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Por cerrar, convocatoria para medalla Dionisia Villarino 2021

FOTO: Congreso de BCS

La Paz, Baja California Sur (BCS). La diputada María Luisa Ojeda González, Presidenta de la Comisión de Igualdad de Género del Congreso del Estado de Baja California Sur reiteró la invitación a las mujeres interesadas en contender por la medalla “María Dionisia Villarino Espinoza” en su edición 2021 en reconocimiento “a la mujer sudcaliforniana más destacada por su participación activa en el desarrollo e impulso del estado, en los aspectos político, social, cultural, educativo o científico y a favor de las causas de las mujeres sudcalifornianas”.

La legisladora recordó, a través de un comunicado de prensa, que la convocatoria cierra el próximo 18 de octubre de 2021 a las 15:00 horas y que las propuestas deberán presentarse en una cuartilla, por escrito, ante Oficialía Mayor del Congreso del Estado, en Isabel La Católica y Bravo o al correo electrónico oficialiamayor@cbcs.gob.mx.

Cabe recordar que de acuerdo a la convocatoria podrán participar todas las mujeres sudcalifornianas, que sean ciudadana sudcalifornianas en pleno uso y goce de sus derechos políticos y civiles; haber participado o distinguirse por sus actividades en la vida productiva, económica, política, social, educativa, científica o cultural de la entidad y a favor de las causas de las mujeres sudcalifornianas; haber residido y laborado en Baja California Sur, durante los tres últimos años anteriores al día del otorgamiento de la medalla.

Quien resulte ganadora recibirá la medalla, un diploma y un estímulo económico equivalente a 12 meses de salario mínimo, en sesión pública solemne el 28 de octubre de 2021, a las 10:00 horas, en la Sala de Sesiones “General José María Morelos y Pavón”. El 13 de octubre de 2003 fue publicado el decreto 1416 que instituye la entrega de la medalla al mérito en la participación femenina, concluye el boletín de prensa.




Un día sin ellas en La Paz…. Y también con ellas. Crónica

FOTO: Gabriel Larios Heredia.

El Beso de la Mujer Araña

Por Modesto Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Esta crónica, si hubiera querido, la pudo escribir una mujer. Sí, porque este día vimos a varias en las calles y espacios públicos de La Paz. Confieso que hubiera deseado que fuera un día apocalíptico, “desaparecidas” total y voluntariamente para darnos una lección, pero no fue así del todo. Sin embargo, sí forma parte de un suceso histórico, una manifestación del avance en su lucha. No sé ustedes, pero para mí, este lunes fue un poco triste.

Este 9 de marzo recorrimos algunos lugares públicos de esta ciudad. La marcha que ayer se dio en La Paz en el Día Internacional de la Mujer sería, quizás, la más asistida en su historia. Hoy, el Paro Nacional de Mujeres debía ser la cara opuesta: luego de hacer mucho ruido deberíamos notar su ausencia como un acto de protesta. Una estrategia de contraste, inteligente y muy importante.

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De ninguna manera se puede tomar este recorrido y texto como un sondeo, o una muestra representativa. No. Me propuse simplemente caminar alrededor de donde vivo, ir a ciertos lugares y solamente observar y platicar; sin grabar nada para que las palabras fluyeran de un modo cotidiano hacia un curioso preguntando por aquí y por allá. De manera que no hay nada cuantitativo en esto que escribo, mucho menos algo que se jure como una verdad. Es sólo un pedazo del día, una mirada a la calle, una reflexión.

Hoy todo el día estuvo nublado. El clima, algo raro, donde te daba calor y cuando ponías el abanico te daba algo de friyito. Para variar, me levanté tarde, cerca de las 8 de la mañana. Mientras se hacía el café, me asomé a la calle desde un segundo piso —vivo en la zona centro, sobre un bulevar con mucho tráfico— deseando en el fondo de mi corazón que todas las mujeres de La Paz se hubieran unido y que este día tuviera ese aire apocalíptico. Amanecer como si una enfermedad hubiera diezmado a la mitad a la población. Aunque ahora que lo pienso, se trataría de una enfermedad milenaria de falta de equidad y respeto; y se cansaron de vivir con ese mal.

FOTO: Modesto Peralta Delgado.

