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El legado colonial en nuestra historia Nacional: retos y perspectivas

Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). La historia de nuestra nación está marcada por el largo y complejo periodo colonial que vivimos bajo el dominio de potencias europeas. El legado dejado por esta etapa histórica ha moldeado nuestra sociedad, nuestra cultura y nuestras estructuras políticas y económicas. En este reportaje, exploraremos el legado colonial en nuestra historia, analizando los retos que enfrentamos como sociedad para comprenderlo y enfrentar sus consecuencias, así como las perspectivas para construir un futuro más inclusivo y equitativo.

I. Las huellas del dominio colonial: El dominio colonial dejó profundas huellas en nuestra historia. La imposición de nuevas estructuras de poder, la explotación de los recursos naturales y humanos, y la introducción de nuevos modelos culturales y económicos son algunos de los aspectos más evidentes de esta herencia. El sistema de encomiendas, la esclavitud, los patrones de propiedad de la tierra y la segregación racial son elementos que se arraigaron durante la época colonial y que todavía persisten en nuestra sociedad.

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II. El mestizaje como resultado del encuentro de culturas: Uno de los legados más visibles del periodo colonial es el mestizaje cultural y racial que se produjo como resultado del encuentro entre las poblaciones indígenas, africanas y europeas. Esta mezcla de culturas ha enriquecido nuestra identidad y ha dado lugar a manifestaciones artísticas, literarias y culinarias únicas. Sin embargo, el mestizaje también ha generado tensiones y desigualdades en nuestra sociedad, y es necesario reflexionar sobre cómo abordar estos temas desde una perspectiva inclusiva y respetuosa.

III. La herencia económica y las desigualdades persistentes: El legado económico del periodo colonial es uno de los retos más importantes que enfrentamos como país. Durante la colonia, se establecieron estructuras económicas basadas en la explotación de los recursos naturales y humanos, así como en la dependencia de los centros coloniales. Estas dinámicas persisten en la actualidad, perpetuando desigualdades socioeconómicas entre diferentes grupos de la población. Es fundamental repensar nuestro modelo económico y buscar alternativas que promuevan el desarrollo inclusivo y sostenible.

IV. El papel de la memoria histórica: La memoria histórica desempeña un papel crucial en la comprensión y el abordaje del legado colonial. Revisar críticamente nuestra historia, reconocer las injusticias cometidas y rescatar las voces silenciadas son pasos fundamentales para construir una sociedad más justa y equitativa. Es importante promover espacios de diálogo y reflexión que permitan la construcción de una narrativa histórica inclusiva, que reconozca la diversidad de experiencias y luche contra la impunidad.

V. La necesidad de una educación transformadora: La educación juega un papel central en el proceso de enfrentar el legado colonial. Es necesario revisar los currículos educativos, incorporar una visión crítica de nuestra historia y promover una educación intercultural que valore y respete la diversidad de nuestra nación. La educación transformadora debe fomentar la reflexión, el diálogo y el respeto hacia todas las culturas presentes en nuestra sociedad, promoviendo la igualdad de oportunidades y la inclusión.

VI. La revalorización de las culturas originarias: Un aspecto fundamental en el proceso de enfrentar el legado colonial es la revalorización de las culturas originarias que fueron subordinadas y marginadas durante la época colonial. Es necesario reconocer y promover la diversidad cultural de nuestra nación, valorando y respetando las tradiciones, las lenguas y los conocimientos ancestrales de los pueblos indígenas. Esto implica fortalecer los espacios de participación y la toma de decisiones de estas comunidades, así como garantizar el respeto a sus derechos y territorios.

VII. La justicia y la reparación histórica: Enfrentar el legado colonial también implica abordar las injusticias y buscar mecanismos de reparación histórica. La discriminación, el racismo y las desigualdades socioeconómicas son consecuencias directas de la colonización y es necesario impulsar políticas públicas que busquen la equidad y la justicia social. La participación de los grupos afectados, la promoción de la inclusión y la redistribución de los recursos son aspectos fundamentales para construir una sociedad más justa y superar las desigualdades históricas.

El legado colonial en nuestra historia es una realidad innegable que nos desafía como sociedad. Para enfrentar este legado, es necesario reflexionar críticamente sobre nuestra historia, promover la memoria histórica, transformar la educación, revalorizar las culturas originarias y buscar la justicia y la reparación histórica. Construir un futuro más inclusivo y equitativo implica reconocer y respetar la diversidad, valorando y promoviendo la igualdad de oportunidades para todos sus habitantes.

