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Afrodisíacos: ¿realidad o simple placebo?

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Sexo + Psique

Por Yaroslabi Bañuelos 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Desde tiempos inmemoriales, el ser humano se embarcó hacia la búsqueda del placer y la felicidad, incluso antes de las grandes civilizaciones, los misterios del ser ya nos inquietaban; la inmortalidad, la juventud eterna y el sexo glorioso, fueron anhelos que se enraizaron en el imaginario social.

Sin embargo, además de buscar al satisfacción del propio deseo, en la antigüedad era muy importante lograr la fecundación, puesto que la mortalidad infantil era extremadamente grave a causa de las hambrunas y las múltiples enfermedades que proliferaban en las ciudades, por lo que tener descendencia se consideraba vital para la subsistencia de la familia, ya que esto significaba contar con más manos para trabajar y proveer alimentos al hogar.

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Con el objetivo de potenciar la libido y traer más bebés al mundo, en las comunidades se empezaron a utilizar brebajes, pócimas, remedios herbolarios y amuletos; asimismo, surgió la costumbre de consumir ciertos alimentos o platillos que —supuestamente— estimulaban el deseo sexual: los afrodisíacos.

Este término deriva del nombre de Afrodita, la diosa griega de la belleza y el amor, no obstante, el origen de los afrodisíacos es más remoto que los dioses de la Antigua Grecia; las primeras referencias escritas acerca de los potenciadores de la libido se encuentran en papiros que datan del Antiguo Egipto, fechados entre el 2200 y 1700 a.C. Después aparece en la India el famoso Kama-sutra, el cual no sólo propone posiciones para disfrutar del “arte del sexo”, también señala estrategias para incrementar el vigor sexual, por ejemplo, incita al consumo de alimentos como la leche o la miel, los cuales son reconocidos como fuente de energía.

Los afrodisíacos a través de la historia

Los primeros estimulantes sexuales eran alimentos o plantas cuya forma se asemejaban a los órganos sexuales, por ejemplo las orquídeas, moluscos, ciruelas, fresas, papayas e higos han estado asociados a la fecundidad y el placer por su forma semejante a la vulva; por otro lado, debido a su forma fálica, los espárragos, zanahorias, pepinos y plátanos, se vincularon con la potencia sexual masculina.

También hay plantas que se convirtieron en afrodisíacos por tener un olor similar a las secreciones sexuales, por ejemplo, la flor de castaño fue usada como brebaje desde la antigüedad porque se decía que tenía un olor semejante al del semen; asimismo, durante siglos, en algunas culturas se ha utilizado la carne o miembros de animales exóticos para estimular el apetito sexual, como es el caso de los testículos de león, bilis de oso, huevos de tortuga, grasa de antílope, carne de cobra, caballitos de mar, colibríes disecados, escorpiones, huesos de tigre o el cuerno pulverizado del rinoceronte.

Hoy en día, estas prácticas siguen vigentes y lamentablemente, algunos de estos animales se encuentran en peligro de extinción, y muchos otros son criados y masacrados en “granjas” para fines comerciales por la gran demanda que existe. Otros ejemplos de afrodisíacos extremos son la sopa china de nido de golondrina, el jugo peruano de rana o la receta del naturalista Plino El Viejo, quien recomendaba beber “la orina de un hombre en la que se haya ahogado un lagarto”. Si uno no tiene un lagarto, puede “usar como amuleto la sección derecha del pulmón de un buitre, envuelto en la piel de una grulla”.

¿Funcionan realmente los afrodisíacos?

El chocolate, el champán y los mariscos son algunos de los afrodisíacos más populares, aunque existen pocas evidencias científicas que apoyen su efectividad; tal es el caso de la Damiana y su famoso licor, símbolos culturales de Baja California Sur y sus áridas tierras, a los cuales se les han otorgado propiedades diuréticas y afrodisíacas, pero no hay muchos estudios serios que respalden las supuestas propiedades de esta planta, por lo que es probable que su fama se sustente más en la tradición popular.

Sin embargo, algunos componentes nutricionales que aportar determinados alimentos, como ciertos aminoácidos, vitaminas o minerales que podrían estar relacionados con el aumento del flujo sanguíneo que favorece a las erecciones y excitación, al incremento de energía y la producción de neurotransmisores y hormonas relacionadas con el deseo sexual o el placer (estrógenos, testosterona, dopamina, serotonina).

