes, históricamente hay un adeudo para un sector de la población que lo mismo hemos trabajado que pagado impuestos, y cuya historia de represión, odio y violencia han quedado a la sombra. En 2019 apenas se abrió la puerta y los colectivos han sabido saltar a la escena política demandando derechos, que no privilegios.

Sasha Ceseña Guillins, del colectivo Trans BCS en San José del Cabo, en entrevista para este medio, dijo que en el último año se le han acercado alrededor de cinco familias y unos 25 adolescentes de Los Cabos para orientarse sobre qué deben hacer para el cambio de identidad. Hay padres y madres que apoyan el cambio de género de sus hijos e hijas. Aunque el mismo proceso se puede hacer, hay que ampararse y pagar abogados, y las familias no siempre tienen las condiciones económicas para ello. Contó el caso de un chico trans de 16 años, estudiante de preparatoria, hijo de una familia muy religiosa, quien tras un periodo de depresión finalmente logró la aceptación de sus padres, pero hasta la fecha no tiene el acta de nacimiento que desea. Está otro caso, de un niño trans de 12 años, quien ha tenido problemas con sus profesores porque le llaman por su nombre primigenio, y tampoco ha logrado obtener una nueva acta con el nombre con que desea ser llamado. La activista cuenta que a veces es en las propias escuelas donde más se resisten a respetar la identidad de género que asumen sus alumno/as.

Ella misma, como mujer trans, supo de su identidad de género antes de los 6 años, pero dice que eran tiempos de menos información y mayor represión, tiempos donde no se les creía y nadie les daba certeza. Por eso, Sasha es una de las promoventes de esta iniciativa, para mitigar eso que llama “borrado de identidades”. Al preguntarle su opinión sobre lo que el FNF ha gritado en el Congreso de BCS de que “las infancias trans no existen”, enfáticamente dijo: “claro que sí. Las infancias trans son una realidad. Si se acercan a personas que pasan por esta situación, verán que sí existen, que están sufriendo y teniendo limitaciones”.

Esto puede parecer increíble para muchas personas. Muchos adultos lo han de considerar extraño, hasta perturbador o indeseable, pero es cierto: hay personas que pueden sentir desde niños y niñas su diferencia y estar dentro de la diversidad sexual. Si la sola idea te parece angustiante, traslada esa ansiedad a un/a menor de edad que ya sienta que es diferente: ¿no es injusto que, de entrada, les nieguen la existencia? A esos infantes les quedan dos caminos: crecer reprimidos o crecer en un hogar que los comprenda y apoye.

El problema de fondo es concebir a las personas de la diversidad sexual como pervertidos, monstruos, enfermos, anormales, ciudadanos de segunda y personas indeseables. La propuesta de los diputados es facilitar un trámite administrativo, pero los oponentes ven abrirse las puertas del infierno; tal vez imaginen que irán hordas de niños y niñas a cambiarse el sexo, cuando se trata de ayudar a jovencitos/as que viven una enorme desventaja en algo elemental: su identidad de género. Los opositores no dicen qué harían ellos/as con un/una adolescente transgénero o LGBT+ en su hogar, quizás como han sido otros casos: confinamiento en clínicas o campamentos, o “terapias” para quitarles la idea de la cabeza y forzarlos a asumir una identidad con la que no están de acuerdo.

Recordemos el matrimonio igualitario: ¿a qué parejas heterosexuales afectaron las parejas homosexuales que se casaron? Por ello insisto en que el problema de fondo es cultural y es la homofobia, terror trans: un temor irracional de que personas LGBT+ avancemos en derechos y en visibilidad. Somos poco menos que el Diablo para estas personas que protestan por todo lo que tenga que ver con la bandera del arcoíris. Nos ven como un problema y una amenaza.

En resumen, la denominada Ley de Infancias Trans en BCS no es una obligación y no afectará en nada al infante cisgénero, es facilitar un trámite a los casos de infancia y adolescencia transgénero (y pongan este letrero en una pancarta: “PARA QUIEN ASÍ LO QUIERA”), además de dar el reconocimiento a su existencia. No vulnera en absoluto a los menores de edad y no descarta a los padres en el proceso —pero sugiere un camino en caso de que los padres no apoyen al menor en su decisión. No deberían decir que el Congreso del Estado es un enemigo de la familia, porque ese concepto no le pertenece a nadie, ¿quién dice que la única forma de familia es papá, mamá, hijos e hijas? Sí podrían decir que la legislatura es gay friendly, eso como que sí les va.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, ésto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista




Guía para comprender la identidad de género

FOTO: Internet

Sexo + psique

Por Andrea Elizabeth Martínez Murillo

La Paz, Baja California Sur (BCS). El pasado primero de diciembre, Elliot Page anunciaba vía Twitter que es trans, que sus pronombres son él/elle y que ama ser queer. A lo que el mundo de la farándula y los colectivos LGBT+ festejaban y mostraban su cariño y acompañamiento. Sin embargo, en diversas redes sociales como Twitter y Facebook muchas personas comentaban que no entendían a qué se refería. Y es, hasta cierto punto, normal si no pertenezco a ningún colectivo o frecuento personas de la comunidad LGBT+, entonces, ¿cómo le hago para saber que significa tanta palabra “nueva”? y, sobre todo, ¿cuál es la mejor forma de referirse a una persona que no se identifica como hombre o mujer?

