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Salud Estatal atiende crisis depresivas mediante “Línea de la Esperanza”

La Paz, Baja California Sur (BCS). A través del servicio de asistencia a distancia denominado Línea de la Esperanza, el Gobierno de Baja California Sur brinda intervenciones profesionales a personas que tras presentar un trastorno agudizado de depresión pudieran enfrentar una crisis suicida.

Este componente de salud mental que funciona por medio del número telefónico 612 165 4761, pero que también opera en coordinación con el teléfono de Emergencias 911, permite dar asistencia a gente que se encuentra en un estado emocional crítico, para evitar que tomen decisiones lesivas para su integridad y vida, indicó el responsable de esta estrategia, Carlos Romero Tirado, a través de un comunicado de prensa.

El especialista en Psicología señaló que en este periodo del año suelen acentuarse los trastornos depresivos, ya que las celebraciones decembrinas pueden potenciar la percepción de soledad o de falta de apoyo social en algunas personas.

Esta condición también puede agudizarse por problemas económicos o laborales, así como pérdidas familiares, pero además se puede asociar con un déficit de vitamina D que puede experimentar el cuerpo por falta de exposición al sol en esta fase del año, en que los días son menos soleados.

Romero Tirado recomendó a las personas que presentan síntomas depresivos, como pérdida de interés, dificultad para dormir, alteraciones de apetito y sensación de melancolía, entre otros, que acudan a una de las unidades de salud mental que tiene la secretaría del ramo en los cinco municipios, para que reciban atención oportuna y eviten la progresión de trastornos.

Finalmente dijo que los números telefónicos y direcciones de las unidades pueden consultarse en la página de Internet de la institución, cuya dirección es www.saludbcs.gob.mx.




Atrabiliario, la escritura luminosa de Beatriz Aldaco

FOTOS: Cortesía

El librero

Por Ramón Cuéllar Márquez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Las redes son un parteaguas para quienes vivimos la transición hacia el mundo digital. Tuvimos que aprender a usar las nuevas tecnologías y nos fuimos incorporando a sus incertidumbres y certezas. A partir del surgimiento de las diferentes plataformas que nos ponen en contacto con todo el mundo, a cualquier hora y en tiempo real, hemos ido descubriendo no solo información, sino personas que poco a poco se convierten en amistades, al tiempo que vamos aprendiendo desde sus escritos, sus pensamientos y sus luchas cotidianas como activistas, pensadoras y portadoras de principios éticos que tanto debieran reinar en el México moderno. Una de esas personas es la escritora Beatriz Aldaco, nacida en Ensenada, Baja California, en 1962, pero radicada en Sonora.

He seguido con entusiasmo, gratitud, admiración, sus espléndidos artículos en diferentes portales que replican sus sólidas y firmes posturas filosóficas, políticas y literarias. Para mí ha sido un encuentro de donde he podido abrevar para completar las luces faltantes. De formación humanista y literaria, tiene una larga trayectoria como investigadora y catedrática, editora, autora de tres espléndidos libros, además de coautora de otros tres.

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En días pasados tuve la oportunidad de leer —devorar es la palabra— uno de sus libros, en formato digital: Atrabiliario, publicado en 2018. Pocos libros de ensayos logran atraparnos en una lectura trepidante, hambrientos por conocer más de sus temas, en especial la melancolía y la depresión. Ella nos aclara que cada uno de los textos fueron realizados en tiempos y circunstancias distintas, pero al leerlo uno aprecia que se mantienen la unidad de los criterios, con sus tópicos bien definidos y con un lenguaje lleno de referencias, narradores, poetas, psiquiatras, desmenuzando palabra por palabra los hilos conductores, los resortes de la melancolía y la depresión.

Jamás había leído con tanta claridad temas que a la vista de muchos pueden resultar innecesarios por su relación con cuestiones clínicas, pero que no es solo un estudio de esas enfermedades emocionales o mentales, sino una exploración poética y descarnada de la realidad que viven esas personas que muchas veces cargan con el estigma de que sus padecimientos no son “serios”, puesto que una parte de la sociedad cree que la depresión no es más que tristeza a la que “hay que echarle ganas”. El modo en que Beatriz Aldaco desglosa y despliega los puentes en obras literarias como la de Edmundo Valadés, Gabriel García Márquez, Gerard de Nerval o del pintor Vincent van Gogh, pasando por Sigmund Freud, es sin lugar a dudas un deleite y un aprendizaje profundos.

El título Atrabiliario refiere, según el diccionario, a “que tiene mal carácter y se irrita con facilidad” o “que es raro o extravagante”, pero nada más alejado de esa definición, que aunque toca las fibras emocionales y nos despierta a una conciencia nueva, no solamente lo hace al respecto de esas enfermedades, sino que enlaza de manera inteligente con pasajes de la historia humana que tanto daño le ha hecho a la mujer: su invisibilización y la violencia ejercida contra ella, como lo fue durante la cacería de brujas, que es el relato que nos abre los ojos a un feminismo descarnado y contundente.

