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Comisión de Igualdad de Género realizó mesa de trabajo con colectivos y asociaciones

FOTO: Congreso del Estado de Baja California Sur

La Paz, Baja California Sur (BCS). En mesa de trabajo de la Comisión Permanente de Igualdad de Género de la XVI Legislatura de Baja California Sur, representantes Colectivos feministas y asociaciones civiles, informaron a las representantes del Poder Legislativo, que presentarán una serie de propuestas para integrar una agenda legislativa, donde se planteé la necesidad de incrementar los presupuestos para las instituciones de atención a la mujer y la niñez, así como mayor transparencia para saber que se está haciendo ante la ocurrencia de delitos como feminicidios, desapariciones, violaciones, violencia intrafamiliar, entre otros, se dio a conocer por medio de un boletín de prensa.

En este mismo sentido, se pronunciaron diferentes representantes como, Alma Margarita Oceguera del Centro Cultural Esperanza Rodríguez, que sostuvo que deben instalarse mesas de trabajo permanentes para dar seguimiento a la transparencia y rendición de cuentas a las que están obligadas cada institución y los poderes del Estado; No sabemos cuántos feminicidios hay, cuantos desaparecidos y otros delitos y ¿por qué no hay detenidos?, cuestionó. Sumado a ella, la representante de la Red de Mujeres para la Igualdad Sustantiva de BCS, habló de la necesidad de incrementar presupuestos, ya que es insuficiente para los instituciones, para ello presentaron una propuesta para modificar el proceso de presupuestario.

Por último, la representante de Alhuata Feminista dijo que, hay un reclamo ciudadano, una agenda pendiente, como el registro de agresores sexuales, el registro de deudores alimenticios y exigió justicia para mujeres desaparecidas, la seguridad para sus madres y para quienes buscan a sus hijas; mujeres que perdieron su trabajo o mujeres que están en pobreza extrema; Queremos que nos garanticen los derechos humanos de las mujeres, queremos una vida libre de violencia, afirmó.

En respuesta, la presidenta de la comisión de Igualdad de Género, diputada María Luisa Ojeda González informó que, se aprobó una reforma para garantizar la capacitación a las mujeres en los partidos políticos, así como que, se reformó la ampliación del concepto de delitos de acoso y hostigamiento, precisamente ante la situación que enfrentan muchas mujeres y no se hacen visibles los resultados. Admitió que efectivamente falta mucho por hacer, pese a que, el respeto a los derechos humanos de las mujeres ya está contemplado en un marco normativo, dijo que las legisladoras son receptivas a las propuestas y la intensión de trabajar en conjunto.

Finalmente, la diputada Gabriela Cisneros, secretaria de la comisión, propuso conformar una agenda legislativa entre asociaciones civiles, instituciones y avanzar en diversos rubros. En tanto que, la diputada Teresita Valentín, secretaria de la comisión, respaldó la propuesta de empujar en conjunto el trabajo interinstitucional para conocer de los resultados de las instituciones, concluyo el boletín.

 




La doble discriminación contra la mujer lesbiana

 

FOTOS: Internet.

Sexo + psique

Por Andrea Elizabeth Martínez Murillo

La Paz, Baja California Sur (BCS). Este lunes ocho de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, una fecha que busca reivindicar la lucha de las mujeres por la equidad de género. Este largo caminar tiene ya varios años de existencia y es gracias a las redes sociales que encontramos cada vez más cobertura y expansión. Ahora ya es común leer y escuchar el grito de Ni una menos y ni una más, de mujeres manifestándose y exigiendo lo que por derecho es propio: seguridad y una vida y trato dignos. Y, aunque suene obvio, este grito desesperado engloba a todas las mujeres, lesbianas, bisexuales y mujeres trans, a todas aquellas que siendo mujeres no son reconocidas por sus mismos grupos de apoyo o por nuestra sociedad. Pero, ¿de dónde viene esta invisibilidad?

