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Sierra de La Laguna: OVNIS, apariciones y misterios

FOTO: Internet / Interiores: Archivo Histórico.

California Mítica

Por Gilberto Manuel Ortega Avilés

 

Baja California Sur (BCS). Nuestra más grande y evidente cadena montañosa, es más que un elemento decorativo para disfrutar durante nuestros viajes en carretera. La Sierra de la Laguna es parte importante de lo que consideramos la identidad sudcaliforniana: en lo cultural, natural, geográfico y hasta en el ámbito de las leyendas. Además, resguarda gran diversidad de especies animales y vegetales, también es la principal captadora de agua de Baja California Sur, siendo de vital importancia para nuestro Estado.

El ritual de ascenso

Para los jóvenes sudcalifornianos subir la Sierra de la Laguna es una especie de ritual de iniciación; una aventura de varios días, donde uno se enfrenta a la naturaleza en todo su esplendor, sin posibilidades de hacer llamadas de celular, prácticamente desconectado del mundo.

Todos aquellos que hemos subido sabemos que es una experiencia única, que se siente casi como un despertar trascendental, olvidados de la mundanidad.

Para realizar el ascenso siempre hay que tener en cuenta los permisos y recomendaciones que proporciona el gobierno, ya que al tratarse de una reserva natural, hay que seguir ciertos lineamientos. Además hay que prepararse física y mentalmente pues el ascenso no es sencillo; calcular bien el peso, no llevar latería ni ollas, cosas que seguramente irás dejando en el camino. Después de llegar y montar el campamento es tiempo de encender la fogata, asar bombones y contar historias espeluznantes.

Fascinación ancestral

De vuelta a lo ritual parece adecuado volver la vista a nuestros ancestros, ya que, los restos animales, inclusos marinos como tortugas, moluscos y peces muy grandes en lo más alto de la sierra, son sin duda evidencia del continuo transitar de los antiguos californios; quizás se tratara de un sitio de caza o tal vez fuera un punto estratégico en épocas bélicas o incluso religiosas.

Existe evidencia arqueológica del uso sagrado o cultural que se les confería a las grandes formaciones rocosas, en lugares como la Sierra de la Giganta.

Los guamas, los antiguos brujos de esta tierra, realizaban sus ceremonias en terrenos rocosos o de monte, a las sombras de gigantescos monolitos que aún permanecen como testimonio de una era mítica; alrededor de los cuales —aún hoy— circulan rumores sobre sucesos extraños y espeluznantes; se habla de akelarres, apariciones ultraterrenas y otras aberraciones satánicas.

La piedra del diablo

Existe un curioso lugar durante el trayecto hacia la cima de la sierra de la laguna, que lleva este macabro nombre, aunque no existe mucha información al respecto, la gente cuenta que en alguna ocasión un campista rezagado, al pasar por dicho punto contempló una figura espectral que pudo haber sido alguna clase de entidad demoníaca o quizás, si te descuidas, el mismísimo cornudo Satanás.

OVNIS en la sierra

En 1992, un total de siete testigos, tras haber caminado 20 minutos, después del punto denominado la burrera, observaron una luz  que brotaba de de entre los cerros en un ángulo de 45 grados, rasgando la noche con su haz violeta, para luego desaparecer sin dejar rastro. Esta noticia publicada el 15 de diciembre de 1992 en el periódico El Sudcaliforniano, no es un caso aislado, ya que los rancheros que viven en las cercanías afirman que no es cosa rara , hacer esta clase de avistamientos. Otro ejemplo es el de Adolfo Reséndiz quien logró captar un OVNI con su cámara fotográfica en las cercanías de la Sierra de la Laguna.

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¿Qué son esas luces extrañas que se mueven en el cielo?

FOTOS: Internet.

Científicamente divertido

Por Miguel Ángel Norzagaray Cosío

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Esa es una pregunta que la gente hace gran cantidad de veces. En muchas ocasiones con aviones, lo que es evidente por los destellos intermitentes de los focos de las alas, pero en otras ocasiones es más complicado dar una respuesta. En ese momento es cuando la imaginación vuela se comienzan a dar respuestas fantasiosas e inician las teorías de conspiración. Este verano de 2017 tenemos en el cielo algunas luces que se pueden explicar sin problemas y son dos las más interesantes de todas.

Cada noche, algunas luces se mueven

Vayamos en orden de interés en estas luces que se mueven. Dejemos los aviones a un lado, que son los más fácilmente identificables por las luces intermitentes de las alas. Claro, al reconocerlos se pierde toda posibilidad de que sea algo asombroso fuera de este planeta. Sin misterio, el encanto se pierde.

Otras luces que no causan dudas son las estrellas fugaces. Aparecen sin aviso y desaparecen tan rápido que los que voltean al ser avisados normalmente no alcanzan a ver nada. Es en pocas ocasiones cuando el meteoro es tan grande que su paso por el cielo dura más de dos segundos y el espectáculo es realmente bello. Cuando su tamaño es aún mayor pueden impactar en la superficie terrestre se les llama meteoritos.  Por lo general no son más que pequeñas piedras del tamaño de un frijol o menores que se queman al entrar a la atmósfera.

