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Difuntito de San José del Cabo. Niños fantasmas de La Paz y Los Cabos

Foto: La Voz de Los Cabos

California Mítica

Por Gilberto Manuel Ortega Avilés

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Aunque en muchas ocasiones, los niños fantasmas son causa de terror o miedo, como algunas películas o historias nos han hecho creer, también existe la otra cara de la moneda, aquellos niños que después de su muerte han inspirado o incluso trascendido a ella.

Un ejemplo de niños fantasma que causaba terror, era el niño que enseñaba los dientes en las calles de La Paz. Las recurrentes apariciones de El Niño que Enseña los Dientes en La Paz, tiene muchos relatos. Algunos de ellos se pueden leer en La Paz de Antaño, relatos, cuentos, leyendas y anécdotas, de Rogelio Olachea Arriola, del año 1973.

Una vez, en altas horas de la noche, caminaba por la calle Reforma una señora de condición humilde y sus pasos eran lo único que se escuchaba en esa soledad. Al llegar al crucero de la calle Ramírez, donde se encontraba la tienda de los descendientes de don Martín Avilés, vio que venía a su encuentro un niño de aparentes 7 años, el cual pasó de largo sin tomar en cuenta a la señora. La luna iluminaba todo el lugar y la señora vio cómo el niño se ocultaba en la sombra de una casa; como estaba de espaldas, le preguntó: ¿Qué haces aquí niño? Te llevaré a tu casa con tu mamá. El niño no respondió nada, entonces volvió el rostro y enseñó a la señora unos enormes dientes y una sonrisa macabra, sin ojos y con una cara brillante como la losa. Entonces el fantasma se desvaneció en medio de unos ruidos extraños y la señora se desmayó.

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La mujer señaló que al despertar, se encontraba rodeada de muchos curiosos, los cuales huyeron al contarles lo sucedido. Por esa época se siguieron relatando apariciones del fantasma del infante, incluso algunos llegaron a afirmar que en el lugar se encontraba un tesoro enterrado y eso ocasionaba tal aparición.

En ocasiones estas supersticiones son alimentadas por nacimientos de niños con defectos físicos, como el que se dio hace más de 100 años en Los Cabos. En San José del Cabo nació una niña con características muy extrañas, según el periódico resguardado en el Archivo Histórico Pablo L. Martínez.  La pequeña que causó temor y asombro por su rara forma. Solo vivió algunas horas después de su nacimiento, pero su presencia fue motivo de comentarios demoníacos en su momento.

El artista local Ecatl López, nos hizo un dibujo de la niña, que presentamos a continuación.

Dibujo: Ecatl López

El difuntito de San José

Como lo mencionamos, no todos los niños fantasmas son fuente de terror, el caso contrario fue José Zazueta, era un pequeño de ocho años que fue encontrado a la orilla de la playa rumbo a Zacatitos, en San José del Cabo, aproximadamente en el año 1910, él y su familia fueron arrastrados por la crecida de un arroyo y murieron.

Los vecinos que encontraron el cuerpo le dieron sepultura y construyeron una capilla en ese lugar. Poco a poco este se volvió un lugar de culto para las familias nativas del lugar, ya que año con año, cientos de familias acuden al lugar a rezar y dejar ofrendas, ya que aseguran se trata de un niño muy milagroso y ha curado muchos enfermos. La capilla es adornada con un hermoso ángel blanco que contrasta con la costa azul del mar, por dentro la capilla está llena de flores, ropa de bebe, juguetes, rosarios, cruces veladoras, y hasta trenzas de cabello humano, como agradecimiento a los favores recibidos.

Al igual que la animita de la ciudad de La Paz o la niña vidente de El Triunfo son parte del folklor y tradiciones sudcalifornianas que estamos obligados a preservar para futuras generaciones.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




Día de Muertos o Halloween, ¿cuál tradición es más fuerte en BCS?

FOTOS: Internet.

Tierra Incógnita

Por Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). En la actualidad, es de lo más común observar en las escuelas y diversos espacios culturales y cívicos de nuestra Sudcalifornia, diversas manifestaciones en recordatorio de los “fieles difuntos” y de los “santos inocentes” —como se les denomina en la religión católica a los jóvenes y adultos que ya fallecieron, los primeros; y los niños, los segundos—. También los concursos para ver quién se disfraza de la mejor “Catrina” son bastante concurridos.

