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Parafilias

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Sexo y psique

Por Andrea Elizabeth Martínez Murillo

La Paz, Baja California Sur (BCS). Existe una gran variedad de conductas eróticas que, para la mayoría de las personas, resultan de difícil comprensión. Y, por lo general, cuando no entendemos algo, lo calificamos de negativo o que, como es el caso de la sexualidad, se sigan utilizando términos como desviaciones, perversiones o aberraciones, para describir las diversas expresiones comportamentales de la sexualidad. Dentro de éstas, existen dos términos similares que hablan sobre la vivencia de la sexualidad, en específico de la excitación sexual, los cuales son filias y parafilias, pero, ¿realmente podemos diferenciarlos?

Las filias son atracciones hacia determinadas realidades o situaciones. Éstas no se asocian únicamente al ámbito de la sexualidad, sino que pueden referirse al gusto por de cualquier ámbito de nuestra vida. Es algo que nos gusta o nos llama la atención. Por ejemplo, la agorafilia es la atracción a los espacios abiertos, todo lo contrario a la agorafobia, término mucho más conocido. Sin embargo, puede ser que a la persona no sólo le atraiga, sino que también sienta excitación por la actividad sexual en lugares públicos. Aunque el término sea el mismo, con independencia de si hay excitación o no, las realidades son muy distintas.

 

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Las parafilias son formas de conducta en donde la excitación sexual se produce mediante el uso de determinados objetos, situaciones o el no consentimiento de otras personas. Los medios para lograr una excitación sexual normalmente se encuentran fuera del alcance de los intereses sexuales habituales. Y al ser poco comunes se les ha tachado de ser negativos o desagradables, o en muchos casos se revisan desde la óptica de una enfermedad mental.

Sin embargo, las parafilias no son ipso facto un trastorno mental. Hay una distinción entre las parafilias y los trastornos parafílicos. Un trastorno parafílico es una parafilia que causa un malestar significativo o deterioro para el individuo, o una parafilia cuya satisfacción ha supuesto un daño a alguna persona, o un riesgo de daño ajeno.

Por otro lado, en una parafilia la fuente predominante de placer no se encuentra en la cópula, sino en alguna otra actividad, objeto o situación poco habitual. La característica principal reside en la presencia de repetidas e intensas fantasías, impulsos y comportamientos sexuales en torno a dichas situaciones.

Con base a lo anterior, y como un esfuerzo por eliminar los tabúes existentes en torno a la sexualidad, el Instituto Mexicano de Sexología propuso la denominación de Expresiones Comportamentales de la Sexualidad para quitar la connotación negativa de ciertas prácticas sexuales.

Es importante considerar que en materia de comportamiento sexual, las personas pueden hacer lo que deseen siempre y cuando no dañen a terceros, y que quienes participen lo hagan voluntariamente y con conocimiento de las consecuencias de sus actos. Esto significa que una práctica sexual que no sea dañina para alguno de los involucrados no es negativa, por más rara que me pueda parecer.

Dentro de las parafilias más comunes, encontramos las siguientes:

Fetichismo: radica en la excitación por un objeto inanimado, como por ejemplo, ropa interior o zapatos. Se caracteriza por emplear los fetiches como objeto para la masturbación, uso por parte de la pareja, usarlo solo en fantasías o hacer colecciones. El fetichismo no suele causar problemas, salvo cuando las parejas se cansan de tener que utilizar siempre el mismo objeto, por ejemplo, una pareja en donde uno de los dos se queja de que la única forma de excitar a su compañero es usando un liguero verde.

Voyeurismo: es la observación de otras personas en situación erótica para lograr la excitación. Es imprescindible para el voyeurista que las personas observadas no sean conscientes. Se suele asociar con el escuchismo, que consiste en oír a otros durante el acto sexual. Un elemento relacionado con la intensidad del proceso, radica en el riesgo a ser descubiertos.

