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Fundación de la Misión de Nuestra Señora del Pilar de La Paz Airapí

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Tierra Incógnita

Por Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). En este mes de noviembre se conmemora un aniversario más de la creación de lo que fuera la Misión de Nuestra Señora del Pilar de La Paz Airapí. Este acto es considerado por el historiador Pablo L. Martínez como la Tercera Fundación del puerto de La Paz, la cual había sido precedida por dos grandes eventos como fueron la Fundación y Auto de Posesión de la Bahía y Puerto de La Santa Cruz el 3 de mayo de 1535 por el explorador Hernán Cortés, y la refundación de este sitio pero ahora con el nombre de La Paz, por el también explorador español Sebastián Vizcaíno un 3 de octubre de 1596.

Lamentablemente estas 3 fundaciones no prosperaron y tuvieron un trágico final, perdiéndose en la bruma de los tiempos lo que ahí se hizo y construyó.

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Como antecedentes de la Misión que se establecería en el puerto de La Paz, mencionaremos el intento que realizó el Almirante Isidro de Atondo y Antillón. Este célebre explorador español realizó varios viajes procurando cumplir en Mandato Real de Carlos II, en donde se le designaba como el responsable de organizar exploraciones en los sitios de la California que considerara pertinentes, con el fin de fundar una colonia permanente la cual cubriera dos objetivos: servir de contención al avance que realizaban rusos e ingleses en aquellas latitudes, y ofrecer alimento y agua a los cansados viajeros del galeón de Manila.

Su primer intento lo realizó en el año de 1683, cuando acompañado de un puñado de soldados y marineros y bajo la providencia espiritual de los sacerdotes jesuitas Eusebio Francisco Kino y Matías Goñi, arriba a la ensenada de La Paz el 1º de abril. De inmediato pusieron su mejor empeño por consolidar la primer Misión en el sitio al cual denominaron Real de Nuestra Señora de Guadalupe de Californias. Lamentablemente debido a la hostilidad de los naturales y a la intolerancia del Almirante Atondo, tuvieron que salir precipitadamente del sitio dejándolo abandonado.

Una vez que en el año de 1697 se crea el primer enclave permanente de las Californias, el Real Presidio de Loreto, producto de los afanes y perseverancia de los sacerdotes Kino y Salvatierra, poco a poco se fueron expandiendo hacia la parte austral de la California. Un año antes de fallecer el padre Salvatierra, en 1716, decide hacer un viaje de exploración hacia las tierras Guaycuras, y acompañado de unos cuantos soldados y neófitos de sus misiones, realiza una incursión llegando hasta este puerto de La Paz, el cual tuvo oportunidad de conocer, y así determinar la viabilidad de poder convertirse en la punta de lanza para la conquista espiritual de estas regiones. A su regreso a Loreto da a conocer sus hallazgos y deja instrucciones a sus hermanos jesuitas para que a la brevedad empiecen a planear la instauración de una Misión en aquel sitio.

Fue hasta el año de 1720 que los sacerdotes Jaime Bravo, Juan de Ugarte y Clemente Guillén deciden iniciar el viaje para el establecimiento de la mencionada Misión. De acuerdo a lo que anota en su libro el historiador W. Michael Mathes Las Misiones de Baja California. 1683-1849, los sacerdotes Bravo y Ugarte partieron del Presidio de Loreto por mar, conducidos sobre la balandra El triunfo de la Santa Cruz, la cual acababa de ser construida totalmente en California, siendo única en su tipo.

Después de varios días de navegación y haber recorrido 233 kilómetros, por fin el día 13 de noviembre llegan a la bahía y desembarcan en las costas de La Paz. De inmediato se ponen a desmontar el sitio y empiezan a realizar las primeras exploraciones para conocer los recursos de agua y tierras cultivables. También se narra en sus diarios de exploración que tuvieron enfrentamientos con los naturales del lugar, los cuales los veían como rivales en el consumo de los recursos tan limitados de los cuales se mantenían. Sin embargo, poco a poco, con paciencia y tesón, los sacerdotes se fueron ganando a los naturales así como a sus familias y dieron inicio al ya tan conocido episodio de la evangelización.

Durante 20 días estuvieron construyendo tejabanes y cuartos improvisados para que sirvieran de alojamiento a los sacerdotes y soldados. También construyeron una pequeña iglesia en la que, el 3 de diciembre de 1720, dieron una misa solemne y declararon formalmente fundada la Misión de Nuestra Señora del Pilar de La Paz Airapí. Tres días después de culminado este hecho, llega al poblado el sacerdote Clemente Guillén acompañado de soldados y neófitos amigos, los cuales habían hecho el recorrido desde Loreto hasta La Paz por tierra, estableciendo el primer camino hacia estas latitudes, el cual con el tiempo se convertiría en Camino Real y el antecedente más antiguo de la Carretera Transpeninsular. Es importante mencionar que esta Misión pudo ser fundada y sostenida debido a las donaciones del marqués de Villapuente de la Peña y José de la Puente y Peña.

