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Las mujeres y la ciencia

Esperanza Martínez Romero, FOTO: Expansión

 

La inmortalidad del cangrejo

Por Lorena Durán Riveroll

 

El mejor lugar para una feminista es el laboratorio de otra persona

                                               James Watson (sobre Rosalind Franklin)

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Hace pocos días tuvieron lugar dos conmemoraciones importantes: el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, el 11 de febrero, y el Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo. Ambas conmemoraciones fueron designadas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y en ambas se busca visibilizar el largo camino pendiente para lograr la equidad entre géneros a nivel mundial. El primero, en el trabajo científico; el segundo, en la vida diaria.

Hoy quiero escribir sobre una pregunta que me han hecho repetidamente. Quiero pensar que, quienes me han preguntado esto lo han hecho sin dolo. Este cuestionamiento generalmente va de la mano con la idea de que, de alguna manera, las mujeres tenemos menor capacidad que los hombres para las actividades intelectuales y mayor sensibilidad para otras más acordes con nuestro género. Esta pregunta es: Si las mujeres son igualmente inteligentes y capaces que los hombres, ¿por qué hay muchos menos premios Nobel e inventos realizados por mujeres? ¿Por qué, en el caso nacional, hay muchas menos mujeres científicas y en el Sistema Nacional de Investigadores?. Y la respuesta no es tan sencilla como argumentar diferencias fisiológicas relacionadas con la inteligencia y ligadas a los cromosomas (las cuales han sido desestimadas en cientos de estudios científicos). La respuesta es, y sigue siendo, histórica y social.

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Ali Guaneros/NASA, FOTO: El Universal

Hoy, en La Inmortalidad del Cangrejo, hablaré sobre los motivos históricos que han impedido que las mujeres tengamos pleno acceso a la actividad científica, y cuyos resultados seguimos viendo hoy.

Las científicas en números

De acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), para el 2013 solo un poco más del 25% de las personas involucradas en investigación en el mundo son mujeres, y esos datos no han cambiado mucho. En los Estados Unidos y Europa Occidental, las mujeres investigadoras eran entonces el 32% del total, mientras que en Etiopía tan solo el 13%.

Hasta la preparatoria es muy común encontrar altos porcentajes de mujeres interesadas en las ramas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés, Science, Technology, Engineering and Mathematics). Sin embargo, conforme aumenta el nivel escolar, este porcentaje disminuye.

Uno de los motivos está relacionado con la edad reproductiva y el cuidado de los hijos (y, frecuentemente, de los padres). A menudo, el tiempo que las mujeres dedican al cuidado de la casa y la familia les impide dedicar tiempo a sus trabajos, justamente en el momento y la edad en que sus pares masculinos están enfocados en la construcción de sus carreras.

FOTO: Internet

La riqueza invisible producida por las mujeres

De acuerdo con el Centro de Investigación en Política Pública y con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), las mujeres dedican, en promedio, unas 50 horas a la semana a la tareas domésticas, mientras que los hombres no dedican ni 20. Es decir, cada semana, las mujeres dedican ¡más de siete horas al día a estas actividades! Y, prácticamente en todos los casos, este trabajo es sin salario (datos aquí).

El trabajo doméstico incluye tener una casa habitable, ropa limpia, comida preparada con alimentos comprados en diversas tiendas y mercados, cuentas de luz, agua y gas pagadas, trastos limpios, cuidado de los hijos (que es otro tema completo: ayuda con las tareas, llevar y traerlos de las escuelas, las actividades vespertinas, su cuidado si se enferman y un larguísimo etcétera). ¿Qué pasa si nadie hace este trabajo? Simplemente no se puede realizar ningún otro.

Según datos del 2009, en México, el trabajo doméstico representó casi el 22% del Producto Interno Bruto (PIB) (info aquí). Esto es 17% más que la industria manufacturera y 24% más que el comercio. Además, el 80% de esta riqueza fue producida por mujeres. Pero el trabajo doméstico y la atención de los hijos no es lo único que afecta el equilibrio entre hombres y mujeres en la ciencia. Existen otros factores ligados a la percepción de las mujeres por los demás.

FOTO: Internet

El sexismo en la ciencia

En un estudio del 2012, un equipo de psicólogos de la Universidad de Yale exploró el sesgo de género al reclutar estudiantes para labores de investigación. Los investigadores enviaron currícula falsa a una oferta de empleo para responsable de un laboratorio. Las diversas solicitudes contenían datos idénticos, salvo por un detalle: a la mitad le pusieron nombre femenino y a la otra mitad, nombre masculino. Los miembros de la facultad que participaron en la selección calificaron a los solicitantes masculinos como significativamente más competentes y, por lo tanto, mejores para el cargo que las solicitantes femeninas, aunque los datos eran idénticos. La publicación científica con los resultados de este estudio se encuentra aquí.

