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Suspenden peregrinaciones guadalupanas en BCS; imagen de la Virgen recorrerá templos

IMAGEN: El Sudcaliforniano

La Paz, Baja California Sur (BCS). A través de un Decreto signado por el Obispo de La Paz, Miguel Ángel Alba Díaz, se informa que las actividades relacionadas con la tradición del “Día de la Virgen de Guadalupe” se cancelan a causa de la pandemia por el coronavirus COVID-19. Al respecto, aclara que las peregrinaciones y fiestas tradicionales no se realizarán, sin embargo, se elaborará un calendario para que la imagen de la Virgen recorra las parroquias de La Paz, Los Cabos y Ciudad Constitución.

FIESTAS GUADALUPANAS

DECRETO

Muy queridos hermanos en el Señor:

El día 12 de diciembre es para todos los mexicanos un día muy especial al recordar la visita que Nuestra Señora de Guadalupe hizo a nuestra naciente patria en el año de 1531 y el mensaje que nos legó con su sagrada Imagen y sus palabras a través de San Juan Diego, “su embajador de toda su confianza”

Por ese motivo desde varios días anteriores a esa fecha los fieles de nuestras parroquias y muchos otros grupos y organizaciones sociales peregrinan hacia su Santuario Guadalupano y la noche del once la celebramos con Misa, mañanitas, festivales y danzas.

Este año, lamentablemente, Dios, en su Providencia inescrutable, ha permitido que la pandemia del COVID-19 nos impida esa forma tradicional de celebrarla, por lo cual este año no seremos nosotros quienes peregrinemos para visitarla en su Casita Santa, sino que será Ella misma quien peregrine y venga a visitarnos, como lo hizo en 1531, y así Ella recorrerá las calles de todas nuestras parroquias.

Los responsables de los Santuarios que existen en nuestras ciudades de La Paz, San José del Cabo, Cabo San Lucas y Constitución, señalarán las fechas y organizarán el recorrido de su Imagen bendita por las distintas parroquias y barrios y pido a los fieles que en esas fechas adornen sus casas para el paso de la Virgen y que cuando pase su Imagen salgan a celebrarla y honrarla desde las puertas, ventanas, techos y terrazas de sus casas.

Según las necesidades, cada día la Imagen de la Morenita podrá recorrer una o dos parroquias o rectorías y por la tarde los párrocos de dichas comunidades, acompañados de un pequeño grupo de fieles celebrarán la Misa en el Santuario, ofreciéndola por su comunidad y por toda nuestra diócesis y transmitiéndola a través de las redes sociales.

Cada párroco o rector deberá organizar e informar a sus fieles el itinerario y preparar un carro para la santa Imagen y otro con sonido para oraciones y alabanzas, si fuera necesario, pueden continuar el recorrido en los días posteriores y celebrar esos días la Santa Misa en sus propias comunidades.

Lo mismo se organizará en las demás localidades donde hay una sola parroquia, de acuerdo a la forma que indiquen los sacerdotes responsables de las mismas.

Los Santuarios dedicados a Nuestra Señora de Guadalupe en las ciudades antes mencionadas, deberán permanecer cerrados desde el mediodía del ll de diciembre y todo el día 12. Podrá celebrarse en ellos la Misa con un pequeño grupo de fieles, pero a puerta cerrada, y transmitirse a través de medios electrónicos.

En esos Santuarios la Misa de la vigilia se celebrará en las mismas condiciones y después de ella, un pequeño grupo musical podrá cantar las mañanitas y algún otro canto y posteriormente podrá haber un pequeño grupo de danzantes.

En las demás parroquias celébrese la vigilia con una velada a la Virgen, cuidando, tanto ese día como el día 12, que en las visitas que hagan los fieles y en las celebraciones que se realicen se respeten el aforo permitido y las normas implementadas por las autoridades sanitarias para evitar riesgos a los fieles y un posible repunte de contagios.