Hubiera deseado eso que les digo. Pero no. Sobre el bulevar vi, y he seguido viendo, mujeres de prácticamente todas las edades ir y venir. Unas caminaban solas, otras adolescentes en pequeños grupos de estudiantes, unas mujeres mayores se dirigían con ayuda de hombres o mujeres a la iglesia. En una escuela primaria —la escuché por el altavoz— una maestra dirigía los honores a la bandera, y luego supe de algunas profesoras que sí quisieron ir a dar clases.

La presencia más evidente eran las mujeres trabajadoras. Estaban barriendo los frentes de los negocios; atendían detrás del mostrador; preparaban las comidas en loncherías. Nos dijeron que si faltaban nos descontarían, me contó una empleada de una tienda quien desde las 7 de la mañana estaba en la caja. Una más que barría la banqueta en un negocio de sushi me dijo simplemente Yo quise venir. Una señora que atiende un Oxxo me dijo que algunos no abrieron pero que les respetaron —sin descontarles el día, según ella—, a quienes no quisieron sumarse al Paro Nacional. Pero ella fue porque quiso, Por la responsabilidad de estar a cargo de la tienda.

Ayer domingo en la mañana, a quien acostumbramos comprarle su rico desayuno, dijo que ella sí abriría hoy Porque tenía que trabajar, porque quería. En el rato, otras clientas comentaron sobre el tema que, qué bueno, ya no es tratado con ignorancia o con frivolidad. Escuché a la misma cocinera decir que Las mujeres habían conseguido muchas cosas de forma pacífica y que mejor deberían dejar de escuchar banda y reggaeton donde las denigran.

Hoy no abrieron el café de la esquina donde compraríamos el desayuno y que habitualmente tiene lleno los lunes. La lavandería tenía cerradas sus puertas con una hoja donde se leía que se unían al Paro Nacional de Mujeres. ¡Vaya! Me dio gusto. Tener un día más mis bolsas con ropa sucia no me va a hacer nada. Y es que en esta zona hay muchos negocios, y si bien no fue un recorrido exhaustivo, parecía un día normal. Es más, parecía un día de asueto: ciertamente se ven menos carros que otros días, eso es cierto, pero en el bulevar 5 de Febrero, en Colosio y en Forjadores sí había damas conduciendo sus vehículos, esperando o tomando el pesero, o conduciendo el Uber…

Precisamente me regresé en un Uber y la conductora me dijo que ella apoyaba a las mujeres, claro, pero que para ella, No logramos nada si no trabajamos hoy. Me comentó que no estaba de acuerdo con ciertas cosas, como haber rayado el monumento de La Paloma ayer, y que si querían respeto ellas no mostraban respeto actuando De esa forma indigna. La mujer me contó que este lunes había llevado a varias mujeres, entre ellas, maestras que le decían que iban por los niños, pues no había maestros en sus escuelas.

Donde sí parecía que hubo un ataque zombie fue en la UABCS, donde se vio muy poco movimiento. Una que otra alumna —una me dijo que no había visto una sola maestra, pero ella era de las escasas alumnas que sí quisieron ir a clases. En el Ayuntamiento de La Paz, acudieron muy pocas trabajadoras, aunque afuera sí estaban instaladas vendedoras o andaban por allí las que iban a algún trámite. Y en Plaza Soriana mujeres por todos lados: atendiendo los negocios y comprándoles; las que iban al mandado o a comprarse algo al Sears. No como otros días, hay que tomar en cuenta que es lunes de mitad de quincena y pasé allí a la hora de comer, pero sí, de que se vieron, se vieron en todos lados.

FOTO: Modesto Peralta Delgado.

El paro de mujeres en La Paz tenía un lado predecible: muchas de gobierno a las que les habían dado permiso y les dijeron que no les descontarían, sí pararon. Muchas trabajadoras de la iniciativa privada, no. Quién sabe qué hacían tantas en tantos lados, pero repito que las más evidentes eran las que hacían quehacer o atendían clientes. Es importante remarcar que esto no es un dato, es una percepción, espero mañana se publiquen números que informen de manera más fehaciente las repercusiones.

Debería haber repercusiones. La causa lo amerita. ¿Era necesario? Sí, yo creo que sí era justo y necesario. Más allá de lo que opinemos —quien quiera y lo que quiera—, de las formas de expresarlo o de manifestarse, por supuesto que no es ningún cuento la violencia contra las mujeres, los feminicidios, la discriminación, el acoso sexual o laboral. Este texto no busca hacer menos la convocatoria, que a nivel personal apoyo, al contrario, es dejar un registro de quiénes no participaron y por qué.

