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¿Podemos leer un cuerpo como se lee un texto?

“Mi cuerpo y tu cuerpo”. FOTOS: Amelia Guillén Mansilla.

Sexo + Psique

Por Amelia Guillén Mansilla 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Dentro de los objetivos de la existencia humana,  están la buena salud, la educación y la obtención de conocimientos; y en la esencia de la salud sexual está el placer como factor de bienestar irrenunciable, aunque el disfrute erótico frecuentemente ha sido negado, condicionado y patologizado. Es importante darnos cuenta que existimos y que también existen los demás, y un mundo en el cual nos relacionamos. Dentro de la danza de los sexos, ¿cómo saber si somos compatibles?, ¿qué hacer si no lo somos? Frente a una combinación de emociones, personalidades e incluso creencias familiares y culturales, ¿cómo comprender lo que ambos amantes aportan a la relación y trabajar sobre eso? ¿A qué se enfrentan las parejas en estos  momentos de cambios tan grandes y rápidos?  ¿Cómo se encuentra tu vida amorosa?

Hasta el siglo XX, en nuestra cultura mexicana había referencias claras respecto a cómo debía ser la vida sexual y la relación de pareja. Si bien, muchas de esas creencias eran falsas o incorrectas, se transmitían de boca en boca, a pesar de no tener ningún fundamento.

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Estas referencias ya no son la única voz dogmática que te guían.  Ahora, desde la cultura y las instituciones, vale tanto ser homosexual como heterosexual; tener hijos biológicos o con material genético ajeno; o que la familia conyugal ocupa un pequeño porcentaje entre las formas de crianza. También cambian los conceptos y los roles entre los sexos.

¿Cómo pensar el encuentro amoroso en una época como la nuestra, que carece de las normativas que regulaban anteriormente el encuentro entre los cuerpos? ¿Es pensable un encuentro en el amor que no esté enmarcado por los funcionamientos de los prejuicios? ¿Es posible “curarse” de los sufrimientos del amor cuando aparecen la desesperación y el dramatismo?

Es conveniente interrogarnos. Necesitamos conocer cómo se organizan nuestros pensamientos y nuestras acciones, que nos han llevado a aislarnos y ser el eterno soltero; o bien, a relacionarnos con otra persona, con la cual, a pesar de desearlo, no logramos sentir la conexión, la intimidad del placer y la satisfacción. 

El amor requiere una participación consciente, una perfecta armonía entre mi Ser; recordar que tengo un cuerpo, con capacidad motriz, sexual, emocional y cognitiva.; y una vez que consciente, y vuelva a integrarme, estaré listo para ir hacia el otro, a quien tendremos que reconocer que existe y validarle todas sus potencialidades. Donde un Yo y un Tú formarán un Nosotros.  

Por lo tanto, requeriremos organizar nuestro “discurso”, porque es en las palabras desde donde se estructuran nuestros pensamientos y se pone en función todo nuestro cuerpo. Pero en la familia hemos perdido la voz y por lo tanto el voto. Los demás han venido decidiendo sobre nuestros cuerpos. Quién puede recordar todas las frases que escuchó haciendo referencia a un acto que tendrías que realizar para que otro te validara como persona; o bien, evitgar un acto porque de igual manera serías juzgado por la mirada inquisidora del Otro. Y lo coloco con mayúscula porque son las autoridades que nos educaron y que se quedaron convertidas en mandatos resonando en nuestra mente y corazón, dándole forma a nuestro cuerpo y por lo tanto, aquello que nos permitiremos experimentar.

Hablando de nuestra sexualidad, es la  manera como me relaciono con mi cuerpo y con los cuerpos de los demás;  si bien tiene bases biológicas comunes, es única, cambiante y relativa.  Tenemos por costumbre usar la palabra sexo para múltiples aplicaciones; sin embargo buscando una educación sexual, a la cual todos tenemos derecho. Se pretende por acuerdos internacionales que la palabra sexo se reconozca por  igual en todas las sociedades como las características biológicas que se pueden observar anatómicamente.

