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John Copper: soldado inglés raptado por un OVNI en Puebla

FOTOS: Internet

California Mítica

Por Gilberto Manuel Ortega Avilés

La Paz, Baja California Sur (BCS)Además de gente tropezándose en las ciclovías y perritos cayendo a socavones —rescatados afortunadamente—, el Estado de Puebla es un enigmático lugar que tiene una historia muy interesante y olvidada. El siguiente artículo se publicó en El informador —periódico resguardado por la biblioteca de la UNAM—, el 5 de junio de 2003.

En 1968, la editorial Barcelonesa Plaza Janés publicó un libro llamado Sombras en las estrellas, donde se relata la historia de un inglés de nombre John Copper que al terminar la Segunda Guerra Mundial donde había combatido, se le ocurrió viajar a México y residir en Puebla, donde seguro encontraría una ciudad tranquila y podría comprar una casa en la cual realizaría experimentos de óptica, el domicilio donde estableció su hogar y negocio fue en la esquina 7 norte y 12 poniente.

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Todo el día trabajaba en actividades relacionadas a la fotografía, solo salía de su casa para ir al banco donde su cuenta ascendía a 80 mil dólares, también se dirigía a la universidad donde pasaba horas leyendo libros científicos, aunque se desconoce si en español o en inglés.

Por más de siete años vivió con él, un sirviente llamado Antonio quien se ocupaba de hacerle sus compras y comida a diario, un día, de manera extraña desapareció, lo cual coincide con la aparición de la actitud desequilibrada de John Copper. Los vecinos aseguraron que jamás habían visto al sirviente y que muy probablemente, solo fue un invento del extranjero.

La preocupación se apodero del casero, cuando el inquilino dejó de pagarle la renta en los últimos cuatro meses, entonces decidió tocarle la puerta y al no obtener respuesta regresa con varios elementos de la policía pensando lo peor. Al derribar el acceso a su habitación encuentran un escenario desconcertante, todos los muebles y cristales quebrados, arrancados los cables eléctricos y destrozados todos los instrumentos de óptica, como si una multitud hubiera ocasionado tal desastre, lo más extraño fue que la ropa y los efectos personales seguían en su sitio.

El cónsul británico en Puebla declaró a los periódicos que no podía dar ninguna explicación al enigma, y tampoco la embajada en la Ciudad de México. Pero, días más tarde una persona que vivía cerca del inglés hizo una sorprendente declaración.

“Una noche había visto una luz que pareció descender desde el cielo a la casa del inglés, creció en intensidad y cuando estuvo sobre ella se convirtió en un disco brillante que permaneció sobre la azotea y se elevó en el aire poco después para perderse a lo lejos”.

Algunas personas llegaron a afirmar que Copper era un marciano que, al finalizar su misión en la tierra regresó a su planeta no sin antes destruirlo todo. Años más tarde, seguían las investigaciones de curiosos por el caso, y uno de estos investigadores dio con un viejo administrador del hospital general, quien relata que al finalizar la guerra en 1945, un inglés alto y delgado acudió porque se le había administrado un medicamento al que era alérgico, el cual presentaba un fuerte shock por haber estado en el conflicto bélico.

Imagen ilustrativa de Internet.

El administrador del hospital declaró que, al parecer, el individuo padecía una fuerte psicosis de guerra y sufría una serie de delirios. También, decía cosas muy extrañas en un pésimo español, diciendo que unas personas malvadas andaban tras de él y que tenía 80 mil dólares en un banco, pero no recordaba cual era, no recordaba ni siquiera su nombre. Al parecer, este inglés murió por no ser atendido adecuadamente, pero su registro y muerte no son comprobables, debido al que el viejo hospital general de Puebla ya no existe y su archivo fue destruido.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




La Animita de La Paz. El niño que dio la vida por su padre

FOTO: Internet.

California Mítica

Por Gilberto Manuel Ortega Avilés

La Paz, Baja California Sur (BCS). José Lino de Jesús Manríquez Martínez nació en el pueblo de San Antonio, BCS, el 3 de septiembre de 1855, fue el tercer hijo del matrimonio del militar José Miguel Manríquez y doña Esperanza Martínez.

José Miguel participó en la lucha contra el filibustero Juan Napoleón Zerman, quien en 1855 tenía sitiada la ciudad de La Paz; apoyando al general Manuel Márquez de León y al frente de un pelotón de la guardia montad, Zerman hizo prisioneros a los tripulantes de los buques piratas Archibald Grace y Rebeca Adams y los condujo al puerto de Mazatlán, para su posterior envió a la Ciudad de México.

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Actos valientes como éstos le dieron gran reconocimiento a José Miguel Manríquez, sin embargo, todo cambió cuando ocurrieron revueltas en el territorio y el gobernador Antonio Pedrín fue derrocado por el general Pedro María Navarrete, quien realizó muchos atropellos en contra de la población y mandó aprehender a varios patriotas liberales, entre ellos al señor Manríquez; el 11 de noviembre de 1866, don José Miguel fue confinado a una pequeña e insalubre celda de castigo, resguardado por el cabo Crispín Sández.

Un día, José Lino de Jesús —de apenas 11 años— le llevaba hasta la celda los alimentos a su padre, cuando vio como el cabo Sández mandó azotar con sadismo a don José Miguel. Él pequeño pidió piedad para su padre, pero con crueldad y voz dura el tosco soldado respondió: Para que quieres piedad si es un bandido malhechor y esta tarde, a las cuatro en punto será pasado por las armas en el paredón de la Ciénega.  El niño al ver a su papá mal herido, le propuso un trato al soldado: ¿Me da su palabra de hombre y de soldado de respetar la vida de mi padre si yo me ofrezco para que me fusilen a mí?

El cabo Crispín sólo asintió con la cabeza para aceptar el trato y mandó amarrar con una reata al pobre niño, quien fue arrastrado por los choyales y matorrales del área; pero la crueldad no paro ahí, ya que obligaron a todos los prisioneros incluyendo al padre a presenciar el terrible suceso, y para terminar con la barbarie, a don José Miguel se le obligó a cavar la tumba del pequeño sin vida.

El 11 de noviembre de 1866 fue la fecha del heroico acto de José Lino, el lugar exacto de la sepultura se encuentra a pocos metros de donde se le ha edificado una pequeña capilla en un honor. Desde entonces muchos sudcalifornianos acuden con velas y ofrendas para pedir favores a la bondadosa alma del niño que dio la vida por su padre, y el cual muchos aseguran que ha concedido cientos de milagros.

Basado en “Mitos, leyendas y tradiciones sudcalifornianas”, de Leonardo Reyes silva (2005).

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