Sin embargo, es necesario que se conozca que este tipo de “culto a los muertos” apenas inició de la manera que se ha descrito en la década de 1980 en adelante en nuestras ciudades. Cuentan los mayores, que antes de los años 80’s, en todos los pueblos y ciudades de Baja California Sur, por lo general la forma de celebración del Día de muertos era simplemente acudiendo a los panteones de la comunidad a limpiar las tumbas y rezar un Padre Nuestro o un Ave María por el eterno descanso del familiar. También se acostumbraba a acudir a las misas que se daban en las diferentes iglesias por el descanso eterno de las personas difuntas. ¡Y eso era todo!

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Muchas personas creemos que este tipo de manifestaciones culturales, como los “Altares de Día de Muertos” y “Las Catrinas” llegaron junto con el arribo de personas de grupos étnicos, sobre todo de Oaxaca, Guerrero y Estado de México, los cuales venían a trabajar en los campos algodoneros del Valle de Santa Domingo o San Juan de Los Planes. Las personas de estos grupos se reunían en casas en donde entre todos construían Altares y esperaban la llegada de sus difuntos tal como lo hacían en sus comunidades de origen. También es importante resaltar que los Altares de Muertos en los Museos, Casas de la Cultura, Presidencias Municipales, etcétera, fueron obra de artistas y académicos los cuales las habían podido apreciar en sus viajes a diferentes lugares de la República Mexicana y quisieron compartir estas manifestaciones culturales con los habitantes de este rincón de la patria. Finalmente, también jugó un papel de gran relevancia el Consejo Nacional para la Cultura y Las Artes (Conaculta) el cual fomentó, a través de programas de radio, televisión y medios impresos la masificación de los festejos de Día de Muertos de las comunidades indígenas y/o mestizas de diferentes partes de México.

El culto prehispánico

El culto a la muerte se ha practicado en BCS desde antes de que fuera ocupada por los exploradores españoles y los sacerdotes jesuitas. Se han encontrado entierros rituales con una antigüedad de entre 1000 y 1700 años en los sitios que actualmente conocemos como Ensenada de Muertos, Isla Espíritu Santo y Rancho Rodríguez, en el municipio de La Paz; El Médano, Barco Varado y playa Las Destiladeras, municipio de Los Cabos; San Juanico, las islas Margarita y Magdalena municipio de Comondú; y en Bahía Concepción, municipio de Mulegé.

En estos sepulcros, los cuerpos estaban envueltos en pieles de venado y firmemente atados con trozos de cuerdas realizadas con hoja de palma o de maguey machacadas. En ocasiones las piernas de los cuerpos eran flexionadas hacia atrás, con los tobillos a la altura de la cadera. Finalmente se depositaban los restos sobre una cama de conchas de almejas —es por ello que estos entierros se les denomina “concheros”—, la cual se ubicaba en un hoyo en la arena a unos 50 centímetros de profundidad. Por lo general, estos entierros se realizaban cerca del mar y casi siempre eran individuales aunque en ocasiones se han encontrado parejas —hombre y mujer— enterrados juntos. Se han estudiado estos entierros de forma más sistemática desde finales del siglo XIX por algunos investigadores como Edward Palmer y el francés León Diguet, y algunos de los investigadores contemporáneos son James R. Moriarty, George Shumway, C. N. Warren (1959); Carl L. Hubbs (1961); Malcolm J. Rogers (1966); Emma L. Davis (1976); María Teresa Uriarte (1977); Magdalena R. Sánchez y Eric Ritter (1994); y Matthew D. Lauriers (2003), entro otros.

Algunas evidencias encontradas hacen suponer también que cuando fallecía un integrante de una de las diferentes etnias que habitaron nuestra Sudcalifornia, se procedía a su cremación, preparando diferentes objetos del difunto para que se le colocaran a su lado. Finalmente resalta un descubrimiento sumamente interesante el cual se realizó a partir del año del año 2000. El antropólogo físico Alfonso Rosales-López, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), informó que las pruebas físicas y biológicas indican que los esqueletos fueron enterrados dos veces. Primero, el cadáver era colocado dentro de una fosa, una vez que tenía un avanzado estado de descomposición era desenterrado, para posteriormente seccionarlo manualmente y realizar una segunda inhumación”. Este sistema de doble enterramiento, tenía como finalidad terminar con el sufrimiento de la persona fallecida, puesto que “el concepto de muerte (como biológicamente lo entendemos) no existía, pero, los cambios físicos provocados por el proceso de descomposición hacían creer que experimentaba dolor, por lo que se pensaba que seccionando el cuerpo liberaban al individuo de este padecimiento. “Para ellos este momento no era de muerte, sino un simple cambio de estado, en donde el dolor era una constante, porque el cuerpo cambia de coloración, le salen moretones y arroja líquidos por los orificios.