Algunos alimentos con supuestas propiedades nutritivas y afrodisíacas son:

Cardamomo

Es una planta aromática originaria de la India, sus semillas son conocidas como “semillas del paraíso” y al ser “picante”, genera calor corporal, teniendo un efecto vasodilatador; esta sensación se confunde con el calor generado por la activación sexual, pero únicamente tendría efecto afrodisíaco si la persona presenta una predisposición erótica, si se siente atraída por su amante o si el encuentro le resulta sensual.

El vino

Debido a un compuesto llamado histamina, el vino posee un efecto relajante que puede “sedar” los receptores en el cerebro responsables de los estados de ansiedad o estrés, pero en exceso esta bebida consigue el efecto adverso, es decir, somnolencia y disfunción sexual.

Ostiones y almejas

Los moluscos proporcionan grandes cantidades de zinc, mineral implicado en la regulación de los niveles de testosterona y estrógenos, así como en la producción de esperma.

Chocolate

El chocolate, contiene fenilalanina o “droga del amor”, un aminoácido que estimula la liberación se serotonina en el cerebro, lo que desencadena una sensación de bienestar y relajación y te predispone psicológicamente a mantener relaciones sexuales más satisfactorias.

Mariscos y la sandía

Los mariscos, el pescado y la sandía contienen arginina, un aminoácido que favorece el aumento del flujo sanguíneo necesario para mantener un erección durante el acto sexual. Otro alimento con la misma función es el jengibre, el cual es rico en vitamina K, y funciona en el organismo como un anticoagulante, mejorando la circulación.

Otros alimentos

Higos, fresas, espárragos, apio, ginseng y la granada, son ricos en boro, mineral que participa en la regulación de los niveles de testosterona, hormona que se asocia con un rendimiento sexual óptimo.

No obstante, algunos investigadores sostienen que para desencadenar los efectos estimulantes de dichas sustancias, estas comidas deberían ingerirse en cantidades enormes. Por ello, es posible que no sean las propiedades de los alimentos las que provocan la estimulación sexual, sino los factores psicológicos y sociales como la imaginación, la fantasía, el entorno erótico y el goce de los sentidos, condiciones que pueden generar que la libido se vea estimulada. Por ejemplo, disfrutar de los sabores, olores y texturas de una fruta o un platillo ayudaría a la relajación, a conectar con las sensaciones del cuerpo y canalizar la energía física y mental hacia el acto sexual.

Otra hipótesis indica que el deseo crecería entre los amantes por la sugestión o efecto placebo, es decir, la excitación se produce a nivel psicológico por la fuerte creencia de que el afrodisíaco va a funcionar y, efectivamente, funciona. Esto sucede porque ante una señal de “recompensa” —como una caricia o un beso —, el cerebro libera en el núcleo accumbens, los neurotransmisores relacionados con el placer, entre ellos la dopamina y la serotonina, y a su vez el estado de ánimo y el rendimiento sexual mejoran.

De esta manera concluimos que el cerebro es el órgano “sexual” más importante, ya que sin imaginación ni erotismo, sería muy difícil lograr el disfrute sexual. Es importante recordar que los afrodisíacos nunca podrán solucionar ningún problema sexual real ni los conflictos de pareja, por ello es recomendable buscar orientación médica, emocional y psicológica ante cualquier inquietud respecto a la calidad de tu vida sexual.

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Violencia sexual, características y recomendaciones

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Ius et ratio

Por Arturo Rubio Ruiz

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). La OMS define la violencia sexual como “todo acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual, los comentarios o insinuaciones sexuales no deseados, o las acciones para comercializar o utilizar de cualquier otro modo la sexualidad de una persona mediante coacción por otra persona, independientemente de la relación de ésta con la víctima, en cualquier ámbito, incluidos el hogar y el lugar de trabajo” (Jewkes et al., 2002).

La Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia define a la violencia sexual como: “Cualquier acto que degrada o daña el cuerpo y/o la sexualidad de la víctima y que por tanto atenta contra su libertad, dignidad e integridad física. Es una expresión de abuso de poder que implica la supremacía masculina sobre la mujer, al denigrarla y concebirla como objeto”.

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La violencia sexual se manifiesta desde el acoso callejero mediante “piropos” o el exhibicionismo, hasta el abuso sexual, la violación o la trata de personas con fines sexuales.

