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Legalizar las drogas, “ese es el camino”: Héctor de Mauleón

FOTO: Luis Roldán.

Por Modesto Peralta Delgado

La Paz, Baja California Sur (BCS). En 2009, cuando se enfrentó a la justicia a El Pozolero y se descubrió en las afueras de Tijuana un rancho en donde se disolvió en ácido —literalmente— a cientos víctimas de las que sólo quedaban las uñas, por lo que en el terreno había “un sembradero de uñas y dientes”, “parecía el colmo del horror, que habíamos llegado a lo inimaginable”, expresó el periodista Héctor de Mauleón en su conferencia Periodismo en tiempos de violencia, el pasado jueves 26 de octubre en La Paz, durante su participación en las Lunas de Octubre realizado por el Instituto Sudcaliforniano de Cultura.

Durante la plática, de aproximadamente una hora, ante un nutrido público que soportó el calor en el Centro Cultural La Paz, el columnista de El Universal habló del peligro que representa ejercer el periodismo en estos tiempos del combate al narcotráfico, desde el sexenio de Felipe Calderón, y que hasta la fecha, sumaría más de 200 mil víctimas —”200 mil historias atroces, de horror”. Dejo entrever que México aún no tocado el suficiente fondo del sufrimiento y ese ‘pozo’ puede seguir llenándose —”el fondo no llega hasta que uno no quiera”—, al recordar el caso de El Pozolero, el llamado Niño Sicario o el más reciente, el de las víctimas desolladas en Nayarit.

Al final de su charla, Héctor de Mauleón dejó sembrada la inquietud de que, tras once años, si no podríamos pensar que la guerra contra el crimen organizado fracasó y si no sería tiempo de poner sobre la mesa la discusión de legalizar las drogas. “Todo es peor, todo es más violento, todo es más sangriento; no hay avances, la droga sigue pasando, la muertes sigue ocurriendo, las lista de objetivos que tenía el Gobierno Federal (…) abatidos o presos, ¡y esto no termina! También la siguiente discusión socialmente responsable, sería ¿es ese el camino o esta probado que no es el camino? ¿No ha llegado la hora de ponernos a discutir la legalización del algunas sustancias? Da clic AQUÍ para el ver el video de la conferencia completa.

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Luego de la conferencia, CULCO BCS tuvo una breve entrevista con el periodista de la Ciudad de México, quien en 2016 ganó el Premio Nacional de Comunicación José Pagés Llergo por su trabajo sobre las bandas delictivas que operan en la colonia Condesa, en la CDMX. Sólo fueron dos temas. El primero: ¿cual es la visión desde el centro del país sobre la violencia en Baja California Sur? ¿Se sabe de ella o se sigue creyendo que es un paraíso?

“Yo creo que está muy claro que la violencia se ha disparado en los últimos años —dijo—, que la detención de El Chapo provocó una crisis en esta zona y que al mismo tiempo la incursión o el crecimiento desmedido que ha tenido en el sexenio actual el Cártel Jalisco Nueva Generación terminó golpeando la antigua calma, digamos, paradisíaca, de Baja California Sur. Se volvió un territorio de pugna entre los sucesores de El Chapo y este grupo que ha ido creciendo, que estaba formado por ser un brazo armado de otros capos y terminó apoderándose de 20 estados del país con operaciones internacionales y que es considerado, incluso, ya uno de los cárteles más poderosos del mundo”.

Héctor de Mauleón en la conferencia, fue presentado por Juan Cuauhtémoc Murillo. FOTO: Modesto Peralta Delgado.

“Por otro lado —continuó—, se le dio la debida atención al caso de Max Rodríguez que ilustra, por otro lado, ya en detalle, el nivel de violencia que se vive en el Estado”. Invitado a participar también en el segundo día de las Lunas de Octubre: el viernes 27, el lunes siguiente publicó el El Universal el texto Correrá sangre en Baja Sur, donde da a conocer su impresión de lo que ha generado la violencia en La Paz, recorriendo el malecón.

Legalizar las drogas

El segundo tema, fue preguntarle directamente, si él creía que una posible solución para aminorar el complejo problema de la inseguridad en el país era legalizar las drogas. Él contestó “creo que es el momento ya, tenemos que avanzar hacia eso. Eso le quitaría una fuente grandísima, altísima de ingresos a los grupos del crimen organizado y sobretodo sacaría a los jóvenes de los callejones en donde están en contacto con los criminales para que los que quisieran adquirir lo que quisieran pues vayan a una farmacia o a una tienda, no tengan que estar en contacto con delincuentes que luego terminan reclutándolos, etcétera; y sobre todo plantear ya el asunto de que no podemos seguir siendo los policías de Estados Unidos. No podemos seguir poniendo los muertos, mientras ellos están en la fiesta y nos devuelven las armas (…) Yo creo que ese es el camino.

Urgen protocolos

Regresando a su conferencia Periodismo en tiempos de violencia, centrado en este oficio en medio de esta crisis de inseguridad en todo el país —que él denomina “loa años de horror, la historia negra del periodismo en México”—, habló de varios casos concretos —censura, chantaje, muertes y desapariciones de comunicadores— y de la necesidad de un protocolo de seguridad para reporteros.