Pido a Dios que esta forma de celebrarla constituya una invitación y una oportunidad para hacer de nuestros hogares, familias y corazones una verdadera “casita santa” donde Nuestra Madrecita del Tepeyac, pueda brindarnos todo su amor y ternura y consolarnos de nuestras tristezas y angustias con las mismas palabras que dirigió a San Juan Diego cuando su tío Bernardino parecía agonizar: “Es nada lo que temes, ¿acaso no estoy aquí yo que soy tu madre?”

Dado en La Paz, BCS, con mi saludo y bendición, el día 16 de noviembre de 2020

 




Violencia en BCS “¡¿Hasta cuándo? ¿Hasta dónde?!”: Obispo de La Paz

FOTOS: Modesto Peralta Delgado.

Por Modesto Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Sinceramente esperaba un sermón tibio, más apegado al Evangelio que a los hechos, en la misa con la que culminó la Procesión por la Paz convocada por la iglesia católica la tarde de este domingo en La Paz. No fue así. También, sinceramente, creí exagerada la expectativa de los asistentes a la marcha que realizaron los fieles desde el Santuario de Guadalupe hasta la Catedral de La Paz: ¡y no!, el poder de convocatoria fue enorme.

Lo que me pareció más destacado de casi cuatro horas de cubrir el evento fue el mensaje del obispo de la Diócesis de La Paz, Miguel Ángel Alba Díaz, que con crudos testimonios habló temerariamente de la violencia en BCS, cómo la oleada de sangre ha alcanzado a toda la entidad —desde Bahía Tortugas hasta Los Cabos—, de las víctimas colaterales y de la exagerada facilidad para asesinar hoy en día y por cualquier cosa; pero dejó sembrada la inquietud de que “es posible” un cambio de vida y la paz. Oró por alcanzar la justicia como único medio para garantizar la paz.

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Hacia las 4:30 de la tarde de este domingo citaron a los fieles católicos en el Santuario de Guadalupe. Allí, en breve entrevista, el padre Ponciano Álvarez, dijo que esta peregrinación llevaba diez años realizándose y que esperaban convocar de 6 a 8 mil ciudadanos; aunque no llevan una contabilidad, estima que el año pasado fueron 6 mil. De un primer vistazo, parecían ser menos de la mitad, pues las personas apenas llenaban una cuadra del templo minutos antes de arrancar la caminata. Pero nos adelantamos al malecón, y se fueron sumando miles más. ¡El total de los marchantes llenaban tres largas cuadras!

Según el párroco, estarían participando todos los sacerdotes de La Paz: más de 50, y alrededor de 100 religiosas. Y la invitación estaba hecha a todas las congregaciones de la Diócesis de La Paz. Contó que la intención era hacer un llamado por la paz en el Estado, en el país y en el mundo, y una “unidad de los cristianos”. Le comenté que me consta la escasísima afluencia en las marchas por la paz convocadas recientemente por la sociedad civil —a finales de 2017 hubo una que no llegaría a 20 ciudadanos—, y le pregunté si la iglesia católica como tal se sumaría a una organizada por civiles: “Sí, claro. La disposición está y estamos abiertos al diálogo; sería ponernos de acuerdo”, contestó.

La jornada se llevó a cabo en orden y sin ningún contratiempo, acompañados por policías y ambulancias, en un recorrido de hora y media. Miles de hombres y mujeres, la mayoría vestidos de blanco, caminaron contra el friyazo por el malecón, porque no era un simple frío: ¡era un friyazo!, como decimos acá. El fuerte aire no se quitaba ni caminando, pero a cambio nos regalaba el hermoso paisaje del atardecer paceño con un cielo de color vainilla con rosa.

Casi no había paseantes por el cenizo malecón que sigue, supuestamente, arreglándose. Los fieles doblaron por la 5 de Mayo hasta llegar a la Catedral de La Paz en punto de las 6 de la tarde, donde se realizó la homilía en la parte de afuera, frente al Jardín Velasco, con miles de sillas dispuestas para recibir al mar de gente. Allí se fueron acomodando personas de todas las condiciones sociales, desde la humilde mujer en muletas que pide limosna en la calle, a la más elegante y perfumada dama que yo tenía a un lado. Todos cantando No hay Dios tan grande como tú, en medio de banderas blancas.