Trans, queer, deadname, cis, son algunos de los términos que se comenzaron a utilizar para explicar y mostrar lo complejo que somos los seres humanos y como durante cientos de años se ha buscado reducir esta complejidad a dos, hombres o mujeres, cuando no es así; aunque una persona haya nacido con pene, no necesariamente es hombre, cromosómicamente pudiera ser mujer o XX, por ejemplo. Y aunque este tema pudiera darnos para varios artículos, hoy me centraré en la jerga utilizada por los diferentes colectivos y que deberíamos comenzar a utilizar para no discriminar, pero, sobre todo, para respetar al otro y su persona.

Elliot Page @TheElliotPage

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Cisnormatividad, es la expectativa, creencia o estereotipo de que todas las personas son cisgenero, o de que esta condición es la única normal o aceptable. De este término, se desprende cisgenero o cis (abreviado), se utiliza para denominar a personas en las que hay una correlación armoniosa entre el sexo asignado al nacer (depende de los genitales que tenga) y el género que se liga a esos genitales, por ejemplo, una persona que nace con vulva y se identifica en el género femenino. Hay que tener cuidado con algo, el que una persona sea cis, no implica que sea heterosexual, ya que el ser cis tiene que ver con la identidad de género y quien te guste, con la orientación sexual.

Hay que tener en cuenta que el género es algo construido socialmente, como el uso de rosa para niñas y azul para niños, es algo arbitrario que los seres humanos nos inventamos y perpetuamos socialmente. Por lo tanto, hay personas con pene cuyo sentir no corresponde al de un hombre sino a una mujer, o no se identifica con ninguno de los dos. En la actualidad, estas normas cis han ido cambiando y adaptándose a la época; hace 100 años una mujer que usara pantalones era catalogada como machorra, cuando hoy sabemos que usar pantalón no tiene nada que ver con tu identidad de género — lo mismo debería aplicar para las faldas—.

Glosario de la diversidad sexual, de género y características sexuales.

Transgénero, es una persona que no se identifica con el sexo y género asignado al nacer. Por ejemplo, una persona que nace con vulva, pero se identifica con el género masculino, es una persona trans. Durante un tiempo se hizo la diferencia entre transexual —aquellos que se operaban para la reasignación de sexo— y travestis —los que solo se vestían del sexo contrario—, sin embargo, no todas las personas trans quieren operarse o vestirse de forma distinta, por lo que se recomiendo el uso de trans simplemente.

Queer, son aquellas que no se identifican con el binarismo de género —hombre o mujer— y, además de no identificarse y rechazar el género socialmente asignado a su sexo de nacimiento, tampoco se identifican con el otro género o con alguno en particular. Las personas queer usualmente no aceptan que se les nombre con palabras que hacen alusión a hombres o mujeres como todos y todas, ya que no pertenecen a una sola categoría, sino que demandan que, en dichas palabras, se sustituya la última vocal —que hace referencia al género— por letras “e” o “x”, por ejemplo, todes o todxs, nosotres o nosotrxs. Recordemos que aquello que no se nombre, no existe, de aquí la importancia de que nuestro lenguaje dé cabida a todas las personas.

The Queer eye

Deadname, nombre por el que se llamaba a una persona trans, que pertenecía al género que tenía al nacer.

Y, aunque Elliot Page no lo comentó en su mensaje, me gustaría abordar los términos de intersexualidad y Muxhe.

Intersexualidad —antes hermafroditismo— son aquellas personas en las que su anatomía o fisiología sexual no se ajusta a los estándares definidos para alguno de los dos sexos. Puede ser una persona que nace con pene, pero internamente tiene ovarios, existen múltiples combinaciones, muchas de ellas no son visibles hasta la adolescencia y/o con exámenes médicos.

Muxhe, palabra, idea o concepto que proviene de los contextos indígenas y que es preexistente a las categorías modernas de homosexual, bisexual y trans, utilizadas en la actualidad. Hace referencia al término de hombre-femenino con identidad genérica femenina. Lo muxhe logra ser un tercer espacio donde se transita entre la corporalidad y la identidad, es decir, es el pensamiento zapoteca lo que ubica a la persona en una realidad concreta del ser otro.