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Contrario a lo que podría pensarse, no es la fricción del pequeño pedazo de piedra con la atmósfera la que causa el súbito brillo.  Al entrar a la atmósfera, choca con los gases, comprimiéndolos a su paso y la presión ejercida por la velocidad de varios kilómetros por segundo es lo que calienta los gases enfrente, a tal grado que se ionizan, es decir, se cargan eléctricamente y brillan, un proceso llamado ionización. La cercanía con ese punto caliente termina calentando el meteoro y se desintegra.

Los satélites son otras luces que se ven al comenzar la noche. Esto es porque cuando el sol está debajo del horizonte, a temprana hora sus rayos aún llegan a la parte alta de la atmósfera, por donde pasan los satélites. No llevan luces propias, pero al ser iluminados por el Sol, pueden distinguirse en el cielo como pequeños puntos luminosos que cruzan el firmamento en pocos minutos. Su brillo depende tanto de su tamaño como de la altura de su órbita. Cuando el cono de sombra de la Tierra está sobre nosotros los rayos del Sol dejan de iluminarlos, por lo que a media noche ya no se ven. Por lo mismo, al amanecer, antes de la luz de la mañana, también es posible verlos.

Un caso especial son los satélites de telecomunicaciones del grupo Iridium, cuyos paneles solares 100% planos reflejan la luz del Sol sobre la superficie terrestre generando un punto luminoso que viaja rápidamente en tierra. Para quienes voltean al cielo en el momento preciso, verán una luz similar a la de una estrella fugaz pero que aparece de la misma forma como desaparece y es varias veces más intensa que una simple estrella fugaz. Lo más entretenido es que como son predecibles (cosa de buscarlos en www.heavens-above.com) podemos anticipar su paso y sorprender a nuestros amigos y familiares haciendo como si los hubiéramos presentido pocos segundos antes.

El satélite artificial más interesante suele ser la Estación Espacial Internacional, que es más brillante que cualquier planeta y, al igual que todo satélite, su paso es predecible. Si duda el mejor de todos los satélites. Pensar que en usa luz que avanza por el cielo viajan al menos seis personas cambia nuestra manera de verlo.

Los objetos no artificiales que se mueven

Dejando a un lado los objetos construidos por el hombre, llegamos a los objetos naturales. No hay rival para dos luces brillantes, aun cuando su movimiento sea de lo más lento. Al anochecer, la primera luz visible no es realmente una estrella: es el planeta Júpiter. Se distingue no solo por su brillo, un observador cuidadoso verá como día a día cambia de posición con respecto a las estrellas.

Con cualquier telescopio pequeño (mientras no sea un juguete de micas) se podrá diferenciar de las estrellas pues no es un simple punto luminoso. Se ve como un disco pequeño sobre el que se distinguen franjas de colores que no son otra cosa más que las nubes de distintas latitudes. La imagen siguiente es deliberadamente pequeña para dar la idea de lo que se ve por un telescopio pequeño. Además, suele estar acompañado de hasta cuatro objetos alineados con las franjas atmosféricas. Se trata de sus satélites, los mismos que hace poco más de cuatro siglos viera Galileo Galilei y cuya observación sirviera para apoyar fuertemente le modelo planetario de Copérnico, cambiando para siempre nuestra manera de ver el universo con un fuerte golpe al homocentrismo.

Es cierto, Júpiter se ve muy pequeño, aun cuando es el más grande de los planetas del Sistema Solar, pero hay que tomar en cuenta que se encuentra a cientos de millones de kilómetros. Para comparación, sus cuatro satélites (en realidad tiene más de 60), con todo y lo diminuto que se ven, son aproximadamente del tamaño de nuestra Luna. La figura siguiente muestra sus tamaños comparativos.

Con el frente hacia el sur, teniendo a Júpiter sobre nuestras cabezas, a mano izquierda veremos dos puntos brillantes, uno rojizo y otro amarillento, casi con el mismo brillo. El más colorado es la estrella Antares, la más brillante de la constelación de Escorpión. El otro es el planeta Saturno, el señor de los anillos. Al igual que Júpiter, cambia su posición conforme pasan los días. Como es de esperarse, su característica más importante es su anillo, visible fácilmente con un telescopio pequeño. La siguiente imagen ilustra cómo suele verse. Se le vera un poco más pequeño que Júpiter por dos razones: es ligeramente más pequeño y está más lejos.

Tanto Júpiter como Saturno se mueven en el cielo, cada uno a ritmos distintos. Júpiter da una vuelta al Sol en poco menos de 12 años y Saturno en casi 30. Como Júpiter avanza más rápido en el cielo, dentro de un año, en estas mismas fechas, ambos se habrán movido al este, pero como Júpiter avanza más, estará más próximo a Saturno. El 21 de diciembre de 2020 estarán muy próximos en el cielo, un espectáculo digno de verse. Una conjunción similar al inicio de nuestra era es la que se asocia a la estrella de Belén. Esto ocurre aproximadamente cada 20 años.

Todo el año, el cielo ofrece grandes espectáculos, algunos muy dinámicos y otros no tanto, pero que no dejan de ser interesante. El próximo más importante será el eclipse del 21 de agosto, que abordaremos con más detalle en la próxima entrega.