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Realizan ‘Andanzas nocturnas’ en UABCS; leen poesía en medio de fogatas

FOTO: UABCS,.

La paz, Baja California Sur (BCS). Con el fin de fomentar la lectura entre su comunidad académica, la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS) llevó a cabo la VII edición de Andanzas nocturnas, donde estudiantes de distintas carreras leyeron durante más de dos horas textos propios y obras de la literatura universal.

Ariadna Mendoza, responsable de Fondo Editorial de la UABCS, señaló a través de un boletín de prensa, que al realizarse este tipo de eventos “se brinda una oportunidad para que los universitarios puedan apropiarse de los diferentes espacios universitarios, con el inmejorable pretexto de convivir bajo el cobijo de la literatura“.

Desde hace 3 años, esta actividad se celebra en la noche para darle un aspecto más intimista y envolvente; en torno a una fogata, jóvenes de diferentes carreras dan lectura a sus propuestas literarias, mientras el resto del público escucha atentamente o comenta.

Para complementar el recital, la responsable del Ariadna Mendoza explicó que se colocan mesas para el intercambio y venta de libros; además, al final se regalan obras de autores locales que son proporcionadas tanto por el Departamento Editorial de la UABCS como por el Instituto Sudcaliforniano de Cultura.

Con esta iniciativa, se pretende que los estudiantes y miembros de la comunidad sudcaliforniana den vida a los diferentes espacios universitarios, bajo el pretexto de compartir textos de diferentes géneros, dígase poesía, narrativa, ensayo o dramaturgia.

 




“21 Desencantos” abre la nueva colección de Cuadernos de La Serpiente

FOTO: Alejandro Savant.

Por Modesto Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). 21 Desencantos es el primer libro de José Luis Gómez Torres, y al mismo tiempo, este material de minificciones representa una nueva etapa editorial de Cuadernos de La Serpiente, dirigida desde hace poco más de tres años por Raúl Cota Álvarez, quien concedió una entrevista para este medio, compartiendo esta novedad literaria que pretende ser la punta de lanza de otros 30 narradores y poetas sudcalifornianos —y de otras partes del país.

¿Qué se puede esperar de 21 Desencantos? “Es narrativa breve. El humor negro es el que campea por todo el libro; la temática cotidiana; un realismo mágico desencantado (…) Es un autor al que le gusta poner a prueba a todos personajes, en situaciones que otro autor no los martizaría tanto. Se disfruta de principio a fin. Uno se ríe con los personajes, pero te deja un sabor de boca, de cómo fue que se tornó tan oscuro algo que parecía tan luminoso”, respondió Cota Álvarez.

El libro será presentado el próximo miércoles 29 de noviembre a las 19:00 horas en el bar La Perla Negra, a espaldas del parque Cuauhtémoc, en área del malecón de La Paz; José Luis Gómez Torres —el autor— estará comentando el libro acompañado de Vianney Ruelas, Jorge Peredo y Mike Olvera. Allí los asistentes podrán adquirir su ejemplar en 100 pesos y aportar así, recursos para la siguiente publicación de esta colección.

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¿Porqué representa una nueva etapa en Cuadernos de La Serpiente? Porque con este material se deja atrás el formato rústico, cartonero y artesanal de sus primeros títulos —que suman 17 en total. A partir del éste serán libros con un acabado rústico pero una mayor calidad en diseño y materiales.

Fue en enero de 2014 que dio inicio el Taller de La Serpiente, explicó Cota Álvarez, y en octubre de ese año lograron el primer título: La ciudad y los gatos de Omar Murillo, que se presentó el 19 de octubre de ese año en la Alianza Francesa. Tras cuatro años del taller literario y tres de la primera publicación, los literatos unidos en este esfuerzo han querido tener libros con una mejor presentación, menos frágiles.

Raúl Cota Álvarez. FOTOS: Modesto Peralta Delgado.