Exhibicionismo: reside en sentir placer erótico al enseñar los genitales. Aparece fundamentalmente en hombres; las mujeres que se exhiben públicamente no suelen sentir placer erótico, aunque sienten satisfacción por la situación provocativa que originan.

Masoquismo: es la actividad sexual donde el modo preferido o exclusivo de producir excitación sexual es el hecho de ser humillado, atado, golpeado o atormentado de cualquier otra manera. En el masoquismo podemos encontrar:

  • Bondage: consiste en ser atado, las ataduras pueden tener elementos que causen dolor o simplemente servir para inmovilizar.
  • Servilismo: persona que adopta una actitud de obediencia y esclavitud que le proporciona un intenso placer.
  • Spanking: significa ser azotado en el trasero con las manos o con elementos auxiliadores.
  • Hipoxofilia: es la consecución del placer a través de la asfixia, bien por la presión del cuello a modo de ahorcamiento o tapando la cabeza

Sadomasoquismo: es cualquier actividad sexual de disfrute mutuo entre personas que consiente, a través de un juego de roles de sumisión y dominación, que suele implicar ataduras físicas o dolor erótico.

Urofilia y coprofilia: expresiones comportamentales de la sexualidad en las que existe gusto o placer por la orina o las heces o por el acto de orinar, defecar y observar su realización.

Fobofillia: consiste en que sentir gusto o placer por situaciones que implican peligro o temor, como mantener relaciones sexuales en lugares públicos bajo el temor y/o el riesgo de ser descubiertos o castigados.

Ahora bien, una vez descritas las parafilias más comunes, es imprescindible no juzgarlas como algo aberrante, son simplemente expresiones distintas a la norma, por ejemplo, en terapia se revisa el caso de una pareja urofílica, en donde a ambos les excita orinar a su pareja. Puede ser visto como extraño o desagradable para algunos o puede verse como algo interesante para probar en mi próxima relación sexual.

No porque yo como individuo no lo quiera hacer, significa que otros no tengan el derecho de gozar de su sexualidad a como les venga en gana, recordando siempre lo que se mencionó arriba: no dañar a terceros, y que los que participen lo hagan voluntariamente y con conocimiento de las consecuencias de sus actos.

Además, todas las personas, en menor o mayor medida, presentamos algún tipo de filia tanto a nivel sexual como a otros niveles. Lo importante es aprender a conocernos, saber identificar cuáles son nuestros gustos y manejarlos de forma coherente. El problema aparece cuando la expresión de dichas filias genera un malestar significativo, caso en el que se debería acudir a un psicólogo especialista para redirigir estas emociones.

 

Bibliografía

Álvarez-Gayou J. (2011). Sexoterapia Integral. Ciudad de México: Manual Moderno.

Cabello F.. (2010). Manual de sexología y terapia sexual. Madrid: Síntesis.

 

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




¿Qué son las parafilias?

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Voyeurismo. Obra de Seth Amstrong.

Sexo + Psique

Por Yaroslabi Bañuelos Ceseña

 

“Llamamos perversa a una práctica sexual cuando se ha renunciado a la meta de la reproducción y se persigue la ganancia del placer como meta autónoma.” Sigmund Freud.

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Antes de 1987 el término “perversión” fue muy utilizado por la psiquiatría y la psicología para referirse a aquellos comportamientos sexuales que no tenían la reproducción como su objetivo principal o que se desviaban de la normalidad sexual predominante en la época. La homosexualidad y la masturbación, por ejemplo, fueron consideradas como perversiones sexuales. Después del mencionado año, la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) eliminó del DSM (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) el término “perversión” y lo sustituyo por el de parafilia. En la segunda versión de este manual (DSM-II), publicada en 1973, ya se había eliminado la homosexualidad como categoría diagnóstica de la sección de “desviaciones sexuales”. Esto sucedió por la presión de numerosas manifestaciones de la comunidad gay, las cuales se llevaron a cabo en Estados Unidos desde 1969. Las protestas lideradas por el “Frente de Liberación Homosexual” eran dirigidas hacia los psiquiatras de la APA, quienes se habían basado en teorías psicológicas, sin evidencia científica, para incluir la homosexualidad en la clasificación de los trastornos mentales.

