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Aborto legal: no lo pedimos, lo exigimos

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Sexo + psique

Por Andrea Elizabeth Martínez Murillo

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Acabamos de pasar el 28 de septiembre, Día de la lucha por la Despenalización del Aborto en América Latina y el Caribe, y aunque ya lo sabíamos, lo reafirmamos: México no defiende los derechos de sus ciudadanas, al contrario, se regodea en su machismo y abuso de autoridad.

La respuesta mediática a las diversas manifestaciones en favor del aborto ha vuelto a poner incómodos a muchos, y es que, siempre que las mujeres exigimos nuestros derechos, parece que una ira incontrolable se apodera de un sector de la sociedad que no quiere que las cosas cambien — porque al parecer la época victoriana les sentaba mejor— y siguen culpando exclusivamente a la mujer por quedar embarazada. Pero, ¿qué es lo que hay detrás del tema del aborto?

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Hay que tener varias cosas en consideración para poder abordar el tema del aborto legal en México.

1- Nuestro país es el primer lugar mundial en embarazo adolescente, pues en uno de cada seis partos la mama del bebé tiene menos de 19 años cuando va a parir. Aquí se visualizan dos problemas muy graves, niñas pariendo niñas y adultos embarazando niñas.

2- Pese a que es legal abortar en la mayoría de los estados de México por violación, si el embarazo afecta la salud y/o pone en riesgo a la mujer, malformación congénita del producto, inseminación artificial en contra de la voluntad y, por último, si el aborto fue provocado de manera imprudencial, la realidad es que aquellas mujeres que han acudido a hospitales para producirse un aborto son humilladas o se les niega el servicio.

3- La interrupción legal del embarazo se realiza antes de las 12 semanas de gestación, debido a que el feto aun no desarrolla la corteza cerebral, es decir, no se puede considerar un individuo o una persona ya que no tiene las conexiones y funciones nerviosas necesarias para sufrir o gozar, por lo que no puede “gritar” de dolor por su piernita — ni pierna tiene—  y mucho menos hablar dentro del vientre. Esos videos alarmistas que les encantan a los pro-vida son de abortos clandestinos que ya pasaron el tiempo legal y permitido para abortar.

4- Aunque parezca obvio, ¡las mujeres no se embarazan solas! Y no solo existen embarazos por calentura, como les encanta mencionarlo. Hay embarazos por violación — en muchas ocasiones perpetrados por algún familiar o por la pareja —, los métodos anticonceptivos fallan, el nivel socioeconómico no es el adecuado para criar o, simplemente, a la mujer embarazada no se le da la gana ser madre — otro tema tabú en México—.

5- Por cierto, es a los hombres a quienes tienen que decirles que usen condón, no a las mujeres: si no se habían dado cuenta, nosotras no tenemos pene

6-. Los pro-vida fundamentan sus creencias en una religión, y ¡México es un país laico! No se pueden crear leyes tomando en cuenta a alguna religión, por múltiples motivos pero mencionaré dos: porque no todos los mexicanos pertenecen a una religión y porque no puedes imponer tus creencias a los demás.                                             

Quiero recuperar un texto de Clara Navarro que resume muy bien la situación en nuestro país con la doble moral de los pro-vida:

No les importa el bebé, ni la vida, porque ahí afuera hay miles de niños abandonados, maltratados y abusados sexualmente. No les interesa que el niño nazca, lo que quieren es que la mujer pague las consecuencias de lo que la moral judeocristiana considera pecado, la sexualidad. Y se nota cuando argumentan con imágenes de condones o frases como “¿por qué tengo que pagar yo por tu calentura?, “mejor cierren las piernas”, “te hayan abortado a ti”, “que te quiten la matriz”. No son pro-vida, son moralistas que se hacen ideas a partir de premisas falsas.

Y es que, independientemente de la religión, las mujeres que quieren abortar lo van a hacer legal o ilegalmente, la única diferencia es que aquellas con el dinero suficiente pueden ir a la Ciudad de México (CDMX) u otro país, y las que no cuentan con recursos deben practicarlo a escondidas o en lugares insalubres. La consigna no es aborto sí o no, es aborto legal o aborto clandestino.