Por más obvio que resulte decirlo, se trataba de un evento de la iglesia católica. No se trataba de una marcha de protesta ciudadana. Las mantas blancas aludían a mensajes de paz y justicia sin referirse a ningún caso en particular, ni contra ninguna instancia. En todo el camino hubo grupos musicales que tocaban las canciones de la iglesia hasta en ritmo de cumbia, y no faltaron las porras y pedir gritos de júbilo. No hay nada de malo en eso. Sin embargo, ¿dónde estaría el elemento crítico y de impacto para un tema tan sensible? Según la periodista Gladys Navarro, sólo en lo que va de enero, van 44 ejecutados en todo el Estado. Muchas personas critican que marchar no sirve de nada, y en efecto, algunas no han tenido el apoyo ciudadano. ¿No era esta una ocasión de emitir un mensaje contundente, ahora cuando los reflectores están olvidando a los muertos y se enfocan en quién se registra como candidato o cambia de partido para arañar el poder?

Y llegó el sermón de Miguel Ángel Alba Díaz quien dio un mensaje de denuncia —¡casi de desesperanza!— pero con las lecturas que se quieran tener, también acentuado en la urgencia de ser apóstoles de la paz, sin necesidad de ser sacerdote o religiosa: desde nuestras casas. En sus primeras palabras habló de la justicia como la vía para que haya paz, lo que quizá pasó desapercibido, pero bien puede ser otra manera de referirse a la impunidad, pues aunque en estas ciudades matan a diario: simplemente no hay detenidos. Se remitió a la preocupación por una posible guerra nuclear; y de los conflictos y tensiones entre Corea del Norte y Estados Unidos, Medio Oriente y Venezuela, tocando así el tema de los migrantes y refugiados, y entrando como humedad en el tema de BCS: “También nosotros somos racistas, también nosotros vemos con sospecha a quienes vienen de los lugares más pobres (…) a buscar un futuro a nuestras tierras, los explotamos, les damos los peores trabajos (…) construyen sus frágiles casitas en los lugares más vulnerables donde los huracanes barren con todo, y cuando cuando algo malo sucede en nuestras ciudades decimos ‘¡son ellos!”.

“Hasta hace pocos años la ciudad de La Paz le hacía honor a su nombre; hasta hace pocos años BCS era considerado uno de los estados más pacíficos, pero de pronto se encendió la mecha. La violencia de las armas se ha venido incrementando de una forma terrible, espantosa, en el número de víctimas. Ya no son eventos ocasionales, ya no son ‘casos aislados’, ahora son cosas de todos los días: uno, dos, cinco, siete, diez ejecutados. Ha crecido el espectro de las características de las víctimas, antes muchos se consolaban diciendo, ‘son miembros de distintos carteles que se matan entre ellos, déjalos’ pero hoy no nada más son miembros de los diversos carteles, hoy también hay victimas entre las fuerzas del orden que tratan de detenerlos, entre los familiares, amigos, policías, custiodios, guardianes, funcionarios públicos. Tristemente, duramente, las víctimas colaterales: el niño, la señora, el hombre que iba pasando, la persona que estaba en el lugar y momento equivocado y le tocó la balacera. La violencia se ha venido incrementando en descaro, ya no es sólo en la noche o en la madrugada, ya no es en lugares secretos o ocultos, ahora es a cualquier hora del día o de la noche, en cualquier lugar, en las plazas comerciales, en el malecón, en nuestras calles, en todas partes oímos, de repente, las armas (…) Se ha incrementado en crueldad y salvajismo: gente colgada en los puentes, cuerpos despedazados, cadáveres mutilados con signos de tortura. ¡¿Hasta cuándo? ¿Hasta dónde?!“. Y en las familias sudcalifornianas, “hay mucha indignación, mucho enojo, mucho resentimiento, mucho dolor”.