Contrario a lo que se podría esperar, el género de los reclutadores no afectó las respuestas: mujeres y hombres investigadores que revisaron las solicitudes calificaron como menos capaces a las mujeres que solicitaron el puesto. Esto nos muestra que los sesgos y prejuicios contra las mujeres en actividades STEM se encuentran anclados tan profundamente en la cultura, que es demasiado común que estas cosas sucedan, independientemente del género de quien ejerce esta discriminación.

Acoso y hostigamiento sexual en las carreras científicas

El acoso y el hostigamiento sexual en las universidades y centros de investigación en el mundo, no solo en México, parece algo muy reciente, pero este comportamiento se ha normalizado desde siempre. Afortunadamente, cada vez escuchamos más sobre estos casos y la búsqueda de justicia, sin embargo, pocos son realmente atendidos. En nuestro país existen decenas de denuncias, y la mayoría de ellas han sido desestimadas.

Comentaré dos casos: El 8 de marzo del 2020, un grupo de mujeres de Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad (Langebio) del CINVESTAV, un reconocido centro de investigación, denunciaron al investigador Jean-Philippe Vielle Calzada por una serie de conductas inapropiadas. En la queja se relata (con pruebas) cómo el investigador trataba de besar a sus alumnas y colaboradoras, cómo las tocaba sin su consentimiento, las presionaba para tener relaciones románticas con él, les hacía propuestas sexuales, y les enviaba poemas y regalos. Y si ellas no aceptaban sus avances, tomaba fuertes represalias que a menudo las obligaban a renunciar a sus carreras. Aquí está el reportaje de la revista Science sobre el caso. A pesar de que existen pruebas y testigos, la respuesta de las autoridades ha sido nula. Incluso, hace pocos días, el caso fue archivado por las autoridades mexicanas con el pretexto de que, cuando ocurrieron los hechos, estaban vigentes otras normas. Esta información se encuentra aquí.

Mi caso personal, que puede leerse aquí, ha sido un proceso largo y desgastante. Viví este infierno de hostigamiento sexual y laboral junto con mis estudiantes cuando trabajaba en la UNAM. No es de sorprender que, al finalizar sus tesis de licenciatura, mis estudiantes mujeres, brillantes, capaces y con un futuro muy prometedor, decidieron no continuar por el camino de la investigación: no querían pasar por lo que yo había pasado.

FOTO: Internet

En estos dos casos y en miles más, los hombres que han acosado y hostigado continúan en sus puestos, protegidos por el silencio y el miedo. Decenas de mujeres tienen historias que contar sobre ellos, pero no lo harán. El infierno al que nos someten es un mensaje muy claro para ellas: si hablas, así te va a ir.

El acceso de las mujeres a la ciencia

Antes del siglo XX, el acceso de las mujeres a las universidades era algo poco común. No era que ellas no quisieran aprender más, simplemente no se les permitía. Las razones eran variopintas, y muchas veces, de risa loca: argumentaban que el esfuerzo mental necesario para la educaciónsuperior podría desviar la energía del sistema reproductivo femenino, y dañaría su fertilidad. También se discutía que el solo hecho de tener mujeres cerca podría distraer el trabajo intelectual de los hombres.

En México, la primera mujer que obtuvo un título universitario fue Margarita Chorné y Salazar, en 1886. Ella era hija de un dentista, quien le enseñó su profesión y la Universidad únicamente le otorgó el título. La primera mujer que realmente accedió a la educación universitaria en América Latina fue la mexicana Matilde Montoya, a quien incluso al terminar sus estudios se le negó la presentación de su examen de grado por ser mujer. Solo con apoyo del general Porfirio Díaz pudo graduarse, en 1887. La historia completa se puede encontrar aquí.

Otras universidades famosas, como la Universidad de Cambridge y la Escuela de Medicina Harvard tomaron más tiempo. No fue sino hasta 1921 que la primera otorgó un grado a una mujer. La segunda se negó a admitir mujeres hasta 1945, aunque se habían hecho intentos y exámenes de admisión a mujeres desde unos 100 años antes.

Susana López/UNAM FOTO: CIENCIA UNAM

A pesar de todo, sí existen algunas (pocas) historias de mujeres científicas de tiempos pasados que han sido reconocidas. El caso más famoso es el de la física Marie Curie, pero ellas a menudo eran tratadas como extrañas, forasteras en un mundo al que no pertenecían. A Marie Curie incluso le negaron ser miembro de la Academia Francesa de las Ciencias en 1911 por ser mujer. La matemática Emmy Noether consiguió un puesto en la universidad de Gotinga, en Alemania, durante la primera guerra mundial, y un profesor se quejó diciendo: ¿Qué pensarán nuestros soldados cuando regresen a la universidad y encuentren que ahora deben aprender a los pies de una mujer?. A pesar de esto, ella dio clases extraoficialmente por cuatro años, aunque nunca recibió paga por ello. Lise Meitner, física de origen austriaco, cuando finalmente consiguió un trabajo en la Universidad de Berlín, fue obligada a trabajar en un pequeño cuarto en el sótano y tenía prohibido subir a donde estaban sus colegas hombres. Y bueno, es conocida la historia de Rosalind Franklin y cómo sus análisis de difracción de rayos X fueron la base del trabajo de James Watson y Francis Crick, quienes se quedaron con todo el reconocimiento hasta hace muy poco. Un interesante artículo al respecto se puede leer aquí.