Elementos característicos

  • Prácticas no deseadas
  • Sin consentimiento la víctima.
  • Coacción, a través de fuerza física, intimidación, violencia psicológica, extorsión, amenazas o abuso de una situación de poder desigual entre la víctima y quien ejerce la violencia.

La violencia sexual afecta también gravemente a niños y a hombres, aunque en un número mucho menor; en este caso, igualmente se ejerce como mecanismo de poder y humillación, mediante el cual las víctimas son colocadas o mantenidas en una posición subordinada en un ejercicio abusivo cuyo principal objetivo es la dominación.

Recomendaciones (*)

Los gobiernos tienen la responsabilidad de tomar acciones para combatir la violencia sexual en diferentes niveles y sectores de la sociedad. En particular, deben atender las necesidades de las comunidades más marginadas, proteger los Derechos Humanos de las mujeres y trabajar para disminuir todas las formas de violencia contra las mujeres. No sólo afecta a las víctimas, sino que también tiene consecuencias para los avances socioeconómicos y políticos de la sociedad. Por lo tanto, la violencia sexual debería conceptualizarse como parte de las prioridades de desarrollo de las políticas gubernamentales.

  • Crear mayor conciencia de la violencia sexual como un problema de salud pública y una violación de los Derechos Humanos, es una prioridad a nivel local, regional y mundial, y es necesario para generar mayor atención a los programas de prevención y apoyo para las sobrevivientes de violencia sexual.
  • Enfocarse en implementar y monitorear marcos jurídicos y políticos ya establecidos en la región. Lo ideal sería que esto incluyera amplios esfuerzos por fortalecer la respuesta del sector legislativo y de justicia a la violencia contra las mujeres en general y a la violencia sexual específicamente.
  • Asegurar que las estrategias relacionadas con la prevención primaria sean emprendidas por los gobiernos, los cuales están obligados por los acuerdos internacionales a combatir la violencia contra las mujeres, incluida la violencia sexual. Entre estas estrategias figuran incrementar la protección y justicia para las víctimas, concientizar a las comunidades, ampliar el acceso a servicios integrales y otros esfuerzos por empoderar a las mujeres y sensibilizar a los hombres.
  • Promover relaciones equitativas de género como una manera de cambiar las normas sociales y el comportamiento individual que apoyan o toleran a la violencia contra las mujeres en la región de LAC.
  • Mejorar la respuesta del sector salud a las víctimas de violencia sexual, mediante el fortalecimiento de la capacidad de las instituciones de salud para combatirla. El personal de salud necesita recibir capacitación completa y de alta calidad, así como apoyo institucional, para poder brindar atención a las niñas y mujeres que la sufren. Las prestadoras y los prestadores de servicios de salud deben tener pleno conocimiento de las normas y guías para combatir la violencia sexual; además deben haber sido capacitados desde una perspectiva de género y derechos humanos. Los países necesitan políticas y guías.
  • Incluir cursos sobre la violencia contra las mujeres — incluida la violencia sexual— en la formación académica de profesionales de abogacía, medicina, enfermería y psicología. Dado que la violencia sexual empezó a considerarse como un problema de salud recientemente, los sistemas de salud y las instituciones académicas de salud aún se encuentran en las etapas iniciales de incorporar esta temática en la formación académica de profesionales de la salud y esto debe ser ampliado.

*Contreras, J. M.; Bott, S.; Guedes, A.; Dartnall, E. (2010) Violencia sexual en Latinoamérica y el Caribe: análisis de datos secundarios. Iniciativa de Investigación sobre la Violencia Sexual.




“Cuando era otra persona”; historia de un transgénero en La Paz

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Se desenvuelve como un varón. Tanto por su tono de voz como por su barba, casi nadie imaginaría que nació mujer. Foto: Modesto Peralta Delgado. Fotos de interiores: Internet.

Por Modesto Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Está por cumplir 26, aunque puede aparentar hasta 10 años menos; salió de la carrera de leyes de una universidad de Guadalajara y vive actualmente en la capital sudcaliforniana; tiene la expectativa de tener esposa e hijos; asegura que no ha sufrido discriminación, y se le ve sonriente y seguro de sí mismo —“soy un chavo más”, dice—. Esta es la historia de un transgénero en La Paz, quien en exclusiva para CULCO BCS concedió una entrevista para hablar su transición de mujer a varón. Por petición del entrevistado, se omite su identidad.