Sin embargo, en nuestra sociedad nadie habla de los cuerpos que se quedaron en el “intersexo” donde no se desarrollaron algunos de los procesos que determinarán su función de reproducción. Ya existen muchos estudios sobre los “trastornos del desarrollo sexual” y algunos autores consideran que se podría llegar al 10% de la población mundial con estos trastornos, que por lo general se definen con esterilidad. La estadística se va logrando gracias a que muchas personas se sienten cómodas con sus cuerpos y aceptan hablar del tema. La sexualidad como parte de las ciencias de la salud sigue recibiendo pocos estímulos para la investigación y divulgación de la misma.

Hablando de nuestra sexualidad, es la  manera como me relaciono con mi cuerpo y con los cuerpos de los demás;  si bien tiene bases biológicas comunes, es única, cambiante y relativa.  Tenemos por costumbre usar la palabra sexo para múltiples aplicaciones; sin embargo buscando una educación sexual, a la cual todos tenemos derecho. Se pretende por acuerdos internacionales que la palabra sexo se reconozca por  igual en todas las sociedades como las características biológicas que se pueden observar anatómicamente. Recibe su influencia desde el periodo prenatal, será entre la quinta y novena semana de gestación donde se realizan estos procesos que definen las estructuras del sexo de una persona. Son los procesos anatómicos: genéticos con sus estructuras cromosómicas gonadales donde la glándula llamada gónada se convierte en ovario o en testículo. Dando procesos neuronales y hormonales. Mientras se definen los órganos sexuales internos y en seguida los órganos sexuales externos. Pero bien, se dará la asignación del sexo como hombre o mujer hasta el nacimiento de ese ser humano y no sabremos mucho sobre los procesos funcionales, hasta la pubertad donde se verán los siguientes cambios del desarrollo del sexo.  Sin embargo, en nuestra sociedad nadie habla de los cuerpos que se quedaron en el “intersexo” donde no se desarrollaron algunos de los procesos que determinarán su función de reproducción. Ya existen muchos estudios sobre los “trastornos del desarrollo sexual” y algunos autores consideran que se podría llegar al 10% de la población mundial con estos trastornos, que por lo general se definen con esterilidad. La estadística se va logrando gracias a que muchas personas se sienten cómodas con sus cuerpos y aceptan hablar del tema. La sexualidad como parte de las ciencias de la salud sigue recibiendo pocos estímulos para la investigación y divulgación de la misma.

La sexualidad es uno de los aspectos más importantes de la identidad, es todo lo que la persona cotidianamente experimenta con respecto al placer y todo lo que puede decir acerca de su sexo, género y orientación sexual cuando responde la pregunta: ¿quién soy yo? Y que ésta se construye a lo largo de la vida en la interacción que tenemos con otras personas y es el producto de cada una de las experiencias que tenemos en el medio en el que vivimos.

Recuerda que cada cuerpo es una historia, como un libro abierto. El amor entrena en este arte de la lectura de los cuerpos.  Y tú, ¿te atreves a amar y disfrutar tu historia? ¿Le permites a los demás que pueden leer tu cuerpo como un texto…?

Sexo + Psique 
Amelia Guillén Mansilla

“Sexo + Psique” Tamaulipeca. Psicóloga clínica con Maestría en Terapia Familiar y de Pareja. Especialista en Sexualidad Humana. Combina sus actividades como catedrática universitaria con conferencias, impartición de talleres y apoyo a diversos grupos de autoayuda, además de brindar terapia en consultorio privado. Porque la salud del cuerpo es el placer más prolongado, se apoya en la Psicología Transpersonal en la búsqueda de la integración del Ser, para recuperar la sensación de placer y satisfacción mientras se vive la vida plenamente en armonía. Ama la fotografía. Disfruta verdaderamente del arte, la cultura y el Internet, y aunque prefiere hablar, hoy se atreve a escribir. ¿Podemos leer un cuerpo como se lee un texto?




