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Rogue One: la Fuerza no se extingue; Star Wars de nuevo al cine

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La nueva de Star Wars ya está en los cines de La Paz. Fotos: Internet.

Kinetoscopio

Por: Marco A. Hernández Maciel

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). ¿Qué se puede decir de una película de la saga de Star Wars que no pueda ser un spoiler? Poco, sin caer pronto en la redundancia, y es por eso que aquí viene una seria, muy seria advertencia: ESTA RESEÑA TIENE UNOS CUANTOS SPOILERS, QUE AUNQUE CONSIDERO QUE NO SON FUNDAMENTALES PARA EL DISFRUTE DE LA PELÍCULA, PUEDE GENERAR ALGUNA CONTROVERSIA. Y si ya la vieron, no duden en comentar al final de este texto.

La función estaba programada para las 12:01 horas del 15 de diciembre de 2016. A diferencia de otras funciones de estreno de media noche, en esta ocasión no había muchos sables de luz rondando en la audiencia, ni Yodas, ni Chewbaccas, ni Darth Vaders. Por ahí alguien se aventuró a llevar una capa simulando el atuendo del villano Orson Krennic interpretado por Ben Mendelsohn, pero reinaba una calma expectante, con la emoción bien guardada para evitar alguna decepción galáctica.

La sala se encontraba casi llena, y a pesar de un retraso de media hora en el inicio de la función, parecía que el público no tenía mucha prisa por presenciar el estreno. Casi no hubo silbidos y el grito de cácaro se escuchó una o dos veces. O los smartphones nos siguen succionando con mayor eficacia la atención en momentos ásperos, o la desvelada afectó a la mayoría del público, o es tanto el temor a una cinta que falle en su cometido que como condenados a muerte, tratamos de estirar el tiempo hacia lo inevitable lo más que se pueda.

Y por fin llegó. El fondo negro con las letras azules que nos dicen que hace mucho tiempo en una galaxia muy lejana, ocurrieron los eventos que estamos a punto de presenciar. Algunos aplausos. Y en un chispazo, estamos en el espacio ante un planeta azul que tímidamente asoma sus continentes ante nuestros ojos. Empiezan las cejas levantadas y los pensamientos en voz alta. ¿Y la música de Star Wars? ¿¡Y las letras amarillas que nos cuentan los antecedentes de la historia!? Desde un inicio, el director Gareth Edwards se desprende la saga original y se posiciona como un spinoff que busca su propio estilo y personalidad. Un estilo más crudo, violento, sarcástico, dinámico y realista. Una fotografía de muchos más colores y contrastes que las trilogías originales, y una música que sigue el canon, pero que se eleva con personalidad propia.

Tenemos también a un grupo de rebeldes comandados por la mercenaria Jyn Erso, interpretada por la carismática Felicity Jones y el Capitán Cassian Andor, rol de un  sobresaliente Diego Luna, que llevan el peso de la trama en sus hombros. Una mercenaria que ha tenido que sobrevivir en un mundo violento por su cuenta, y un miembro del ejército que está condenado a cumplir órdenes por una causa y un ideal que se difumina poco a poco. Junto a ellos, Forest Whitaker como Saw Gerrera nos trae a un líder y mentor radical –algunos le llamarán extremista–, Donnie Yen a un ciego creyente de la Fuerza que nos regala las mejores secuencias de pelea del filme; Wen Jiang como el aguerrido Baze Malbus; Riz Ahmed como el piloto Bodhi Rook; Mads Mikelsen como el padre de Jyn, Galen Erso; y Alan Tudyk como el androide K-2SO.

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Y todos ellos habitan el universo creado por George Lucas a su manera. Aquí la inocencia e ingenuidad que Anakin, Luke o Rey nos mostraron en sus inicios como protagonistas de sus respectivas trilogías no existe. Desde su niñez, Jyn Erso estaba preparada para pelear y subsistir de la manera que fuera necesaria. Del mismo modo, los rebeldes al Imperio Galáctico no son un aura de bondad y buenas intenciones, así como los oficiales del imperio pueden tener amigos y criar a su familia en la mismísima Estrella de la Muerte. Y aunque no se profundiza más en la historia para no perder de vista quienes son los buenos en este relato, se deja plantada una semilla que de florecer, nos puede evidenciar que rebeldes e imperiales luchan por lo mismo: poder, sólo que en diferentes trincheras.

Pero a pesar de estos cambios, todo el universo de Star Wars se mantiene firme y convincente en la pantalla. El filme aprovecha todo lo que ya sabemos y no se detiene a explicar mucho quienes son los malos y los buenos y porqué, eso ya lo conocemos de sobra. Y nos muestra a los X-wings en batallas épicas contra los ATT, destructores y cazas imperiales. Algunos cameos entrañables y otros sumamente sorpresivos. Es una nueva historia, con un nuevo punto de vista, con los elementos que han hecho histórica toda la saga de Star Wars.

