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La nomenclatura de las calles y el número oficial, ¿para qué sirven?

FOTO: Noé Peralta Delgado / Interiores: Internet

Explicaciones Constructivas

Por Noé Peralta Delgado

La Paz, Baja California Sur (BCS). Uno de los recuerdos más románticos de los mexicanos, es el del cartero entregando una misiva o algún paquete en un domicilio. Creo que todos tenemos un bonito pasaje de la niñez o de la juventud en donde leímos una carta que nos llegó de algún lugar lejano; aquello era como viajar en la imaginación hasta aquel sitio, con la persona especial que se encontraba lejos en ese momento.

En mi experiencia, recuerdo cuando mi hermano mayor se fue a estudiar a la Ciudad de México, y yo era un niño al que le gustaba leer todo lo que tenía a su alcance, entonces veía al cartero aproximándose a nuestra vivienda y sentía una gran emoción, ya que comúnmente traía buenas noticias convertidas en cartas. El trabajo de ser cartero era tan noble como técnico; para que las cartas o paquetes llegaran a su destino de una manera confiable, era muy importante que éstas trajeran una dirección bien detallada, para que así el noble cartero hiciera su trabajo de forma eficiente.

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No me imagino a cualquier persona entregando correspondencia, siendo éste un reto mayor cuando el paquete o carta no trae consigo el número oficial de la vivienda y únicamente lleva el nombre de la calle principal; no queda otra opción más que preguntar a cada vecino si conoce a la persona que aparece como destinatario. Es una costumbre entre la población mexicana no preocuparse por saber el número oficial que le toca a la vivienda que habita, incluso, a veces desconocen las calles entre las que se encuentra su dirección. Si fuéramos localidades muy pequeñas con poner ¨domicilio conocido¨, sería suficiente, ya que nunca faltaría el acomedido que nos informaría con ¨santo y seña¨ la persona que estamos buscando.

La nomenclatura se refiere al nombre de la calle o avenida en la cual habitamos; en ciudades en constante crecimiento es prioritario que la cultura de los habitantes cambie conforme avance el desarrollo urbano, por ejemplo, ¿cómo podemos guiar a una persona para que llegue a nuestro domicilio?, ¿cómo dirigimos a una ambulancia o a los bomberos hacia alguna emergencia?, ¿cómo decirle a un taxista que nos lleve a nuestro hogar? Aquí es donde la nomenclatura urbana y el número oficial tienen una labor geográfica.

La función de la nomenclatura urbana es nombrar a la cuadricula de la localidad, pueden ser bulevares, avenidas, calles, callejones o privadas, pero dichas vías deben llevar un nombre que sea identificable por toda la población; con lo anterior se define la dirección de la vivienda o predio, esto con relación a las calles tanto del frente del domicilio como las laterales, es decir, entre qué calles se encuentra la construcción.

Dentro de este ordenamiento urbano le compete a la autoridad municipal dar toda la información a los habitantes de su jurisdicción; la Dirección de Obras Públicas es la dependencia que lleva el registro de la numeración oficial que corresponde a cada uno de los predios que se encuentren dentro de la zona urbana, y del mismo modo tener un sistema de planos bien elaborados con letreros de calles.

Muchas veces, por no saber a dónde acudir para averiguar qué número oficial toca a nuestra vivienda, no procedemos a ponerlo en lugar visible —regularmente se marca sobre la puerta principal de acceso—, incluso se dan casos de personas que sí saben su número de casa, pero no tienen el cuidado de rotularlo en la pared.

Si bien es obligación de la autoridad municipal facilitarnos la numeración oficial, es responsabilidad de nosotros, los ciudadanos, colocarla en un lugar visible, y así poder decir a nuestros amigos: “mi calle tiene nombre y mi casa tiene tal número, para que el camino no se vuelva complicado cuando quieran visitarnos”, asimismo, esto ayuda a que el noble trabajo del cartero, quien ahora nos lleva cuentas del banco y revistas, sea más fácil y placentero.

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La minería y el uso de suelo. Conflictos y complicaciones

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Explicaciones Constructivas

Por Noé Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Las primeras minas en la historia de la civilización humana, fueron hechas principalmente para extraer los metales que los antiguos pobladores usaban con el propósito de fabricar herramientas diversas. Como parte fundamental en la historia mundial, la minería ha estado muy ligada al desarrollo económico del planeta, tanto así que no existiría la revolución industrial sin la existencia de este ramo.

