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La secta satánica que cimbró a La Paz a finales de los años 80’s

FOTOS: Gilberto Manuel Ortega Avilés / Archivo Histórico “Pablo L. Martinez”.

California Mítica

Por Gilberto Manuel Ortega Avilés

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Mucho se ha hablado de “fantasmas” y “brujería” en El Zacatal, en las afueras de La Paz, pero más allá de que algún equipo de cazafantasmas ha obtenido grabaciones de sombras y psicofonías, existe una historia más oscura y alarmante que involucró a personas de de diferentes Estados de la República Mexicana, y que incluyó sacrificios humanos en honor a El Maligno.

Muchas veces fueron encontrados restos de artilugios de rituales de magia negra, restos de sangre, velas negras y animales muertos, todo lo cual quedó registrado en la década de los 90’s en reportes policiales, periódicos y testimonios de personas que los fueron encontrando cuando iban por la mañana al panteón a visitar a sus difuntos.

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Según estos registros policíacos y publicaciones en periódicos locales de 1989, eran alarmantes ya que no sólo hablaban de sectas satánicas que operaban en otros Estados vecinos, también se mencionaba que en La Paz estos grupos estaban haciendo sus rituales. En concreto, en el panteón de El Zacatal.

Así, encontramos en los registros de la época a los adoradores de Satán, a quienes se atribuían el uso de velas negras y rituales muy antiguos que realizaban su prácticas en el camposanto durante las noches de luna llena, donde sacrificaban menores de tres años para beber su sangre, también durante estos actos los practicantes inhalan sustancias químicas para lograr contacto con El Señor de las Tinieblas.

Los niños inmolados en el altar a Satanás, supuestamente, eran robados en otras Entidades y traídos aquí —según estas fuentes—, para que no fueran reclamados por nadie al ser sacrificados. Se sospechó que eran extranjeros los que realizaron estas prácticas. Los menores eran incinerados y lanzados al mar en costales para eliminar la evidencia.

En diciembre de 1990, la policía realizaba exhaustivas investigaciones respecto a las sectas satánicas que operaban en el país y habían cobrado más de doce víctimas, sólo en la ciudad de Tijuana. Al parecer, esta secta era la misma que llevaba realizando los actos de sacrificio en el panteón de El Zacatal, en tierras paceñas.

Estas doce personas, presuntamente, fueron encontradas muertas en un domicilio de Tijuana, donde según testigos una noche antes realizaban bailes y cánticos ceremoniales muy extraños, al parecer, influenciados por un matrimonio de extranjeros que eran los líderes del grupo.

De las doce personas muertas, un era menor de edad y cuatro se encontraron moribundas, y no se pudo determinar la causa de la muerte, lo único seguro que eran partidario de la secta que adoraba a Luzbel,  y los cuales sacrificaron sus vidas influenciados por los líderes del grupo, en busca de riqueza y poder.

También se logró la detención de un grupo de personas que realizaban rituales y misas negras en el Panteón del Rosario en Nogales, Sonora. Según los datos recabados, la líder era la señora Patricia Pacheco, de 33 años, quien fue detenida en el lugar. Esta mujer tenía bajo su liderazgo a más de 50 personas, y en su domicilio realizaba actos y rituales satánicos con el objetivo de obtener riquezas y beneficios en nombre del Señor de las Tinieblas. Durante su detención, en el Panteón del Rosario, se encontró una estatua del demonio, así como fotografías de personas clavadas con alfileres en varias tumbas y muchos artilugios para realizar rituales.

De esta manera quedó desarticulada la que podría ser considerada la secta satánica más grande de México, que involucraba a estos tres Estados vecinos, y aunque es verdad que cualquier persona es libre de creer en lo que quiera, no se puede privar de la vida de alguien, ni realizar actos delictivos como lo realizó esta terriblemente celebre secta.

Todas estas noticias se pueden constatar en el periódico Ultimas Noticias resguardado en el Archivo Histórico Pablo L. Martinez, con las fechas anteriormente mencionadas.

Siguen los misterios

El crecimiento de la ciudad ha dejado más al descubierto el panteón, que ya no está más en una vereda a las afueras de la ciudad, y aunque la oscuridad ya no es tan grande, se sigue sintiendo una atmósfera muy pesada, quizás por todo lo que ha ocurrido en el lugar. Cabe destacar que los brujos de la ciudad se han retirado a otros lugares más solitarios a realizar sus ritos, y aun así mucha gente asegura que aún espantan. Antes el lugar se quedaba abierto por las noches, pero los daños hechos por vándalos así como las personas que iban a hacer brujería, obligaron a los cuidadores a cerrar por las noches.

Existen muchas historias que fueron noticia en su época, aunque el paso del tiempo a borrado sus huellas, pero está muy presente en muchos testigos, como en juegos de Ouija, donde uno terminó muy mal, e incluso se cuenta que en una ocasión en medio del panteón se encontró en una situación muy tenebrosa a medianoche, a una persona tocando un piano a mitad del camposanto.

