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Exploración espacial: ficción y realidad

FOTOS: Internet.

La Paz, Baja California Sur (BCS). Por lo general la fantasía nos gusta. Es agradable que al menos a ratos nos saquen de la realidad y entremos a mundos fascinantes, divertidos o que nos hagan cuestionar nuestras ideas. El espacio es un tema recurrente, como lo sobrenatural o pasados desconocidos. Esto no es nuevo. Desde hace siglos se ha especulado sobre vida en otras partes del universo y viajes espaciales. Giordano Bruno es un caso conocido de los que pensaban en diversos sistemas planetarios. Existe un libro de 1640 que estudia la posibilidad de que en la Luna sea un mundo con vida. Estos dos ejemplos eran trabajos serios de especulación científica, pero también encontramos casos como el de la novela De la Tierra a la Luna de Julio Verne, publicado en 1865, que no sólo cuenta una historia fantasiosa para le época, sino que permite ver el conocimiento que el público tenía de lo podría ser viajar por el espacio.

Menos conocido y anterior al trabajo de Verne es la considerada primera novela de ciencia ficción, escrita por Kepler, el gran astrónomo y matemático, donde toma la idea de viajar a la Luna, durante un eclipse solar. En este caso, a diferencia de Verne, Kepler emplea brujería para llevar a cabo tal hazaña. Aun siendo la primera novela de ciencia ficción, la de Kepler pasa desapercibida y es la de Verne la que es llevada primero al cine.

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Retomando la idea de “conquistar” el espacio, vale la pena ubicarnos y pensar que somos una especie animal que en millones de años ha desarrollado adaptaciones para poder sobrevivir en una delgada capa de 4 kilómetros de espesor sobre un planeta con más de 6 mil kilómetros de radio, en una atmósfera de poco más de 100 kilómetros de altura. Fuera de esta delgada cáscara pegada a la superficie terrestre, no hay condiciones para vivir y se requiere equipo especial. Eso de conquistar el espacio es realmente pretencioso, puede verse como una manera muy exagerada de referirse a los intentos por asomar la cabeza por breves momentos fuera de la zona donde podemos vivir.

Es heroico, admirable, que personas hayan arriesgado su vida para ir a lugares lejanos, como orbitar la Tierra o ir hasta la Luna, pero debemos reconocer que esto ha tenido más bien tintes políticos. Eso fue la carrera espacial, muestras de músculo científico y tecnológico entre dos potencias. Ya en CULCO BCS hemos tocado ese tema, así como el de la primera mujer en el espacio.

Enviar seres humanos fuera de nuestro ecosistema controlado siempre es riesgoso y aumenta los costos de las misiones pues hay que enviarlos rodeados de un ambiente de vida como el de la Tierra y mantenerlo todo el tiempo de viaje: temperatura, humedad, oxígeno, alimentos, manejo de desechos biológicos y demás. En ciencia se sabe que es más seguro enviar sondas robot para hacer exploración.

En la historia de la exploración espacial, van más de 150 misiones, con diversos objetivos. Muchas para probar tecnología, o estudiar la Tierra, dejando algún satélite artificial funcionando cierto tiempo.  Muchas otras han viajado hasta otros planetas —todos han sido visitados— o asteroides y más de 20 se han dedicado al estudio de cometas, objetos que datan desde antes de los inicios del sistema solar.

Decenas de misiones terminaron en fracaso, desde los primeros segundos porque el despegue es una etapa crítica, fallo de la entrada en órbita o por mal funcionamiento del equipo una vez alcanzado el objetivo. Algunas tuvieron que ser destruidas al fallar los sistemas de control de trayectorias, pare impedir que por azares del destino el cohete se desvíe estrellándose en una zona poblada.

De gran interés son cinco sondas espaciales que están abandonando el sistema solar para hacer estudios del espacio exterior: Pioner 10, Pioner 11, Voyager 1, Voyager 2 y New Horizons. Ya no se tiene contacto con las Pioner, lanzadas en 1972 y 1973, pero sí con las Voyager, de 1977. En especial con la Voyager 1, que ya está saliendo de la zona de influencia del Sol —tres veces la distancia a Plutón— y se cree que podrá seguir siendo contactada al menos hasta 2025. Sus transmisiones tardan más de 17 horas en llegar a la Tierra.  La New Horizons (de 2006) apenas acaba de pasar junto a Plutón y faltan años para que se acerque a los límites del Sistema Solar.

Las distancias en el espacio son tan inimaginablemente grandes que pensar en que una civilización extraterrestre detectará la sonda y recibirá algún tipo de mensaje es muchísimo menos probable que lanzar una botella al mar pretendiendo que sea recibida por alguien.