Fuentes

Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA)

Instituto de Estudios Históricos y Sociales (IEHS)

Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH)

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, ésto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




Cómo pueden las lecciones del pasado ayudarnos a enfrentar los desafíos del presente

Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). A lo largo de los siglos, la humanidad ha experimentado una gran variedad de conflictos, crisis y desafíos. Sin embargo, al analizar el pasado, podemos encontrar lecciones valiosas que pueden ayudarnos a enfrentar los desafíos del presente.

Una de las formas en que la historia puede ayudarnos a enfrentar los desafíos del presente es proporcionando una perspectiva histórica. Al comprender los eventos pasados, podemos poner en contexto los problemas actuales y tener una mejor comprensión de cómo se desarrollaron. Por ejemplo, si nos fijamos en la Gran Depresión de los años 30, podemos ver que muchas de las condiciones económicas y políticas que contribuyeron a ella también están presentes hoy en día. Al entender las raíces históricas de estos problemas, podemos tomar decisiones más informadas sobre cómo abordarlos. Además, la historia nos proporciona un marco para comparar situaciones similares en el pasado y en el presente. Si nos enfrentamos a una crisis política o económica, podemos buscar ejemplos de cómo se enfrentó a situaciones similares en el pasado. Al hacerlo, podemos encontrar soluciones que hayan funcionado en el pasado y aplicarlas al presente.

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Otro beneficio de aprender de la historia es que nos permite evitar repetir los mismos errores del pasado. Al estudiar los eventos pasados, podemos identificar las causas subyacentes de los conflictos y crisis, y así evitar cometer los mismos errores. Por ejemplo, si nos fijamos en la Segunda Guerra Mundial, podemos ver que las políticas económicas restrictivas y la falta de diálogo diplomático fueron factores importantes que contribuyeron a la guerra. Al aprender de estos errores, podemos evitar repetirlos en el futuro. La historia nos permite comprender las raíces históricas de los conflictos actuales. Si nos fijamos en los conflictos actuales en el mundo, podemos ver que muchos de ellos tienen raíces históricas profundas. Al entender estas raíces históricas, podemos trabajar para abordar los problemas subyacentes y encontrar soluciones más efectivas.

Además, la historia puede proporcionar ejemplos inspiradores de líderes y movimientos que han logrado superar desafíos difíciles. Al estudiar las historias de figuras como Martin Luther King Jr. o Mahatma Gandhi, podemos ver cómo han enfrentado adversidades y desafíos de manera pacífica y efectiva. Al aprender de estos ejemplos, podemos encontrar inspiración para enfrentar nuestros propios desafíos.

La historia también nos enseña sobre la importancia de la innovación y la adaptabilidad. A lo largo de la historia, hemos visto cómo las sociedades que han sido capaces de adaptarse a los cambios han logrado sobrevivir y prosperar. Por ejemplo, si nos fijamos en la Revolución Industrial, podemos ver cómo las sociedades que adoptaron nuevas tecnologías y formas de producción pudieron superar las dificultades económicas y mejorar la calidad de vida. Al aprender de estos ejemplos, podemos ver la importancia de la innovación y la adaptabilidad en el mundo moderno.

Otro ejemplo de cómo la historia puede ser útil en el presente es en la comprensión de los conflictos culturales. Si nos fijamos en la historia de los conflictos culturales, podemos ver que muchas veces los problemas se deben a la falta de comprensión y respeto por la cultura de los demás. Al aprender de los errores del pasado, podemos trabajar para construir un mundo más inclusivo y justo, donde todas las culturas son valoradas y respetadas.

La historia también puede ayudarnos a aprender sobre las consecuencias a largo plazo de las decisiones que tomamos en el presente. Si nos fijamos en la historia ambiental, podemos ver cómo las decisiones tomadas en el pasado han tenido un impacto significativo en el medio ambiente y en la calidad de vida de las personas. Al aprender de estos ejemplos, podemos tomar decisiones más informadas sobre cómo cuidar nuestro planeta y garantizar un futuro sostenible para las generaciones futuras.

Además, la historia nos enseña sobre la importancia de la cooperación y la colaboración en tiempos de crisis. Si nos fijamos en los grandes logros de la humanidad, como la llegada del hombre a la luna o la erradicación de enfermedades como la viruela, podemos ver que estos logros fueron posibles gracias a la colaboración y cooperación de personas de diferentes disciplinas y países. Al aprender de estos ejemplos, podemos ver la importancia de trabajar juntos para enfrentar los desafíos del presente.

