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Realizan taller de justicia con perspectiva de género: Congreso de BCS

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La Paz, Baja California Sur (BCS). Para cumplir con los preceptos legales, combatir la impunidad y lograr el acceso a la justicia, el Congreso del Estado realizó este lunes el taller “Parámetro de Debida Diligencia y Perspectiva de Género para Baja California Sur: “Sentencia Mariana Lima”, aportando así, herramientas a quienes son responsables de actuar con perspectiva de género, cuando se presenta la forma más extrema de violencia contra las mujeres: el feminicidio.

“Parámetro de Debida Diligencia y Perspectiva de Género para Baja California Sur: “Sentencia Mariana Lima” es un taller de carácter técnico-jurídico, que presentó otra visión a los responsables de impartir justicia en Baja California Sur, para actualizarse y estar más capacitados en su actuar profesional, para hacerle frente a los retos y las complejidades por las que atraviesa Baja California Sur, se informa a través de un boletín de prensa.

En el contexto de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, la diputada Gabriela Cisneros Ruiz, también habló a nombre de su homóloga diputada Teresita de Jesús Valentín Vázquez, (quien por problemas de salud no pudo estar presente), aunque ambas legisladoras en coordinación con la Unidad para la Igualdad de Género de este Poder Legislativo, organizaron el taller que fue impartido por Irinea Buendía Cortez y el abogado Rodolfo M. Domínguez Márquez.

Teniendo como sede el salón de actos “Armando Aguilar Paniagua”, del Tribunal Superior de Justicia, el evento resultó un éxito, pues despertó sumo interés en las áreas implicadas en materia de impartición de justicia y seguridad de todo el Estado, reuniendo también a los tres poderes, a personal del Instituto de las Mujeres, Seguridad Pública, jueces, así como integrantes del Colegio de Abogados en Baja California Sur.

Por su parte, el presidente del Tribunal Superior de Justicia, Raúl Juan Mendoza Unzón, reconoció la importancia de esta capacitación, dando por inaugurado el evento que reunió a representantes de diferentes municipios, de instancias involucradas en materia de impartición de justicia.

Finalmente, Cisneros Ruiz, agradeció la presencia de la diputada María Guadalupe Moreno Higuera, presidenta de la mesa directiva del período permanente; Maritza Zatarain, de enlace legislativo; al Tribunal Superior de Justicia y de la Procuraduría General de Justicia, por el apoyo para realizar el evento, concluye el comunicado del Congreso del Estado.




Proponen tipificar el feminicidio en grado de tentativa

FOTO: Archivo

La Paz, Baja California Sur (BCS). A través de un boletín de prensa del Congreso del Estado se informó que, a raíz de que en la mayoría de los casos el agresor atenta contra la vida de la mujer varias veces hasta lograr consumar el delito, siendo el feminicidio la cúspide de una escala de violencia que tiende a ser progresiva, la diputada María Luisa Ojeda González propuso tipificar el feminicidio en grado de tentativa;  afirmó que resulta indispensable ejercer las medidas pertinentes para desarticularlo desde el primer momento en que sucede y no permitir que esta siga avanzando hasta convertirse en feminicidio.

La presidenta de la Comisión Permanente de Igualdad de Género añadió que, cobra mayor indignación aquellos delitos que al no ser investigados o perseguidos por feminicidio quedan en la impunidad y la opacidad de la ley, casos que, en su mayoría ocurren en espacios cercanos como en la propia casa.

De acuerdo con el boletín de prensa se sostuvo que, a ocho años de la reforma que incorporó el feminicidio como un tipo penal autónomo en el Código Penal Federal, las cifras se han disparado, en 2020 se presentó el récord como el año con más feminicidios, con una cifra oficial de 3 mil 455 mujeres; caso específico de Baja California Sur, detalló que de enero a marzo del año 2022 la entidad se encuentra en el lugar número 9 entre las 32 entidades federativas, con el porcentaje más alto en presuntos delitos de feminicidios por cada mil mujeres de la media estatal, de acuerdo con las estadísticas de la Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana.