Finale presto

Esta pregunta se hace todo el tiempo (aquí le preguntan lo mismo a Neil deGrasse Tyson). Es válido preguntarnos por qué hay tan poca representación femenina en ciertos sectores, como la investigación científica. Es válido, es pertinente y es urgente. Sin embargo, la próxima vez deberemos todxs, como sociedad, por qué hemos permitido esto y qué estamos haciendo para cambiarlo. Sí, el cambio se está dando, pero demasiado lentamente. Urge proveer de espacios seguros y oportunidades a las científicas, pero también es urgente que no pasen inadvertidas las prácticas discriminatorias y violentas que por siglos nos han mantenido lejos de las universidades y los laboratorios. Urge establecer programas de atención accesibles a todas y que de verdad sirvan para algo. Estamos siendo testigos de un cambio, pero podemos (y debemos) ser parte de él.

Recomendación de lectura: Esta columna fue inspirada en el libro de Angela Saini, (2017). INFERIOR. Beacon Press, Boston 213 p.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




Convocan a participar en ExpoCiencias Sudcaliforniana 2022

FOTO: SEP

La Paz, Baja California Sur (BCS). A través de un boletín de prensa del Consejo Sudcaliforniano de Ciencia y Tecnología (COSCYT), la Secretaría de Educación Pública invita a estudiantes a participar en la Expociencias Sudcaliforniana 2022, en su etapa de eliminatorias municipales durante el mes de mayo.

Los interesados deberán llenar un formulario de pre-registro disponible en la página del CIBNOR para la etapa municipal y, una vez completado el registro, en un plazo máximo de dos días hábiles recibirán instrucciones vía correo electrónico por parte del comité organizador. Los participantes presentarán para su registro un proyecto de divulgación, innovación y/o investigación, con un resumen de su trabajo en 250 palabras. Las etapas municipales se llevarán a cabo del 4 al 17 de mayo próximo, mientras que la estatal será los días 26 y 27 del mismo mes.

En la novena edición estatal de la ExpoCiencias, serán seleccionados los proyectos que representarán a Baja California Sur en el evento nacional, el cual se realizará este mismo año en la ciudad de San Luis Potosí, en fechas aún por determinar.

Por último, el comunicado de prensa resaltá que, la finalidad del evento anual es fomentar la participación de la niñez y juventud sudcalifornianas en proyectos científicos y técnicos, y promover la participación de instituciones educativas tanto públicas como privadas, lo mismo que de divulgadores y profesores.




Ciencia ciudadana

FOTOS: Archivo.

Colaboración Especial

Por Mónica Rivera

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). ¿Te has preguntado quién hace la ciencia? Tal vez cuando piensas en un científico la primera imagen que pasa por tu mente es ese personaje con bata blanca y cabellos desordenados, que hace explotar cosas en un laboratorio. Pero los científicos, en realidad, son personas como tú y como yo, que no siempre tienen una bata blanca y no todos trabajan en un laboratorio. Las universidades y otras instituciones son los lugares en donde se realiza la investigación, por ejemplo, en La Paz se encuentran: la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS), el Instituto Tecnológico de La Paz (ITPL), el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (CIBNOR), el Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas del Instituto Politécnico Nacional (CICIMAR-IPN), el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada campus La Paz (CICESE La Paz), el Centro Regional de Investigación Pesquera (CRIP) y algunas universidad privadas como la Universidad Mundial.

Los investigadores no siempre están en un laboratorio o en una oficina, muchos tienen que salir a sus alrededores: pueblos, campos pesqueros, playas, serranías o incluso viajar al extranjero para localizar o producir información en su búsqueda por comprender mejor el mundo. Quizás un día te has encontrado a alguien atrapando y contando pájaros en nuestra bahía o por el malecón, recogiendo rocas, clasificando basura, tal vez recogiendo algas por las playas de San Juan de la Costa u otra de nuestras tantas bellas y maravillosas playas. Lo más probable es que fueran investigadores haciendo trabajo de campo.

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FOTO: Laboratorio de Aeroecología Marina CICESE-UABCS

El trabajo de un investigador científico inicia con la observación de la realidad, cualquiera que sea su interés o área de especialidad. Hay muchas disciplinas, si eres Lector de CULCO desde hace tiempo, tal vez te habrás encontrado alguno de los textos de la doctora Marian Camacho, quien investiga muchas cosas súper interesantes de las almejas. También hay investigadores de peces, de corales, de ballenas, de aves, de rocas e incluso de personas y de grupos de personas; estos últimos son los investigadores de las ciencias sociales.