Nació en junio de 1991 en La Paz, donde ha vivido con su familia, conformada por ambos padres y un hermano. Su sexo biológico fue de mujer, y aunque se había definido como lesbiana, poco a poco se dio cuenta que su identidad iba más allá, y que realmente era un hombre. Se desenvuelve como tal y  nunca habla de sí mismo en femenino; luego de unos cinco años inyectándose hormonas, su voz —y su expresividad en general— pasa por la de un muchacho. Tiene una rala barba y se ha quitado los senos.

“Yo creo que prácticamente lo traes en la sangre. Hasta este momento —y todavía en el tiempo que sigo en mi transición— me quedó pensado en cosas y digo ‘¡Ah, con razón!’. Empiezas a hacer muchos clics en la vida ‘pues por eso hacía esto’ (…) No sé, yo admiraba mucho los cuerpos del varón, me decía ‘¿porqué no me queda así la ropa?, ¿porqué yo no luzco así?’ Entonces es cuando, ya después, conozco el mundo transgénero”.

Sus padres lo sospechaban, pues —según dijo— comentaban que “iba a ser algo especial, no se ve entre lo común”. En su infancia usó ropa femenina, pero así fue hasta su graduación en la preparatoria —en esta ciudad—, ya que después de esa ocasión la ha rechazado. “El último vestido fue en la graduación de mi prepa, y nada más usé el vestido para bailar con mi papá, pero me cambié en ese mismo instante por pantalón y camisa”. Intentó hasta los 20 años, vestirse como “neutral”, con jeans, camisa y cabello recogido, aún así, pensaba que se veía como “la típica machorrita”, y fracasó en su intento de lucir una feminidad con la que se divorciaba cada vez más, hasta que en el último año de universidad decidió cambiar toda su apariencia a la de un varón.

Sin tener idea cómo empezar, informándose primero en la Internet, para noviembre de 2014 dio el paso definitivo en su proceso de transformación. Un año antes, en unas vacaciones en La Paz se lo dijo a su familia. “Lloraron al principio. Me decían que por qué no vivía dos vidas ‘tu vida profesional como mujer y tu vida personal como hombre’. Pero mi hermano fue el que me dijo ‘siento que nos estas pidiendo aprobación, permiso, pero es tu vida, haz tu vida, sigue adelante’, y mis papás comenzaron a entender”. Sólo le pidieron comenzar su proceso al concluir su carrera. Contó que a su papá fue a quién más trabajo le costó “dejar ir a su hija”, pero incluso, después, su mamá lo acompañó a la intervención quirúrgica donde se quitó los senos. A la fecha, ambos lo tienen tan asumido, que se disculpan cuando por equivocación —o por costumbre, como quiera entenderse— se refieren a él por su nombre de nacimiento o en femenino.

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A través de una amiga comenzó a averiguar el proceso. En Guadalajara hay muchos endocrinólogos y eligió a uno, quien primero lo hizo ir con un psicólogo para dar el paso definitivo, y así fue. Lo más caro, aseguró, es el inicio, pues el especialista le hizo varios exámenes de pies a cabeza, a lo que ha seguido el inyectarse hormonas masculinas, proceso en el que ha de seguir toda su vida, necesitando además extraerse los ovarios que podrían perjudicarle. Tal como es su apariencia hoy en día, es como desea seguir, es decir, sin modificar sus genitales. Ése es su límite.

“El primer cambio que tienes es la voz. (Las hormonas) te la hace más grave, te salen muchos ‘gallos’ como si pasaras por la adolescencia. ¡A mí me paró el periodo a la primera inyección! Ya no volví a tener un periodo desde hace dos años, todavía le digo a mis amigas ‘que sufrimiento con ustedes’” y suelta la risa. El proceso es para siempre. “Sí, nunca paras, nunca paras, solamente hay que ir con el endocrinólogo que te dice ‘ahora inyéctate un mes, ya elevaste tus niveles’. Cambia más que nada el tiempo de la inyección, pero toda tu vida te vas a seguir inyectando (…) Cuesta aproximadamente 300 pesos al mes, o 21 días, es una inyección aunque hay en pastillas y creo que hay en gel (…) Esa operación no la tengo, la de los ovarios, pero la tengo qué hacer, ha de estar en unos 40 mil. Sí necesito hacerlo, porque llega un punto en que se atrofian los ovarios y puede ser perjudicial para tu físico (…) Hay una operación en la que sí te pueden hacer el pene, te enrollan el clítoris, pero yo no llegaría a eso (…) Arriba (los senos), yo ya, fue hace como siete meses que me hice la operación”.