Por todo lo anterior salimos a marchar, para buscar una sociedad donde las mujeres puedan decidir sobre sus cuerpos y proyectos de vida, además de buscar generar condiciones para lograr el acceso al aborto seguro y con calidad de atención en todos los países de América Latina y el Caribe, porque en México solo hay dos estados de la república en los que es legal abortar —CDMX y Oaxaca—, y en América Latina sólo Cuba, Uruguay, Guayana, Guyana Francesa y Puerto Rico lo permiten.

Si estás pensando en abortar o conoces a alguien en esa situación, te dejo los datos generales para acudir a una clínica en CDMX para hacerlo. El servicio de Interrupción Legal del Embarazo (ILE) se brinda de manera legal, segura, confidencial y gratuita en las Clínicas de Salud Sexual y Reproductiva de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México. La interrupción del embarazo es legal en la Ciudad de México hasta las 12 semanas de gestación.

Requisitos generales

A continuación, se enumeran los requisitos para solicitar el servicio de Interrupción Legal del Embarazo (ILE) en estas clínicas.

Requisitos para residentes de otros estados

  • Original y copia de identificación oficial.
  • Comprobante de domicilio en original y copia.
  • Un acompañante con identificación oficial en original y copia.

Requisitos para menores de edad

  • Acta de Nacimiento en original y copia.
  • CURP
  • Credencial o documento con fotografía reciente (credencial de la escuela o certificado de estudios) en original y copia.
  • Comprobante de domicilio en original y copia (último recibo de predial, luz, agua, gas, televisión de paga, teléfono fijo o servicio de internet).
  • Acudir acompañada por madre, padre, tutor o representante legal con identificación oficial y comprobante de domicilio, ambos en original y copia.

Requisitos para residentes de la Ciudad de México

  • Identificación oficial, en original y copia.
  • Comprobante de domicilio (último recibo de predial, luz, agua, gas, televisión de paga, teléfono fijo o servicio de internet), en original y copia.
  • Hoja de Gratuidad. Una trabajadora social te ayudará en caso de no tenerla.
  • Un acompañante con identificación oficial en original y copia.
  • De manera opcional en los hospitales pueden solicitarte: CURP y/o acta de nacimiento.

 

Bibliografía

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La cultura de la violación

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Sexo + psique

Por Andrea Elizabeth Martínez Murillo

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Y la culpa no era mía, ni dónde estaba, ni cómo vestía, el violador eres tú. A más de un año de este canto por parte de colectivos feministas, nos seguimos enfrentando a un mundo que condena a las víctimas y es permisivo y flexible con los agresores.

La opinión pública parece estar dividida, si es un extraño el que comete una violación se repudia, pero si es un conocido o alguien cercano, se buscan pretextos para no juzgarlo por lo que hizo. A esto se le conoce como cultura de la violación ¿has escuchado hablar de ella?

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La cultura de la violación, acuñado como concepto en los años setenta, vincula la violación y la violencia sexual a la cultura de una sociedad en la que lo habitual es normalizar, excusar, tolerar e, incluso, perdonar la violación y, al mismo tiempo, culpabilizar a la víctima – Nuria Varela

Rita Abundancia hace un análisis de la escritora Emile Buchwald en su libro Transforming a Rape Culture (1993), donde cuenta cómo se crea la cultura de la violación normalizando la violencia sexual, y como, a través de un complejo sistema de creencias, se permite que los hombres cometan agresiones. Cómo cierta violencia se ve como sexy y cómo la sexualidad se confunde con algo muy cercano a la violencia. En este contexto, tanto hombres como mujeres, asumen que la agresión es algo inherente a la vida y, por lo tanto, inevitable. La cultura de la violación, comprende, según Buchwald, la televisión, las bromas, los anuncios publicitarios, las leyes, el mundo laboral o cierta pornografía. La cultura de la violación es una especie de terrorismo que planea sobre la vida de las mujeres.

Como ejemplo de la normalización de la violencia está la película 365 DNI, que se acaba de estrenar en Netflix y que es una de las cintas más vistas en la plataforma. En donde el protagonista secuestra a una chica y la obliga a vivir con él por un año con la consigna de hacer que te enamores de mí. Entre maltratos y lujos — porque claro, las mujeres podemos soportar todas las vejaciones siempre y cuando nos compren el vestido que queremos— obliga a la protagonista a permanecer a su lado y ella comienza a enamorarse poco a poco de él. Todo lo que está mal con el amor romántico, la violencia, el machismo y el abuso de poder se retrata de manera romántica en esta cinta. Sin embargo, vende, y es por lo que Netflix no quiere desaparecerla de su catálogo, pese a las críticas recibidas. El falso amor romántico vende y contamina la mente de todos al creer que es aceptable vivir de esa forma.