Lady tacos de canasta

Ahora, este tema no acaba aquí, ¿cómo le hago para hablar con personas no binarias y con pronombres neutros? Pues bien, del mismo modo que hay mujeres y hombres trans y mujeres y hombres cis, hay personas como los queer, que no entran en estas categorías, no se sienten identificados con el género masculino o femenino, por lo que se considera que su género es no binario o género fluido. En estos casos, se puede utilizar elle para referirse a ellos o simplemente preguntarles cómo quieren ser nombrados y sobre todo, respetar que esa es su preferencia.

Último tema controversial, hace unos años Ellen Page había mencionado que era lesbiana, ahora que es Elliot, lo correcto sería decir que es heterosexual, ya que es un hombre que gusta relacionarse sexual y afectivamente con mujeres.

Este mini glosario es la punta del iceberg de las identidades de género y orientaciones sexuales, la realidad es mucho más amplia y diversa, y cada una de las personas a nuestro alrededor merecen respeto, independientemente de lo que quieran usar, colgarse, pintarse, entre otras. Y, a medida que uno conozca más sobre los diferentes colectivos, esteré siendo una persona respetuosa y empática.

 

Referencias
 National LGBT HEALTH EDUCATION CENTER. Glosario de términos LGBT para equipos de atención a la salud. Recuperado de https://www.lgbtqiahealtheducation.org/wp-content/uploads/2018/03/National-LGBT-Health-Education-Center-Glossary.SPANISH-2018.pdf
 National LGBTQ Task Force, The Association of LGBTQ Journalists y National Association of Hispanic Journalists. El Manual de Estilo sobre La Comunidad Lesbiana, Gay, Bisexual y Transgénero. Recuperado de:
https://www.thetaskforce.org/wp-content/uploads/2017/03/El_Manual_de_Estilo_sobre_La_Comunidad_Lesbiana_Gay_Bisexual_y_Transge%CC%81nero.pdf
 Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación. (2016). Glosario de la diversidad sexual, de género y características sexuales. Recuperado de https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/225271/glosario-TDSyG.pdf
 COGAM COLECTIVO LGBT+ DE MADRID. (2020). Diversidad afectivo-sexual y de identidad de género. Prevención del acoso LGBTFOBO, Guía educativa 2020. Recuperado de: https://www.cogam.es/wp-content/uploads/2020/03/GuiaEducacion_AltaSinMarcas.pdf

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Participación de la diversidad sexual en política y de mujeres diputadas en comisiones

FOTOS. Internet

Colaboración Especial

Por Judith Moreno Berry

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). México es uno de los países con las  leyes más desarrolladas y actualizadas del mundo. Prácticamente, tiene signados todos los protocolos y acuerdos internacionales más importantes, significativos y cruciales a la par de las naciones más poderosas del orbe, como las que integran el G-20 , por ejemplo. Sin embargo, y como reza el refrán, “somos candil de la calle y oscuridad de nuestra casa” a la hora de cumplir con algunos de los documentos firmados. Algunos críticos se preguntan: ¿De qué sirve tener leyes  y reglamentos actualizados si no se cumplen?

El protocolo del Instituto Nacional Electoral para adoptar las medidas tendientes a garantizar a las personas trans el ejercicio del voto en igualdad de condiciones y sin discriminación en todos los tipos de elección y mecanismos de participación ciudadana es impecable, transparente, un esfuerzo donde se unieron la inteligencia y la experiencia para lograr la tan esperada justicia. Pero, ¿será posible vencer los muros de la descalificación, de la invisibilidad, de los atavismos culturales, de las agresiones, de los prejuicios, de las descalificaciones a priori? Para entrar en este controvertido tema, parece necesario realizar algunas precisiones conceptuales, es necesario entonces distinguir entre tolerancia e inclusión.

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La tolerancia es la actitud de la persona que respeta las opiniones, ideas o actitudes de los demás aunque no coincidan con las propias. Es decir, se basa en el respeto hacia lo que es diferente de lo propio. Para Norberto Bobbio, la tolerancia política es un elemento fundamental para construir la democracia, ya que permitiría la solución pacífica de los conflictos, la ausencia de violencia institucional y la disposición de los actores políticos para establecer acuerdos. Pareciera ser entonces que es posible la tolerancia sin, necesariamente, la inclusión.

Por otra parte, la inclusión es la actitud, tendencia o política de integrar a todas las personas en la sociedad para que todas puedan participar y beneficiarse. Es decir, que todas y todos tengan las mismas oportunidades de realización personal. Entonces no hay inclusión sin tolerancia.