“Recuerdo una madre de familia en San José que me decía: ‘señor Obispo, yo sabía que mi hijo andaba mal, muchas veces lo quise retirar de ese camino, muchas le advertí ‘vas a acabar mal’ y yo estaba preparada para que acabara mal; pero nunca pensé que fuera a ver su cabeza en una hielera, sin ojos, sin orejas, mutilada. ¡No me explico tanta crueldad!”. Se refirió también a la violencia en los hogares, donde por “nimiedades” maridos, esposas e hijos se asesinan unos a otros. Dijo que “parece que nadie quiere oír” ante muchas cosas que se han hecho para detener la violencia, desde manifestaciones hasta cartas. Finalmente, que el mensaje de este día de la Procesión por la Paz es doble, en el sentido de que “tomemos conciencia del tiempo en que vivimos, descubramos que el tiempo apremia (…) La paz es posible, otra manera de vivir se puede, esta aquí al alcance de la mano; es una invitación al arrepentimiento y a un cambio en el estilo de vida (…) No nos dejemos arrastrar por el mal, intimidar por el mal, no nos encapsulemos en nuestros temores (…) Y que Dios busca profetas, entre todos nosotros, sacerdotes y seglares, busca profetas y apóstoles. ¿Quien puede ser capaz de mostrar su amor y preocupación? ¿Quién estará dispuesto a construir la paz?”.




“No a la retórica estéril”: Obispo de La Paz sobre creciente violencia en BCS

FOTO: Internet.

La Paz, Baja California Sur (BCS). Ante la creciente violencia que se vive en Baja California Sur, y de forma más pronunciada en La Paz y en Los Cabos —que incluyó, la noche de este martes en esta capital, el asesinato del presidente de la Comisión de Derechos Humanos en BCS, Silvestre de La Toba Camacho, y su hijo, Fernando—, el obispo de La Paz, Miguel Ángel Alba Díaz, emitió un breve comunicado.

El sacerdote invita a una misa en la iglesia de San Martín de Porres el próximo jueves a las 19:30 horas; en resumen, declara que le han pedido su opinión respecto a la violencia que azota al Estado, pero sostiene que lo no cambia lo que llegó a decir en 2014 sobre el tema, por que además la sociedad está cansada de discursos.

A continuación, el comunicado de prensa de forma íntegra como se hizo llegar a medios de comunicación:

A todo el pueblo de Dios que peregrina en la Baja California Sur

A todos los hombres y mujeres de Buena Voluntad

Ante la ola de violencia que en los últimos meses se ha recrudecido en nuestro Estado, me han pedido hacer algunas declaraciones a través de un comunicado oficial de parte de la Iglesia Católica. No soy insensible, me lastima todo lo que estamos viviendo, pero también considero que es el momento oportuno para ir a la raíz del problema y no solamente quedarnos mirando o protestando ante lo que vienen siendo las consecuencias.

El 8 de octubre de 2014 ofrecí a través de los medios de comunicación una reflexión sobre lo que se estaba viviendo en ese momento, somos testigos de que lejos de aminorar se han multiplicado los asesinatos, entre los muertos algunos inocentes. Toda vida es importante. Mi pensamiento es el mismo que expresé en aquel comunicado, hoy no tengo nada más que agregar. No a la retórica esteril. Hoy existe una urgencia de aprender a leer los signos de los tiempos, de dejarnos interpelar por Dios. Estamos convencidos de que Dios nos escucha, pero sólo se escucha en el silencio y la correcta interiorización.

Es por eso que en una sociedad cansada de discursos, he optado por no hacer más declaraciones sobre este tema. Pero no me hago a un lado, desde mi papel de pastor en la diócesis convoco a la comunidad este jueves 23 a una misa en el templo de San Martín de Porres, a las 7:30 pm, junto con todos los sacerdotes de la diócesis. Desde la fe nos uniremos para pedir al Señor que se haga presente en medio de su pueblo; es la oración una gran herramienta para crecer en la fe y no perder la esperanza de un mundo mejor para todos.

Con fraternal afecto y mi bendición pastoral:

Miguel Ángel Alba Díaz.