Finalizamos diciendo que la historia es una herramienta poderosa que puede ayudarnos a enfrentar los desafíos del presente. Al proporcionar una perspectiva histórica, ejemplos inspiradores y lecciones aprendidas, la historia nos puede enseñar sobre la importancia de la innovación, la adaptabilidad, la cooperación y la comprensión intercultural. Al aprender de los errores del pasado y las soluciones exitosas, podemos tomar decisiones más informadas y trabajar juntos para construir un futuro mejor y más sostenible para todos.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, ésto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




Las redes sociales como espacio para compartir la historia

Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Las redes sociales se han convertido en una herramienta fundamental para la difusión de la historia en todo el mundo. Desde la aparición de plataformas como Facebook, Twitter e Instagram, la cantidad de contenido histórico disponible en línea se ha multiplicado exponencialmente.

La importancia de las redes sociales en la difusión de la historia es innegable. En la era digital, las redes sociales permiten a los historiadores, investigadores y aficionados compartir información y conocimientos sobre la historia de una manera más accesible y rápida que nunca antes. Además, las redes sociales tienen la capacidad de llegar a audiencias masivas en todo el mundo, lo que significa que el conocimiento histórico se puede difundir a una audiencia más amplia que nunca antes.

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Según un estudio de Hootsuite, en el que se analizaron 1.000 millones de publicaciones en redes sociales en 2019, los principales temas de historia que atraen a las personas en todo el mundo son la Segunda Guerra Mundial, el Holocausto, la Revolución Industrial, el Imperio Romano y la Guerra Fría. Estos temas son de gran interés para el público general, lo que indica que existe un gran apetito por la historia en las redes sociales.

En cuanto a las redes sociales donde se publican más artículos de historia, Twitter es una plataforma especialmente popular. Un estudio de la revista Journal of Digital Humanities encontró que Twitter es la plataforma más utilizada por los historiadores para compartir contenido histórico, seguida de cerca por Facebook y Instagram. En Twitter, los historiadores a menudo utilizan hashtags específicos para hacer que sus publicaciones sean más accesibles y fáciles de encontrar para las personas interesadas en temas específicos.

​Otro estudio realizado por la plataforma de redes sociales Hopper HQ encontró que el contenido histórico es particularmente popular en Instagram, con hashtags como #history, #historia y #worldhistory utilizados en millones de publicaciones en la plataforma. Además, muchos museos y galerías de arte han comenzado a utilizar Instagram como una forma de compartir contenido histórico con sus seguidores.

En cuanto a la cantidad de artículos de historia que se publican en el mundo, es difícil precisar un número exacto. Sin embargo, una revisión de la plataforma JSTOR, que aloja miles de revistas académicas, encontró que en 2019 se publicaron más de 46.000 artículos en revistas de historia. Además, con la creciente popularidad de los blogs y otros medios en línea, es probable que la cantidad total de contenido histórico disponible en línea sea mucho mayor.

Las redes sociales son una herramienta vital para la difusión de la historia en todo el mundo. La popularidad de los temas históricos, la prevalencia de los hashtags históricos en las redes sociales y la cantidad de artículos de historia publicados en línea indican que existe un gran apetito por el conocimiento histórico en las plataformas de redes sociales.

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¿El Método o los métodos? Feyerabend y su anarquismo (II)

FOTOS: Internet.

La demencia de Atenea

Por Mario Jaime

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Cito a  Kurt Huebner (1969) el origen del progreso científico no radica ni en las reglas abstractas de la falsación, ni en las inferencias inductivas y semejantes, sino en la situación completa, mental e histórica, en la que se encuentra el científico. De este pensamiento se colige que nada permite decir a priori qué vía de investigación o hipótesis no será importante. Los científicos escogen y prueban diversas vías, en pos de encontrar la solución a un problema determinado sin que exista una autoridad, receta o código epistémico que sirva para cada caso. Este anarquismo teórico, según Vásquez Rocca, es más humanista para estimular el progreso que un rígido orden racional.