Otro ejemplo actual, es la imagen que en estos últimos días circula por las redes sociales

Muchas de las reacciones ante esta imagen fueron de risas y el ya conocido Me divierte de Facebook, la mayoría de estas por parte de hombres. Pero, es solo una reacción, ¿por qué estaría mal? 

Porque, entonces, admites que te divierte que droguen a mujeres y luego las violen, te divierte que esto le haya pasado a miles de mujeres alrededor del mundo, te divierte que las mujeres no podamos sentirnos seguras cuando salimos, te divierte que haya red de trata de mujeres que utilizan este método para secuestrarlas y comerciar con ellas, te divierte que además de la violación, es altamente probable que aparezca muerta al día siguiente… no solo te divierte una imagen, te divierte todo lo que tiene que ver con ella y el sufrimiento que conlleva para las víctimas y familiares.

El que para algunas personas conservadoras esto pueda leerse y considerarse extremista, se debe a qué tan normalizada tenemos la violencia hacia las mujeres, al nivel de que no vemos “tan” mal que sucedan estas cosas o, si llegan a pasar, es culpa de las mujeres por salir solas, vestir provocativamente o estar en la calle a horas no adecuadas, en fin, siempre hay un pretexto para justificar al agresor.

Y esto es solo un meme, estoy segura que en algún momento de tu vida has escuchado las siguientes frases: se visten así y después piden que no las violen, pero ¿qué hacías tan tarde y sola?, es que mira que falda tan corta traes, los hombres tienen su instinto y tienen que desahogarse, eso te pasa por salir con puros hombres, si te hubieras dado a respetar no habría pasado nada, y muchas, muchísimas más de ese estilo. Porque, a fin de cuentas, vivimos en una sociedad machista hasta la médula y reproducimos comentarios que en ocasiones no entendemos o no dimensionamos su gravedad.

Es momento de decir basta a tanta agresión, basta a seguir vendiendo a las mujeres y basta a exhibirlas como mercancía. Como mujeres nos toca armar espacios seguros y desarrollar la sororidad, pero a los hombres les toca replantearse su masculinidad y los pactos entre machos, esos pactos que se solidifican con el silencio y la complicidad ante sus agresiones.

Si te interesa comenzar a contribuir a frenar la cultura de la violación, puedes empezar a valorar el consentimiento: si la otra persona no puede decir algo, no hay consentimiento; si esta borracha, drogada, o su conciencia esta alterada de alguna forma, no puede dar su consentimiento¸ por lo tanto tener un acto sexual con ella es violación.

Puedes dejar de culpar a las víctimas, no es la ropa, no es el lugar, no es la hora, son los agresores. Durante la pandemia se elevó hasta el 89% las agresiones a mujeres dentro de su hogar.

También puedes intentar tener cero tolerancia a la violencia y el acoso de otros hombres, aunque sean tus amigos, familiares o conocidos. Nada justifica que sigas protegiendo potenciales agresores. O, en caso de identificarte con algo de lo que se describe aquí, buscar ayuda psicológica para no seguir repitiendo estos patrones y poder establecer relaciones sanas.

En caso de que seas mujer y te hayas enfrentado a una situación como la de la imagen de antes, Mujeres de la Sal en uno de sus post en Facebook del primero de julio nos da algunos consejos por si te topas con una bebida adulterada:

¿Qué hacer si les pasa esto? Esta información es más completa:

La imagen representa que pusieron drogas en tu vaso para dejarte inconsciente, si llegas a verlo:

-No sueltes el vaso por nada del mundo o pídele a alguien que tome fotos o vídeo

-Provócate el vómito inmediatamente, aunque no estés en el baño (el vómito sólo retrasa el efecto)

-Irse rápidamente del lugar

-Llamar a una amiga(o) de confianza o buscarlos y comentarle la situación

-Denunciar lo que sucedió. (Para eso tienes que llevar el vaso o las pastillas que venían dentro de él)

Plus: Si el hielo de tu bebida NO FLOTA está alterada.

-Cuando alguien les invite una bebida preparada o abierta, pídele que le tome a esa misma bebida, si no lo hace mejor no te tomes nada.

Recuerden que nunca es su culpa que alguien se aproveche de ustedes.