¿Y qué sucede en un México que se define como una nación democrática? La realidad indica que apenas se lucha por entender  el significado de la tolerancia, por lo que la inclusión dista mucho de ser comprendida y asimilada por los mismos actores políticos. Existiría entonces un abismo entre ambos conceptos traducidos a realidades.

Para fundamentar lo anterior basta con la comparación entre el altísimo índice de violencia familiar y feminicidios y las leyes de igualdad de género. O las múltiples agresiones y asesinatos contra la comunidad LGTB y sus derechos políticos. La segregación y la marginación actuales impiden que todas y todos tengan las mismas posibilidades y oportunidades para realizarse como personas dignas. Pareciera ser que, mientras las leyes van muy de prisa, los cambios transcurren transitan con lentitud, en otras palabras toleran, pero no incluyen.

Se calcula que en México el 6% de la población es no heterosexual lo que significa 7 millones 600 mil personas. Sin embargo, la información política al respecto no es abundante y esto tiene que ver con la visibilidad.

Comisiones y género

Por muchos años me he dedicado a investigar sobre la congruencia entre el discurso de quienes legislan  y lo que las estadísticas y sus rasgos expresan en su actuación. Cuatro legislaturas de 500 diputadas y diputados cada una para ser exacta.

Para ello he utilizado una metodología finlandesa que me ha permitido ser testigo del paso de un Congreso de la Unión con menos de 30% de mujeres por concepto de cuotas de partido al 50%;  de las juanitas: esposas y secretarias de sus suplentes y candidatas sólo en  municipios perdedores hasta las que ya no se callan y padecen violencia política, en algunos casos hasta terminar con sus vidas, por romper el silencio.

En las tres legislaturas anteriores los diputados  han presidido las comisiones más importantes para el desarrollo económico del país, tales como recursos hidraúlicos, energía, minería, ganadería, turismo, pesca, comercio y trabajo. A las diputadas se les asignaban las tareas del cuidado del medio ambiente,  cuidado de los más débiles y la seguridad entre las que se encuentran  derechos humanos, educación, marina, salud, vivienda. Y a las y los más jóvenes el mantenimiento como  ciencia y tecnología, deportes, movilidad, cultura.

Los partidos con menos integrantes mujeres eran los de izquierda y los que contaban con más fueron el PAN y luego el PRI. A medida que las cuotas de género se hicieron obligatorias el panorama cambió: Morena, Movimiento Ciudadano  y PRD son los que ahora rebasan por pequeño porcentaje el número de féminas sobre los varones. El PES (Partido Encuentro Social) tiene igual número y quienes rebasan la cuota varonil moderadamente son el PAN (Partido Acción Nacional), PRI (Partido Revolucionario Institucional) y  PT (Partido del Trabajo). La Junta de Coordinación Política, organismo clave desde donde realmente  se opera la Cámara de Diputados, estuvo integrado sólo por varones.

Al analizar la XLIV Legislatura 2018-2021, se advierte que ésta se sigue constituyendo y presidiendo por hombres, pero ha incluido a una diputada del Partido de la Revolución Democrática, el que cuenta con la menor cantidad de legisladores: sólo el 2.4% del total.

De las 46 comisiones vigentes en la Cámara de Diputados, diez son donde  se toman las decisiones más importantes para la economía del país y están presididas por varones, la mayoría de Morena y de entidades del sur de México, tales como: pesca, comunicaciones y transportes, economía, comercio y competitividad, energía, ganadería, recursos hidráulicos, agua potable y saneamiento, presupuesto y cuenta pública, infraestructura, turismo y  medio ambiente, cambio climático, sustentabilidad y recursos naturales.

Nuevamente, las presidencias de comisiones que tienen como objetivos el cuidado, la seguridad  y el mantenimiento de la población y sus bienes se asignaron a las diputadas morenistas en su mayoría y son: derechos de la niñez, derechos humanos, desarrollo y conservación rural, agrícola y autosuficiencia alimentaria, igualdad de género, pueblos indígenas, salud, marina, juventud, atención a grupos vulnerables, seguridad pública  y asuntos migratorios.

Cabe destacar que la comisión de juventud y diversidad sexual además de tener una presidente es la que tiene más vacantes, con siete sitios acéfalos. En cambio, las de interés económico no tienen un espacio vacío.

Conclusiones

Se advierte la necesidad de encontrar y diseñar otras estrategias para difundir y socializar las leyes electorales, especialmente ésta, ya que se advierte el desconocimiento  de la ciudadanía sobre éste tema y otros. Las autoridades electorales hacen esfuerzos titánicos para educar a la población, pero solas no pueden, necesitan del cambio de actitud de toda la sociedad.