Ahora bien, Feyerabend prefiere, en ediciones posteriores, el término dadaísmo al de anarquismo. Dadaísmo epistemológico es aquel en el que todo vale para poner a prueba una hipótesis o desarrollar una teoría. Feyerabend sólo ratificó que la ciencia no es algo sagrado pues no puede conocer los hechos desnudos, sino que estos hechos son interpretados de alguna forma por los descubridores y, por tanto, esencialmente son teóricos. Por eso la historia de la ciencia es compleja y caótica, llena de autocorrección y errores —hasta intereses económicos y políticos — al igual que otras actividades humanas que intentan moldear la realidad.

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Imagino la molestia de ciertos científicos positivistas cuando Feyerabend afirma que una teoría nueva es aceptada por la comunidad científica no por su verdad sino por medios irracionales como la propaganda, sensibilidad, hipótesis ad hoc y apelación a prejuicios de todas clases. Necesitamos de estos ‘medios irracionales’ para defender lo que no es otra cosa que una fe ciega, hasta que hayamos descubierto las ciencias auxiliares, los hechos, los argumentos que conviertan la fe en puro ‘conocimiento’.[1]

Pero ¿acaso no es la propaganda y el medio histórico particular —no únicamente le evidencia científica a su favor, pues también hay mucha en contra— lo que ha ayudado a que se acepte en nuestros días la teoría del calentamiento global tal como se formula?

Pienso en Al-Jahiz, sabio de Basora en el siglo IX que en su Libro de los animales describió un principio de selección natural, como la lucha de los animales por los recursos. En su tratado podemos leer que: Los animales que sobreviven y se reproducen pueden traspasar descendencia. Sin embargo, no es por el sabio árabe que el paradigma de la selección natural como base de la evolución biológica ha llegado hasta nosotros, sino por la obra de Darwin diez siglos después. ¿Será porque el genio del inglés es más que el genio del árabe? Pensemos sobre las condiciones políticas e históricas de cada época, no sólo los argumentos de las teorías.

Feyerabend no se deja impresionar por la santificación de los científicos como mentes privilegiadas ajenas a las pasiones humanas. Entiende que la historia de la ciencia será tan compleja, caótica y llena de errores como las ideas que contiene y, a su vez, estas ideas serán tan complejas, caóticas, llenas de errores y divertidas como las mentes de quienes las han inventado. Así, el éxito de una investigación no se da por la medida en la que se aplican las reglas y fórmulas generales; es más, ni siquiera se conoce explícitamente el método con el que se logró tal éxito. El condenar a Feyerabend como enemigo de la Ciencia es ridículo e ignorante. Él es uno más de una tradición que parte del siglo III a.NE., pensadores lúcidos y sinceros, tradición que podemos rastrear hasta el escepticismo de Pirrón.

El escéptico entiende que no hay ningún saber firme ni opinión absolutamente segura. Escépticos como Arcesilaeo y Carneades defendieron teorías sobre la probabilidad. Sexto Empírico pensó sobre la cuestión del criterio de verdad, el cual requiere de otro criterio para decidir del primero y así infinitamente; de esta manera no puede existir un último criterio de verdad.

Se puede resumir el pensamiento escéptico así: si existiera el conocimiento seguro no habría cambios en el contenido del conocimiento. Dilthey atribuyó esto a lo que llamó anarquía de los sistemas filosóficos. Los escépticos disputaban para demostrar que toda discusión era inane.

¿No es acaso esto lo que caracterizó a Feyerabend? Su pensamiento se opuso a la idea de que existan estándares invariables de racionalidad en cualquier campo, incluido el de la ciencia. Es más bien el objeto de una ciencia el que determina el método apropiado o correcto en dicha disciplina. Es uno más de los escépticos.

Uno de los más divertidos problemas filosóficos es semántico, pues el escepticismo sería imposible si se atribuye verosimilitud al enunciado de qué ningún enunciado es verdadero. Resulta una paradoja sensacional. Los lógicos la resuelven así: Ninguna proposición es verdadera, es verdadera. Y volvemos a la rueda loca.

En la lucidez que lo caracterizó, Feyerabend aclaró que el escepticismo sólo puede tener sentido si la idea de fundamentación última se considera imprescindible de forma epistemológica. Así, cuando esta idea pierde su capacidad de hechizar la conciencia del científico, toda argumentación escéptica puede ser desechada sin menoscabar el rigor técnico. El científico debería ser escéptico pero no puede, eso le constreñiría a nunca formular leyes, a menos que entienda que esa ley no puede ser absolutamente verdadera. De esta forma los científicos tenemos fe en nuestros métodos, pero como escribe Santayana, es una fe con superposición de símbolos. De esta forma no es que existan diferentes tipos de realidad, sino que existen diversas categorías en la realidad.

