1

A 54 años de un histórico logro: la primer mujer en el espacio

FOTOS: Internet.

Científicamente divertido

Por Miguel Ángel Norzagaray Cosío

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Dentro del programa de astronáutica soviético, lidereado por Sergei Koroliov, cuatro logros son particularmente importantes: el primer satélite (Sputnik), primer ser vivo, el primer hombre en el espacio y la primer mujer en el espacio. Esto sin dejar de considerar las naves que pasaron por Venus o Marte, pero concentrémonos en el caso de la primera cosmonauta soviética.

No se sabe si desde el inicio del programa existía la intención de enviar una mujer al espacio, pero se cree que surgió luego del envío de Yuri Gagarin en abril de 1961. Esto debido a que el reclutamiento de candidatas para ir al espacio comenzó apenas en 1962. En febrero de ese año fueron seleccionadas más de 500 candidatas que cumplían con pesar menos de 70 kilogramos y medir menos de 1.70 metros. De gran ayuda en el caso de Valentina Tereshkova fue que ella practicaba paracaidismo desde hacía 3 años y apenas tenía 25 cuando fue seleccionada.

Dentro de la ideología soviética, dentro de su aparato propagandístico, un rasgo notable fue que era hija de trabajadores, su padre un conductor de tractores muerto en la Segunda Guerra Mundial y su madre una empleada de la industria textil. En su provincia lejos de Moscú, su sueño era conducir trenes. Ella misma trabajaba en una fábrica textil. El origen proletario contaba mucho para el partido socialista. Algo parecido ocurrió en la selección de Gagarin al momento de decidir quién volaría en la Vostok 1: su aspecto tan ruso inclinó la balanza de su lado por sobre el otro candidato.

También te podría interesar Sondas ‘kamikazes’ se estrellarán en Júpiter y Saturno

Todo lo relacionado con los proyectos espaciales era secreto de estado, por lo que no pudo contarle ni a su madre sobre los entrenamientos y el proceso de selección. Tuvo que decirle que iría a Moscú porque estaba en como candidata en la selección nacional de paracaidistas.

Como parte de su entrenamiento había que lanzarse en paracaídas (cosa fácil para ella) y someterse a numerosas pruebas y entrenamientos intensivos que terminaron diez meses después. Pilotear aviones de combate, centrífugas, presiones, descompresiones, aceleraciones, exámenes clínicos y otros más. En ese entonces no se sabía si el cuerpo femenino podría soportar las mismas cargas que el de los hombres, quienes ya habían viajado al espacio. Al final, fueron cinco las consideradas como candidatas idóneas para la misión. La selección final fue cosa política, como ya se comentó. De hecho se seleccionaron dos candidatas pues la intención de Koroliov era hacer dos lanzamientos: una mujer en cada nave Vostok, lanzadas en días consecutivos, lo que ya había ocurrido con las Vostok 3 y 4.

En marzo de 1963 la decisión se cambió y en la Vostok 5 viajaría el cosmonauta Byokovsky y en la Vostok 6 Valentina Tereshkova, en junio. El 14 despegó la Vostok 5 y Valentina comenzó sus preparativos finales, a la par de la segunda candidata, su tocaya Valentina Ponomariova, por posibles cambios de última hora. La mañana del 16, ambas cosmonautas fueron vestidas con el traje espacial y llevadas a la plataforma de despegue. Luego de las últimas revisiones, abordó la Vostok 6 y esperó dos horas a que terminara el conteo regresivo.

Cuenta Tereshkova que cuando escuchó por radio “Llave en posición de salida. ¡Despegue!”, estaba tan emocionada que gritó: “¡Cielo, quítate el sombrero que voy hacia ti!”. Horas después del despegue, habló por teléfono con el líder Nikita Kruschov. Hubo ciertos problemas y dudas en su vuelo, que duró 48 órbitas —casi tres días—, cómo lápices con punta rota, no permiso para control manual de la nave, náuseas y otras cosas. El nombre dado a la misión fue Gaviota, que comenzaron a usar como apodo para ella.

Al aterrizar, con un viento fuerte que complicó la maniobra en su paracaídas, los aldeanos cercanos la rodearon y le llevaron leche y papas cocidas. En agradecimiento ella regaló la comida que le quedaba en la nave. Pareciera algo significativo e inocente, pero impidió que los científicos que evaluaban el desempeño pudieran medir con precisión su consumo de calorías, peso, nutrientes y otros parámetros de interés.

Lo importante era que había regresado viva y se convirtió en héroe de su país, conocida en el mundo entero. No la volvieron a arriesgar en otro vuelo espacial, al igual que Gagarin. Se casó con el también cosmonauta Andiyan Nikolayev en una ceremonia presidida y organizada por Kruschev y tuvieron una hija, la primera niña con padres que han viajado al espacio. Este año cumplió 80 y sigue siendo gran personalidad en su país y el mundo.