Sin embargo, resulta en una situación paradójica, ya que la minería es uno de los sustentos principales en el ámbito industrial y es al mismo tiempo, una actividad primaria muy cuestionada. Como definición breve y completa, tenemos que la minería es “una actividad económica del sector primario que permite la extracción y explotación de los minerales que se encuentran en el suelo y subsuelo”. Pero, ¿por qué es tan satanizada en tiempos recientes?

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Seríamos muy ingratos al no reconocer la aportación de la minería en los avances de la civilización humana, tanto así que en plenas Guerras Mundiales, los alemanes y los franceses se disputaron la región del Ruhr —área cercana a estas dos naciones—, porque el ser propietario implicaba tener acceso al carbón, el cual es necesario para la producción de acero, y por consecuencia, del poderío mundial.

Otro ejemplo más reciente es el caso de Mauritania, país africano que posee uno de los yacimientos de hierro más grande del mundo, ubicado en medio del desierto del Sahara, en la región de Zuérate, donde hasta hace poco no había ni vestigio de vida. Dicho sitio, aparte de poblar un área muy inaccesible, representa uno de los más altos ingreso para esa nación, que por cierto presume también de tener el tren más largo del mundo, por donde se mueven toneladas de hierro hasta el puerto de Nuadibú. Partiendo de los ejemplos anteriores, aún nos seguimos preguntando, ¿qué mal ha causado la minería para que en muchos países le nieguen el uso de suelo?

Con el objetivo de hacer una comparación y entrar en detalle, vamos a ejemplificar con el caso de una empresa que produce refresco de cola, y la cual hace campañas y más campañas para que la gente consuma sus productos, a sabiendas que no traen ningún beneficio para la salud. Lo mismo pasa a las empresas mineras; no se puede crear una mina en cualquier parte del mundo sin que vaya afectar la estructura, el suelo y el hábitat ecológico, ya que una mina altera la superficie terrestre para buscar su objetivo, y muchas veces, a expensas de utilizar grandes cantidades de agua, del entorno para sus procedimientos químicos, y resultando en una grave contaminación cuando no se tienen las regulaciones necesarias.

Una buena parte de la población cree —y con razón—, que ya no cabe otra mina en el mundo o que ya tenemos suficiente con las minas existentes, pero la opinión de empresarios y de algunos gobiernos, es todo lo contrario: consideran que se ocupa de este sector para avanzar en las economías regionales. Una cosa sí es innegable, que el instrumento que regula este tipo de actividades es el Plan Municipal de Desarrollo, precisamente de ahí se emana la reglamentación del uso de suelo, lo que viene a crear o rechazar posibles áreas para instalar minas.

¿Minería en BCS?

No se puede juzgar a un municipio si éste pretende crear o ampliar zonas mineras, o si son comunidades que dependen totalmente de esta actividad; imaginemos que en Guerrero Negro quisieran cerrar o restringir la salinera, probablemente el pueblo estaría condenado a desaparecer. La otra cara de la moneda se presenta cuando tenemos un municipio autosuficiente y con grandes áreas de conservación, sería lamentable que lo echaran a perder.

Para el caso de Baja California Sur existe la Ley de  Desarrollo Urbano, reformada el 31 de diciembre del 2006 y publicada en el Diario Oficial del Estado, de allí, en su artículo 58, capitulo II, aparece de forma explicita los tipos en los que se debe ordenar el suelo y sus reservas territoriales, se clasifican en las siguientes: Zonas Urbanas, Zonas de Conservación, Reservas Territoriales, Provisiones para la Creación de Centros de Población y Áreas Rurales.

A la par, cada municipio debe de tener un Plan de Desarrollo Interno acorde a su realidad, pudiéndose reformar en caso de que el Cabildo así lo requiera. No obstante en todos y cada uno de los reglamentos, se debe de tener mucho cuidado de no cambiar Zonas de Conservación, por áreas de minerías, porque estaríamos condenando al planeta a su deterioro, sería como aprobar la tala de algún bosque para instalar una empresa maderera.

En noticias recientes, ha habido muy malas experiencias en el manejo del medio ambiente por parte de las minerías, esto que no quiere decir que todas las empresas mineras sean iguales, sin embargo, hay que agregar las condiciones de trabajo de los empleados. México ya tuvo una amarga experiencia en el accidente de la mina Pasta de Conchos, acaecida el día 19 de febrero del 2006, en la región de Nueva Rosita, Coahuila, donde fallecieron sepultados 65 mineros.

En el sitio de internet Quimtia, aparecen detallados los ocho pasos a seguir por una empresa minera, para ser amigable con el medio ambiente; considero que si viviéramos en un mundo donde todo sale como dicen los manuales, no tuviéramos problemas para autorizar la creación de nuevas minerías.