Después de observar, el científico se plantea preguntas sobre lo observado y, a partir de todo lo que ya sabe —que él mismo u otros científicos y científicas han descubierto—, reflexiona sobre cuál puede ser la respuesta a sus cuestionamientos, a esa posible respuesta se le llama hipótesis. Una vez que se plantea una hipótesis es necesario saber si coincide con la realidad, para lo cual hace experimentos en un laboratorio o bien realiza observación y colecta de información en el campo.

Los datos obtenidos se analizan e interpretan y para finalizar se deben comunicar los resultados obtenidos, a los otros científicos y a la sociedad. Cada una de las etapas de la investigación científica es importante y ninguna debe omitirse. Pero te quiero contar, que la ciencia no sólo la hacen los investigadores, desde hace más de un siglo han existido ciudadanos que no tienen formación científica y colaboran con investigadores para generar información, a eso se le llama ciencia ciudadana.

La ciencia ciudadana es “el trabajo científico que realizan voluntariamente miembros del público en general, a menudo en colaboración con o bajo la dirección de científicos profesionales e instituciones científicas”. Existen muchos proyectos de ciencia ciudadana con los que se benefician tanto la comunidad científica, como los ciudadanos que participan, un ejemplo es NaturaLista, una plataforma en donde puedes aprender sobre las plantas y animales de México y del mundo. Si eres de esas personas curiosas como yo, que ven un animal o planta y quiere saber cómo se llama y si es común o raro que se encuentre en ese lugar. Pues ahí hay una red de expertos que te puede ayudar. Solo introduces una foto —que sea clara y deje ver la mayoría de las características del animal o planta— en la plataforma. Alguno de los cientos de usuarios científicos o aficionados expertos te dirán como se llama y además en la aplicación encontrar más información. Pero no sólo eso ¡tu registro entra en su base de datos! y de esa forma contribuyes a conocer más de la biodiversidad de México. Si tú o tus hijos jugaron alguna vez Pokémon Go, NaturaLista es algo muy parecido, pero con seres reales. ¿Te interesa conocer este proyecto? Da click AQUÍ.

¿Tú, tu amiga o tu vecina tienen un gato? ¿Alguna vez te has preguntado por qué a los gatos les gusta sentarse o echarse dentro de las cajas? Pues la Dra. Gabriella Smith del departamento de psicología de la Universidad de la Ciudad de Nueva York y sus colaboradores realizaron una investigación. Ellos encontraron que los gatos en realidad tienden a sentarse dentro de formas bidimensionales que parecen cajas (una ilusión) con la misma frecuencia que en cajas reales. Lo más interesante de esto es que la mayoría de los colaboradores de Gabriella fueron ciudadanos propietarios de gatos que se interesaron en participar en el experimento y sin ellos no se hubiera logrado. Al estudio se inscribieron 500 personas con sus gatos, pero sólo 30 lograron completar todas las pruebas. Si te interesa saber más de este experimento visita la página AQUÍ. Gabriella piensa realizar otros experimentos con ayuda de ciudadanos como tú y podrías participar.

Otro proyecto de ciencia ciudadana muy interesante es uno llamado Científicos de la Basura. Este es un programa que inició en 2007, en Chile, para estudiar el problema de la basura en las playas y proponer acciones para enfrentar esta problemática socioambiental. En noviembre de 2021, un grupo de investigadores de la UABCS nos unimos al proyecto y este año estamos invitando a los ciudadanos de La Paz a colaborar, para conocer más sobre la basura de nuestras bellas playas.

¿Qué hacen los Científicos de la Basura? Realizan un muestreo, para conocer la cantidad y el tipo de basura que hay en las playas o en otro lugar de interés. Pero, ¿qué es un muestreo? Un muestreo consiste en contar en una parte pequeña lo que nos interesa conocer. Pensemos en la basura de las playas, imagínate recoger y clasificar la basura que se encuentra en las playas. Tratar de contarla toda sería casi imposible de lograr, por lo que los científicos observan algunos lugares que serán representativos de toda la playa. El muestreo de basura consiste en contar lo que se encuentra dentro de un espacio delimitado por ejemplo 1m2, 2m2 o 9m2 a ese espacio delimitado se le llama cuadrante.

La ciencia ciudadana ha llegado a La Paz y si te interesa colaborar para conocer el tipo y la cantidad de basura de nuestras playas y buscar soluciones a esta problemática da click AQUÍ para recibir más información.

Como puedes ver, ¡no necesitas ser científico para contribuir a comprender mejor nuestro entorno!

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La ciencia que importa

FOTOS: Archivos.

La inmortalidad del cangrejo

Por Lorena Durán Riveroll

 

Las ciencias aplicadas no existen,

lo que existe son las aplicaciones de las ciencias.