¿Dulce o tradición?

Es obvio que con la desaparición de los casi 40 mil indígenas — cantidad que había a la llegada de los exploradores europeos y el inicio de las Misiones, en la Antigua California—, las costumbres y simbolismo de los entierros practicados por estos grupos, se perdió. Con el auge de las misiones se desplazaron las creencias de los pocos indígenas que quedaban así como de los mestizos y colonizadores que iban llegando a estas tierras. Ya para finales de 1700, en la Antigua California sólo existían las creencias traídas por los sacerdotes y los colonos extranjeros y con las cuales se rindió “homenaje” a todas las personas que partían de este reino mortal.

Finalmente, es importante no soslayar la influencia que ha tenido el festejo angloirlandés denominado Halloween en los diferentes estratos sociales de nuestro estado. Si bien es cierto que este festejo no tiene nada que ver con el culto y respeto hacia los seres que ya fallecieron, es una actividad colectiva que se ha introducido paulatinamente en nuestra cultura y que es practicada por niños, jóvenes y adultos. Esta actividad fue proliferando a partir de los años 70’s con la llegada de grandes cantidades de turistas, sobre todo estadounidenses, los cuales acostumbraban festejarlas en los hoteles de los diferentes destinos turísticos.

Con el paso del tiempo invitaban a ciudadanos mexicanos para que compartieran con ellos y se desplazaban por diferentes partes de algunas ciudades del estado disfrazados con atuendos típicos de este festejo. Posteriormente los comerciantes, restauranteros y dueños de bares encontraron una posibilidad de explotar este “festejo” para obtener ganancias y empezaron a promover entre los niños y jóvenes la realización de “Noches de Brujas”, “Fiesta de disfraces de Halloween”, etcétera. En bares y restaurantes, con una gran concurrencia. Las dulcerías y lugares donde se vencían golosinas también empezaron a adornar sus escaparates con los objetos típicos del “Halloween” y aprovechaban la llegada de los niños y jóvenes que pedían su jalowi, para que los adultos que los acompañaban comprara algún producto de la tienda.

No cabe duda que nuestra hermosa tierra sudcaliforniana tiene una heterogeneidad de costumbres, tiene historia y tiene un pasado pleno de tradición en el “Día de Muertos” y con la llegada de las diferentes manifestaciones culturales sobre este mismo festejo, nos enriquecemos y crecemos aún más.

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La muerte. El último paso bajo la mirada de la religión, la ciencia y la cultura

FOTOS: Internet.

Salud Para Todos

Por Josué Estrada Flores

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Desde las primeras enseñanzas con nuestra familia y en la escuela, hemos aprendido que el Hombre, biológicamente, nace, crece, se reproduce y muere. Las dos primeras etapas son maravillosas y nos encantan, pero inconscientemente olvidamos la tercera etapa de nuestro evolucionar: la muerte. En nuestra cultura mesoamericana podemos tener miedo a ella, o  reírnos de ella; contar chistes, cuentos tradicionales y hasta fiestas de convivencia con nuestros ancestros; puedes llorar y también puedes, simplemente… Reírte de la muerte. Y aunque muchas personas con quienes convivimos hablan frecuentemente y se observan muy valientes, pero como la mayoría, le tienen miedo a la muerte.

En los últimos días de octubre y los inicios de noviembre, los mexicanos nos preparamos para salir del aburrimiento cotidiano y festejar a la muerte con las risas de nuestras graciosas calaveras; escuchar con miedo las historias tradicionales que nos cuentan los mayores; o bien, disfrutar de los dulces en forma de calacas de dulce, amaranto, chocolate  y comidas especiales dedicadas a los difuntos.