Quien se acerque a esta lectura no pensará de la misma manera, ni podrá ser omiso a la meticulosa exploración de los sentimientos, emociones y datos precisos de situaciones que deberíamos tener claros todos, no solo por la gente que amamos, sino porque quienes padecen de depresión o melancolía no son personas que les “guste” perder el tiempo o que “finjan” para no afrontar las duras realidades. Definitivamente un libro que no debe perderse.

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Hablemos de la depresión, en el Día Mundial de la Salud

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“Nighthawks” de Edward Hopper. Imagen: Internet.

Érase una vez

Por Pablo Reynosa

“Y a uno se le va el alma al suelo. Se pierde la voluntad. A veces la depresión parece tener una causa localizable: una pérdida, la resaca de una enfermedad o de una parranda. Se piensa mal. Se siente poco. Pero no pocas veces resulta tan enigmática o inconsciente como la angustia que se presenta por causas desconocidas: un temor infundado. O surge también como la paranoia que se instaura en nosotros sin peligro real a la vista, sin que ningún indicio verdadero de persecución justifique que nos pongamos en guardia. Parece gratuita y, sin embargo, no lo es. La muerte de un amigo o pariente, o la pérdida de un amor, es otra cosa. Es tristeza: un sentimiento todavía humano”, fragmento de La depresión, de O Martimer Alianza Editorial Madrid, 1982.

La Paz, Baja California Sur (BCS). El Día Mundial de la Salud se celebra el 7 de abril de cada año desde 1948, para conmemorar el aniversario de la fundación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que es el organismo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) especializado en gestionar políticas de prevención, promoción e intervención en salud a nivel mundial. En 2017 el tema de la conmemoración es la depresión.

La depresión, de acuerdo con la definición que proporciona la OMS en su sitio web, “es un trastorno mental frecuente, que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración”.

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La depresión puede llegar a hacerse crónica o recurrente y dificultar sensiblemente el desempeño en el trabajo o la escuela y la capacidad para afrontar la vida diaria. En su forma más grave, puede conducir al suicidio. Si es leve, se puede tratar sin necesidad de medicamentos, pero cuando tiene carácter moderado o grave se pueden necesitar medicamentos y psicoterapia profesional”.

Hoy en día, la depresión es la principal causa de problemas de salud y discapacidad en el mundo. Las últimas estimaciones de la OMS indican que más de 300 millones de personas viven con depresión, lo que significa un incremento de más del 18% entre 2005 y 20015. Por lo que toca a América, cerca de 50 millones de personas vivían con depresión en 2015, esto es, alrededor del 5% de la población.

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“Anciano afligido” (detalle) de Vicent Van Gohg. Imagen: Internet.

En México, la problemática no es menor, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Hogares 2015, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en ese año 29.9% del total de integrantes del hogar de 12 años y más presentaban sentimientos de depresión, de este grupo de personas un 10.5% lo hizo diario; un 12.4% semanalmente; un 11.6% mensualmente, y un 65.5% fue anualmente.

En Baja California Sur, el porcentaje de integrantes del hogar de 7 años y más que ha sentido depresión es de 24.9%, lo que lo coloca cerca de la media del mismo rango a nivel nacional, que es de 27.7%. No obstante, el mejor estado emocional de los habitantes de Sudcalifornia en relación con los de otros estados, palidece cuando recordamos que la depresión en su forma más grave puede conducir al suicidio y respecto a éste la entidad ocupa el séptimo lugar a nivel nacional, ya que por cada 100 mil habitantes se presentó una tasa del 7.5 de suicidios. Además en el grupo de edad que va de 15 a 29 años, Baja California Sur se ubica en el quinto lugar, en razón de que por cada 100 mil habitantes se presentó una tasa del 11.1 de suicidios, los datos antes descritos son de 2014 y los recoge el Instituto Nacional de Estadística y Geografía en el estudio “Estadísticas” a propósito del Día Mundial para la Prevención del Delito.

En razón del impacto negativo que para la salud de las personas representa la depresión, la OMS lanzó desde el pasado 10 de octubre, fecha en que se celebra el Día Mundial de la Salud Mental, la campaña “Hablemos de la depresión”, cuyo objetivo general es “que un número cada vez mayor de personas con depresión, en todos los países, pida y obtenga ayuda”.

Por lo que a cada uno de nosotros corresponde, no dejemos pasar por alto que a nuestro alrededor hay gente que al igual que Joaquín Sabina se pregunta, en este momento, quién le ha robado el mes de abril. Aprovechemos el tiempo de reflexión que nos posibilita el periodo vacacional de Semana Santa y decidamos escucharnos los unos a los otros.