Louis Pasteur

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Iniciamos un nuevo año y se siente un ambiente de expectación. ¿Qué nos espera? ¿Qué noticias habrá, qué cosas nuevas veremos? Hace unas semanas recibí la invitación para colaborar con este proyecto. ¡Qué emoción volver a escribir, ahora desde mi otro yo! Y así, mirando el mar por la ventana mientras tomo café, pienso en todos los temas sobre los que quiero escribir. Y entre todos esos temas, hay uno en particular que me ha estado rondando desde mucho antes de recibir la invitación: ¿cuál es la ciencia que verdaderamente importa?

Como dijo el profesor y divulgador científico de la Universidad de Murcia, José Manuel López Nicolás, “la ciencia es la obra de arte colectiva más importante de la humanidad”. La ciencia es un trabajo colectivo, una serie de información obtenida de manera metódica. Y, como es información sobre los fenómenos (naturales, sociales, físicos, químicos, planetarios, exoplanetarios, etcétera), es universal. El término universal generalmente me saca ronchas (como la “historia universal”, pues me parece injusto que solo trate de la historia de los terrícolas, por ejemplo, y que, además, generalmente se enfoca en la historia europea), pero no en este caso. La información científica es real y funciona en cualquier país de nuestro planeta y, si hablamos, por ejemplo, de la física del universo, también funciona en otros planetas. Por lo tanto, no hay tal cosa como una ciencia “nacional”; no hay una ciencia mexicana, estadounidense o alemana. La ciencia es el conocimiento conseguido por la humanidad a través de métodos, y ese conocimiento es revisado y comprobado todo el tiempo.

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¿Hay una ciencia que importa más?

Hace unas semanas, en un desagradable intercambio de ideas, una persona que intentaba descalificar mi trabajo me cuestionó: “tú, que te dices científica, ¿cuántas patentes tienes? Lo que haces no sirve de nada”. ¿Será que sólo la ciencia que produce patentes es la ciencia importante?

Una parte de la población piensa que sí. Que hacer ciencia es inventar y descubrir cosas para ser explotadas comercialmente de manera casi inmediata. Y, efectivamente, esa es una parte de la ciencia. La mayoría de los descubrimientos científicos son peldaños pequeñitos que pasan desapercibidos para la población no especialista en el tema y que sirven para que, eventualmente, la información generada sea utilizada por los que vienen detrás de nosotros, quienes construirán otro pequeño peldaño. Los descubrimientos científicos que llegan a los noticieros son el resultado de cientos o miles de investigaciones realizadas por cientos o miles de científicos cuyos nombres quedarán mayormente en el anonimato, pero cuyo trabajo creó una pieza de ese rompecabezas que al final vamos formando. Un rompecabezas que quizá sea infinito.

La inútil división de la ciencia

La ciencia produce, fundamentalmente, conocimiento. Toda ella. Pero de un tiempo a la fecha se ha querido dividir al quehacer científico en “ciencia aplicada” y “ciencia básica”. Sin duda, esta división, que es completamente artificial, no fue propuesta por algún científico; suena, más bien como la idea “brillante” de algún político, aunque desconozco al (a la) autor(a) de este disparate.

Dentro de este esquema ya marchito y sin base real, la “ciencia aplicada” es la que produce las patentes. Los productos. La que vende cosas. Por otro lado, la “ciencia básica” es la que no tiene una aplicación inmediata y que tal vez nunca la tenga, pero que es la base, como su nombre lo indica, de los descubrimientos y todo aquello que se patenta. Los productos. Las cosas. A esta parte de la ciencia también se le ha llamado —y probablemente sea un término más preciso—: “investigación fundamental”.

Pero no perdamos de vista que la “ciencia básica” es la madre de la “ciencia aplicada”. Sin ella, no existiría ninguna patente, ninguna tecnología. Todo esto que usamos ahora, desde los microondas hasta los satélites espaciales, todo lo de manufactura humana ha requerido de una base de conocimiento fundamental. Todo. (AQUÍ se puede encontrar un magnífico texto del Dr. Ruy Pérez Tamayo sobre el tema).

El desperdicio de tiempo y dinero en cosas “inútiles”: la invención del rayo láser

Una historia que me parece especialmente interesante y que ejemplifica la inutilidad de esta separación de la ciencia, es la invención del rayo láser. Ahora es extremadamente común encontrar punteros láser en cualquier lugar, como los que usamos para señalar algo en nuestra presentación o en clase, o que vemos proyectados hacia el cielo en los festivales de luces en muchas ciudades y espectáculos. Pero el inicio fue complicado y la idea surgió de (tambores) la “ciencia básica”. Por décadas, los investigadores tuvieron que luchar contra un sistema que consideraba que sus investigaciones eran una pérdida de tiempo al centrarse en analizar la luz, los electrones y los fotones, cosas inútiles, sin ganancia alguna. Una pérdida de tiempo y dinero, consideraron los políticos y economistas por mucho tiempo. Quisiera ver ahora sus caras, si supieran los múltiples usos de este invento, y las fortunas que se han amasado a partir de su fabricación específica con fines tecnológicos, científicos, médicos, educativos y hasta bélicos.