Del mismo modo al hacer la legisladora un comparativo con las leyes de otros estados trabajan bajo un marco que norma el delito de feminicidios en grado tentativo y que han dejado huella histórica en México, indicó que la iniciativa en materia atiende la creación de mecanismos de defensa, reconocidos por ley, para que sean integrados en el marco legal correspondiente a Baja California Sur, para brindarle certeza jurídica a todas las mujeres sudcalifornianas que viven con el miedo e incertidumbre de la ineficaz procuración de justicia que se da en los casos mencionados. Cabe señalar que la iniciativa fue turnada a la comisión de Puntos Constitucionales y de Justicia.

Por ello, se propone adicionar un artículo 389 BIS al Código Penal para el Estado para quedar como sigue: Artículo 389 BIS.- Se considera feminicidio en grado de tentativa, cuando el sujeto activo empleándose de los medios y/o razones previstas en el artículo inmediato anterior ejercite acciones encaminadas a causar la muerte de una mujer, aun sí por causas ajenas a este no se llega a la consumación del delito poniendo en peligro el bien jurídico tutelado, finalizó el boletín de prensa.




Crónicas del agandalle. El caso de Gabriela Fregoso y otros feminicidios

FOTOS: Facebook.

El Desierto Crece

Por Rodrigo Rebolledo

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El que fue presentado como el primer feminicidio del año, bien pudiera ser considerado el último del 2021. La muerte de Gabriela Fregoso, no sucedió hasta la víspera del Año Nuevo, pero los hechos que terminaron con su vida duraron meses, y quizá, buena parte de su corta vida.

Lo poco sabemos del caso de Gabriela, es que fue golpeada al grado de que las autoridades tuvieron que iniciar una carpeta por el delito de feminicidio en tentativa tras evaluar la gravedad de las lesiones que la llevaron a padecer diversos problemas de salud hasta que falleció un día antes del 2022. La decisión legal fue declarar la muerte como “patológica”, pero la reacción de las personas que amaban a Gabriela no esperó más. Los llamados de atención iniciaron a circular en redes sociales señalando a quien fue esposo de Gabriela como el gandalla responsable y prófugo del hogar que dejó a un hijo huérfano.

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La Comisión Estatal de los Derechos Humanos recibió la visita de la madre de Gabriela Fregoso, quien ya había iniciado una carpeta paralela a la investigación judicial, y la comunidad de Mulegé se ha movilizado sumando este caso a la larga lista de exigencias de justicia que atraviesan tanto a Mulegé como al resto de un Estado que aparece fuera de la península como “el más seguro para vivir”.

Si consideramos la muerte de Gabriela como un feminicidio más ocurrido el año pasado, fueron siete los casos en lo que las autoridades investiga las condiciones de violencia en que se dieron sus muertes, para que los responsables cumplan condenas ejemplares.

Pero la verdad es que hay muchas responsabilidades a deslindar en una muerte como la de Gabriela cuyo nombre se suma a la decena de mujeres que fallecieron en condiciones cuya descripción atraviesa los límites de lo decible.

El 17 de diciembre del 2020, el cuerpo Daniela Lino, reportada como desaparecida, fue encontrado calcinado en las afueras de San José del Cabo.

Al inicio del 2021, Analuisa Gutiérrez, una trabajadora universitaria del departamento de humanidades de la UABCS perdió la vida degollada en su casa. El crimen sigue impune a casi un año de los sucesos.

El 15 de febrero, Monserrat Ortiz fue asesinada y violada en Los Cabos sin que hasta el momento se tenga información sobre el perpetrador.

También en febrero, Andrea Juárez Castillo fue asesinada por su propio hijo quien, tras esconder el cuerpo se sumó a los esfuerzos para dar con su paradero.

En junio del 2021, Annel Viridiana fue asesinada de un tiro con una pistola calibre 40.

El 17 de octubre, Nayeli Guerrero fue asesinada en pleno centro de San José del Cabo al interior de su negocio por su pareja sentimental.

Las autoridades todavía no saben ni la identidad del cuerpo de una mujer encontrada en el camino a Los Planes en avanzado estado de descomposición el 22 de junio del año pasado.

La lista sigue.