En los medios masivos de comunicación es donde se han vertido la mayor cantidad de comentarios negativos, agresiones verbales y denostaciones. Y ello significa que se opinan sobre algo que se desconoce y de inmediato llega la descalificación. Así, aunque las candidatas y los candidatos ejerzan su derecho a ser votadas, sus campañas serán muy difíciles si los prejuicios se sobreponen a la razón.

El respeto a las demás personas debe estar presente en todo momento, pero parece que hay todavía un largo camino para aprender, introyectar y demostrar que es  posible.

“El buen juez por su casa empieza”, reza el refrán, y las estadísticas demuestran, una vez más, que  la equidad, y parece que también la tolerancia, el respeto y la inclusión,  no han sido introyectadas por  quienes integran la Cámara de  Diputados. Al menos así lo demuestran los hechos.

La inclusión es una condición para un sistema democrático, sin embargo, la distancia entre la ley y su ejercicio es abismal. Insisto, México tiene las leyes más avanzadas del mundo, pero de poco servirán si no se respetan los derechos de todas las personas, de toda la ciudadanía que conforma este maravilloso país.

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La Reina Gay de México es de La Paz. Buscará el triunfo en España

FOTOS: Cortesía.

Por Modesto Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Él es Andonni Yunoem Algorri Landa. Nació en La Paz, BCS, el 16 de septiembre de 1993; aunque actualmente vive en Guadalajara, Jalisco, se sigue considerando de estas tierras, teniendo a gran parte de su familia y sus recuerdos aquí. Ha sido el único sudcaliforniano en ganar un certamen nacional de belleza de tranformistas, obteniendo el primer lugar en el Global Universe México en 2018, por lo que representará a México en el concurso internacional en España en 2019. En entrevista exclusiva para CULCO BCS —en el marco del mes del Orgullo Gay—, Andonni contó su proceso de transformación y los logros que ha cosechado a sus casi 25 años de edad.

Él o ella —pues le da igual el género en que se refieran a su persona— vivió toda su infancia y adolescencia en La Paz. “Estudié mi kinder en el “David Alfaro Siqueiros”; mi primaria fue en la “Julieta Castro Heras”; en secundaria estuve en dos: en la “Humberto Muñoz Zazueta” y la Técnica 17; ya en la prepa entré a la “Marcelo Rubio Ruiz”, que era la 4, y en la “Mahatma Ghandi”. Respecto a mis amigos, incluso desde la primaria, creo que conservo la amistad de la mayoría. Han sido pocos los que he hemos perdido la amistad, con la mayoría he seguido en contacto cuando menos en redes sociales”.

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Un hombre que se viste de mujer

¿Cómo autodefines tu sexualidad? Le preguntamos. “Creo que es un poco compleja la pregunta, ya que creo que muchas personas que me conocen visualmente, piensan que soy una mujer transgénero, pero no: me considero hombre, asimilo mi sexo, a pesar de que me visto como mujer. Esto inició como un trabajo y pues, de repente, he tenido como dudas, bueno, no dudas, si no como preguntas, pero me informado muy bien al respecto. Y sí, así es como me siento. Soy un hombre. Muy femenino, toda la vida he sido igual, sólo ha cambiado mi forma física, pero mi forma de ser siempre ha sido igual. Incluso, la gente fue la que me acostumbró a mí, a hablarme a mí en femenino. A mí no me molesta si las personas me dicen ‘el’ o ‘ella’, pero curiosamente la gente fue la que me acostumbró a mí a hablarme de mujer y no yo a ellos. Igual, no tengo ningún problema con el género que la gente me quiera decir”.

Su preferencia por una apariencia femenina comenzó en su ciudad natal, donde se desenvolvió en el modelaje y  la danza. “Mi experiencia como travesti, a comparación de historias de amigas que he conocido ha sido maravillosa. Yo inicié como a los 16, no completamente vestido de mujer y con peluca, yo creo que inicié de una manera femenina y usando el cabello corto y tacones altísimos. Conforme fue pasando el tiempo me gustó cómo me veía de mujer y así ya lo agarré por gusto. Yo empecé porque me llamaron de una agencia en donde querían que fuera un modelo andrógino —en aquel momento ni siquiera sabía lo que era—, que en aquel entonces se llamaba L’femme, que dirigía Ignacio Arévalo y Andrés Morales, y junto con el fotógrafo Jazo Ceceña, me empezaron a iniciar en el modelaje. Luego ya vine a Guadalajara, me empezaron a contactar de una agencia de acá y así fue como yo empecé a vestirme de mujer. En La Paz, cuando inició todo esto, muchísima gente me empezó a seguir, ¡pero muchísima! Aparte que en aquel entonces yo bailaba y llamaba mucho la atención, porque yo me maquillaba los ojos y bailaba muy femenino, cuando hubo un boom en el jazz funk en aquel entonces. Luego empezaron a salir mis fotos profesionales con mucho impacto; obviamente, muchos se sacaron de onda, pero en general todo bien”.