Más de un centenar de periodistas han sido asesinados en lo que va del siglo —explicó De Mauleón—, y se han cerrado medios, por lo que además de todo, “una tragedia nacional que no hemos percibido, son las zonas silenciadas de México“. Contó historias de comunicadores que fueron, tanto literal como figurativamente, amordazados por los criminales, y que no existen autoridades confiables para sentirse protegidos. “La herida psicológica no la conocemos en esta generación”, dijo, y reiteró que “somos uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo”.

Ante la situación, urgió a que exista un centro nacional de protección a periodistas, “pero autónomo, ciudadano”; que haya talleres permanentes de capacitación y protocolos, para saber qué hacer en caso de amenazas; “no venderse, no pedir dinero, eso hace que no tengas compromisos”, aunque también habló de los sueldos “miserables” de los reporteros que hacen que unos acudan al llamado ‘chayote’. “Nuestra conclusión: vamos por un protocolo, vamos a cuidarnos entre los periodistas.”




La violencia en Baja California Sur en 20 fotos

Disturbios al interior del Centro de Reinserción Social (CERESO), provocaron la movilización de fuerzas federales para controlar la situación y resguardar el perímetro. FOTOS: LUIS ROLDÁN.

Colaboración Especial

Por Luis M. Roldán G.

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Como reportero de la nota roja en La Paz, he llevado un registro —que aunque hay que aceptar que no es oficial y que podría haber margen de error, es decir, podrían ser más—, de que en tres años la presunta guerra entre bandas del crimen organizado en Baja California Sur ha dejado 883 muertos; el pasado mes de octubre ha sido el de más crímenes de alto impacto en la historia de la media península, dejando 119 ejecutados en La Paz y Los Cabos, entre ellos, 16 mujeres y un niño de un año, y la presunción, también, de víctimas colaterales.

CULCO BCS me invitó a participar con un fotorreportaje que ilustra, de manera gráfica, la actual situación de inseguridad que desde el 31 de julio de 2014 a la fecha, no ha parado en BCS, al contrario: ha crecido. Hago las siguientes aclaraciones: todas las imágenes corresponden a distintos eventos de violencia en La Paz en un periodo de tres años; para no vulnerar la identidad de las personas, se difuminaron sus rostros; la mayoría de las fotografías fueron publicadas en NBCS Noticias, aunque hay algunas inéditas; no apelamos al morbo, por lo cual no incluimos gráficos demasiado crudos, lo que se busca es dejar un testimonio visual de esta época con imágenes significativas.

La intervención policíaca

Un reporte de detonaciones de arma de fuego en la colonia Los Olivos puso en alerta a las autoridades, quienes localizaron en el lugar al menos 7 casquillos percutidos frente a un establecimiento de agua purificada. Un joven policía nunca dejó de tocar su arma.

Tres personas fueron atacadas a balazos en el interior de un domicilio ubicado en la colonia Santa Fe, cerca de las 21:40 horas, de las cuales dos de ellas fallecieron.

Las víctimas

Familiares de personas ejecutadas, forman parte de las víctimas que ha dejado esta guerra entre grupos delictivos en Baja California Sur. La mujer de rosa había intentado cubrir con una sábana blanca al un hombre recién asesinado, no la dejaron los policías, y ella, sintiéndose impotente de dejarlo en la tierra caliente, abrazó a otra mujer.

Una persona fue ejecutada a plena luz del día en la Privada Santa Teresa entre San Carlos y Colosio del fraccionamiento Misioneros, testigos aseguran que fue de al menos cinco disparos.

La mañana del 25 de enero del 2017, tres personas fueron ejecutadas con armas largas en las calles de Vicente Guerrero entre Revolución y Aquiles Serdán, entre las cuales se encontraba un joven de 25 años.

Dos personas fueron atacadas a balazos en la colonia Flores Magón, en las calles Margarita Maza Juárez y Sonora, dejando como saldo una persona lesionada y un ejecutado al interior de un vehículo.

La noche del 22 de octubre del 2017 un joven de 28 años de edad fue ejecutado en las inmediaciones de la colonia 8 de Octubre. Al parecer, había intentado cubrirse detrás de un tinaco, pero las ráfagas lo alcanzaron. Vecinos curiosos se preguntaban dónde estaba, pues la mayor parte del cuerpo, como se ve, no quedaba visible.

En la colonia Los Olivos fueron atacadas a balazos dos personas del sexo masculino, de las cuales una perdió la vida en el lugar y la otra minutos después en el Hospital General. Se presume que un comando iba a dispararle a un lavacoches, pero el joven que que llevaba el vehículo fue alcanzado por las balas.

Vecinos ven llegar una patrulla, una escena ya muy recurrente en cualquier colonia de La Paz; en ocasiones, las ejecuciones pueden parecer una espectáculo donde, algunos, salen con cámaras a grabar o tomar fotos; sin embargo, cada vez, los cercanos a un ejecutado también “vigilan” la actuación de los policías y reporteros en el lugar del crimen.

En marzo del 2016 fue localizado el cuerpo sin vida de una persona del sexo masculino sobre un terreno baldío ubicado a la altura del bulevar Pino Payas. Hubo que tomar la fotografía de muy lejos, pues estaba en un sitio sin callejones, oscuro, hasta que paramédicos fueron lo que ingresaron a este predio donde habían tirado el cadáver.