No es gracioso que nos droguen para violarnos o matarnos. No es gracioso amanecer en un terreno baldío sin vida. No es gracioso despertar sin saber qué es lo que pasó la noche anterior.

Es importante que como mujer u hombre tengas en cuenta que nunca es culpa de la víctima y que ya es momento de replantearse todas las creencias con las que fuimos educados desde pequeños.

 

Bibliografía

• Abundancia, R. (2019) Cultura de la violación’: cuatro estrategias para frenarla. El País. Recuperado de: https://smoda.elpais.com/moda/actualidad/estrategias-frenar-cultura-violacion/
• Dieciséis maneras de enfrentarte a la cultura de la violación. (2019). ONU MUJERES. Recuperado de https://www.unwomen.org/es/news/stories/2019/11/compilation-ways-you-can-stand-against-rape-culture
• Jiménez, G. (2020). Aumentan feminicidios y abusos sexuales durante pandemia. Excelsior. Recuperado de: https://www.excelsior.com.mx/comunidad/aumentan-feminicidios-y-abusos-sexuales-durante-pandemia/1378842
• Mujeres de la Sal. (2020, Julio 01). Cultura de la violación. Post de Facebook. Recuperado de: https://www.facebook.com/mujeresdelasal/photos/a.111137817172710/151912396428585/?type=3&eid=ARDoUq3R1YkQaBlANpeqVbHnDjYOzbrTFGZJdOZXEw846Mync4N-XtL7v-5-z_6DxRY0tdqOtBgrBH6X&__tn__=EEHH-R

 

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El autoerotismo como liberación sexual

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Sexo + psique

Por Andrea Elizabeth Martínez Murillo

Antes estaba convencida de que la masturbación llevaba al sexo,

pero ahora sé que la masturbación es sexo.

Betty Dodson

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Mayo fue el mes de la masturbación, un mes aprovechado para visibilizar y emprender acciones para la difusión positiva y científica de la masturbación, no obstante, para las mujeres, la vivencia de su sexualidad tiene miles de años censurada, prohibida, perseguida y repudiada.

Es tristemente común en nuestros días encontrar publicaciones que siguen fomentando la ignorancia y el odio hacia las mujeres, creencias que por lo general se basan en una religión antiquísima y misógina, la cual se sigue reproduciendo y alentando la supremacía del hombre. Fueron precisamente sacerdotes los que expandieron el odio hacia la mujer, como San Pablo en la primera carta a Timoteo “Yo no permito que la mujer enseñe ni que ejerza autoridad sobre el hombre, sino que permanezca callada”, por poner una cita amable.

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Es por esto que, cuando las mujeres hablamos de masturbación — si es que se llega a tocar el tema —, por lo general lo hacemos en voz baja, para que nadie más escuche, ya que no importa que estemos en el siglo XXI, una mujer que disfrute de su sexualidad es una puta o libertina. Esto ha orillado a miles de mujeres a no querer siquiera conocer su cuerpo, por lo que no saben cómo es su vulva y solo tienen como modelos de referencia a actrices porno, que en su mayoría han sufrido operaciones para recortar los labios menores y blanquear la piel, lo que ocasiona que las mujeres normales piensen que su vulva no es normal o es fea.

Pues no, no tiene nada de raro ni esta fea, simplemente es la forma que tú tienes y eso está bien. Sin embargo, la falta de observación hace que tengamos una imagen distorsionada y nos cree miedo o vergüenza mostrarla abiertamente a nuestras parejas sexuales, por lo que podemos estar menos receptivas a recibir o dar sexo oral, por ejemplo. El vivir estas emociones o percibirnos de esta forma puede convertirse en uno de los bloqueos más importantes para experimentar un orgasmo, ya que, al estar en constante preocupación, no le damos mucho espacio a la mente para enfocarse en sentirse bien.

Gran parte de responsabilidad sobre este problema lo tienen aquellos que juzgan nuestro cuerpo para meternos en estándares imposibles de belleza que solo satisfacen a un sector de la población y no a nosotras mismas. Toda esta represión la hemos vivido ya que existe un miedo profundo por parte de los hombres hacia nuestra sexualidad, mientras que el hombre eyacula una vez y tiene que esperar un periodo refractario para poder iniciar con otro acto sexual, muchas mujeres somos multi o poli orgásmicas, lo que nos permite tener varios orgasmos durante una sola relación sexual. Además, existe la posibilidad de que cada orgasmo sea más fuerte que el anterior.