En su familia, siempre y hasta la fecha, Andonni Yunoem ha gozado de respeto y cariño. “Mi mamá siempre me dejó ser. Conforme yo iba avanzando de arreglarme o que me empecé a dejar que me creciera el cabello… Yo nunca tuve problemas con mi mamá, igual nunca le pedí permiso, pero mi mamá nunca me regañó ni me llamó la atención, siempre me ha dejado ser, porque también sabe que soy una persona que estudia, que no se droga, no llega cayéndose de borracho a su casa, siempre ha habido mucho respeto por esa parte. Respecto a mis primos, tíos, etcétera, también ha habido mucho respeto. Nunca he sentido una grosería o falta de respeto de nadie, ¡nunca! Afortunadamente nunca he tenido un mal trato o gesto de parte de mi familia”.

Discriminación, en La Paz, solamente hubo una vez y fue en un karaoke conocidillo. No me permitieron la entrada, por como andaba vestida —en ese entonces ya traía tacones y cabello largo. Estaba allí y fui a acompañar a un amigo por una prima solamente y no me dejaron pasar. Yo lo expuse en redes sociales, y también fue un boom, y los dueños —que son dueños de varios antros y bares allá— me pidieron una disculpa, ‘que no volvería a pasar’, ‘que ofrecían mi consumo gratis por el malentendido’, que a veces hacían esas cosas ‘porque cerca de ahí está la 16 de Septiembre y ya sabemos que hay prostitución de chicas travestis y trans y muchas veces se metían a robar’, y no sé qué tanto. Fue el pretexto que me dio el gerente o el dueño de ese bar”.

Su triunfo

A los 18 años, Andonni Yunoem Algorri Landa, se fue a Guadalajara, Jalisco, donde estudió un Diplomado en Asesoría de Imagen, y 6 meses después inició su carrera en la Licenciatura en Diseño de Moda y Calzado, que terminó en agosto de 2017. Su trabajo ha seguido en el modelaje y la danza, y se prepara para representar a México en España el próximo año, al convertirse en la tranformista número uno del país azteca luego de ganar el título de Global Universe Mexico.

Contó que siempre tuvo gusto por los certámenes de belleza, incluso trabajó en Nuestra Belleza. Posteriormente entró al concurso Carlos y Meche; si bien, llegó a ser la Primer Reina Gay de Jalisco, no consiguió el título de dicho concurso. “Fue un poco frustrante y triste el no haber ganado, pero me ayudó a prepararme más y a tener más ganas de muchísimas cosas, en aquel entonces yo fui la primer Reina de Jalisco que iba a ese certamen y la verdad faltaba muchísimo presupuesto y producción, pero me sentí feliz al saber que había hecho un buen papel. Luego conozco la firma de Miss Global Universe que apenas estaba siendo conocida en México —ya que es una firma internacional—, y me llamó muchísimo la atención. Además, si ganabas, no sólo ganabas en México sino que representabas a tu país en otro lugar. Eso me llamó la atención y me dio mucha emoción”.

“Investigué las reglas —continuó—, esto fue como dos años después de que había participado en Carlos y Meche y una de las reglas más importantes era no tener el cabello largo. Entonces, yo por mi trabajo, no podía cortármelo, no pude participar ese año. El año pasado sale otra vez la convocatoria y habían cambiado un poco las reglas, y ya dejando participando a chicos con cabello largo, siempre y cuando en el certamen se usara peluca completa para el concurso. Eso me motivó muchísimo, y envié mis datos, concursé aquí en Jalisco y afortunadamente gané. Ahora que gané me tocó representar a Jalisco en el Nacional, en Manzanillo, Colima, en donde fue una representante de cada estado de la República Mexicana, y afortunadamente volví a ganar, y en el mes de octubre de 2019 estaré en España representando a México”.

Cabe aclarar que el término de transformista, en voz del entrevistado, es diferente al de travesti, y su trabajo cae en la primer categoría. Un travesti implicaría sólo vestirse de mujer y maquillarse —explicó—, pero un transformista conlleva realizar un papel, una caracterización, “podría entrar en el arte escénico”. En el caso específico de Global Universe, acotó también, compiten sólo varones sin proceso de transición hacia otro sexo, es decir, que no estén bajo tratamiento hormonal o con cirugías de cambio de sexo.