Para abordar el tema, recordemos que las mujeres lesbianas son aquellas que experimentan atracción sexual, romántica o emocional por otras mujeres. El término lesbiana es mucho más adecuado que homosexualya que tiene un componente político de visibilización de las mujeres que gustan de las mujeres. Es importante mencionar que el lesbianismo es una orientación sexual, así como la homo y heterosexualidad y es diferente de la identidad de género, que es el grado en que cada persona se identifica como masculina o femenina. Es por esto, que encontramos a mujeres lesbianas que son muy femeninas y otras que no se apegan a este concepto, lo que no significa que se crean o se sientan hombres.

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Ahora bien, históricamente, las mujeres lesbianas han sufrido múltiples discriminaciones:

  1. Por ser mujeres y vivir en una sociedad heteropatriarcal, que las obliga a vivir bajo la sombra de un hombre y les impone roles muy específicos como el de madre, cuidadora y dedicada al hogar. Menciona Josefina Lyon “la mujer no se ve como una sujeta deseante y se entiende que la lesbiana, como no es madre o no tiene hijos, no tiene sexo”. En el imaginario social, la mujer que no sirve para tener hijos, se convierte automáticamente en la cuidadora, ya sea de los padres o de los hijos de hermanos/hermanas y agregados, abnegadas y prohibidas en su sexualidad. La única mujer que tiene permitido no tener hijos es aquella que se va al convento y le sirve de por vida a otro hombre”.
  2. Por tener una orientación sexual considerada como inexistente o desvalorizada, a diferencia de la homosexualidad masculina — que no ha sido aceptada pero si reconocida—. Se mantiene la creencia de que, lo que las hace lesbianas es que no han probado a un buen hombre, pensamiento que ha provocado la realización de prácticas barbáricas como las violaciones correctivas con el objetivo de cambiar la orientación sexual de la víctima o curarlas de su lesbianismo. Lo terriblemente preocupante de esto, es que, en muchas ocasiones, es la propia familia la que organiza esta violación para enderezar a la mujer, como lo señala la investigación “Estado de violencia: diagnóstico de la situación de las personas LGBTIQ”, donde se expone que, en el 75% de los casos de violencia familiar, se utiliza la heterosexualidad obligatoria como mecanismo de control.  Aquí también se moviliza una herida narcisista en los hombres: ¿cómo no le voy a gustar?, o la distorsión cognitiva de yo la voy a hacer mujer, como si un pene definiera lo que es ser mujer.
  3. Por su identidad o rol de género que se aleja del típico concepto de feminidad. Existen lesbianas con roles de género tradicionalmente masculinos, donde se visten y actúan como los hombres de nuestra sociedad, sin embargo, esto no significa que se sientan hombres, simplemente prefieren ese tipo de ropa y forma de actuar.
  4. Por pertenecer a un colectivo que, en el fondo, sigue siendo machista. Una de las grandes quejas de las mujeres lesbianas es que en el movimiento LGBTTTIQALesbianas, Gay, Bisexuales, Travestis, Transexuales, Transgénero, Intersexuales, Queer y Asexual— son solo la pura letra, ya que no están visibilizadas como voceras de los movimientos, como mujeres que tienen organizaciones propias y que siguen luchando para que desde ambos lados se respeten sus derechos.

Todo esto es dado por una sociedad que no concibe la posibilidad de que existan relaciones sexuales y/o emocionales en donde no haya un hombre o un pene de por medio, incluso, es sumamente frecuente escuchar preguntas del tipo “¿y quién es el hombre de la relación?”, “¿quién lleva los pantalones?”, o “¿quién es la activa?”. Para empezar, esas preguntas no se le hacen a las parejas heterosexuales, es como preguntar en el primer encuentro si te gusta que te metan el dedo en el ano, es algo sumamente personal que no le debería de importar a los demás; por otro lado, se sigue reproduciendo la idea de que una de las dos tiene que ser el hombre y esto no es así, el lesbianismo es reconocer que eres mujer y te gustan las mujeres. Y no, no se da porque un hombre les haya roto el corazón o se hayan llevado muchas decepciones, es una orientación sexual al igual que la heterosexualidad.