La cultura política mexicana ha construido un mecanismo que hacen de las conductas de liderazgo un artilugio de la corrupción que ha llegado a establecer un Estado que, en muchos sentidos, actúa como una organización criminal.

Que lo que vivimos no es “inseguridad”, sino algo distinto, es el corolario al que llegua Héctor Dominguez Ruvalcaba en un tratamiento reciente de la violencia en México vertido en su nuevo texto Gandallas, publicado por Ariel.

Para escribir sobre lo inenarrable, donde es urgente denunciar lo que no puede ser concebido, es mejor hundir las órbitas en el hipertexto. Recurrir al salvavidas del diálogo con lo ya dicho. Domínguez Ruvalcaba rescata un texto de Héctor de Mauleón para desmitificar la indecibilidad del horror que evoca la cultura de la violencia mexicana. Para los receptores del horror, el horror no tiene sentido.

Las imágenes intolerables, revelan actos que para el escritor no pueden ser vinculados directo con expresiones cabales.

El profesor de la Universidad de Texas se separa de su teoría queer para ofrecer en su nuevo texto un paseo por las fuentes culturales de la violencia en México.

El agandalle es presentado desde personajes emblemáticos de los nuevos límites que ha atravesado la violencia mexicana reciente, retomando una colección de fuentes que representan las historias de una asesina serial como La Mataviejitas, un secuestrador como El Mochaorejas, pero también de un depredador sexual que operaba bajo el cobijo de las instituciones religiosas como Marcial Maciel, e inclusive del político, corrupto como pocos, Javier Duarte, para representar; no para singularizarlos, sino para ver en ellos la contribución cultural que nuestro país ofreció para crearlos.

“No se ha inventado aún el nombre que describa los montecillos de tierra que descansan junto a las fosas sembradas de huesos y dientes. de uñas y dientes”.

Hacia el final del texto, tras describir los métodos de disolución de cuerpos a través de procesos químicos la desaparición de las palabras se planta como un trago difícil de pasar.

El estado de enmudecimiento como renuncia a los signos que distingue al horror, como la sensación que provoca entumecimiento de la voluntad en contraste con la tendencia a la reacción de escapatoria inmediata a la que llamamos terror.

Domínguez Ruvalcaba estuvo en La Paz para presentar Gandallas, tuve la oportunidad de entrevistarle y cuando le pregunté por el caso de Gabriela, dio en el clavo de manera especial. Tomo sus palabras ante mi incapacidad para encontrar las mías ante el horror: El feminicida nos hace ver de una vez y por todas que el patriarcado no tiene una razón de ser, no hay una base de tipo legal, de tipo moral, de lo que tú quieras para decir, el patriarcado debe existir o debe continuar, al exacerbar su sexualidad y convertirla en una sexualidad letal […] porque lo que estamos viendo aquí es la semilla de las relaciones de género en todo ese discurso del patriarcado, que justifica la idea de familia, todos esos principios se desvanecen con sujetos hipermachistas que sólo conciben el acto sexual como un acto de feminicidio.

Pero el sujeto acabado del feminicidio no sólo es un sujeto emanado de ese patriarcado, para quien viene sobre escribir en la pauta del horror a la mexicana. Detrás de todo esto que es inenarrable, está el reflejo de nosotros mismos, las manos de una comunidad que permite y hasta celebra la violencia en la que pareciera que nos disolvemos todos en este país hasta desaparecer, hasta no dejar huella.

Nos está dando vueltas en la cabeza todo el tiempo el asunto sobre la crueldad, la pregunta sobre la crueldad, porque lo que está pasando en este país es una especie de crecimiento de la cultura de la crueldad, porque estamos aprendiendo a ser crueles de muchas maneras. Para mí, los feminicidios no son producto de que ‘el diablo anda suelto’ ni nada de eso, son producto de una ardua educación sentimental en donde lo más importante es desprenderse de las emociones amorosas, de las emociones que cultivan afectos, la solidaridad, la ayuda mutua, el cuidado, todo ello es justamente lo que se borra cuando sucede y se produce. Ahí veo algo que tiene que continuarse reflexionando.