Afrodisíacos: ¿realidad o simple placebo?

FOTOS: Internet

Sexo + Psique

Por Yaroslabi Bañuelos 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Desde tiempos inmemoriales, el ser humano se embarcó hacia la búsqueda del placer y la felicidad, incluso antes de las grandes civilizaciones, los misterios del ser ya nos inquietaban; la inmortalidad, la juventud eterna y el sexo glorioso, fueron anhelos que se enraizaron en el imaginario social.

Sin embargo, además de buscar al satisfacción del propio deseo, en la antigüedad era muy importante lograr la fecundación, puesto que la mortalidad infantil era extremadamente grave a causa de las hambrunas y las múltiples enfermedades que proliferaban en las ciudades, por lo que tener descendencia se consideraba vital para la subsistencia de la familia, ya que esto significaba contar con más manos para trabajar y proveer alimentos al hogar.

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Con el objetivo de potenciar la libido y traer más bebés al mundo, en las comunidades se empezaron a utilizar brebajes, pócimas, remedios herbolarios y amuletos; asimismo, surgió la costumbre de consumir ciertos alimentos o platillos que —supuestamente— estimulaban el deseo sexual: los afrodisíacos.

Este término deriva del nombre de Afrodita, la diosa griega de la belleza y el amor, no obstante, el origen de los afrodisíacos es más remoto que los dioses de la Antigua Grecia; las primeras referencias escritas acerca de los potenciadores de la libido se encuentran en papiros que datan del Antiguo Egipto, fechados entre el 2200 y 1700 a.C. Después aparece en la India el famoso Kama-sutra, el cual no sólo propone posiciones para disfrutar del “arte del sexo”, también señala estrategias para incrementar el vigor sexual, por ejemplo, incita al consumo de alimentos como la leche o la miel, los cuales son reconocidos como fuente de energía.

Los afrodisíacos a través de la historia

Los primeros estimulantes sexuales eran alimentos o plantas cuya forma se asemejaban a los órganos sexuales, por ejemplo las orquídeas, moluscos, ciruelas, fresas, papayas e higos han estado asociados a la fecundidad y el placer por su forma semejante a la vulva; por otro lado, debido a su forma fálica, los espárragos, zanahorias, pepinos y plátanos, se vincularon con la potencia sexual masculina.

También hay plantas que se convirtieron en afrodisíacos por tener un olor similar a las secreciones sexuales, por ejemplo, la flor de castaño fue usada como brebaje desde la antigüedad porque se decía que tenía un olor semejante al del semen; asimismo, durante siglos, en algunas culturas se ha utilizado la carne o miembros de animales exóticos para estimular el apetito sexual, como es el caso de los testículos de león, bilis de oso, huevos de tortuga, grasa de antílope, carne de cobra, caballitos de mar, colibríes disecados, escorpiones, huesos de tigre o el cuerno pulverizado del rinoceronte.

Hoy en día, estas prácticas siguen vigentes y lamentablemente, algunos de estos animales se encuentran en peligro de extinción, y muchos otros son criados y masacrados en “granjas” para fines comerciales por la gran demanda que existe. Otros ejemplos de afrodisíacos extremos son la sopa china de nido de golondrina, el jugo peruano de rana o la receta del naturalista Plino El Viejo, quien recomendaba beber “la orina de un hombre en la que se haya ahogado un lagarto”. Si uno no tiene un lagarto, puede “usar como amuleto la sección derecha del pulmón de un buitre, envuelto en la piel de una grulla”.

¿Funcionan realmente los afrodisíacos?

El chocolate, el champán y los mariscos son algunos de los afrodisíacos más populares, aunque existen pocas evidencias científicas que apoyen su efectividad; tal es el caso de la Damiana y su famoso licor, símbolos culturales de Baja California Sur y sus áridas tierras, a los cuales se les han otorgado propiedades diuréticas y afrodisíacas, pero no hay muchos estudios serios que respalden las supuestas propiedades de esta planta, por lo que es probable que su fama se sustente más en la tradición popular.