Pese a los riesgos, lo fascinante o romántico de que un ser humano ponga pie en otros mundos sigue teniendo enorme pese, por lo que se planean diversos esfuerzos para hacer llegar los primeros visitantes humanos a Marte, único destino cercano viable. Venus no cuenta pues su temperatura promedio es de 460 grados Celsius. Muchas sondas han estudiado Marte e incluso diversos robots han descendido en su superficie y algunos siguen en operación realizando diversas tareas de investigación. Uno de ellos, el Curiosity, hasta página de Facebook tiene y puede verse lo que hace día a día.

Un estudio científico de gran interés fue Mars 500, un simulacro de viaje en tiempo real. 500 días invertidos —ida y vuelta— por un grupo de seis personas, confinadas en el espacio que corresponde a una nave tripulada, para simular todas las actividades que deben llevarse a cabo en una misión de este tipo. Había especial curiosidad en el factor sicológico y cómo afectaría en las diversas etapas del viaje. No se encontraron problemas con el grupo de personas estudiadas.

Ya incluso hay inversionistas dedicados a competir con las agencias espaciales gubernamentales y pudiera darse el caso de que sean los que ganen esa carrera. También están interesados en realizar exploración espacial con turismo, lo que trae nuevos retos: debe regularse de alguna manera el tráfico, pues sin orden, poco a poco comenzarán problemas y aumentarán las posibilidades de colisiones.

Lo de viajar a otras estrellas mejor ni lo mencionamos. Nuestro mejor candidato, la Voyager 1, le costaría unos 75 mil años en llegar a la más próxima a su trayectoria. No en nuestro tiempo, no con esta tecnología.

Es muy probable que a nuestra generación le toque ver la llegada de seres humanos a Marte, con todos los sacrificios que esto conlleva. Nada detendrá las pretensiones científicas y políticas de continuar con esta “conquista” del espacio.




¡Un telescopio como regalo de navidad! Ahora, ¿qué hago?

telescopio-principal

Científicamente divertido

Por Miguel Ángel Norzagaray Cosío

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Tener un telescopio es el principio de grandes descubrimientos y de momentos de asombro compartido. Ello requiere un conocimiento mínimo de dos cosas: uso del telescopio y conocimiento del cielo. No cumplir estos dos requisitos equivale a tener carro sin saber manejarlo ni conocer la ciudad. De estas dos tareas, aprender a usarlo es lo más sencillo, porque conocer el cielo (o la ciudad, si seguimos con el otro ejemplo) puede llevarnos toda la vida. Revisemos una por una.

Usando un telescopio

Primera recomendación: NO VER EL SOL CON EL TELESCOPIO.

El telescopio colecta luz y la concentra en un pequeño círculo que es lo que nuestro ojo ve. Hay varios tipos, siendo el más conocido el modelo que usaba Galileo: un tubo largo de unos 6 centímetros o más de ancho, con una lupa en un extremo, llamada objetivo (o lente primaria). En el otro extremo, donde la lupa concentra la luz, se coloca una pequeña lupa conocida como ocular (la lente secundaria). Comúnmente termina en forma de L, con la intención de que sea fácil observar cunado el telescopio se apunta a objetos sobre nuestra cabeza. De otra forma, habría que estar casi acostado para asomarse por el ocular. También en este extremo del telescopio está otro tubo delgado llamado buscador que es como otro telescopio mucho más pequeño, destinado a encontrar rápidamente objetos que queremos observar, de ahí el nombre. Es la forma del clásico catalejo de pirata, con la diferencia que para usarlo sin que se mueva tanto se usa un tripié, adatándolo con lo que llamamos montura.

Cada telescopio suele comprarse y tener desde el inicio varios oculares intercambiables, de diferente tamaño que aparece escrito en la parte superior. Tamaños comunes son 25 o 20 mm para el mayor, 4 mm para el menor y en ocasiones alguno intermedio de 12 mm. El que se debe emplear para observar es el mayor, pues es el que aumenta menos el tamaño de los objetos y por lo mismo encontrarlos con el telescopio es más fácil. Sólo cuando un objeto está centrado en el ocular mayor, se cambia con mucho cuidado a uno de menor tamaño para que el acercamiento aparente sea mayor y distinguir más detalles. Con el tiempo, el aficionado entiende que es mejor una imagen pequeña y nítida a una grande que se ve borrosa y tiembla en exceso.