Casos como el de Gabriela, dijo Domínguez Ruvalcaba, ponen de relieve la constitución de esta pedagogía de la crueldad; pero, quizá, las vías posibles para revertirla.

No sé qué tanto los otros pares del feminicidio sean buenos, en el sentido de que sean hombres amorosos, que cuidan a sus mujeres, que sepan controlar los celos, su ira. No creo que sea el único que no puede controlar su ira, que no piensa que su mujer es un par y no una sirvienta, una mujer inferior, lo que se necesita es que todos los hombres sean diferentes al feminicidio, sino lo único que pasa es la reproducción de esas actitudes feminicidios, es urgente revisar esas masculinidades, intervenir ahí.

Creo que, sin acallar la rabia de las mujeres que se organizan para desestructurar esa pedagogía canalla, como hombres, igualmente, debemos alzar otra voz, cambiar las estructuras de lo dado es urgente; no renunciar al silencio que impone el horror, por apremiante que sea.

El desierto crece.

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Karla Panini y la misoginia internalizada en México

FOTOS: Internet.

Sexo + Psique

Por Andrea Elizabeth Martínez Murillo 

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Hace algunos días, el portal de Facebook Histeoricas publicó un post donde, en la primera imagen, se lee: El acoso a Karla Panini es misoginia. Cómo es de suponerse, causó un interesante debate entre aquellos que insultan a Panini y quienes estuvieron de acuerdo con el contenido. Sin embargo, lo interesante de la publicación es que pone el foco de observación en cómo nuestra sociedad culpa a las mujeres por las acciones y responsabilidades de otra persona, en este caso de la pareja sentimental, un hombre. ¿Has considerado que el odio a Panini podría encubrir tu misoginia internalizada?

El post hecho por Histeoricas no pretende quitarle la culpa de las acciones que cometió, sino poner en revisión cómo miles de personas no responsabilizan al esposo, quien fue, de hecho, el que cometió la traición y demás actos que se le acusan. Es cierto que Karla Panini no fue sorora o solidaria con su ex amiga, pero quien maltrato, se burló y cometió traición, fue, principalmente su esposo. Y es este punto, el que merece más atención.

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Dejando de lado que son figuras públicas, nuestra sociedad ha responsabilizado en su mayoría a las mujeres de robar al marido o la pareja sentimental. Casi todos hemos escuchado expresiones como Esa z*rra me robó a mi ex, lo persiguió hasta quitármelo, mientras que en los hombres se alaba a aquel que consigue quitarle la mujer a otro. Esta doble moral no es nueva, es uno de los grandes pactos patriarcales que mantenemos hombres y mujeres, la misoginia internalizada.

Por definición, la misoginia es la aversión a las mujeres o falta de confianza en ellas1, es decir, un comportamiento cultural que ve a la mujer como inferior. Se expresa de diversas formas, desde comentarios despectivos o discriminatorios, en ocasiones se camuflajean de chistes o bromas, hasta llegar al feminicidio, la expresión más grave: el asesinato de una mujer por razones de género o por el hecho de ser mujer.

La misoginia es la antesala del feminicidio, en palabras de Isidro Cisneros: representa la valoración negativa de lo femenino o del ser mujer por razones históricas, sociales, políticas y psicológicas que se encuentra en la base de la hostilidad contra las mujeres con el objetivo de interpretar, ordenar y controlar la realidad. Abarca desde la forma más sutil de desprecio hacia las mujeres, que es la invisibilización o el silencio sobre ellas, hasta las manifestaciones más explicitas y contundentes de odio hacia el género femenino, pasando por todo tipo de expresiones de desdén y menosprecio2.

Ahora bien, esto puede sentirse muy lejano a nuestra realidad. Ya que aquí ni matan a nadie, mucho menos a mujeres, pues bien, según los datos recabados por Elisa Morales en su artículo ¿Qué “casi” no hay feminicidios en Baja California Sur3? Menciona que fue hasta a mediados del 2019 que se tipificó formalmente el delito de feminicidio en Sudcalifornia (antes de eso, únicamente se encontraba como agravante del delito principal, homicidio). La Procuraduría General de Justicia del Estado de Baja California Sur (PGJE BCS) continuaba sin reportar los casos de feminicidio, siendo señalados de negarse a investigar bajo perspectiva de género. Finalmente, en 2019 se registraron dos casos de feminicidio en Baja California Sur.