Sin embargo, algunos componentes nutricionales que aportar determinados alimentos, como ciertos aminoácidos, vitaminas o minerales que podrían estar relacionados con el aumento del flujo sanguíneo que favorece a las erecciones y excitación, al incremento de energía y la producción de neurotransmisores y hormonas relacionadas con el deseo sexual o el placer (estrógenos, testosterona, dopamina, serotonina).

Algunos alimentos con supuestas propiedades nutritivas y afrodisíacas son:

Cardamomo

Es una planta aromática originaria de la India, sus semillas son conocidas como “semillas del paraíso” y al ser “picante”, genera calor corporal, teniendo un efecto vasodilatador; esta sensación se confunde con el calor generado por la activación sexual, pero únicamente tendría efecto afrodisíaco si la persona presenta una predisposición erótica, si se siente atraída por su amante o si el encuentro le resulta sensual.

El vino

Debido a un compuesto llamado histamina, el vino posee un efecto relajante que puede “sedar” los receptores en el cerebro responsables de los estados de ansiedad o estrés, pero en exceso esta bebida consigue el efecto adverso, es decir, somnolencia y disfunción sexual.

Ostiones y almejas

Los moluscos proporcionan grandes cantidades de zinc, mineral implicado en la regulación de los niveles de testosterona y estrógenos, así como en la producción de esperma.

Chocolate

El chocolate, contiene fenilalanina o “droga del amor”, un aminoácido que estimula la liberación se serotonina en el cerebro, lo que desencadena una sensación de bienestar y relajación y te predispone psicológicamente a mantener relaciones sexuales más satisfactorias.

Mariscos y la sandía

Los mariscos, el pescado y la sandía contienen arginina, un aminoácido que favorece el aumento del flujo sanguíneo necesario para mantener un erección durante el acto sexual. Otro alimento con la misma función es el jengibre, el cual es rico en vitamina K, y funciona en el organismo como un anticoagulante, mejorando la circulación.

Otros alimentos

Higos, fresas, espárragos, apio, ginseng y la granada, son ricos en boro, mineral que participa en la regulación de los niveles de testosterona, hormona que se asocia con un rendimiento sexual óptimo.

No obstante, algunos investigadores sostienen que para desencadenar los efectos estimulantes de dichas sustancias, estas comidas deberían ingerirse en cantidades enormes. Por ello, es posible que no sean las propiedades de los alimentos las que provocan la estimulación sexual, sino los factores psicológicos y sociales como la imaginación, la fantasía, el entorno erótico y el goce de los sentidos, condiciones que pueden generar que la libido se vea estimulada. Por ejemplo, disfrutar de los sabores, olores y texturas de una fruta o un platillo ayudaría a la relajación, a conectar con las sensaciones del cuerpo y canalizar la energía física y mental hacia el acto sexual.

Otra hipótesis indica que el deseo crecería entre los amantes por la sugestión o efecto placebo, es decir, la excitación se produce a nivel psicológico por la fuerte creencia de que el afrodisíaco va a funcionar y, efectivamente, funciona. Esto sucede porque ante una señal de “recompensa” —como una caricia o un beso —, el cerebro libera en el núcleo accumbens, los neurotransmisores relacionados con el placer, entre ellos la dopamina y la serotonina, y a su vez el estado de ánimo y el rendimiento sexual mejoran.

De esta manera concluimos que el cerebro es el órgano “sexual” más importante, ya que sin imaginación ni erotismo, sería muy difícil lograr el disfrute sexual. Es importante recordar que los afrodisíacos nunca podrán solucionar ningún problema sexual real ni los conflictos de pareja, por ello es recomendable buscar orientación médica, emocional y psicológica ante cualquier inquietud respecto a la calidad de tu vida sexual.

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