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A pesar de que la universidad de Guadalajara en la que estudió “es súper católica, son súper persignados”, no encontró mayores dificultades para recibir al alumno que ingresó como una alumna. “Cuando regresé a la escuela les dije, ‘les pido de favor que se refieran a mí de hombre’. Todos me apoyaron mucho, no he sufrido discriminación, en los absoluto. He sido un caso excepcional, no ha habido amigos o parientes que se me alejen”. Incluso, una maestra le pidió que apoyara a otra estudiante que también quería transformarse de mujer a hombre. “Salí de la universidad con excelencia y con mención honorífica, todos me quieren mucho en la universidad”.

En La Paz ha ido cambiando todos sus documentos a su nueva identidad masculina, y asegura que en las diferentes oficinas “fueron muy respetuosos”. Le llegaron a decir “‘es un caso es un caso nuevo’, y yo les decía, ‘pues investígale’”. Se tardaron seis meses en darle su certificado de secundaria, otro tanto para el de bachillerato, y ahora, su credencial de elector y su pasaporte, ya tienen su nuevo nombre y rostro. Porque también, al haber visto sus fotografías como mujer y las de ahora, es evidente que su fisonomía es distinta.

Él sabe que ha existido una campaña de la denominada Familia Natural en contra del matrimonio igualitario, y de colectivos y marchas de la comunidad gay en La Paz, en defensa de éste y otros derechos, sin embargo, se abstiene de participar. “Lo que no quiero es que me etiqueten por ser tránsgenero, porque soy una persona más, si llegan y me preguntan ‘eres tránsgenero’, digo que sí, pero no ando por la vida diciéndolo (…) Yo te diría que no (participa), respeto todo lo que se tenga que hacer, gracias a los movimientos he logrado ser quien soy ahorita, que haya un panorama más abierto, pero gracias a mi círculo social en el que me muevo, no vemos necesario eso”. Incluso, cree que algunas personas no heterosexuales se victimizan por su sola preferencia o identidad sexual. “Yo les comento que no se dejen aplastar pero que tampoco tomen esa etiqueta para que las demás personas tengan lástima (…) Lo que no me gusta es que las personas que están dentro (de la comunidad LGBT) se victimizan y quieren que uno los levante por su sola preferencia. Soy una persona más y jamás he usado este letrero para que decir ‘me estás haciendo de menos por esta razón’”.

En la entrevista se refirió a “cuando yo era la otra persona”. Aproveché para preguntarle de qué forma ve a la niña o la adolescente que fue, si es un mal recuerdo, pero explicó que no, “lo veo como lo que fui pero ya no soy. Ahorita me expreso más, mi carácter sigue siendo el mismo, pero soy otra persona (… ) Ahora tú me estás viendo,  tengo 25 años y voy a cumplir 26 años, ¡ahorita estoy en mi adolescencia!”, declaró sonriente. “¡A veces hasta se me olvida que soy tránsgenero! Me veo casado con mi esposa, con hijos. Yo, como te digo, soy otro chavo más solo que apenas estoy viviendo mi adolescencia pero por supuesto que me veo casado. (Por ahora) tengo trabajo, no tengo novia, anduve saliendo con una chava pero no se dio”. Y hasta el momento no le ha tocado tener una novia a quien tuviera que explicarle que él es un transgénero.

Tenía un nombre como mujer, pero con un alias que acortaba unas sílabas, y así, feliz, él decidió llamarse como sonoramente es más cercano a esa pasada identidad. “Todos, todos han sido súper comprensivos. Es otra generación, es otra mentalidad. Sí ha sido un poco difícil el contarlo, a veces piensas y digo, ‘¿porqué les tengo que decir?’, pero al final, son mis familiares y amigos”.




¿Qué son las parafilias?

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Voyeurismo. Obra de Seth Amstrong.

Sexo + Psique

Por Yaroslabi Bañuelos Ceseña

 

“Llamamos perversa a una práctica sexual cuando se ha renunciado a la meta de la reproducción y se persigue la ganancia del placer como meta autónoma.” Sigmund Freud.