Es decir, la violencia contra la mujer en BCS existe, y es una realidad que ya no podemos seguir negando. Sin embargo, pudieran pensar que no conocen a mujeres maltratadas o víctimas de este delito, pero sigo compartiendo, pensando y me riendo de comentarios del tipo: Eso le pasó por puta, Si la encuentro de infiel la mato, Es que su forma de vestir me provocó, Vieja tenías que ser, o en el caso de las mujeres Pinche vieja, No soy como las demás, Me junto con hombres porque es más fácil, Donde pisa una leona, ninguna gata borra su huella y demás comentarios peyorativos hacia la mujer.

Es justo aquí, en la mente de cada uno de nosotros donde la misoginia internalizada hace efecto, en creer, responsabilizar y culpar a la mujer por casi cualquier cosa: por embarazarse, por no embarazarse, por cuidar a los hijos y descuidar al hogar, por tener la casa limpia, pero hijos desordenados, por trabajar poco o demasiado, por no atender al marido, por usar la ropa muy justa, por usarla muy aguada… y la lista sigue y sigue. Es momento de comenzar a repartir las responsabilidades al que le corresponde, de no seguir perpetuando este odio introyectado y de decir ¡basta!

Otra forma grave de misoginia que es respaldada socialmente, es creer que algo que hagas o dejes de hacer porque aquí todo se juzga te hace más, o menos respetable. Lo que quiero decir es que, no hay absolutamente nada que una mujer pueda hacer, que le reste respeto. No importa si iba borracha, si estaba sola con un hombre, si escogió mal a su pareja afectiva, si tenía poca o mucha ropa, si es lesbiana, o la etiqueta que le quieran poner, nada justifica la violencia —en cualquiera de sus vertientes. Es el abusador, acosador y/o violador, el culpable, tanto cómo aquellos que lo encubren.

Dejemos de culpar a las mujeres por todo y mejor repasemos cómo andamos internamente; escuchar los dolores, inseguridades y vivencias de las mujeres a mi alrededor desde la empatía y no desde el ego.

Bibliografía

  1. Definiciones de Osford Languajes. Revisado el 10/11/2021
  2. Cisneros, I. (2019). De la misoginia al feminismo. Crónica.
  3. Morales, E. (2020). ¿Qué “casi” no hay feminicidios en Baja California Sur? CULCO BCS.

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Impunidad encapuchada

FOTO PORTADA: Juan Carlos Alarcón (twitter)

FOTOS INTERIOR: Cortesía

Ius et ratio

Por Arturo Rubio Ruiz

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Con el pretexto de exigir justicia por el feminicidio de Alexis en Quintana Roo, un grupo organizado de mujeres encapuchadas, vestidas de negro y portando pañoletas verdes, el pasado viernes 13 de noviembre irrumpieron en las oficinas del Centro de Atención a la Violencia Intrafamiliar (C.A.V.I.) de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (CDMX). Destruyeron los ventanales, sacaron las cajas de cartón en las que se archivan los expedientes que se tramitan en esa dependencia y los destruyeron, afectando gravemente los derechos de las víctimas de violencia intrafamiliar —mayoritariamente niñas y mujeres— que por los cauces legales tramitaban sus casos.

El Centro de Atención a la Violencia Intrafamiliar, coloquialmente conocido como CAVI, es una dependencia administrativa de la Procuraduría de Justicia de CDMX, cuyo principal objetivo es proporcionar atención integral a niños y niñas menores de doce años víctimas de los delitos de violencia familiar, sustracción y retención de menores, incumplimiento de la obligación alimentaria y omisión de cuidados, y a mujeres de hasta sesenta años de edad víctimas del delito de violencia familiar cometido por su pareja.