Hoy en día, las parafilias se definen como el conjunto de fantasías sexuales en las que la excitación y la fuente de placer no se encuentran en el coito, sino en alguna otra actividad u objeto, los cuales se engloban en 3 tipos:

1) Objetos no humanos (ejemplo: el  fetichismo).

2) El sufrimiento o la humillación de uno mismo o de la pareja (sadismo, masoquismo, etcétera)

3) Niños u otras personas que no consienten (pedofilia o exhibicionismo).

El gusto y la inclinación por determinados juegos sexuales, fantasías eróticas o comportamientos poco convencionales durante el sexo, no implica que se trate de una parafila, ya que para que una práctica sexual sea considerada como tal, debe mostrar ciertas características como: alcanzar el orgasmo únicamente a partir de dicha práctica sexual atípica; presentarse por un periodo prolongado de tiempo (se consideran al menos seis meses); asimismo, el comportamiento sexual debe de causar un deterioro significativo en áreas importantes de la vida de la persona.

La “Guía para el Diagnóstico Clínico” de James Morrison nos dice: “Las parafilias incluyen distintos comportamientos sexuales que la mayor parte de la gente rechaza por resultarles desagradables, inusuales o anormales: implican algo distinto al sexo genital con un adulto normal que da su consentimiento. Un trastorno parafílico se diagnostica cuando una persona percibe tensión o disfunción como consecuencia de un comportamiento de este tipo”.

Por lo que se puede concluir que una parafilia está muy distante de lo que puede ser el erotismo o sensualidad; es un comportamiento insano, destructivo e incontrolable que conlleva un profundo malestar psicológico. Un claro ejemplo de la capacidad destructiva de las parafilias, es la pedofilia, en donde el daño a la integridad física y psicológica de otros es totalmente brutal.

Parafilias más frecuentes

  • Exhibicionismo: Exposición deliberada y compulsiva de los genitales en público para alcanzar satisfacción sexual mediante la reacción de la víctima.
  • Fetichismo: Obtención del disfrute sexual a partir de objetos inanimados (zapatillas) o zonas del cuerpo (pies).
  • Frotteurismo: Gusto y excitación por frotar los genitales contra el cuerpo de otra persona en sitios muy concurridos sin que la víctima se percate, por ejemplo en un vagón del metro.
  • Sadomasoquismo: Búsqueda de placer mediante la agresión y dominio (sadismo). Obtención del placer mediante la sumisión, al ser maltratado y dominado (masoquismo).
  • Vouyerismo: Consiste en obtener placer mirando los genitales y las actividades sexuales de otras personas.
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    Imagen: Internet.

  • Zoofilia: Fantasías y prácticas sexuales con animales.
  • Necrofilia: Excitación con cadáveres.

Las más extrañas

  • Androidismo: Excitación provocada por robots con apariencia humana.
  • Apotemnofilia: Tener fantasías sexuales sobre la pérdida de un miembro del propio cuerpo.
  • Aracnofilia: Excitación provocada por arañas.
  • Homilofilia: Excitación por discursos o sermones religiosos.
  • Capnolagnia: Excitación por observar a una persona fumando.
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    Imagen: Internet.

  • Emetofilia: Excitación por el vómito.
  • Formicofilia: Obtener placer sexual mediante el picoteo de las hormigas.

Es importante señalar que cada persona vive su sexualidad de acuerdo a sus experiencias, aprendizajes y motivaciones, esto hace que en el sexo los gustos sean complejos y muy diversos, pero también hay que tener en cuenta que si ese “gusto” se convierte en la única forma de alcanzar el máximo placer, causando ansiedad o estrés a quien lo vive, entonces considerarlo un problema sería una opción.

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