Que se ha nota su ausencia, se nota —mi compañera editora que paró este día, ya me dirá las metederas de pata que he tenido hoy que la cubrí—; que hubiera estado chingonsísimo que más trabajadoras, ¡que todas!, se hubieran sumado, habría sido el golpe más fino y limpio contra el machismo y la mala educación. Que es un avance, claro que sí; que falta más, también. Que las queremos vivas y sin violencia, muy cierto; que aún con todo esto las han seguido matando, pues ya ven que sí.

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De mujeres, derechos y simulaciones

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El gabinete del gobernador Carlos Mendoza Davis, ¿paridad de género? Foto: Gladys Navarro.

A botepronto

Por Gladys Navarro

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Este día a mí me sirve para deprimirme más porque muchos de los “logros” que tenemos hoy las mujeres son letra muerta, o sea, están en la basura. Diagnósticos van y vienen, compromisos firmados, tratados, discursos. Buena parte queda en la foto y con ello en el recuerdo. Hace días que reflexionaba sobre ello pensé en que de plano andaba muy pesimista, sin esperanza pues. Pero estoy segura que no soy la única, y espero que al menos desde la desesperanza logre transmitir alguna reflexión que les interese y les o nos motive para un ejercicio de autocrítica desde cualquier posición en la que nos encontremos. Hace unos días escuchaba a la doctora Lorella Castorena abordar el tema de los avances en materia de derechos de las mujeres y frente al auditorio en su mayoría compuesto por mujeres, algunas de ellas en el servicio público, dijo algo en lo que coincido plenamente: la simulación que nos atrapa. Esa de la que podemos llegar a formar parte y entonces ni lograr avances para las mujeres ni para los hombres, ni para las niñas, ni para los niños, ni para nadie. Es así. Mucho podemos hacer las mujeres por cambiar las desigualdades empezando por aquellas tomadoras de decisiones, que dejen, pues, la simulación. Seguro habrá esfuerzos muy notables por marcar la diferencia, pero sabemos perfectamente que muchas hacen lo contrario a trabajar por lograr condiciones de igualdad y el respeto a los derechos, vamos, siquiera a ser escuchadas. Se me viene a la mente, por ejemplo, los Congresos (¿el local acaso?) ¿Nuestro Congreso se destaca por las voces críticas de las mujeres? ¿Le han negado el voto al gobernador en alguna de sus iniciativas? ¿Se han opuesto a algunas de sus “líneas”? Con alguna excepción, creo que no. Lo siento, es la realidad. Y de parte del gobernador ya ni hablemos, los discursos sobre la importancia de la mujer, la participación, los derechos y toda esa palabrería es letra muerta, insisto, cuando tan solo revisamos la integración de su gabinete, por ejemplo, y vemos que no ha decidido integrar a ninguna mujer en los principales cargos. ¿De verdad no encontró ninguna mujer con el suficiente perfil para ser Secretaría General, de Finanzas, Desarrollo Económico, Seguridad, Medio Ambiente…? Si es así, qué triste de veras, dirían algunos. Pero no lo creo. Obedece a esa cultura machista. Así de simple. Y bueno, ya que andamos de este lado, este día me sirve para pensar justamente en la actuación de los varones, en cuánta solidaridad práctica nos falta de los hombres. Los varones deberían entender que no somos un sector vulnerable, ni compadecerse, ni hacer un reconocimiento frívolo, tendrían que asimilar que somos la mitad de la población, que contamos y que se requiere que ellos también le entren a los temas de género y a la formación de las nuevas generaciones con una nueva cultura, la de la igualdad y el respeto. Se requiere que lo hagan por que se lo deben a sus madres, por sus esposas, y por sus hijas y todas las mujeres de las que están rodeados. Porque sólo por nacer, las niñas ya llegan a este mundo con grandes desventajas (más las que arriban a esta isla querida tan olvidada de todos). Dejemos, pues, mujeres y hombres la simulación y trabajemos juntos para ver si logramos dejarle un mundo mejor a los niñas y niños. Una como sea… Comentarios: abotepronto@gmail.com