Como primer responsable de esta misión quedó el sacerdote Jaime Bravo (1720-1728), posteriormente fue sustituido por el sacerdote William Gordón hasta el año de 1734, cuando ocurrió la gran rebelión de los pericúes, y se vio obligado a abandonar el sitio de forma acelerada para proteger su vida, resguardándose por unos días en la Isla Espíritu Santo y posteriormente regresó a Loreto.

Fue hasta el año de 1736 que vuelve a restablecerse la Misión pero ya no tuvo la gran cantidad de neófitos como en los tiempos pasados. De ella se hizo cargo el sacerdote Segismundo Taraval, sin embargo las epidemias de 1742, 1744 y 1748 y la gran sequía que se dio por varios años en el sitio, redujeron tanto a los naturales que la sostenían que finalmente los jesuitas decidieron cerrarla en el año de 1749 y trasladar sus ornamentos, neófitos sobrevivientes e incluso a la imagen de la Virgen del Pilar hacia el poblado de Todos Santos en la bahía de Las Palmas.

Maravillosa e interesante resulta siempre la historia de nuestra sudcalifornia, de cómo palmo a palmo se fue conociendo su gente y sus costumbres, que con el paso del tiempo conformaron nuestra identidad. Menester es que todos los que habitamos en esta tierra la conozcamos.

 

Bibliografía:

Michael Mathes “Las Misiones de Baja California. 1683-1849. Una reseña histórica fotográfica”.

 

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Sebastián Vizcaíno llega al puerto de La Santa Cruz y le impone el nombre de La Paz

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Tierra Incógnita

Por Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El 3 de mayo de 1535, el español Hernán Cortés desembarca al mando de unos 300 soldados en una ensenada que se encuentra frente a la Isla de Las Perlas (así la nombró, aunque posteriormente se le conoció como Espíritu Santo), y por ser este día el que el santoral católico consagra a la Santa Cruz, tal fue el nombre que le impuso, al puerto y a la Bahía. Durante muchos años, los barcos que acudían a este sitio en busca de los placeres perleros le siguieron denominando de esta forma, hasta que en 1596 (61 años después) desembarca en el sitio un almirante de nombre Sebastián Vizcaíno, el cual venía con un encargo del Virrey de la Nueva España, Don Gaspar de Zúñiga, conde de Monterrey, para demarcar estas tierras, así como localizar las riquezas naturales que pudieran ser explotadas.

El mencionado Vizcaíno decide cambiar el nombre del sitio y renombrarlo con el de La Paz, bajo el argumento de que había sido recibido por los naturales que habitaban el puerto con grandes muestras de aprecio y en paz. Pasaremos a narrar cómo fue que este reconocido explorador llegó a estas latitudes, así como la importancia que tuvieron los dos viajes que realizó hacia estas tierras que hoy se conocen como California.

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Durante la primera década posterior a la conquista de Tenochtitlan, se procedió a realizar un recorrido por las costas del oeste de los territorios recién conquistados, con el propósito de identificar puntos que permitieran establecer puertos en los que construyeran barcos, los cuales buscarían como principal objetivo el llegar a las islas de especiería. La conquista de una ruta que les facilitara llegar a los valiosísimos recursos que se daban en aquellas tierras, se había convertido en un objetivo estratégico de la Corona Española. Es por ello que incluso el mismo Hernán Cortés despachó barcos con el propósito de encontrar una ruta consistente para llegar a estas islas. No fue sino hasta el año de 1565 en que tal anhelo se pudo consolidar, y dio paso no sólo a nombrar estas posesiones, que abrían las puertas del continente asiático a los españoles, y a las cuales denominaron Filipinas en honor del rey Felipe II el cual era el monarca en turno de aquel imperio, sino que se estableció lo que se denominó como El Galeón de Manila o Nao de China, como el encargado oficial para transitar por la mencionada ruta.

Algo que vino a apuntalar esta ruta ya mencionada, fue el descubrimiento de un fenómeno natural en el Océano Pacífico el cual se denominó como la corriente de Kurosivo. El viaje del mencionado galeón hasta las Filipinas se llevaba a cabo en un buen tiempo, considerando aquellas épocas, de tres meses, sin embargo el viaje de retorno era mucho más tardado, e incluso aún utilizando estas corriente de Kurosivo  recién descubiertas, el impulso a estos grandes navíos los cuales venían atiborrados de metales preciosos, especias, sedas, porcelana, etc. se hacía de manera muy lenta, por lo que al llegar a los dominios de la Nueva España (aprox. en el paralelo 41 o 42, más o menos), la tripulación venía en un estado de suma enfermedad, principalmente por el mal de loanda (escorbuto), el cual se produce cuando el organismo no consume por mucho tiempo la vitamina C, causando hemorragias y dolores intensos en las articulaciones que imposibilitan el movimiento del enfermo.