Por otro lado, la masturbación suele estar ligada a la manipulación de los órganos sexuales pélvicos —vulva, vagina, ano —, no obstante, el darnos placer no se queda estancado en esa zona. Nuestro órgano sexual más amplio es la piel, cualquier zona con la estimulación adecuada puede causarnos placer. Cómo ejemplo, presento a una amiga mía a la que le excita profundamente que le muerdan las rodillas, lo que podría parecer extraño o chistoso para muchos, sin embargo, eso solo demuestra lo genitalizado que tenemos el placer sexual. Es como los hombres que creen que el sexo lésbico no cuenta porque no hay un pene de por medio.

Lo que una persona piensa o hace de la masturbación, es el reflejo de lo que ha aprendido que es correcto o no, y es común que nuestra sociedad reprima la autonomía de las mujeres de formas que se nos escapan, en la mayoría de las veces debido a lo normalizada que tenemos esta represión. Es por esto que es de suma importancia ir dejando atrás los tabúes sobre nuestra sexualidad  y reivindicarnos con nosotras mismas, liberarnos de las culpas que nos impusieron y descubrir nuestro propio placer sexual, y la mejor manera de comenzar este proceso es conociendo nuestro cuerpo, qué nos gusta y no, qué presión es agradable y qué zonas prefiero evitar.

La masturbación, hoy mejor conocida como autoerotismo — ya que no solo se trata de estimular los órganos sexuales pélvicos, sino el cuerpo entero —, nos permite reconectarnos con nosotras mismas, vivir el aquí y el ahora y brindarnos un espacio seguro para nuestro placer y amor propio. Además, el autoerotismo tiene muchas ventajas, el orgasmo es un analgésico natural, puede aliviar dolores de cabeza y cólicos menstruales, es excelente para conciliar el sueño, también hace que se libere oxitócica, conocida como la hormona de la felicidad, por lo que te puede ayudar a mejorar tu autoestima, bajar tus niveles de estrés y darte poder sobre tu cuerpo.

Como menciona Paulyna Ardilla, “te sentirás más conectada contigo misma, siente libre de manosear tu cuerpo, conócelo, ámalo y cuídalo un chingo”.

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Los mitos del amor romántico

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Sexo y psique

Por Andrea Elizabeth Martínez Murillo

La Paz, Baja California Sur (BCS). ¿Qué no se ha hecho por amor? Desde componer canciones, poesía, cruzar largas distancias, esperar el tiempo que sea necesario y hasta dar la vida, son acciones que consideramos naturales a la hora de hablar de amor, pero, ¿qué pasaría si todo lo que crees del amor fuera una mentira?

Es muy común creer que hay cosas que siempre han sido de determinada manera y que es lógico y hasta obligatorio que sigan siendo así. Una de ellas es el amor romántico, el cual se puede definir como la concepción del amor actual en nuestra sociedad y que sirve de modelo para establecer las relaciones de pareja, así como la idea, alcances, compromisos, expectativa de éstas. El amor romántico se basa en la idea de que las parejas deben de ser heterosexuales, monógamas, estar casadas, o aspirar a estarlo, y tener hijos.

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Gracias a esto, es muy común ver series de televisión o películas con temática romántica, donde los protagonistas son una mujer y un hombre, heterosexuales, jóvenes y hermosos que pasan por una serie de dificultades — por lo general descuidos, omisiones y hasta violencia emocional y verbal por parte del hombre—para al final, descubrir que se aman profundamente y que pese a cualquier adversidad, su amor los hará más fuertes. Estos componentes se encuentran en miles de historias, desde los cuentos de hadas hasta películas de hoy en día.

A través de estas historias, se ha creado la idea — socialmente demandada— de que somos seres incompletos que vagamos a lo largo de nuestra existencia para encontrar una pareja, para que ese amor verdadero nos complete y de sentido a nuestra vida. Y a que, una vez que encontremos a nuestra alma gemela, ésta deba de ser el centro de nuestra vida, convirtiéndose en lo más importante que tenemos y ello nos exige hacer todo lo posible por mantener ese amor, incluso cuando es dañino para nosotros. Todo esto contribuye a crear una imagen irreal e inalcanzable del amor que únicamente crea frustraciones, como el no tener pareja y, por lo tanto, pensar que hay algo mal con nosotros mismos, o que la relación no sea esa montaña rusa de emociones que nos imaginamos y nos parezca que no es amor de verdad, o en muchos casos, nos lleva a creer que el amor es solo aceptar migajas del otro.