Gran parte de esta invisibilidad se debe a que la sexualidad de las mujeres a lo largo de la historia ha sido construida en su mayoría por hombres, que han estudiado estos movimientos con todos los prejuicios, ignorancia e indiferencia que su machismo les permite ver. Y es que, hablar de ellas, las lesbianas, significa dar por hecho que hay otras formas de vincularse con las personas que no es la heteronormada, hay matrimonios, parejas, triejas lésbicas que funcionan, son estables y llevan la crianza de forma adecuada, porque la orientación sexual no tiene nada que ver con la capacidad de formar lazos afectivos o de criar a hijos propios o ajenos.

 

También es aceptar que los hombres no son indispensables para el goce sexual femenino, lo que al parecer los ha puesto a temblar. Como muestra, tenemos las reacciones tan curiosas que se despertaron en torno al uso de un succionador de clítoris en el mercado, en donde varios hombres se sintieron intimidados por la respuesta tan alegre de las mujeres por este nuevo compañero sexual.

Son por todas estas razones y varias más, que las mujeres lesbianas siguen siendo relegadas de la vida pública, perseguidas y atormentadas por una sociedad que, dentro y fuera de los colectivos LGBTTTIQA, no las ha terminado de entender y mucho menos de aceptar. Es momento de parar la lesbofobia — discriminación, odio y/o rechazo hacia las lesbianas — y aceptar que son personas con una orientación sexual diferente a la norma y que eso está bien. Aprovechemos la coyuntura que nos brinda este próximo ocho de marzo: grita, lucha, alza la voz por todas las mujeres, no solo las que son convenientes para esta sociedad.

Bibliografía

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Rosaura Zapata, la única mujer en la Rotonda de los Sudcalifornianos Ilustres

FOTOS: Facebook Rosaura Zapata Cano

Sexo + Psique

Por Yaroslabi Bañuelos 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Empecemos por el final. Rosaura Zapata Cano, la única mujer cuyos restos descansan en la Rotonda de los Sudcalifornianos Ilustres, murió el 25 de julio de 1963. En aquellos días, más de mil 500 kilómetros de montañas y mar separaban su cuerpo de la reseca tierra que albergó su infancia. Apenas ocho veranos antes, el 3 de julio de 1955, las mujeres mexicanas acudieron a las urnas y gozaron del derecho al voto por primera vez en la historia de este país, después de una ardorosa lucha que convirtió el sufragio femenino en una realidad.  No era una época fácil para las mujeres, pero, ¿cuándo lo ha sido?

La familia Zapata Cano vivió la misma trama que muchos hogares de la etapa prerrevolucionaria: un padre ausente, dificultades económicas y una madre que hizo milagros para no zozobrar en el hambre y el abandono. Por esta razón, a los 6 años, la pequeña María Rosaura partió a la Ciudad de México junto a su madre, Elena Cano, para así reencontrase con don Claudio Zapata, militar de profesión, quien hacía tres años había participado en la sublevación del general Manuel Márquez de León contra el régimen de Porfirio Díaz.

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Casa donde nació la maestra Rosaura Zapata

El libro Sudcalifornianos Ilustres de la Rotonda de Leonardo Reyes Silva, nos narra un detalle triste de este pasaje familiar; ya que cuenta que en aquellos años, cuando explotó el “Plan Revolucionario de El Triunfo”, el gobierno culpaba a Elena Cano de la actitud revolucionaria de su marido. Lamentablemente, no es raro que en la actualidad se siga responsabilizando a las mujeres de ciertas conductas por parte los hombres. Quizá la presión social fue el motivo principal, sumado a la serie de carencias que sufrían en La Paz, por el que la señora Elena y su hija se fueron a radicar a la Gran Ciudad, escapando de las penurias y reuniéndose con el capitán Claudio Zapata, que ya había sido indultado.

En el antiguo Distrito Federal,  la joven Rosaura estudió en la “Escuela Nacional para Profesores”, graduándose como maestra de educación primaria y convirtiéndose a través de los años en una pionera en la creación y consolidación de los primeros jardines de niños en México. En 1902 obtuvo una beca de capacitación pedagógica en San Francisco y Nueva York. En 1904, apoyada por Justo Sierra, viajó a Alemania, Francia, Bélgica, Suiza e Inglaterra para estudiar los sistemas de educación preescolar creados por Johann Heinrich Pestalozzi y Friedrich Fröbel. Cuando regresó a México, la maestra continuó con la promoción educativa e instaló un gran número de jardines de niños a lo largo del país, asimismo, aplicó en la enseñanza la metodología pedagógica que había aprendido en Europa.