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El plantel de servidores públicos está integrado por profesionales de las áreas jurídica, psicológica, médica y de trabajo social, y una vez que la víctima presenta su denuncia o querella ante el Ministerio Público, es canalizada a esta instancia, donde de manera gratuita se le brinda acompañamiento, orientación legal, y representación jurídica en materia penal; apoyo psicológico, atención médica, intervención en crisis, psicoterapia breve y de urgencia de corte grupal, elaboración de dictámenes victimales a petición de la autoridad ministerial o judicial para establecer si existe alguna afectación psicoemocional; valoración del estado psicofísico para determinar las condiciones de salud de las víctimas y, en su caso, tramitación de medidas de protección de emergencia previstas en la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia; gestionar ante instituciones públicas o privadas, los servicios que requieran; tramitación de albergues para mujeres que se encuentran en riesgo y/o a programas de apoyo social de otras instituciones gubernamentales o asociaciones civiles.

El CAVI brinda un servicio invaluable a todas aquellas víctimas de delito que no cuentan con recursos propios para sufragar los honorarios de profesionistas particulares, y en su funcionamiento, es modelo a seguir por otras entidades de la República, como Baja California Sur, donde las víctimas de delito no cuentan con este tipo de apoyo, o bien, lo reciben, pero de manera raquítica, esporádica y, por regla general, de manera excepcional.

Cuando las encapuchadas destruyeron los expedientes que sacaron de las oficinas del CAVI, a quienes más perjudicaron, a quienes dañaron, a quienes afectaron gravemente, fueron las niñas y mujeres víctimas de delito, que ahora verán seriamente afectada su pretensión de reparación del daño ante los tribunales pues, en muchos casos, los expedientes contenían dictámenes y comprobantes de gastos y otros datos de prueba, que difícilmente podrán ser recuperados. Algunas de las víctimas, cuyos expedientes fueron destruidos, llevaban más de cuatro años inmersas en litigios en busca de justicia retributiva. Ahora empezaran de nueva cuenta, desde cero, y con pobres posibilidades de recuperarse del terrible daño que las encapuchadas del pañuelo verde les han ocasionado.

Resulta paradójico que los únicos beneficiados tras el acto vandálico, sean los delincuentes que lesionaron los derechos de las víctimas cuyos expedientes fueron destruidos, pues ahora no podrán acreditar ante los tribunales el daño causado.

La legitimidad de la causa que enarbolan las encapuchadas, como en el caso, exigir justicia por el feminicidio de Alexis, se diluye por completo, cuando se convierte en un mero pretexto para dañar inmuebles, destruir expedientes, y perjudicar irreparablemente a niñas y mujeres, víctimas de la violencia intrafamiliar.

El derecho irrestricto a expresar las ideas, a manifestarse, a protestar, ha sido el pretexto propicio para que intereses perversos organicen grupos criminales, en el caso, integrado mayoritariamente por mujeres que, al amparo del anonimato, han convertido del vandalismo, el saqueo, la violencia contra particulares y agentes del orden, su modus operandi, y la escalada de violencia, que pasó de bailar y desnudarse mientras ocupaban arterias de vialidad, a golpear a reporteros, viandantes y elementos de la fuerza pública; de pintarrajear paredes y monumentos, a saquear tiendas de conveniencia y otros establecimientos comerciales; de bloquear accesos a oficinas públicas, a irrumpir en ellas y causar destrozos, que como en el caso, ocasionan daños irreparables a víctimas inocentes, totalmente ajenas al motivo de su queja y su violento activismo.

No puede el gobierno permitir que se siga utilizando un derecho humano irrestricto, como el de manifestarse, como pretexto para delinquir impunemente.

La pasividad y tolerancia oficial hacia estos grupos criminales organizados, que operan impunemente enarbolando el estandarte del feminismo radical, nos hace suponer que existe contubernio entre la autoridad y quienes lideran las acciones vandálicas y de rapiña a cargo de las encapuchadas.

La lucha ciudadana por la defensa de los derechos humanos, la expresión de las ideas y protesta ante abusos o injusticias, no puede seguir siendo el pretexto que incube la anarquía y la impunidad. No podemos permitir que se siga enviando a nuestra niñez y juventud, el ejemplo que envían estas criminales encapuchadas.

Ninguna causa justa justifica la realización de actos criminales, y menos, cuando se revictimiza a inocentes en el proceso.

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