Por otro lado, perpetuar estas creencias contribuye a establecer una idea nociva del amor que genera violencia, ya que el amor romántico como lo conocemos crea la idea de pertenencia, de ahí la justificación de los celos como símbolo de amor. Pero, ¿cuál es el problema de pertenecer a alguien? En primer lugar, que somos personas autónomas y libres, la esclavitud se abolió hace muchos años, en segundo lugar, si alguien me pertenece lo estoy convirtiendo en objeto, y un objeto no tiene la capacidad de pensar, sentir o irse libremente — de aquí que muchos feminicidios se justifiquen con la frase la maté porque era mía — y en tercer lugar, el hecho de que no poder estar solo(a) y tener que llenarme de otra persona para sentirme completo va más de la mano con la dependencia que con el amor.

En palabras de Coral Herrera: el amor romántico es, en este sentido, una herramienta de control social, y también un anestesiante. Nos lo venden como una utopía alcanzable, pero mientras vamos caminando hacia ella, buscando la relación perfecta que nos haga felices, nos encontramos con que el mejor modo de relacionarse es perder la libertad propia, y renunciar a todo con tal de asegurar la armonía conyugal.

Todo esto contribuye a que en la actualidad aceptemos ciertos mitos sobre lo que es el amor romántico, comentaré los más comunes:

  • Media naranja. Este mito se remonta a la época de los griegos, donde se creía que el ser humano había sido creado con cuatro brazos, cuatro piernas, dos caras en la cabeza y, por supuesto, dos órganos sexuales. Zeus termina partiéndolos por la mitad con un rayo, condenandolos a buscar a su otra mitad para volver a ser uno solo, siendo esta la única forma de felicidad. Con el paso del tiempo, se nos ha instaurado la idea de que solo existe una persona en todo el mundo que es ideal para nosotros y que al encontrarla seremos felices de inmediato. Este mito se basa en que somos personas incompletas, por lo que debemos de buscar a quien nos complete. Y no es verdad, ningún ser humano podrá llenar el vacío existencial con otra persona, aunque haya mucho amor de por medio, cada uno de nosotros es responsable de su salud mental y emocional, el otro no tiene la culpa ni la obligación de repararnos.
  • Exclusividad. Pensar que cuando se está enamorado no es posible sentir atracción o enamorarse de otra persona. El amor no paraliza la disposición a sentirse atraído por otros, es la propia pareja la que decide qué tipo de compromiso desea adquirir. Este mito se basa en la creencia de la fidelidad como exclusividad sexual, hoy en día existen diversos tipos de pareja, trieja, poliamorosos, entre otros, que no necesitan la exclusividad sexual para funcionar.
  • Celos como prueba de amor. Esta creencia explota la inseguridad como algo deseable en las relaciones de pareja, es común creer que si no te cela no te ama. Los celos son una demostración del temor a perder aquello que se percibe como una posesión, es decir, ven a la pareja como un objeto que al ser mío, debe de actuar como yo lo deseo. Además, los celos justifican conductas paranoides como la violación a la confidencialidad y, en casos extremos, a la propiedad privada.

  • Matrimonio. Creer que el amor debe de terminar siempre en la unión estable de pareja y que todos deben de hacer lo mismo. Si revisamos un poco la historia de la humanidad, el matrimonio es una invención relativamente moderna y no nace de la unión por amor, más bien como forma de asegurar la propiedad privada por medio de los hijos. Debido a esto, matrimonio y virginidad van de la mano, ya que en el pasado, la única forma de estar seguro que los hijos de la esposa fueran del esposo, era certificando que la mujer no hubiera estado con otro hombre antes del matrimonio.
  • Omnipotencia. Esperar que el amor lo puede todo y lo soporta todo. Esto justifica enormemente la violencia en las relaciones de pareja. Tu pareja te trata mal, te humilla, coquetea con otras personas previo de haber mencionado que te incomodaba, desaparece de repente y sin motivo o explicación, se vuelve cortante sin razón, entre muchas más, pero me ama y, como me ama, le voy a perdonar. El amor no es dejarse pisotear la dignidad, será otra cosa, pero no amor, ni por la persona que inflige el daño ni por quien lo sufre.