Finalmente, le preguntamos qué extraña de La Paz. “Extraño muchísimas cosas, ¡principalmente a mi familia! Pero algo que extraño demasiado es la comida. La comida de La Paz es muy rica. Y además que es… ¡que era un lugar tan tranquilo! Sus vistas, sus atardeceres, a veces hasta el clima, eso es lo que más extraño de La Paz“.




“Cuando era otra persona”; historia de un transgénero en La Paz

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Se desenvuelve como un varón. Tanto por su tono de voz como por su barba, casi nadie imaginaría que nació mujer. Foto: Modesto Peralta Delgado. Fotos de interiores: Internet.

Por Modesto Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Está por cumplir 26, aunque puede aparentar hasta 10 años menos; salió de la carrera de leyes de una universidad de Guadalajara y vive actualmente en la capital sudcaliforniana; tiene la expectativa de tener esposa e hijos; asegura que no ha sufrido discriminación, y se le ve sonriente y seguro de sí mismo —“soy un chavo más”, dice—. Esta es la historia de un transgénero en La Paz, quien en exclusiva para CULCO BCS concedió una entrevista para hablar su transición de mujer a varón. Por petición del entrevistado, se omite su identidad.

Nació en junio de 1991 en La Paz, donde ha vivido con su familia, conformada por ambos padres y un hermano. Su sexo biológico fue de mujer, y aunque se había definido como lesbiana, poco a poco se dio cuenta que su identidad iba más allá, y que realmente era un hombre. Se desenvuelve como tal y  nunca habla de sí mismo en femenino; luego de unos cinco años inyectándose hormonas, su voz —y su expresividad en general— pasa por la de un muchacho. Tiene una rala barba y se ha quitado los senos.

“Yo creo que prácticamente lo traes en la sangre. Hasta este momento —y todavía en el tiempo que sigo en mi transición— me quedó pensado en cosas y digo ‘¡Ah, con razón!’. Empiezas a hacer muchos clics en la vida ‘pues por eso hacía esto’ (…) No sé, yo admiraba mucho los cuerpos del varón, me decía ‘¿porqué no me queda así la ropa?, ¿porqué yo no luzco así?’ Entonces es cuando, ya después, conozco el mundo transgénero”.

Sus padres lo sospechaban, pues —según dijo— comentaban que “iba a ser algo especial, no se ve entre lo común”. En su infancia usó ropa femenina, pero así fue hasta su graduación en la preparatoria —en esta ciudad—, ya que después de esa ocasión la ha rechazado. “El último vestido fue en la graduación de mi prepa, y nada más usé el vestido para bailar con mi papá, pero me cambié en ese mismo instante por pantalón y camisa”. Intentó hasta los 20 años, vestirse como “neutral”, con jeans, camisa y cabello recogido, aún así, pensaba que se veía como “la típica machorrita”, y fracasó en su intento de lucir una feminidad con la que se divorciaba cada vez más, hasta que en el último año de universidad decidió cambiar toda su apariencia a la de un varón.

Sin tener idea cómo empezar, informándose primero en la Internet, para noviembre de 2014 dio el paso definitivo en su proceso de transformación. Un año antes, en unas vacaciones en La Paz se lo dijo a su familia. “Lloraron al principio. Me decían que por qué no vivía dos vidas ‘tu vida profesional como mujer y tu vida personal como hombre’. Pero mi hermano fue el que me dijo ‘siento que nos estas pidiendo aprobación, permiso, pero es tu vida, haz tu vida, sigue adelante’, y mis papás comenzaron a entender”. Sólo le pidieron comenzar su proceso al concluir su carrera. Contó que a su papá fue a quién más trabajo le costó “dejar ir a su hija”, pero incluso, después, su mamá lo acompañó a la intervención quirúrgica donde se quitó los senos. A la fecha, ambos lo tienen tan asumido, que se disculpan cuando por equivocación —o por costumbre, como quiera entenderse— se refieren a él por su nombre de nacimiento o en femenino.

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A través de una amiga comenzó a averiguar el proceso. En Guadalajara hay muchos endocrinólogos y eligió a uno, quien primero lo hizo ir con un psicólogo para dar el paso definitivo, y así fue. Lo más caro, aseguró, es el inicio, pues el especialista le hizo varios exámenes de pies a cabeza, a lo que ha seguido el inyectarse hormonas masculinas, proceso en el que ha de seguir toda su vida, necesitando además extraerse los ovarios que podrían perjudicarle. Tal como es su apariencia hoy en día, es como desea seguir, es decir, sin modificar sus genitales. Ése es su límite.

