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¡Qué viva Zapata!

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Agenda Comunitaria

Por Frank Aguirre

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El pasado 10 de abril se cumplió un siglo del asesinato del Caudillo del Sur, mejor conocido como Emiliano Zapata Salazar, quien fuera campesino, labrador, arriero, prófugo, rebelde y uno de los líderes militares más importantes de La Revolución Mexicana. Hace 100 años, en Chinameca, Morelos, Zapata fue traicionado, emboscado, engañado y asesinado arriba de su afamado caballo “el As de Oro. A sus 9 años —dice la historia— sufrió una experiencia que lo marcaría para el resto de su vida; un recuerdo de la infancia que sirvió de aliciente para el alma rebelde que se forjó y que alimentó la búsqueda de la abolición del arrebato de tierras. Tomo de otro autor el siguiente texto:

El dueño de la hacienda  vecina de Cuahixtla se hizo de las tierras de Anenecuilco a la fuerza y de forma violenta. Algunos campesinos, los dueños, ofrecieron resistencia, pero la fuerza a la que se enfrentaron era superior, por lo que tuvieron que huir. Su padre, angustiado debido al despojo de sus tierras, entre el llanto le comentó al pequeño Emiliano que nada se podía hacer. “¿No se puede?”, contestó el niño Emiliano. “Cuando yo sea grande, haré que se las devuelvan”. El futuro Caudillo del Sur quedó consternado luego de que su progenitor declarara que no peleaban contra los abusivos porque eran poderosos. Se prometió a sí mismo que de grande se encargaría de que les devolviesen lo que es de ellos.

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El Emiliano de carne y hueso estudió hasta sexto de primaria e inició la vida política desde joven. A sus 23 años se hizo líder campesino de Cuautla, donde comenzó a defender la tierra de los contra los hacendados. Tuvo nueve esposas, 16 hijos de distintos “amoríos”, y a finales de 1910 se metió en graves problemas al tomar por la fuerza ciertas tierras que habían sido robadas a los pobladores, haciéndose acreedor del nombre de “forajido”, gracias al gobierno de ese entonces. Ese mismo año se unió a Francisco I. Madero para derrocar a Porfirio Díaz, sin quitar de la vista sus objetivos principales: una revolución de tierras laborables que favoreciese a los más pobres.

Tierra y Libertad era una de las máximas de Zapata —aunque el crédito de la frase es de Ricardo Flores Magón— y sus seguidores, que al verse traicionados por el olvido de Madero se levantaron en armas contra éste, y contra quienes les traicionaron: Victoriano Huerta, Venustiano Carranza y Álvaro Obregón. La congruencia en la búsqueda de lograr sus objetivos fue lo que lo convirtió en un icono inolvidable de La Revolución Mexicana, recordado hasta la fecha como fuente de inspiración para el legado de la lucha campesina mexicana contemporánea.

El zapatismo ha tenido en México varias etapas. Anteriormente describí sus primeras dos; durante El Porfiriato, en el gobierno de Francisco León de la Barra, así como la que sucedió en el breve periodo de Francisco I. Madero. Ambas etapas con procesos de lucha con una amorfa tendencia socialista, pues la búsqueda de justicia social del movimiento liderado por Emiliano Zapata, representaba las aspiraciones del campesino mísero y despojado de aquellos tiempos. Asimismo, no podemos dejar de lado en esta conclusión,que la recuperación de las tierras, el otorgar derechos agrarios, así como garantizar los derechos laborales, son características de todo progresismo revolucionario que busca fortalecer a las comunidades, en pocas palabras, son características de un movimiento libertador de izquierda.

Figuras políticas posteriores al asesinato de Zapata y al inicio de la “revolución Institucional”, retomaron la otra revolución, la de los campesinos tras el Plan de Ayala, como es el caso de Felipe Carrillo Puerto en Yucatán, quien colaboró con el zapatista Manuel Palafox, secretario en el Cuartel General de Zapata, y posteriormente Ministro de Agricultura. Carrillo Puerto creó un gobierno abiertamente socialista (1922-1923), el cual luchó contra la explotación en la industria henequenera. De la misma manera, durante el sexenio de Lázaro Cárdenas se llevó a cabo la distribución de tierras a miles de campesinos; cabe mencionar que no se hubiera entendido la necesidad de una Reforma Agraria de no haberse dado la lucha del Ejército Libertador del Sur.

En tiempos contemporáneos —de 1994 a la fecha—,  habitantes de los pueblos originarios del Sur del país, más precisamente de Chiapas, tomaron las armas y salieron a la luz pública por primera vez como el llamado Ejército Zapatista de Liberación Nacional, retomando así del mismo Emiliano Zapata la lucha de los explotados, de los olvidados, de los ninguneados. Los años y los siglos pasan, pero el mito, sus planes e ideales seguirán vigentes hasta que no deje de existir la desigualdad en el campo. Pues siempre habrá un niño que sufra las consecuencias del despojo y el abandono rural,  siempre habrá un niño al que su sufrimiento lo inspire y lo active para luchar por sus hermanos campesinos.

¡Zapata vive!

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




¿Qué pedo con los zapatistas y El Peje? El EZLN en tiempos de cólera

FOTO: Gregory Bull (AP) / Interiores: Internet.

Agenda Comunitaria

Por Frank Aguirre

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). ¡Achis, achis, los mariachis!, fue lo primero que vino a mi mente después de leer una y otra vez en redes sociales, las críticas infundadas contra el mensaje emitido la semana pasada por parte del Ejército Zapatista de Liberación Nacional; parece que en la forma de reflexionar de aquellos quienes cuestionan la veracidad y la existencia del EZLN omiten los hechos históricos.