[1] Tratado contra el método, capítulo 12.

 

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Pablo L. Martínez, 121 Años del natalicio del más conocido historiador de BCS

FOTOS: Internet

Tierra Incógnita

Por Sealtiel Enciso Pérez

La Paz, Baja California Sur (BCS). Hablar de los hombres y mujeres que forjaron la identidad de estas tierras calisureñas es algo que debe de llenar de orgullo y satisfacción. Las regiones de la California ancestral nunca fueron fáciles de habitar; bronca, salvaje e indómita son palabras que pueden aplicarse fácilmente a este suelo, sin embargo, aun con estas desventajas dentro de su territorio, surgieron ciudadanos que fueron y son pilares fundamentales para el progreso de nuestra patria.

El caso que hoy trataré es el del maestro e historiador Pablo Leocadio Martínez Márquez. Nuestro personaje nació el 11 de enero de 1898 en el poblado de Santa Anita en el Distrito Sur de Baja California; sus padres fueron José Martínez e Isabel Márquez; desde muy pequeño fue muy dedicado a los estudios y por ello sus padres lo inscribieron en la escuela elemental del rancho La Playa, donde llegado el tiempo reglamentario culminó sus estudios con excelentes notas.

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Al concluir la escuela primaria, Pablo L. Martínez ingresó a la Academia para Maestros, especie de Escuela Normal Rural, que el profesor Vicente V. Ibarra creó en San José del Cabo, concluyendo el ciclo de tres años de 1912 a 1915. Sin embargo, desde 1914, al triunfar la Revolución Mexicana, obtuvo el cargo de Maestro de la Federación. Simultáneamente a su preparación docente, cursó un año de Geografía e Historia Universal, así como 2 de Latín y Raíces Griegas con el sacerdote italiano Celestino Grisciotti, y de 1922 a 1924 estudió las materias del programa de la Escuela Normal de México bajo la dirección del educador poblano Pedro González Orduña.

Inicia su labor docente en las primarias de los poblados de San Miguel de Comondú, San José del Cabo y Todos Santos hasta llegar finalmente la ciudad de La Paz; al mismo tiempo que desempeñaba sus tareas como maestro, tuvo una amplia participación en el periodismo, fundando en 1927 el periódico Labor omnia vincit en La Paz y El luchador en San José del Cabo. En 1928 participó en la revista Adalid dirigida por el profesor Jesús Castro Agúndez, y de 1930 a 1933 dirigió en esta ciudad capital un pequeño periódico llamado Sudcalifornia.

Deseoso de que la juventud de su estado natal lograra continuar los estudios posteriores a la educación primaria, en el año de 1929, Martínez Márquez fundó y dirigió la Escuela Secundaria Número 14, la cual con el paso de los años llevaría el nombre de “José María Morelos y Pavón”. En 1937 viajó a la Ciudad de México y a partir de esa fecha radicó de forma permanente en ese sitio. A la llegada del General Agustín Olachea a la gubernatura de Baja California Sur en enero de 1946, Pablo L. Martínez empieza la producción de diferentes libros entre ellos Efemérides californianas, con lo cual inició su inclusión dentro de los historiadores de nuestra entidad.

De 1950 a 1952 dirigió en la Ciudad de México la revista Baja California, en compañía de Alfonso Landera Quijada, quien la sostenía económicamente de forma altruista. Invitado por Braulio Maldonado Sández, gobernador de Baja California, en 1953 viaja a radicar a ese estado; en 1958 publicó el libro El magonismo en Baja California en donde escribe una defensa del papel de los hermanos Flores Magón en el levantamiento armado que se suscitó en la frontera norte de México en 1911.

Es durante los años de 1954 a 1959 en que Martínez Márquez realiza una extensa y minuciosa investigación sobre la historia de Baja California que culminó con el libro llamado Historia de Baja California; otra de sus obras más sobresalientes fue la Guía familiar de Baja California la cual contiene datos por demás interesantes del origen de los principales apellidos que hoy forman los troncos familiares en Baja California Sur.

El historiador sudcaliforniano falleció el 9 de enero de 1970 en la Ciudad de México a la edad de 72 años, debido a una neumonía complicada con un avanzado estado de inanición. Sus restos fueron sepultados en el panteón de San José del Cabo, y posteriormente trasladados a la Rotonda de los Sudcalifornianos Ilustres.

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