Los mexicanos y la ciencia

De acuerdo con una encuesta realizada en el 2018, una buena parte de la población mexicana (encuestada) opina que en nuestro país hay un grave retraso en el avance científico, principalmente debido a la falta de inversión. Una tercera parte piensa que los avances científicos resultan en una mejora en la salud y la calidad de vida de las personas, sin embargo, otro tercio de la población dijo no “creer” en ella. A pesar de esto, y a diferencia de las personas encuestadas en los Estados Unidos, los mexicanos dijeron preferir platicar con astronautas o premios Nobel que con cantantes o artistas, aunque más del 80% admite no saber nada de ciencia, y al 90% le gustaría saber más. Y estas son buenas noticias. (Dos interesantes artículos sobre el tema se encuentran AQUÍ y ACÁ)

¿Son los países más ricos los que más científicos tienen?

Spoiler alert: aunque Hollywood nos quiera convencer de otra cosa, la respuesta es no.

Cada cierto tiempo, aunque los últimos años con varias fallas, principalmente por la dificultad de realizar encuestas durante la pandemia, se realizan análisis en muchos países sobre indicadores económicos y de bienestar de la población. Y uno de estos indicadores es el número de investigadores por millón de habitantes.

El país que tiene más investigadores por millón de habitantes es Dinamarca (8 mil 66 en 2018). Pero, aunque Dinamarca no se encuentra entre los 10 países más ricos del mundo, este país está el primer lugar en calidad de vida y es el de menor contaminación.

Suecia y Finlandia, tercer y cuarto lugares en número de investigadores por millón de habitantes (7 mil 536 y 6 mil 861, respectivamente en 2018), tampoco están dentro de los 10 países más ricos, pero sí son parte de los 10 países con mejor calidad de vida y menor contaminación.

México, en cambio, se encuentra en el sitio 69, con 315 investigadores por millón de habitantes (datos de 2016); en el sitio 48 en cuanto a calidad de vida y en el 49 en cuanto a contaminación.

¿Significa que hay una relación directa entre la cantidad de investigadores por millón de habitantes y la calidad de vida de la población y/o la contaminación del país? Definitivamente no es una relación directa. Pero estos números dan mucho en qué pensar.

Entonces, ¿cuál es la ciencia que importa?

Regresando al tema, y si queremos seguir con la división de la ciencia en básica y aplicada, aunque huela a anilina, la respuesta es bien sencilla: toda la ciencia importa. La llamada ciencia básica es la madre de la ciencia llamada aplicada, por decirlo de alguna manera. La base de conocimiento que se genera sobre el tema que sea es fundamental para los pasos siguientes, aunque a veces no sepamos cuáles serán.

Importa la ciencia hecha en México, aunque no tengamos todas las facilidades con las que soñamos, pero que podemos subsanar a través de colaboraciones nacionales e internacionales. Importa la ciencia que produce patentes, pero no olvidemos que fue la ciencia fundamental la que sentó las bases para llegar a ellas. Importa toda la ciencia. Y nuestro país y todo el mundo necesita más científicos.

Datos obtenidos de:

https://www.bankinter.com/blog/mercados/ranking-paises-mas-ricos-mundo

https://www.muynegociosyeconomia.es/economia-y-finanzas/fotos/los-paises-mas-ricos-del-mundo-171614682161/8

https://data.worldbank.org/indicator/SP.POP.SCIE.RD.P6

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Saber ciencia en tiempos de pandemia

FOTOS: Archivos.

Colaboración Especial

Por Mónica Rivera

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). ¿Crees que sirve de algo saber ciencia en este tiempo? Tal parece que con tener acceso a Internet desde algún dispositivo (teléfono, tablet o computadora) es suficiente, pues ahora podemos preguntar cualquier cosa a un buscador y obtendremos una respuesta desde ¿cómo curar un molcajete? hasta ¿cuándo surgió la vida? O ¿cuál es la estructura molecular del SARS-CoV-2? Entonces, si todas las respuestas están ahí, tan sólo a unos clics ¿por qué es importante saber ciencia en tiempos de pandemia?

Debes tener en cuenta que no toda la información que encuentres en Internet será válida o verdadera, y si quieres obtener información confiable es deseable que tenga fundamentos científicos. Y no, no tienes que ser científica o científico para eso, recuerda que desde la primaria nos enseñan ciencias. Te cuento: Podemos decir que la ciencia trata de buscar verdades. Los usos que le podemos dar son muchos. Sus métodos nos permiten evaluar la validez de las ideas.