¿Por qué hasta ahora aparece el EZLN a declarar?

Primero, no salen “hasta ahorita”, cuidado con los “sospechosismos”. El EZLN tiene dos décadas haciendo festivales, visitas a otras comunidades indígenas, emitiendo comunicados, impartiendo talleres, conferencias en universidades. Que tú no leas sus comunicados o los sigas en Facebook o Twitter, no quiere decir que literalmente no hayan hecho nada en 20 años; es más, hasta respaldaron una precampaña presidencial ¿o ya olvidamos a Marichuy, la aspirante a candidata independiente a la Presidencia de la República?

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Sí, pero… ¡¿Por qué hasta ahorita!?

Por la sencilla razón de que el EZLN está festejando el 25 aniversario de su levantamiento y lucha. Está de más decir que lo hicieron en su territorio, y los medios fueron quienes cubrieron dicho evento, no salieron a tomar alguna plaza o marchar en alguna avenida. De guerrilla armada a lucha narrativa, hace años que el zapatismo tuvo una transición hacia el uso del discurso como arma de combate para construir un argumento que ayudase a ganar el apoyo social y el reconocimiento institucional. Por ello, en agosto del año pasado tuve la fortuna de visitar por primera vez, junto a mi padre, durante tres días, el Caracol de Morelia, al Sur de Chiapas, a una hora y media de San Cristóbal de las Casas. Allí encontramos que la humildad es un hábito, la franqueza es indispensable y la colectividad una obligación.

Pocos recuerdan que no hace muchos años existía el Comité Civil Universitario, lo que ahora se conoce como Frente Zapatista Sudcaliforniano, y con ellos se dio a conocer en Baja California Sur La otra campaña y la Escuelita Zapatista. Por allá, a principios del nuevo milenio, en la capital se decidió —en ausencia de los miembros— desconocer a este movimiento local como adherente al Frente Zapatista de Liberación Nacional (FZLN), ésto sucedió debido a que representantes de Ensenada se tomaron la libertad —desde su interpretación—, de explicar la situación que se dio en BCS: hubo una masiva migración de miembros del zapatismo sudcaliforniano al Partido de la Revolución Democrática (PRD); pasaron de revolucionarios a reformistas, o sea a formar parte de las filas del PRD, durante el sexenio de Leonel Cota Montaño, y algunos ahora incluso están en Morena.

Y entonces, ¿por qué tanto se quejan de “El Peje”? ¡Si hasta tienen fotos juntos!

Personalmente no me considero la persona indicada para responder dicha pregunta, en todo caso pueden verlo con sus propios ojos. Mi interpretación de todo esto es que los zapatistas tzotziles, tzeltales, tojolabales y mayas, no ven su agenda reflejada en esta izquierda que Morena y el Presidente estarán llevando a cabo durante los siguientes 6 años. ¿Cuál es esa agenda? Aquella en la que se deje de despojar a las comunidades de sus tierras, aquella en la que la autogestión y las costumbres de los pueblos originarios se respeten y no se coapten, y aquella en la que se proteja primero al medio ambiente y los recursos naturales antes que a los bancos e inversionistas extranjeros. El Tren Maya es sólo la punta de sus quejas.

Me queda concluir a medias, y decir que quienes no estamos de acuerdo con algunas o muchas de las iniciativas de la actual administración federal —cómo continuar con la militarización del país a través de la Guardia Nacional, o con la construcción del Tren Maya—, no somos del Partido Revolucionario Institucional (PRI), no somos del Partido Acción Nacional (PAN), es más, algunos hasta podemos ser parte de una izquierda internacional y progresista, y aún así ser una oposición más genuina que la nada seria “oposición partidista” que hay en los diversos Congresos del país.

La oposición zapatista, además, lleva años trabajando, resistiendo y luchando contra diversos tipos de violencia, por dicha razón esperaban más de ésta transición presidencial, y no se sienten conformes con la tibieza con la que algunos temas se están tocando, o como inclusive se cae en la pifia de replicar políticas públicas fallidas de administraciones anteriores, que además nos siguen poniendo en peligro.

Por todo esto, considero que vale la pena, antes de afirmar sobre situaciones que nos rodean, tener los elementos indispensables para otorgar certeza al enunciado o postura a emitir. Del zapatismo, con tan solo un clavado entre bibliotecas o hemerotecas, se puede leer a Elena Poniatowska, Juan Villoro, Carlos Monsiváis o hasta ver a Ponchito (Andrés Bustamante), la BBC, El País, y demás diarios, autores y periodistas de alta credibilidad; o releer a través de un mar de letras, de prosas, poemas e investigaciones académicas lo que se ha hecho, dicho, sufrido, errado —porque ha habido errores— y acertado en el Sur de Chiapas.

Yo recomiendo, que si sólo sabes sobre el tema por lo que te platican “los compas” que “saben”, y quieres empezar a tener un panorama claro de cómo y por qué comenzó el levantamiento zapatista, lee Los hombres sin rostro, un dosier que incluye desde boletines emitidos por el Gobierno, testimonios fechados y fichados de denuncias contra la insurgencia zapatista, hasta declaraciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y los comunicados de los mismos zapatistas, así como los intermediarios que dieron fe de lo que sucedió durante el levantamiento armado.

Que no te cuenten, si puedes vívelo por ti mismo, no es difícil entrar a un caracol zapatista; si no hay disponibilidad para vivirlo, léelo y escúchalo, en medio de las ofensas y la romantización está la información, el contexto.

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