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The Irishman: épica, íntima y superflua

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Kinetoscopio

Por Alejandro Aguirre Riveros

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). The Irishman es la más reciente película de uno de los cineastas más influyentes del último siglo: una cinta épica e íntima a la vez, sutil y explícita que intenta mostrar el verdadero costo de la violencia. Scorsese toma como base la novela I Heard You Paint Houses para narrar un thriller biográfico sobre los crímenes de Frank El Irlandés Sheeran (Robert De Niro): un veterano de la segunda guerra mundial, que al volver del frente comienza a trabajar como camionero, antes de iniciarse como asesino a sueldo para la mafia italiana. Una prolífica línea de trabajo que habrá de llevarlo a convertirse en amigo cercano de uno de los líderes sindicales más prominentes de la historia: Jimmy Hoffa. Se trata de una figura histórica destacada dentro de la política norteamericana, por haber utilizado las pensiones de los camioneros de este país como fondo de inversión para la mafia. Situación que habrá de complicarse cuando Sheeran se descubra obligado a tomar partido en contra de su amigo y formar parte de uno de los más grandes misterios dentro de la opinión pública de Estados Unidos: la desaparición del mismo Jimmy Hoffa.

La cinta destaca el regreso de Scorsese al cine gangsteril: un género que él mismo acuñó y dio forma. Esta vez como pretexto para exponer uno de los rincones más oscuros en la historia reciente de Estados Unidos: la relación entre los grandes capos y la política. Un enfoque que marca distancia con sus cintas anteriores, al mantener una relación más alejada y crítica hacia la violencia y la crueldad inherente al crimen organizado.

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Esta lejanía da la sensación de ser el adiós de Scorsese hacia un tema que marcó por completo su cinematografía: la mafia italiana. Un adiós en el que es acompañado por dos de sus actores más emblemáticos: Joe Pesci, en una actuación en la que abandona gritos y batazos a cambio de gestos sutiles y miradas que lo dicen todo; y un Robert De Niro, cuyos artificiales ojos azules acompañan a una más de sus descomunales caracterizaciones. Actores a los que se une por primera vez Al Pacino, quien al no ser un extraño dentro del género — recordemos su excepcional trabajo en la trilogía de El Padrino y Caracortada —, resulta ser la expansión natural al universo de Scorsese.

El resultado es una cinta que da muestras de un lenguaje cinematográfico en toda su madurez: la fotografía del mexicano Rodrigo Prieto toma voz con una cámara controlada y en movimiento, con momentos sutiles y matizados que sacan el máximo provecho de un casting de primer nivel. A esto se suma la tecnología digital que permite a De Niro, Pacino y Peci rejuvenecer para dar vida a sus personajes en las distintas décadas en las que sucede la historia. Evocando junto con la recreación a detalle de dichos años, una mezcla de nostalgia e intenso cuestionamiento, hacia esa América dorada a la que tanto evoca el discurso político actual.

El único gran problema es la hipocresía con que Scorsese intenta aleccionarnos sobre la dimensión real de la violencia, tras una cinematografía que en su gran mayoría resulta una apología de la misma. El Irlandés demuestra la actitud senil de un director que mira arrepentido hacia el costo moral de un cine que ha repetido hasta el cansancio desde Mean Streets. Una cine que incluso logra convertir en fórmula infalible: la esposa fría y distante de Casino; la insaciable codicia de GoodFellas; el marcado racismo de Raging Bull; la rivalidad étnica en Gangs of New York y The Departed; el costo de una vida enfocada al fraude en El lobo de Wall Street.

Un cine en el que resalta la figura de la mujer como elemento periférico: con personajes femeninos que deambulan entre la materialización del objeto del deseo — ya sea emocional o físico —, y la figura secundaria condenada a danzar entre las sombras de una visión empeñada en derrochar testosterona y actitudes machistas.

Al final, estamos ante tres horas y media de un cine repetitivo y autocomplaciente, con personajes estáticos y una historia carente de un vínculo emocional hacia el espectador. Se trata de un ejercicio más de ese cine yanqui que es impecable en su hechura, pero que no hace otra cosa que expandir la eterna obsesión gringa de usar el séptimo arte para mirarse al ombligo.

Scorsese se vuelve así ese viejito abandonado al fondo de un geriátrico, de voz ronca y altiva, al que apenas hace falta escuchar un par de minutos (o tres horas y media, si se prefiere), antes de decirle con todo el respeto del mundo: ya siéntese señor.

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Robert de Niro inaugurará Festival de Cine de Los Cabos; proyectarán El Irlandés

FOTO: Cortesía

Los Cabos, Baja California Sur (BCS).  El Festival Internacional de Cine de Los Cabos tiene el gusto de anunciar que El Irlandés (The Irishman), la tan esperada película de Martin Scorsese, inaugurará su octava edición. El estreno latinoamericano de la película será presentado en el Pabellón Cultural de la República de Cabo San Lucas el 13 de noviembre.

Robert De Niro, Al Pacino y Joe Pesci protagonizan El Irlandés de Martin Scorsese, una saga épica sobre el crimen organizado en EE. UU. tras la Segunda Guerra Mundial, relatada por el veterano Frank Sheeran, un estafador y sicario que trabajó con algunas de las figuras más notorias del siglo XX. A lo largo de varias décadas, la película narra uno de los mayores misterios sin resolver: la desaparición del legendario líder de la Hermandad Internacional de Teamsters Jimmy Hoffa, y ofrece una visión magnífica del funcionamiento interno, las rivalidades y las conexiones del crimen organizado con la política dominante.

La nueva película de Scorsese, retratada por el cinefotógrafo mexicano Rodrigo Prieto – reconocido en 2016 con el Tributo que ofrece el Festival de Cine de Los Cabos -, es una meditación sobre los vínculos ocultos entre el crimen organizado y las altas esferas políticas estadounidenses.

“Nos enorgullece tener el honor de ofrecer la premier en América Latina de El Irlandés, la más reciente película de uno de los más poderosos titanes de la cinematografía estadounidense y mundial. Nos sentimos contentos de poder colaborar con Netflix y presentar en las pantallas del Festival y en Los Cabos esta emblemática obra.” — Maru Garzón, directora artística, y Alejandra Paulín, directora ejecutiva del Festival.

El Festival, que se realiza del 13 al 17 de noviembre, es una sólida plataforma que presenta películas arriesgadas, reflexivas e inspiradoras tanto de talentos emergentes como de cineastas consolidados y busca, además, promover la diversidad creativa y de contenidos a través de su propuesta fílmica.

El público del Festival Internacional de Cine de Los Cabos tendrá la oportunidad de disfrutar y ser testigo de una de las películas más esperadas del año, antes de que se estrene en cines en México el 15 de noviembre y en Netflix el 27 de noviembre.