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Estas festividades nos invitan a la reflexión: la de acercarnos a la muerte a través de  actividades cotidianas; fiestas, canciones que gustaban a nuestros ancestros, los chistes y las anécdotas que nunca faltan sobre los que ya se fueron. Todos estos elementos nos identifican con nuestra cultura, y nos traen gratos recuerdos pero en ocasiones la tristeza nos inunda por  la separación que tuvimos de  nuestros seres queridos por la muerte.

¿Qué es la muerte?

No es un simple concepto, es “la cesación completa de la vida”, según el diccionario Larousse. ¿Qué hay después del Más Allá? ¿Por qué morimos? ¿Cuándo y cómo morimos? Todas éstas son preguntas que nos hacemos en las distintas épocas, y en distintas zonas geográficas y del mundo. Sólo el Hombre se pregunta  o se plantea sobre su origen, destino, vida y muerte. Son interrogantes que se puede responder por los códigos culturales, puesto que cada cultura o sociedad explican el sentido de las cosas y los fenómenos que los rodean, como surge el universo (cosmovisión),  cual es el origen del hombre  (antropogénesis), así como el fenómeno de la muerte (apocalipsis).

Para el mundo entero, la muerte sigue siendo un misterio. Nadie sabe cómo, cuándo, donde y por qué morirá. El teólogo dice que sólo Dios sabe el día y la hora cuando la muerte vendrá; el médico dirá que sucederá cuando cese el corazón y su función pulmonar (respiración); el biólogo dice cuando las células empiecen el periodo de descomposición (lisis celular); el científico dice cuando la ciencia llegó a su límite; y el pueblo dice cuando se acabe la vida.

El rito de la muerte es el paso más importante de la humanidad. Este ritual lleva implícito una gran variedad de sentimientos: tristeza, respeto, luto, dolor, alegría y hasta sarcasmo. Por ello los muertos  siguen estando presentes —vivos en la memoria de los familiares y de la comunidad—, y se le recuerda por algún acontecimiento importante: Año Nuevo, su “santo”, día de boda, fecha de su muerte, fiesta de navidad, de Semana Santa… En fin, se les recuerda el Día de Muertos. Lo  cierto es que todo ser vivo morirá en un futuro incierto.

El culto a los muertos en México

Matos Moctezuma señala que desde el periodo Preclásico ya se manifestaba un culto a los muertos, representado  por distintas ceremonias  donde a manera de ofrendas eran exhibidas vasijas, figurillas y máscaras alusivas a la muerte; ejemplo de ello es una máscara de barro que se encontró en  Tlatilco (al norte del Distrito Federal) datada del año 1800 a. C., en donde se nota la concepción dual (vida-muerte), misma máscara dividida en dos partes: el lado derecho simboliza la vida, y la parte izquierda representa la muerte, ese lado descarnado y sólo se aprecia el cráneo limpio.

Con respecto a la inhumación, ya practicaban  los entierros en fosas, en cuanto a la posición, las más comunes eran extendidas (según Joyce Davlin); asimismo se encontraron cadáveres en sus tres variantes:  dorsal,  ventral y lateral, así como flexionada, fetal y radial. Y la mayoría de las sepulturas con objetos personales en forma de ofrenda.

Cristianismo y muerte

San Pablo dijo ¿Dónde está, oh muerte tu aguijón? ¿Dónde , oh sepulcro, tu victoria? (1ª. Cor. 15:55). El cristianismo y otras religiones consideran que hay vida después de la muerte, por la fe en Jesucristo, y es Pablo quien en esta expresión manifiesta que la muerte fue vencida por Cristo al resucitar de la muerte.

En el concepto cristiano, hay futuro después de esta vida. Lo expresa de  la Biblia Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio (Heb. 9:27);  y expresa también No os maravilléis de esto; porque vendrá la hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno saldrán a resurrección de vida; más los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación. Jesucristo (Juan 5:28-29).

Finalmente, la esperanza  para los creyentes cristianos, creen que la muerte física se llevara a cabo de manera ineludible (biológica); sin embargo, creen que  serán librados de la muerte espiritual y vivirán la eternidad con Dios (cielo), liberados del  aguijón de la muerte, o sea, la muerte ya no puede matar (espiritualmente).

Nuestra decisión ante la vida y ante la muerte es vital. Lo importante de saber vivir y saber morir, estar listos y preparados para enfrentar la muerte física y espiritual. Y Por hoy,  vamos a disfrutar las fiestas de estos días, y recordar a nuestros seres queridos que nos antecedieron.

¡Feliz Día de Muertos!

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