“El primer cambio que tienes es la voz. (Las hormonas) te la hace más grave, te salen muchos ‘gallos’ como si pasaras por la adolescencia. ¡A mí me paró el periodo a la primera inyección! Ya no volví a tener un periodo desde hace dos años, todavía le digo a mis amigas ‘que sufrimiento con ustedes’” y suelta la risa. El proceso es para siempre. “Sí, nunca paras, nunca paras, solamente hay que ir con el endocrinólogo que te dice ‘ahora inyéctate un mes, ya elevaste tus niveles’. Cambia más que nada el tiempo de la inyección, pero toda tu vida te vas a seguir inyectando (…) Cuesta aproximadamente 300 pesos al mes, o 21 días, es una inyección aunque hay en pastillas y creo que hay en gel (…) Esa operación no la tengo, la de los ovarios, pero la tengo qué hacer, ha de estar en unos 40 mil. Sí necesito hacerlo, porque llega un punto en que se atrofian los ovarios y puede ser perjudicial para tu físico (…) Hay una operación en la que sí te pueden hacer el pene, te enrollan el clítoris, pero yo no llegaría a eso (…) Arriba (los senos), yo ya, fue hace como siete meses que me hice la operación”.

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A pesar de que la universidad de Guadalajara en la que estudió “es súper católica, son súper persignados”, no encontró mayores dificultades para recibir al alumno que ingresó como una alumna. “Cuando regresé a la escuela les dije, ‘les pido de favor que se refieran a mí de hombre’. Todos me apoyaron mucho, no he sufrido discriminación, en los absoluto. He sido un caso excepcional, no ha habido amigos o parientes que se me alejen”. Incluso, una maestra le pidió que apoyara a otra estudiante que también quería transformarse de mujer a hombre. “Salí de la universidad con excelencia y con mención honorífica, todos me quieren mucho en la universidad”.

En La Paz ha ido cambiando todos sus documentos a su nueva identidad masculina, y asegura que en las diferentes oficinas “fueron muy respetuosos”. Le llegaron a decir “‘es un caso es un caso nuevo’, y yo les decía, ‘pues investígale’”. Se tardaron seis meses en darle su certificado de secundaria, otro tanto para el de bachillerato, y ahora, su credencial de elector y su pasaporte, ya tienen su nuevo nombre y rostro. Porque también, al haber visto sus fotografías como mujer y las de ahora, es evidente que su fisonomía es distinta.

Él sabe que ha existido una campaña de la denominada Familia Natural en contra del matrimonio igualitario, y de colectivos y marchas de la comunidad gay en La Paz, en defensa de éste y otros derechos, sin embargo, se abstiene de participar. “Lo que no quiero es que me etiqueten por ser tránsgenero, porque soy una persona más, si llegan y me preguntan ‘eres tránsgenero’, digo que sí, pero no ando por la vida diciéndolo (…) Yo te diría que no (participa), respeto todo lo que se tenga que hacer, gracias a los movimientos he logrado ser quien soy ahorita, que haya un panorama más abierto, pero gracias a mi círculo social en el que me muevo, no vemos necesario eso”. Incluso, cree que algunas personas no heterosexuales se victimizan por su sola preferencia o identidad sexual. “Yo les comento que no se dejen aplastar pero que tampoco tomen esa etiqueta para que las demás personas tengan lástima (…) Lo que no me gusta es que las personas que están dentro (de la comunidad LGBT) se victimizan y quieren que uno los levante por su sola preferencia. Soy una persona más y jamás he usado este letrero para que decir ‘me estás haciendo de menos por esta razón’”.

En la entrevista se refirió a “cuando yo era la otra persona”. Aproveché para preguntarle de qué forma ve a la niña o la adolescente que fue, si es un mal recuerdo, pero explicó que no, “lo veo como lo que fui pero ya no soy. Ahorita me expreso más, mi carácter sigue siendo el mismo, pero soy otra persona (… ) Ahora tú me estás viendo,  tengo 25 años y voy a cumplir 26 años, ¡ahorita estoy en mi adolescencia!”, declaró sonriente. “¡A veces hasta se me olvida que soy tránsgenero! Me veo casado con mi esposa, con hijos. Yo, como te digo, soy otro chavo más solo que apenas estoy viviendo mi adolescencia pero por supuesto que me veo casado. (Por ahora) tengo trabajo, no tengo novia, anduve saliendo con una chava pero no se dio”. Y hasta el momento no le ha tocado tener una novia a quien tuviera que explicarle que él es un transgénero.

Tenía un nombre como mujer, pero con un alias que acortaba unas sílabas, y así, feliz, él decidió llamarse como sonoramente es más cercano a esa pasada identidad. “Todos, todos han sido súper comprensivos. Es otra generación, es otra mentalidad. Sí ha sido un poco difícil el contarlo, a veces piensas y digo, ‘¿porqué les tengo que decir?’, pero al final, son mis familiares y amigos”.