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El arribo de las vacunas

La enfermedad ha sido una de las preocupaciones y ocupaciones de la ciencia a lo largo de la historia. Evitarlas o curarlas ha sido la labor de muchas mujeres y hombres. La viruela es una de las enfermedades más mortales que conoce la humanidad, tan solo en el siglo veinte se estimaron 300 millones de muertes, pero, para nuestra tranquilidad esta enfermedad ha sido erradicada. ¿Cómo se logró esto? Pues gracias a la invención de las vacunas.

Una vacuna es cualquier preparación destinada a generar inmunidad contra una enfermedad estimulando la producción de anticuerpos. Los anticuerpos son parte de nuestro sistema de defensa contra las enfermedades, son proteínas que circulan por la sangre. Cuando reconocen sustancias extrañas para el organismo, como los virus y las bacterias o sus toxinas, las neutralizan. Una vez el cuerpo se ha expuesto a una sustancia concreta (también llamada antígeno), los anticuerpos producidos para atacarlo persisten en la sangre, ofreciendo protección en el caso que, en un futuro, volvamos a contactar con el mismo antígeno.

El desarrollo de las vacunas ha tenido un muy muy largo camino. Se cuenta con registros de inmunización desde el siglo XVI cuando se usaron costras pulverizadas de viruela para introducirlas por la nariz y transmitir inmunidad contra dicha enfermedad (claro en aquel tiempo no se conocía la palabra inmunidad y no se entendía lo que pasaba). Pero, se considera que la era de las vacunas la inició el médico británico Edward Jenner. En 1796, inyectó fluido de las pústulas de viruela bovina a un niño, posteriormente le inyectó el virus de la viruela humana y éste ni se contagió ni tuvo síntomas leves. Cuando Jenner comunicó su trabajo a la sociedad científica no se lo aceptaron debido a que era posible que el virus que usó ya no fuera contagioso por lo que tuvo que repetir su experimento e inocular a una persona que no hubiese sido inmunizada, lo hizo y su trabajo fue aceptado y publicado. Pero la primera vacuna que se hizo en un laboratorio fue contra el cólera de las gallinas, en 1879, en el laboratorio de Pasteur. Las vacunas fueron nombradas de esta forma en honor a las observaciones y experimentos con las vacas que realizó Edward Jenner.

Desde su invención, las vacunas han evitado millones de muertes. Enfermedades como la rabia, el cólera, el tétanos, la difteria, la peste, la tuberculosis, el tifus, la poliomielitis, el sarampión, las paperas, la rubeola, la meningitis o la gripe, afortunadamente, ya solo las vemos en la cartilla de vacunación. Desde 1977 no se ha informado ningún caso de viruela en todo el mundo por lo que se considera una enfermedad erradicada gracias a las vacunas. Aunque aún queda mucho camino por recorrer, pues es la única enfermedad que se ha logrado eliminar por completo usando vacunas mientras que existe una larga lista de vacunas en desarrollo.

El sarampión, una enfermedad causada también por un virus tiene una vacuna desde 1963, esta vacuna es 97% efectiva sin embargo no ha sido posible erradicar la enfermedad. En México, en el lapso de 1989-1990, se registró una epidemia con más de 100 mil casos y 6 mil muertes por sarampión lo que posicionó al sarampión como la quinta causa de mortalidad infantil en ese año. Se aplicó una intensa campaña de vacunación y de 1997-1999 no se registró ningún caso, una prueba del éxito de las vacunas. Desafortunadamente, ha ido creciendo un movimiento opositor a las vacunas; por lo que en 2018 se vivió un resurgimiento de esta enfermedad que cobró más de 140 mil vidas en el mundo. En México el último caso de sarampión autóctono se registró en 1995 pero del 2000 a 2019 se han identificado 185 casos que provienen del extranjero. Los brotes de sarampión se reportan en países con baja cobertura de vacunación, pero también hay brotes en países con alta tasa de vacunación, esto se debe a la gran variedad en la cobertura de la vacunación entre las comunidades y áreas geográficas.

No puedo dejar de mencionar que la creciente ola de los movimientos “antivacunas” ha venido a recrudecer el aumento de casos de sarampión. Las razones por las cuales las personas no se vacunan varían entre las comunidades y los países. Podemos contar: falta de acceso a servicios de salud o vacunación de calidad, conflictos y desplazamientos, información errónea sobre las vacunas o poca conciencia sobre la necesidad de vacunar. En la época actual en la que el conocimiento científico ha tenido grandes éxitos, como la erradicación de la viruela mediante la vacunación por mencionar sólo uno. Es realmente increíble que las últimas dos de la lista sean razones para no vacunarse y las repito “información errónea sobre las vacunas y poca conciencia sobre la necesidad de vacunar”.

La COVID 19 y la vacunación

Y para abordar el problema que nos aqueja actualmente ¿Tú ya te vacunaste contra COVID? ¿O eres una de esas personas que tienen información errónea y no confía en las vacunas? Recuerda, éstas son producto de investigaciones científicas cuidadosamente diseñadas y sometidas a escrutinio, no es que una persona haya trabajado durante unos meses y la haya producido solo para obtener ganancias. Son el producto de muchas investigaciones pasadas y presentes, pero no sólo eso, la investigación continúa tanto para esta enfermedad como para otras que aún no tienen vacuna, como el SIDA.