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¿Por qué son necesarias las licencias de construcción?

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Explicaciones Constructivas

Por Noé Peralta Delgado

La Paz, Baja California Sur (BCS). No hay mayor felicidad que iniciar con la construcción de nuestra vivienda, sin embargo, muy posiblemente esa sea la única vez que construyamos en nuestra vida, porque el costo de los materiales de construcción y la mano de obra cada vez son más altos en comparación con los ingresos de cada habitante de la República Mexicana.

Cuando tenemos cierto capital  —ahorrado con mucho sacrificio o derivado de algún crédito—  nos ponemos a planear cómo será nuestra casa, y a veces no falta algún “acomedido” que nos pregunta si ya contamos con los planos constructivos y la respectiva licencia de construcción, y es aquí cuando nos preguntamos frunciendo el ceño: ¿para qué sirve la licencia de obra?, ¿por qué una buena parte de las personas que construyen tienen un beneficio al contar con los planos?. Y pronto nos volvemos a cuestionar y pensamos ¿por qué debo pagar una licencia de construcción?

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Si iniciamos una construcción —“cómo debe de ser”—, tenemos que seguir una receta, algo así como cocinar una buena comida, pero no somos expertos y requerimos de la receta con los ingredientes y su proceso de elaboración. Existen diferentes diámetros de varillas, distintos calibres de cable eléctrico, por citar ejemplos de algunos “ingredientes” que conlleva; también hay diferentes resistencias de concretos a usarse, y los planos nos indican “el proceso de elaboración”. Es así como el plano hace la función de la receta para la construcción de cualquier espacio habitable o para que la gente trabaje en su interior, ya sean una casa habitación, locales comerciales, bodegas, centros comerciales, etcétera.

Siendo la construcción de una edificación una tarea muy delicada, y como se dijo anteriormente, que involucra la inversión de una gran cantidad de dinero, ésta debe estar reglamentada y supervisada por la autoridad, en este caso por el Ayuntamiento de donde se pretenda construir la edificación. Para la autoridad, la importancia principal —mas no la única—, radica en que se cuente con una verificación de que la elaboración de la construcción sea acorde con los planos constructivos, y que también esté edificada en zonas previamente autorizadas, o sea, que no se construya en regiones de afectación de cables de alta tensión de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) o en zonas de inundación.

Si bien es la autoridad quien lo solicita, nosotros como propietarios de lo que será la futura construcción, y tenemos que estar seguros de que la obra se lleve a cabo como nos indica la “receta” o los planos constructivos. Los profesionistas que tienen perfil para realizar este tipo de supervisiones son los ingenieros civiles y los arquitectos, quienes mediante un arancel ya establecido, cobran los honorarios por fungir como Director Responsable de Obra (DRO), y el propietario puede tener la confianza de que un profesional está al pendiente de su construcción.

Además de los gastos extras que no estaban contemplados por los pagos de los planos, licencias de construcción y la responsabilidad del DRO, todo pareciera indicar que después de terminada la edificación, nos encontramos contentos y listos para disfrutar de nuestra vivienda, sin embargo, hay excepciones donde las obras no concluyen como se esperaba, y es en este punto cuando las personas valoran el arduo procedimiento para la obtención de una licencia de construcción. Uno de los casos más conocidos de cuando se “revisa con lupa” el procedimiento para obtener la licencia de obra, es el derrumbe de una parte del colegio Rébsamen, acontecido en la Ciudad de México, el pasado 19 de septiembre del 2017.

De manera breve y sin entrar mucho en los detalles, se tiene que la “bolita va y viene” entre las partes involucradas: la autoridad, el propietario y el DRO… El propietario señala que las licencias se otorgaron antes de comprar el edificio, la autoridad menciona que se tramitaron bien, pero el DRO no revisó eficientemente la construcción… Y el DRO culpa al constructor de hacer modificaciones a la estructura sin previo aviso. Lo más seguro es que el caso se vaya a empantanar debido a la corrupción imperante en el país, no obstante, nos deja la enseñanza sobre que tan importante son las licencias de construcción y su debido procedimiento.

Y llegando al ámbito local, específicamente en el municipio de Los Cabos, hace pocos meses se detectó una construcción que se estaba realizando en zona de riesgo por crecidas de arroyo, y que al parecer la licencia es apócrifa; en estos casos la autoridad debe tener mucho cuidado con designar correctamente las áreas de riesgo, y esto va muy de la mano con los Planes de Desarrollo Urbano (PDU), el que será un tema analizar en la siguiente entrega, por lo pronto la recomendación: si van a construir, tramiten también la licencia de construcción.

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