Es así como el fundar un sitio en aquellos remotos dominios de la Corona Española se volvió una urgencia, para de esta manera tener un puerto donde pudieran llegar estos Galeones y dar atención médica y descanso, a efecto de recuperar la salud de la tripulación para que concluyeran su itinerario hasta el puerto de Acapulco. Es con este fin que el rey Felipe II ordena a Don Gaspar de Zúñiga, conde de Monterrey, y virrey de la Nueva España, que contrate a Sebastián de Vizcaíno para llevar a cabo la exploración y demarcación de aquellas costas de la Nueva España, las cuales ya empezaban a denominarse como la California, y ubique un puerto que sirva de refresco a la tripulación del Galeón de Manila.

La razón de que fuera Vizcaíno seleccionado para llevar a cabo este recorrido, fue porque ya llevaba varios años solicitando se le concediera la venia de explorar los placeres perleros de los que había tenido conocimiento en uno de los viajes que llevó a cabo a Filipinas, y que de regreso pasó costeando la California. Había recabado una gran información de que en estas tierras los indígenas portaban una gran cantidad de perlas en sus peinados, y que en sus costas había grandes cantidades de madreperla que proporcionaban un buen augurio de riquezas incalculables.

Fue en el año de 1593 que firma con el Virrey de la Nueva España el Asiento y capitulaciones para la jornada de las Californias, el cual incluía una serie de apoyos que le daría la Corona para llevar a cabo este viaje, así como también las condiciones de exploración y demarcación con las que tenía que cumplir. Al principio tuvo diversos tropiezos y no fue hasta el año de 1596 en que por fin pudieron salir del puerto de Acapulco las naves San Francisco, San Bartholomé y San Jusepe, bajo el mando del almirante Sebastián Vizcaíno.

Del derrotero que siguió a través de diferentes puertos del Pacífico hasta llegar al puerto de Santa Cruz, Vizcaíno levantó dos versiones de sus Relaciones. Es en estos documentos donde menciona que nombró (al puerto de Santa Cruz) como La Paz, por haberle salido a recibir muchos indios con regalos de pescados, frutas, conejos, liebres y venados. En ese sitio se construyó un fuerte en donde dejó la nave capitana y a la gente cansada (sic) al mando del capitán Diego de Figueroa. La fecha fue el 3 de octubre de 1596.

Después de una breve estancia en este sitio, deciden remontar al norte por el Golfo de California y llegan hasta los 27 grados. Durante una excursión que realizaron a tierra para surtirse de agua y bastimentos, tuvieron un desafortunado incidente con los naturales, los cuales los persiguen violentamente hasta hacerlos regresar al barco. En esta escaramuza perdieron la lancha, con lo cual se hizo imposible regresar, ya que era necesaria para desembarcar en busca de agua y alimentos. Al regresar al recién bautizado puerto de La Paz, los hombres que lo acompañaban le piden que los deje regresar a Acapulco, ya que varios de ellos estaban enfermos o heridos y sufrían de una gran hambruna por carecer de suficientes alimentos.

Vizcaíno accede a la petición y sólo se queda con cuarenta hombres y la nave San Jusepe. Fue el 28 de octubre de 1597 en que reanuda su viaje de demarcación y descubrimiento por el Golfo de California, logrando llegar a la desembocadura del Río Colorado (29 grados), sin embargo, sufren averías en el barco lo cual los obliga a retirarse de la California y regresar al puerto de Mazatlán.

Los resultados que consignó Vizcaíno y varios de los hombres que le acompañaron, en diferentes documentos o probanzas, dan cuenta de las grandes riquezas inexploradas de la California: placeres perleros inagotables, salineras abundantes y de sorprendente pureza, pescas de gran cantidad de excelentes especies que podían dar alimentos a miles de personas, bosques con árboles que podrían servir para la construcción de navíos y casas (seguramente en la parte septentrional de la California).

Pero lo más importante, fue la mención de decenas de miles de nativos de aquellas tierras que serían fácilmente evangelizados para servir a los intereses de la Corona.

Posteriormente, 10 años después, Vizcaíno realizaría un segundo viaje, el cual culminó con una exploración hacia el puerto de Monterrey, que ya había sido descubierto por Rodríguez Cabrillo poco más de 70 años antes, y que propondría para ser refugio de los cansados viajeros de la Nao de China.

Nuestra ciudad y puerto, que una vez fue conocida como La Santa Cruz, cambio de nombre por decisión de este marino español hace 423 años, y, a pesar de este importante suceso, no existe una calle con su nombre ni un monumento sobre el  hecho.

La Paz, que es con el nombre que actualmente se nos conoce, nos distingue a nivel mundial, no sólo por ser un nombre representativo y que pondera una de las grandes virtudes que más valoran los seres humanos, sino porque es divisa y característica con la cual nos definen los visitantes y motiva a los extranjeros para que vengan a conocernos. La paz que reina en La Paz.

 

Bibliografía:

 

Sobre el nombre California. Huella cartográfica de uno de los nombres más fascinantes de la geografía mundial – Carlos Lazcano Sahagún

SEBASTIÁN VIZCAÍNO Y FRAY ANTONIO DE LA ASCENCIÓN, UNA NUEVA ETAPA EN EL RECONOCIMIENTO DE LAS CALIFORNIAS NOVOHISPANAS: ESTUDIO SOCIO-HISTÓRICO – Maña Luisa Rodríguez-Sala

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