Así llegaron al verano de este año y en una reunión en una cafetería decidieron qué iban a hacer 30 autores interesados. La idea fue poner sobre la mesa, cada uno, 500 pesos, y mandar a una editorial un primer material, entrando todos ellos a un sorteo para su turno de publicación; de cada venta de un título se reuniría cierta cantidad para mandar publicar el segundo, y así consecutivamente; además, de los primeros ejemplares vendidos a cada autor se le reembolsarán sus 500 pesos, de manera que al final su obra le saldría sin costo; y eso sí, cada autor es al mismo tiempo el promotor del resto de los libros. La idea es de cada libro dé un margen de ganancia de 2 mil pesos para invertirse en la siguiente publicación. Con este mecanismo, los escritores locales tienen oportunidad de ver su obra publicada y difundida, aportando recursos para la siguiente, y no de otro modo en el que el autor “tiene que pagar 15 mil pesos (por cada libro a publicar). En este caso es por 500 y habrá invertido cero pesos y se convertirá en promotor de otros autores”.

“Vamos haciendo una ‘cundina editorial’ —recuerda Raúl—, ¡y así se iba a llamar!, pero luego iba a ser mucho ruido, porque luego alguien se queda con el numero cero y no es el caso”. La meta es que para fines de 2018, se hayan publicado 30 libros nuevos. Algunos de los autores que estarán en la cola de espera son Vianney  Ruelas, Adrián Corona Ibarra, Lupita Nuño y Nora Soto, además de Julio Gutiérrez y Javier Hernández, de Hermosillo, Sonora, por lo que esta nueva colección no es sólo para escritores de Baja California Sur.

 

El libro de José Luis  Gómez Torres fue pulido en las sesiones del Taller de La Serpiente, como otros títulos que se publicarán el próximo año —y que abarcan poesía, cuento, novela y ensayo—, pero además, Raúl Cota Álvarez aprovechó la oportunidad para agradecer la corrección final a cargo del destacado escritor Juan Pablo Rochín Sánchez.

Por último, el también ganador del Premio Regional de Poesía 2016, señaló que esta nueva colección que se abre con 21 Desencantos “pretende ser el Fondo Editorial Independiente, que nos va a permitir publicarle a autores que ya no va a estar en esta colección, poner su libro y por una inversión mínima dar oportunidad que publique con esa calidad que publica el ISC o la UABCS (…) Es muy grato conocer autores que no están en el reflector institucional, pero que están. Tenemos una veta impresionante, porque hay que añadir que José Luis es de Ciudad Constitución, y esperamos conocer de otras opciones como Loreto y Mulegé“.




Literatura, locura y llamado; ¿por qué escribir?

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¿Por qué escribir? Imagen: Internet.

Colaboración Especial

Por Jorge Peredo

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). “Tal vez, habrá muchos que digan que sólo un niño o un loco piensa en escribir en México en esta época aciaga de desmoronamiento social, y pretende ser leído a la luz rojiza del incendio y estruendo de los cañones”. Aunque esto fue escrito por Juan Díaz Covarrubias en 1858, parece algo que cualquiera diría en estos días en los que el estruendo es de los cuernos de chivo… Entonces ¿por qué escribir? Primero, escribes porque experimentas esa “atracción inexplicable e irrefrenable” de la que Octavio Paz habla en el prólogo del primer tomo de sus obras completas y  “el llamado nace de una disposición innata que nos otorga, en proporciones variables, la capacidad de hacer las cosas. Además, nos da el goce de consagrarnos a aquello que amamos. El llamado es interior y puede ser instantáneo o paulatino; apenas se manifiesta, deja de ser una revelación, es decir, el descubrimiento de una afición oculta, para convertirse en una imperiosa invitación a hacer. La palabra central, el corazón del llamado, no es el conocer sino el hacer”.

El hacer del llamado es algo muy íntimo, dice Octavio Paz, que el hacer es buscar ser. El pintor es porque pinta y pinta porque es. En el caso de la literatura, yo pienso que escribes porque tu voz necesita de la pluma, porque necesitas de la pluma para tener voz, para convertirte en ella, que tus palabras necesitan vivir más allá de ti, sin ti, en el papel, en otros ojos, en otros corazones, en la mente; algo te dice que no eres nada hasta que te vacías en la hoja. Lo sabes porque lo amas.