Y lo que fue una expectativa moderada y emoción contenida, se desborda en los minutos finales. Alaridos, risas, aplausos y resoplidos por haber presenciado un espectáculo fílmico a la altura quizás, del Episodio V (El Imperio Contraataca), y nos hace confiar en esta idea de los spin offs que a muchos tenía nerviosos. Ya una vez George Lucas por un pelito echaba todo a la basura con sus precuelas y sus Jar Jar Binks, pero parece que la mitología está en buenas manos –las manos de Mickey Mouse-, que la fuerza lo acompañe.

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Pecados —y algunas virtudes— de “Inferno”; Dan Brown, de vuelta al cine

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Tom Hanks y Felicity Jones en “Inferno”. Fotos: Internet.

Colaboración Especial

Por Marco A. Hernández Maciel

La Paz, Baja California Sur (BCS). El profesor de simbología histórica de la Universidad de Harvard, Robert Langdon —interpretado en una tercera ocasión por Tom Hanks—no sabe dónde está. Golpeado, mareado, postrado en una cama de hospital, alucinando el apocalipsis de un infierno en la tierra, es salvado por la imagen angelical de la doctora Sienna Brooks —la talentosa Felicity Jones— quien lo ayuda a escapar de un atentado contra su vida, al mismo tiempo que descubre que posee un extraño objeto que es la causa de la persecución.

Hace diez años, “El Código Da Vinci” fue un éxito en taquilla que no pudo replicar con la secuela tres años después de “Ángeles y Demonios”, ambas dirigidas por Ron Howard. Pese a ello, el éxito editorial de Dan Brown sigue latente y tras la publicación de la novela “Inferno” en 2013, el Robert Langdon del cine regresa con el mismo director en la silla, para enfrentarse a un reto que en el papel es mayor, pero que en su manufactura presenta varios pecados.

Pecado 1: Florencia —y otras locaciones— desaprovechada. Aquella persona que haya leído el libro y no conoce Florencia, sin duda se enamoró de la ciudad. Una de las virtudes de la versión impresa es la descripción a detalle de algunos lugares emblemáticos, aderezado con pasajes históricos y revelaciones de túneles secretos y atajos que encajan perfectamente con la trama, y permiten que el personaje de Robert Langdon se luzca como una enciclopedia viviente. Sin embargo, en el filme poco podemos apreciar de ello. ¿Porqué? La respuesta puede estar en el siguiente párrafo.

Pecado 2: Mucha, mucha velocidad. Todo pasa muy rápido. La película va de un lado a otro sin dejarte respirar y corres un gran riesgo de mancharte la camisa de salsa o queso de nachos, pues no podrás quitar un segundo los ojos de la pantalla. Las dos horas de duración se van como agua y la rapidez con que la información fluye puede hacer que le pierdas el hilo a algunos detalles importantes dejando varias lagunas argumentales. Personajes entran y salen y de repente no se sabe qué es lo que hace o por qué lo hace. Museos y lugares emblemáticos usados como escenarios desechables. Una de dos, o la producción no consiguió los permisos para filmar con tiempo suficiente en locación o…

Pecado 3: El guión. David Koepp ha escrito películas como “Misión imposible”, “Parque Jurásico” y “La habitación del pánico”, pero aquí estamos ante uno que no entraría en la categoría de los mejores de su carrera. Aunque la adaptación es fiel en la mayor parte del libro, ésta se centra en la aventura de la pareja protagonista dejando de lado los detalles históricos y teorías sobre la vida de Dante Alighieri y su obra cumbre, “La Divina Comedia”, que enriquecen la novela original y que son la razón de ser de estas aventuras. La fuerza del personaje de Robert Langdon recae en su habilidad de descifrar claves secretas y teorías de la conspiración milenarias utilizando todo su conocimiento en hechos y símbolos históricos; es un personaje que gana por su inteligencia y sabiduría. En esta película eso se olvida y no se decide entre querer hacerlo un héroe de acción o una víctima colateral. Para rematar, el guión cinematográfico destruye una arriesgada reflexión sobre el futuro de la vida humana que en el libro se expone de manera cruda, dejando de lado su original sabor amargo para hacerlo mucho más dulce y sin consecuencias de por medio.

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Aun así, el carisma de Tom Hanks y Felicity Jones son suficientes para rescatar el filme, que acompañado de la vertiginosa edición, un casting adecuado que incluye a Ben Foster, Omar Sy e Irrfan Khan, y una excelente composición musical a base de sintetizadores —una extraña pero buena elección— no deja espacio para el aburrimiento. Por otro lado, aquel impacto histórico-religioso que se plasmó en la primera película de la trilogía aquí no existe en lo absoluto. La fórmula ya se siente desgastada, e “Inferno” se quedará penando eternamente en el purgatorio fílmico, pero le va alcanzar para tocar el cielo taquillero y seguramente una nueva secuela.