El cuidador actual nos relató que él no tiene miedo de El Zacatal. Aunque nunca se le ha aparecido un “fantasma” dice que en una ocasión le toco ver un señor a caballo dentro del panteón, y aunque lo persiguió nunca lo encontró, y que era imposible que hubiera salido por otra parte. También nos comentó que no sólo van curiosos, sino investigadores profesionales con equipo para investigar fenómenos paranormales, que siempre salen con resultados sorprendentes y que le han llegado a decir que es muy valiente a pasar la noche en ese lugar.

Al contrario de lo que muchas personas piensan, El Zacatal es un panteón activo, aunque es pequeño y tiene poca actividad, al igual que hace más de 200 años, funciona; si alguien desea ser enterrado allí sí es posible: es una buena opción si no se tiene el dinero para cubrir los costos de otros panteones.

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¿Conoces la leyenda del fantasma de la novia que se dejó ver en el Carnaval?

FOTO: Modesto Peralta Delgado.

California Mítica

Por Gilberto Manuel Ortega Avilés

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). A mediados del siglo pasado, cuando las fiestas del carnaval aún se celebraban en el Jardín Velasco, frente del antiguo Palacio de Gobierno en La Paz, entre risas, cascarones, confetis y música, surgió esta leyenda.

Una noche de carnaval, el joven taxista Manuel Salvador Villalobos, se encontraba bailando alegremente hasta la madrugada; cuando sintió hambre fue a comer menudo al restaurante “La preferida”, atendido por doña Panchita Díaz de Espíndola. En ese lugar, un hombre le pidió que lo llevara al “mirador” que se encontraba en lo que hoy conocemos como “Colina de la Cruz“.

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Cuando venía de regreso, en una esquina casi a la altura del panteón, le hizo la parada una esbelta mujer, cubierta de ropajes negros, quien se cubría el rostro con un rebozo del mismo color. La mujer le entregó al taxista un papel que supuestamente decía “Lléveme a la calle Legaspy con Aquiles Serdán, cerca de la escuela 27…”

Durante el trayecto, el taxista intento ver el rostro de la mujer, pero sólo alcanzaba a ver sus ojos llenos de tristeza, y al llegar al lugar, que se trataba de una vieja casa de ladrillo, la mujer con señas le dijo al hombre que lo esperara. La extraña mujer tardo poco más de 30 minutos en salir, sin embargo, para sorpresa del taxista, la mujer al regresar había dejado sus ropas negras y ahora llegaba vestida con un vestido de novia; su velo cubría su rostro y arrastraba una larga cola; se cuenta que al subir al taxi, éste se llenó a un exquisito olor a flores.

La joven le pidió que la llevara de vuelta a donde la había recogido, pero al acercarse al Panteón pidió bajarse enfrente de las puertas del mismo, y le entregó otra nota al conductor donde decía “Cóbrele por favor el servicio a mi padre, llévele esta nota”. Y, rápidamente, se metió corriendo al panteón.

Cansado el conductor, pensó en ir a cobrar la mañana siguiente. Cuando entregó la nota en la dirección indicada, el señor no podía creer lo que decía la nota: “No puede ser, es la letra y firma de mi hija Carmen”, dijo. El chofer les explicó el servicio que le había dado a la muchacha y cómo se había cambiado de vestido negro a un vestido de novia. Al escuchar esto, la esposa del señor entróa la casa, y salió gritando “El vestido de novia no está en el ropero, mi hija Carmen vino por él”.

El taxista no comprendía que pasaba. El señor le explicó, con voz entrecortada y triste, que su hija había muerto hace apenas 15 días. Su hija había estado a punto de casarse, pero su novio la plantó, y ella no soportó ese dolor y se suicidó. El taxista asombrado y aterrado, no podía creer todo lo que había vivido esa noche de carnaval.

Esta historia ha sido retomada de Mitos, leyendas y tradiciones sudcalifornianas, de Leonardo Reyes Silva.

Carnaval de La Paz

Las fiestas carnestolendas son una tradicional festividad realizada entre febrero y marzo en diferentes partes del mundo, y La Paz no podía ser la excepción. Es una fiesta llena de color, música, diversión y convivencia entre los habitantes de la ciudad. Disfraces, presentaciones culturales y artistas hacen que esta fiesta se llene de motivos para acudir a ella.

FOTO: Cortesía.

La coronación de la Reina, el Rey Feo —ahora Rey de la Alegría— y la Quema del Mal Humor son tradiciones que se conservan desde 1904, cuando estas fiestas se realizaban en el Jardín Velasco y en el Teatro Juárez. Actualmente, esta celebración se ha mudado al malecón costero debido a que la ciudad ha crecido demasiado y éstos lugares no serían suficientes para una cantidad tan grande de personas que cada año ha crecido, para disfrutar de esta tradición paceña.