Sé que muchas personas tienen dudas, por ejemplo ¿para qué vacunarse si personas vacunadas contraen la enfermedad? Bueno lo anterior es cierto, pero también es cierto que las personas vacunadas que contraen la enfermedad presentan síntomas leves y no requieren hospitalización; esto ocurre porque su sistema inmune ya está preparado para atacar el virus. Lo mismo pasa con otras vacunas, la del COVID no es la única. Algunas vacunas evitan que contraigas síntomas de la enfermedad en cuestión, mientras que otras también evitan que te infectes, estas últimas inducen a lo que se le llama inmunidad esterilizante. Con la inmunidad esterilizante el virus no puede entrar a las células y no se puede replicar. La vacuna ideal sería esterilizante, y hay muchas investigaciones en curso en su búsqueda, pero con virus que tienen una alta tasa de mutación como el coronavirus y los rotavirus, esa es una tarea sumamente difícil. Aunque la vacuna actual contra el SARS -CoV-2 no es perfecta ha tenido un gran éxito al no saturar los hospitales y evitar que quienes se contagien presenten síntomas graves. Entonces ante un escenario en el que puedes contraer una enfermedad y presentar síntomas graves o contraer la misma enfermedad, pero con síntomas leves que pasarán en máximo 10 días, considero que la elección es simple.

Sabemos que el virus causante del COVID 19 se transmite por gotas de saliva o por contacto directo. Además de la vacuna, para combatir este virus contamos con otras 3 armas. 1) lavado de manos, 2) sana distancia, 3) uso de cubrebocas y por supuesto 4) la vacuna. Si, sé que te lo han repetido muchas veces en la televisión, en el radio, en Internet y en los carteles de lugares públicos, pero veamos la razón científica atrás de cada una de estas armas.

1) El lavado de manos, este virus mortal, deja de serlo cuando lo exponemos al jabón. Curioso ¿verdad? nos ha hecho pasar por tanto y lo podemos eliminar sólo con lavarnos muy bien las manos, esto es porque está formado por un núcleo de material genético rodeado por una cobertura externa, la cual es una doble capa de grasa con algunas proteínas. Como lo habrás comprobado cuando lavas trastes, el jabón deshace la grasa, pero eso no sucede de inmediato; por lo que debemos dedicarle al menos 20 segundos para que el jabón pueda disolver la capa de grasa de los virus y mandarlos por la coladera. Dado que no podemos tener siempre las manos metidas en agua y jabón necesitamos usar las otras armas.

2) Mantener una distancia de al menos 1.5 metros con las personas. Esto se definió porque el virus se transmite a través de las gotas de saliva que salen por nuestra boca o nariz cuando respiramos, estornudamos o tosemos, dependiendo del peso estas gotas, la mayoría caen a menos de un metro de distancia, pero cuando tosemos pueden llegar hasta 6 metros. Por lo esto debemos tener a mano la siguiente arma:

3) El cubrebocas. El cubrebocas correcto y bien utilizado representa una barrera física super buena contra el virus. El cubrebocas debe ser tricapa o bien N95, que son los que han demostrado que tienen una protección efectiva. Debemos de colocarlo usando los sujetadores, cubriendo perfectamente la nariz y la boca y evitar tocarlo en todo momento. Por último, el arma letal número:

4) La vacuna. Cómo les expliqué anteriormente la vacuna preparará a nuestro organismo para afrontar el virus, nos dará anticuerpos que nos permitirán ya sea, no enfermarnos ante una exposición al virus (si la carga viral que recibimos es baja y nuestro sistema inmune fuerte) o cursar la enfermedad con síntomas leves como ya muchos la han vivido.

Probablemente has escuchado que este virus llegó para quedarse y que debemos aprender a vivir con él. La primera medida que se implementó para controlar la pandemia fue el distanciamiento social, esto se debe a que la forma más segura de evitar el contagio es no tener contacto con el virus. Por lo que si te has contagiado o sospechas que lo has hecho debes aislarte durante el tiempo que te indiquen las autoridades de salud, o cuando la sospecha se elimine con una prueba negativa. El distanciamiento social, si bien es una medida efectiva, no puede mantenerse de forma permanente, los estragos del distanciamiento en los individuos y en la sociedad han sido enormes y ya es momento de retomar las actividades en lo que se conoce como la nueva normalidad.

En esta nueva normalidad debemos actuar con responsabilidad y fundamentos. Ahora cuando veas las recomendaciones para prevenir el COVID 19 te invito a que pienses en que estas surgieron de la ciencia y uno de sus objetivos es evitar el sufrimiento humano. Cuidémonos y cuidemos a nuestros seres queridos, tomemos decisiones informadas y conscientes basadas preferentemente en conocimientos científicos.

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