Cuando se gana experiencia apuntando con un telescopio, encontrar objetos es bastante fácil y el buscador se utiliza poco. Pero al inicio es de vital importancia su uso. Para ello, primero es necesario alinear ambos tubos lo más perfectamente posible. Primero se busca algún objeto fácil de apuntar con el telescopio, como un poste, una antena, un cerro o una construcción y luego se usan los tornillos del buscador para localizar la misma imagen. A veces hay que ayudarse hasta de los tornillos de sujeción (los que lo sujetan al tubo principal) o calzarlo ligeramente con papel o palillos. En el centro del campo de visión del buscador esté el objeto al que apunta el telescopio, se tendrá la comodidad de localizar objetos con el buscador para verlos con el telescopio.

El buscador es útil en el caso de telescopios como el modelo de la figura, pero hay otros tipos de telescopio. En el caso de los telescopios conocidos como newtonianos, el buscador es imprescindible para localizar objetos. Este tipo se reconocen porque en vez de tener una lente grande en un extremo del tubo, lo que tienen es un espejo cóncavo en el fondo (llamado espejo primario), que cumple la misma función de concentrar la luz del lente primario. Es un poco más difícil localizar objetos y por ello la necesidad del buscador, pero tienen la ventaja de ofrecer mejores imágenes regularmente.

Hay otros tipos de telescopios y monturas diversas, por lo que se recomienda acercarse a grupos de aficionados a la astronomía. En Baja California Sur, hay tres activos, localizables en la red social Facebook. Datos principales en la tabla siguiente.

Sociedad Astronónima Merak Santa Rosalía Eduardo Sández Aguilar
Sociedad Astronómica Mira La Paz Miguel Ángel Norzagaray Cosío
Sociedad Astronómica Cetus Los Cabos Benjamín Fernández

 

Otra buena sugerencia es seguir sitios de Internet como www.astronomos.org, donde aficionados serios y profesionales están siempre dispuestos a ayudar y contestar preguntas.

Conociendo el cielo

Ya que se practicó apuntar el telescopio con cerros, postes y otros objetos, es hora de ver el cielo nocturno. Antes que otra cosa, vale la pena decir que será cosa de tiempo y práctica aprender a observar, es decir, no se trata de ver rápidamente los objetos y darse cuenta de que sí son los correctos, hay que dedicar tiempo para determinar todos los detalles que el telescopio puede ofrecer de cada objeto. Por ello repetimos: no hay que mirar rápidamente, hay que observar con detenimiento. Poco a poco se desarrolla la costumbre y luego la búsqueda de detalles se hace de manera automática.

El primer objeto es sin duda la Luna. A simple vista es preciosa, nadie lo duda, pero con telescopio se observan en primera instancia los cráteres, cicatrices de los choques de meteoritos, y los mares, las regiones más obscuras. De preferencia la observación lunar debe hacerse antes de que la luna llene. Es natural que se cree que la Luna llena es buen objetivo, pero no es así. La Luna llena encandila demasiado, además de no permitir ver otros objetos en el cielo y como los rayos solares le caen de lleno, no hay sombras que permitan hacerse una idea del relieve.

Esa es sin duda una de las cosas que hay que observar con calma: las sombras, con las que percibimos la altura de los cráteres. Al observarla en fase creciente, hay una región iluminada y una obscura. La línea que separa una de la otra se llama terminador y es donde hay más sombras interesantes.

Otro rasgo curioso son algunos cráteres que parecen tener un pequeño monte en el centro. Estos fueron fuertes impactos en los que hubo un rebote del subsuelo lunar que dejó tal rasgo, como cuando se arroja una piedra grande al agua y luego de sumergirse bota una columna de agua.

crateres-de-la-luna

Los siguientes objetos recomendados son los planetas. Júpiter, con sus cuatro lunas y las franjas atmosféricas distinguidas por tonalidades distintas. Si se observa día tras día se verá como los satélites cambian poco a poco de posición. Saturno, con sus anillos y el satélite Titán. Venus, el más brillante, con su forma de Luna pues nunca lo vemos totalmente iluminado por estar más cerca del Sol que la Tierra.

¿Cómo localizar los planetas y otros objetos? Lo más fácil es utilizar un simulador para computadora, como Stellarium, gratuito y fácil de usar. Basta descargarlo, ejecutarlo e indicarle nuestra localización. También de apoyo pueden servir muchas aplicaciones que hay para celulares, que nos indican qué hay en cada región del cielo.

Para progresar vale la pena contactar otros aficionados y grupos locales para tener el gusto de compartir esta actividad divertida e interesante y que suele llegar a convertirse en más que un simple pasatiempo. Se comprobará que compartir con otros lo que nos apasiona es de lo más gratificante.