Además de ser educadora y autora de diversos libros sobre educación preescolar, Zapata Cano fue Inspectora General de los jardines de niños de la Secretaría de Educación Pública (SEP). En 1952 fue distinguida con la “Medalla Ignacio Manuel Altamirano” por sus 50 años de servicio docente, y en 1954, año de su jubilación, se le concedió la “Medalla Belisario Domínguez” del Senado de la República, en reconocimiento a sus méritos en favor de la educación.

Cabe señalar que en el libro de Reyes Silva citado anteriormente, se indica que el gasto autorizado por el gobierno para los viajes de capacitación de Rosaura sólo fue de 400 pesos, mientras los consentidos del Porfiriato disfrutaban de paseos alrededor del mundo derrochando el erario público. También se dice que hubo un jefe que restringió los viáticos de la profesora, porque según él, ella tenía que consultárselo previamente.

Pionera entre la desigualdad

El hecho de que este funcionario desconocido haya relegado a la maestra no se refleja un comportamiento aislado ni fortuito, sino un fenómeno estructural en el ámbito social, académico y laboral que todavía se observa. Aunque hoy en día se ha avanzado en materia de equidad de género y derechos laborales a comparación de la situación que se vivía en el país hace algunas décadas, hay cifras que alarman y confirman que en México persiste la brecha salarial y la desigualdad entre hombres y mujeres. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en nuestro país el 60% de las mujeres trabajadoras carece de seguridad social y de protección a sus derechos laborales.

Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) muestran que en La Paz, la tasa de participación económica por parte de la población masculina económicamente activa es de 74.1%, en cambio la participación femenina es sólo del 49.6 %. Por otro lado, la tasa de ocupación en el sector informal —aquellos trabajos que no cuentan con prestaciones ni seguridad social, como el ambulantaje— por parte de las mujeres representa el 22.3%, resultando más alta que la tasa que presentan los hombres, la cual es del 19.5%. Y en el caso de los sudcalifornianos que sufren de desempleo y tienen una edad entre 25 y 44 años, el 37.4% son hombres, pero un 50.3% de las personas desempleadas son mujeres. Es por ello que los logros y las luchas de mujeres profesionistas y trabajadoras adquieren una relevancia mayor ante estas condiciones sociales que hacen más duro el camino en la búsqueda de una mejor calidad de vida y el goce pleno de sus derechos.

La profesora Rosaura Zapata nació y creció en una época en la que las oportunidades de desarrollo intelectual, laboral y social para las mujeres, eran muy limitadas. Sin embargo, Rosaura logró desprenderse de las fauces de esta desértica península —casi isla— donde no existía más opción que pasar los días tejiendo el hastío o esperando noticias de ultramar; a principios del siglo XX, el destino habitual para las mujeres era únicamente ser la bonita mujer florero de un hombre acaudalado o la perfecta imagen de la “buena esposa” y la “buena madre”. Zapata Cano sorteó la soledad, las carencias y los desplantes machistas, pero sobresalió digna y luminosa en un mundo gobernado por la desigualdad.

No tuvo hijos y jamás se casó. Abrazar sus sueños y dedicarse con pasión a perseguir los propios ideales, construir un desarrollo profesional impecable y entregarse al quehacer comunitario fue un acto valiente, sobre todo al estar inmersa en una sociedad que desdeña a las mujeres “solas”, aquellas que eligen otra ruta de vida diferente a la maternidad y el matrimonio.

No obstante, ¿la maestra Zapata Cano es la única mujer ilustre que ha nacido en tierras sudcalifornianas? Baja California Sur alberga extraordinarias científicas, artistas, deportistas, profesoras, investigadoras, activistas y luchadoras sociales que, pese a las adversidades y a veces desde la invisibilidad, intentan construir una comunidad saludable, diversa y justa. Conviene reflexionar y reconocer a aquellas mujeres que tejen utopías y que crean con sus acciones un mundo menos hostil.

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