Hablar de amor siempre es complejo, cada uno de nosotros tiene instaurado lo que es correcto o incorrecto en una relación de pareja y a veces, aunque sepamos que algo no está bien, no hayamos la manera de salir de eso. Es por esto que es importante abrir la conciencia hacia otras formas de ver la vida, pero sobre todo a formas sanas de ver la vida, y ser muy analíticos sobre el origen de nuestras creencias.

Es de suma importancia aprender a romper con los mitos, a dialogar, a tratarnos con respeto y ternura, a asimilar las pérdidas y a construir relaciones sólidas y asertivas, no solo con mi pareja.

Estamos tan inmersos en un ciclo de dolor y violencia que es difícil ser consciente de este proceso y, como dice Paul Preciado: cuando socialmente no percibes la violencia, es porque la ejerces.

 

Bibliografía

  • Coeducación y mitos del amor romántico. Fundación Mujeres.
  • Pascual, A. (2016). Sobre el mito del amor romántico. Amores cinematográficos y educación. DEDiCA. Revista de educación y humanidades, 10, 63-78
  • Cendon, C. (2019). Mitos del amor romántico. Centro de formación de postgrado

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¿Qué son los micromachismos?

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Sexo y psique

Por Andrea Elizabeth Martínez Murillo

La Paz, Baja California Sur (BCS). La cultura mexicana es machista, sin embargo, estamos muy acostumbrados a ver solo el machismo evidente. Imaginamos a un hombre soltando piropos inapropiados sobre el cuerpo de una mujer, utilizando su fuerza física para someter y violentar a alguien más débil que él, repitiendo frases del tipo mujeres a la cocina o mejor cállate y hazme un sándwich, entre muchas otras, sin embargo, ¿qué pasa con el hombre agradable, atento, pero que argumenta estar cansado para hacer las tareas del hogar (sin embargo, pasa dos horas sentado viendo televisión)? ¿o el que dice que ayuda a cuidar a sus hijos?, o ¿qué sentimos ante aquel hombre al que su pareja le reclama algo justo y éste alude a que es por el periodo menstrual de ella? Bueno, pues ellos también son machistas, solo que a este tipo de machismo se le ha denominado micromachismo.

 Según Bonino —creador de este término en 1990—, se trata de comportamientos masculinos que buscan reforzar la superioridad sobre las mujeres. “Son pequeñas tiranías, terrorismo íntimo, violencia blanda, suave o de baja intensidad, tretas de dominación, machismo invisible o sexismo benévolo”.

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Lo peligroso de ellos es su sutilidad, lo asumidos que están en la socialización de hombres y mujeres y lo imperceptibles que resultan. “Producen un daño sordo y sostenido a la autonomía femenina que se agrava con el tiempo”, señala Bonino. Con ellos los hombres buscan imponer y mantener su dominio, reafirmarse y resistirse al aumento de poder personal de la mujer, así como aprovecharse del papel de cuidadora que tradicionalmente se les asigna a ellas.

Muchos de estos comportamientos no son intencionales o siquiera conscientes, sino que son mecanismos mentales y corporales incorporados y automatizados en el proceso de hacerse hombres, como hábitos de funcionamiento frente a las mujeres. Otros en cambio sí son conscientes, como el Gaslighting, que consiste en hacer dudar a una persona sobre su realidad para así someterla a los deseos del agresor.

Bonino clasifica los micromachismos en cuatro tipos:

Utilitarios. Afectan principalmente al ámbito doméstico y a los cuidados hacia otras personas, abusando de las supuestas capacidades femeninas de servicio y la naturalización de su trabajo como cuidadora. Por ejemplo: no responsabilizarse sobre las tareas del hogar argumentando estar muy cansado (o ni siquiera considerar que son parte de su responsabilidad), delegar el trabajo del cuidado de los hijos, padres o enfermos de la familia a la mujer porque son mejores para eso, no ayudar a los hijos con las tareas manuales porque eso es de mujeres, no considerar el trabajo doméstico como un trabajo, mencionar que ayuda a cuidar a los hijos cuando es parte de su responsabilidad, entre otros.