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Antes de 1987 el término “perversión” fue muy utilizado por la psiquiatría y la psicología para referirse a aquellos comportamientos sexuales que no tenían la reproducción como su objetivo principal o que se desviaban de la normalidad sexual predominante en la época. La homosexualidad y la masturbación, por ejemplo, fueron consideradas como perversiones sexuales. Después del mencionado año, la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) eliminó del DSM (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) el término “perversión” y lo sustituyo por el de parafilia. En la segunda versión de este manual (DSM-II), publicada en 1973, ya se había eliminado la homosexualidad como categoría diagnóstica de la sección de “desviaciones sexuales”. Esto sucedió por la presión de numerosas manifestaciones de la comunidad gay, las cuales se llevaron a cabo en Estados Unidos desde 1969. Las protestas lideradas por el “Frente de Liberación Homosexual” eran dirigidas hacia los psiquiatras de la APA, quienes se habían basado en teorías psicológicas, sin evidencia científica, para incluir la homosexualidad en la clasificación de los trastornos mentales.

Hoy en día, las parafilias se definen como el conjunto de fantasías sexuales en las que la excitación y la fuente de placer no se encuentran en el coito, sino en alguna otra actividad u objeto, los cuales se engloban en 3 tipos:

1) Objetos no humanos (ejemplo: el  fetichismo).

2) El sufrimiento o la humillación de uno mismo o de la pareja (sadismo, masoquismo, etcétera)

3) Niños u otras personas que no consienten (pedofilia o exhibicionismo).

El gusto y la inclinación por determinados juegos sexuales, fantasías eróticas o comportamientos poco convencionales durante el sexo, no implica que se trate de una parafila, ya que para que una práctica sexual sea considerada como tal, debe mostrar ciertas características como: alcanzar el orgasmo únicamente a partir de dicha práctica sexual atípica; presentarse por un periodo prolongado de tiempo (se consideran al menos seis meses); asimismo, el comportamiento sexual debe de causar un deterioro significativo en áreas importantes de la vida de la persona.

La “Guía para el Diagnóstico Clínico” de James Morrison nos dice: “Las parafilias incluyen distintos comportamientos sexuales que la mayor parte de la gente rechaza por resultarles desagradables, inusuales o anormales: implican algo distinto al sexo genital con un adulto normal que da su consentimiento. Un trastorno parafílico se diagnostica cuando una persona percibe tensión o disfunción como consecuencia de un comportamiento de este tipo”.

Por lo que se puede concluir que una parafilia está muy distante de lo que puede ser el erotismo o sensualidad; es un comportamiento insano, destructivo e incontrolable que conlleva un profundo malestar psicológico. Un claro ejemplo de la capacidad destructiva de las parafilias, es la pedofilia, en donde el daño a la integridad física y psicológica de otros es totalmente brutal.

Parafilias más frecuentes

  • Exhibicionismo: Exposición deliberada y compulsiva de los genitales en público para alcanzar satisfacción sexual mediante la reacción de la víctima.
  • Fetichismo: Obtención del disfrute sexual a partir de objetos inanimados (zapatillas) o zonas del cuerpo (pies).
  • Frotteurismo: Gusto y excitación por frotar los genitales contra el cuerpo de otra persona en sitios muy concurridos sin que la víctima se percate, por ejemplo en un vagón del metro.
  • Sadomasoquismo: Búsqueda de placer mediante la agresión y dominio (sadismo). Obtención del placer mediante la sumisión, al ser maltratado y dominado (masoquismo).
  • Vouyerismo: Consiste en obtener placer mirando los genitales y las actividades sexuales de otras personas.
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    Imagen: Internet.

  • Zoofilia: Fantasías y prácticas sexuales con animales.
  • Necrofilia: Excitación con cadáveres.

Las más extrañas

  • Androidismo: Excitación provocada por robots con apariencia humana.
  • Apotemnofilia: Tener fantasías sexuales sobre la pérdida de un miembro del propio cuerpo.
  • Aracnofilia: Excitación provocada por arañas.
  • Homilofilia: Excitación por discursos o sermones religiosos.
  • Capnolagnia: Excitación por observar a una persona fumando.
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    Imagen: Internet.

  • Emetofilia: Excitación por el vómito.
  • Formicofilia: Obtener placer sexual mediante el picoteo de las hormigas.

Es importante señalar que cada persona vive su sexualidad de acuerdo a sus experiencias, aprendizajes y motivaciones, esto hace que en el sexo los gustos sean complejos y muy diversos, pero también hay que tener en cuenta que si ese “gusto” se convierte en la única forma de alcanzar el máximo placer, causando ansiedad o estrés a quien lo vive, entonces considerarlo un problema sería una opción.

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