Ese llamado llega ahora —como entonces— en tiempos aciagos y uno corre el riesgo de ser tachado de niño o de loco; de ser acusado de despilfarrar la mente y el alma: de doblar el lomo en nombre del desperdicio y todo lo que haces termina, ante los otros, pareciendo una locura. Escribir es absorber e intentar devolver por ósmosis inversa; adentro, en el corazón y en la mente alguna alquimia transforma lo real: lo concentra, lo tamiza; hay una concreción y si se puede lo depura —aunque dicen que el corazón no es una forja.

Pretendemos vivir en tranquilidad en un mundo loco: queremos normalizarnos, estar a gusto en un espacio pequeñito y familiar, como si una burbuja pudiera aislarnos de todo el desmadre; se nos olvida que las burbujas estallan al segundo de su nacimiento. Con cada golpe del teclado o mandoble de la pluma se revientan realidades. Tal vez buscamos aquella literatura que para el victoriano H.G Robinson abre “la región serena y luminosa de la verdad donde todos se encuentran y todos se espacian unidos más allá del ruido y el alboroto de una vida prosaica plena de preocupaciones, negocios y polémicas…”. En un mundo que amenaza con desmoronarse: en dónde no sabemos quién es quién, no conocemos sus políticas, ni sus leyes: nos dicen que son unas y todo el tiempo presentimos que son otras; el aspecto que aprehendemos de nuestra realidad corre el riesgo de ser una máscara. Todo el tiempo gente muere de forma violenta y hay razones, pero no tragamos nada, truenan los cañones y una guerra sin nombre ni motivos recrudece.

El escribir y la forma de interpretar el llamado varían. Unos gozan cuando escriben, otros sufren. Unos lo hacen por dinero otros porque lo necesitan otros como Flaubert y Vargas Llosa porque es “una manera de vivir”. Kafka escribía por  compulsión, era algo casi orgánico. De siete de la tarde a una de la mañana, Kafka entraba en una especie de trance y escribía sin parar. En ese estado K. escribe las cosas más raras e inesperadas: sobre legislaciones desconocidas y recintos ocultos desde las que seres sin rostro asistidos por un órgano burocrático inexplicable controlan las vidas de las personas siempre en pos de fines que nunca parecen tener sentido; escribe sobre la angustia y la desesperación de vivir en ese mundo prisión; escribe sobre máquinas de muerte y deshumanización y luego muere con los pulmones llenos de coágulos. Kafka tenía miedo de que su obra se conociera porque era pura neurosis, de cualquier modo el destino quiso que una parte fuera rescatada, lo demás fue destruido por un régimen totalitario que vio en sus letras una profecía.

El que escribe, debe enfrentarse a la neurosis de su era para encontrar sentido y tal vez nunca lo encuentre pero quizás logre iluminar a otros sobre el sinsentido de sus propias vidas; podríamos pensar que está en busca de la verdadera realidad. El escritor poblano José Luis Zárate dijo que “el papel del escritor y del artista en general, es el de ser el canario en las minas. El gas que hoy conocemos se le ha añadido productos que le proveen de un olor específico, cuando en realidad el gas no huele a nada y resulta mortal. Los mineros bajaban hasta las entrañas de la excavación acompañados de un pájaro, y si este moría, era  momento de salir corriendo de ahí antes de que el lugar explotara. Este es el trabajo del artista, que ha afinado su sensibilidad a tal grado que son los primeros en denunciar lo que acontece a su alrededor y evidenciarlo a través de su obra.”

Franz nunca debió ser ignorado, él fue el canario de minas de su tiempo, éste loco fue un sacrificio de la era, ahora lo sabemos y aun así, aunque decimos que no, preferimos ignorarlo. Existieron otros canarios, como Phillip K. Dick quien envenenó su cerebro sólo para poder decirnos que nuestra realidad es un simulacro; como Aldous Huxley que también fue un visionario psiconauta; como José Revueltas quien fue a prisión por atreverse a narrar la corrupción y el miedo; como Sade quién tras dejar al descubierto las vísceras hipócritas de la sociedad fue encerrado en el manicomio. Como muchos otros, lunáticos o no, raros o medio piratas que escribieron obras que en su tiempo carecieron de sentido pero que hoy en día nos dicen muchísimo sobre los miedos, las pasiones y los dolores de nuestra gente: en tiempos de guerra —¿existen otros tiempos?— el escritor es un canario que respira la locura.