Encubiertos. Son muy sutiles y buscan la imposición de las verdades masculinas para hacer desaparecer la voluntad de la mujer, que termina coartando sus deseos y haciendo lo que él quiere. Hay micromachismos en los silencios, en los paternalismos, en el ninguneo y en el mal humor manipulativo. Por ejemplo: utilizar dobles mensajes del tipo: nadie te va a amar más que yo, por eso debes de hacerme caso, no tienes a nadie más que a mí, soy el único que en verdad te ama. También se encuentra la manipulación emocional que busca que la mujer interiorice la culpa y termine por ella misma auto limitarse para evitar conflictos con su pareja, sembrando en ella pensamientos tipo: no puedo salir con mis amigas porque se enoja mi pareja, si quiero usar condón me insinúa que no lo amo o que salgo con otros hombres.

De crisis. Aparecen para restablecer la relación de desigualdad en cuanto las mujeres empiezan a ganar más poder personal, económico o social y el hombre empieza a perder su superioridad y el dominio sobre su pareja. Se pueden reconocer en las frases: tú sabrás qué hacer, si te vas me mato, ¿de qué te quejas si así me conociste?, ya no tienes tiempo para mi…

Coercitivos. En ellos el hombre usa la fuerza moral, psíquica o económica para ejercer su poder, limitar la libertad de la mujer y restringir su capacidad de decisión. Se observan en quién ocupa el mejor sillón de la casa, quién controla lo que se ve en televisión, en cómo un hombre abre las piernas y reduce el espacio de una mujer en un vagón de metro, controlar en exceso los gastos y exigir el detalle de las cuentas, exigir mantener relaciones sexuales aunque la pareja haya dicho que no, entre otros.

 

A continuación se citan algunos ejemplos cotidianos de los micromachismos1:

  • Atemorizar mediante el tono de voz, la mirada o los gestos
  • Tomar decisiones importantes sin contar con ella / Anular las decisiones que ella ha tomado
  • No respetar sus opiniones o derechos / No respetar sus sentimientos
  • Obtener lo que se quiere de ella por cansancio, ganarle por agotamiento
  • Controlar su dinero o sus gastos
  • Invadir su intimidad (leyendo sus mensajes, escuchando sus conversaciones telefónicas, revisando sus redes sociales)
  • No expresar los propios sentimientos, cerrarse emocionalmente de forma habitual
  • Controlar sus horarios, sus citas o sus actividades
  • Enojarse porque salga o se relacione con su familia o amistades
  • Poner en duda su fidelidad
  • A través de insinuaciones o chantaje emocional, provocar inseguridades o sentimientos de culpa
  • Enfadarse o hacer comentarios bruscos o agresivos por sorpresa y sin que se sepa la razón
  • Interrumpirla, no escucharla, no responderle o manipular sus palabras
  • Considerar que es como una niña que necesita ser cuidada y protegida
  • Engañar, mentir o no cumplir los acuerdos
  • Amenazar con abandonar la relación o con iniciar una aventura con otra
  • No valorar o no dar importancia a las tareas o actividades que ella realiza
  • Dar lastima con frases del tipo: sin ti no sé qué hacer”, si tú no estás me pasará algo malo
  • Considerar que su papel fundamental en la vida es ser madre
  • Poner excusas para justificarse: yo no quería, no me di cuenta, ha sido por culpa de mi trabajo
  • Desanimarla o impedirle que estudie o trabaje
  • No asumir su responsabilidad en las tareas de la casa, del cuidado de los/as hijos /as

Estos por nombrar algunos. Como se mencionó en párrafos anteriores, lo peligroso de estos comportamientos es la afectación a largo plazo que tienen sobre sus víctimas, es tanta la guerra psicológica y emocional que estas muchas veces se dan por vencidas y terminan cediendo o alejándose de su familia y círculos de apoyo.

Es de suma importancia que, tanto mujeres como hombres — en especial estos últimos —, reconozcan en sí mismos y en sus pares este tipo de comportamientos, para favorecer un ejercicio de autocrítica sobre las conductas violentas que son permitidas y en muchas veces premiadas en nuestra sociedad.

Así mismo, es preponderante que las mujeres amplíen su registro perceptivo y por tanto la posibilidad de resistencia hacia la violencia ejercida sobre ellas.

 

Bibliografía

  • Ferrer, V., Bosch, E., Navarro C., Ramis, C. y García E. (2008). Los micromachismos o microviolencias en la relación de pareja: Una aproximación empírica. Anales de Psicología, vol. 24, núm. 2, pp. 341-352. Universidad de Murcia
  • Bonino, L. (1990). Micromachismos, el poder masculino en la pareja “moderna”. Voces de hombres por la igualdad.
  • Gómez, L. Micromachismos, un machismo silencioso y sutil. Tinta libre.

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