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Ajedrecistas avanzan a Juegos Nacionales CONADE

FOTO: Archivo

La Paz, Baja California Sur (BCS). A través de un comunicado de prensa por parte del Instituto Sudcaliforniano del Deporte (INSUDE) se informó que, después de cinco largas rondas repartidas en tres días de actividades desde Culiacán, Sinaloa, el contingente de ajedrecistas sudcalifornianos finalizó su participación en el regional de ajedrez con un total de cuatro pases a los Juegos Nacionales CONADE 2023.

Desde las primeras rondas de la eliminatoria, la delegación peninsular buscó figurar en las primeras posiciones, superando a competidores de los estados de Baja California, Sonora y Sinaloa. Moviendo las piezas cautelosamente, los ajedrecistas llegaron al último día de competencias para reafirmar los cuatro boletos a la justa nacional que tendrá como sede principal el estado de Tabasco.

En cuanto a los resultados obtenidos, Lindsay Mireles Núñez, originaria de La Paz y participante en la categoría U14 rama femenil, finalizó en la primera posición, asegurando así su boleto para representar con orgullo a su estado en los próximos meses.

De acuerdo con el comunicado, en la categoría U12 rama femenil, Fernanda Rangel Guzmán, también originaria de La Paz, logró su pase luego de culminar en la tercera posición. Por su parte, Nerik Camacho Real, de la categoría U14 varonil, logró su clasificación con una racha de una victoria y cuatro empates, lo que le valió el tercer lugar en su categoría.

Finalmente, Alejandra Aidé Peraza Contreras, de La Paz, también consiguió su boleto tras una gran actuación en la categoría U16 rama femenil. Enhorabuena para todos los atletas y sus entrenadores Rigoberto Loya Flores y Juan Alejandro Núñez Hirales y el delegado Damián Mier Niebla, quienes han conseguido un meritorio cuarto puesto para Baja California Sur en este regional de ajedrez que tuvo como sede el estado de Culiacán, Sinaloa, concluyó el comunicado de prensa.




Viajan ajedrecistas y futbolistas a macroregionales

FOTO: INSUDE

La Paz, Baja California Sur (BCS). A través de un comunicado de prensa por parte del Instituto Sudcaliforniano del Deporte (INSUDE) se informó que, a pesar de tener destinos diferentes, pero con un mismo objetivo, esta mañana de viernes viajaron los seleccionados de Ajedrez y Fútbol a cumplir con la cita Macroregional en las sedes de Culiacán, Sinaloa y Zacatecas, respectivamente, en busca del boleto que los lleve a formar parte del selectivo estatal que participará en los Juegos Nacionales CONADE 2023.

El Instituto Sudcaliforniano del Deporte coordinó el traslado de los atletas a ambas sedes, donde serán recibidos para quedar en condiciones de esperar el llamado para competir en las primeras sesiones que se tienen programadas y así demostrar que quieren asistir a la justa nacional para pelear por las medallas del estado.

El representativo de Ajedrez está conformado por Fernanda Rangel Guzmán, Rubí Estefanía Olmeda Loya, Antonio de Jesús Verdugo Agundez, Santiago Israel Vega Fernández, Linday Mireles Núñez, Esther Valentina Zepeda Peralta, Ho Wah Wong Escalante, Nerik Camacho Real, Alejandra Aidé Peraza Contreras, Karla Estefanía Rodríguez García, Zuben Algenubi Jorajuria Mendoza y Fernando Salgado Flores, acompañados por los entrenadores Rigoberto Loya Flores, Juan Alejandro Núñez Hirales y el delegado Damián Mier Nieblas. En lo que respecta al fútbol, el representativo está conformado por Alexa Maribel Rivas Álvarez, Ivanna Ceseña Estrada, Jimena Maribel Rivas Álvarez, Karen Sugey Valverde Gutiérrez, Mariángel Antiveros Andrade, Mariángel Astudillo Nava, Pamela Michell Alduenda Andrade, Sharon Odaliz Palacios Fitch, Yannil Guadalupe Fuerte González, Jaira Valeria Camarillo Ruiz, Zoe Jazmín Navarrete Abraham, Karla María Celis Román, Sarahi Morales García, Yessi Margarita

Montes Arellano, Karla Victoria Marban Castro, Renata Marycruz Ayala Ojeda, América Arianeth García Lagunes, Frida Higuera López y los entrenadores Leobardo Rangel Uriarte, Cesar Palacios Álvarez y Juan Ángel Marban Alba.

Finalmente, se informó que, en la categoría Sub-17, Sarahi Saldaña García, Juleny Saldaña García, Kiara Denisse Lizárraga Cuevas, Ailyn Melissa Valverde Gutiérrez, Carmen Camila Ramírez Martínez, Candy Dirzo Fuentes, Karyme Murillo Cadena, Valeria Consuelo Zamudio Villa, María Fernanda Valenzuela Ortiz, Perla Airami Castro Ceseña, Lady Valeria Ramírez Vázquez, Diana Paulina Muñoz Castro, Clarissa María González Zepeda, Giselle Vidaña Perpuli, Azul Alexa Mendoza Ruiz, Kamila Zuloaga Avilés, Marina De Asís Romero Meza, Helena Sinahí Sánchez Castro y los entrenadores Salvador García Zumaya y Juan Ángel Verduzco Collins encabezan el equipo, concluyó el comunicado de prensa.




Algol Jorajuria Mendoza se corona campeón de la Copa Nexus 2023

FOTO: Archivo

La Paz, Baja California Sur (BCS). El Instituto Sudcaliforniano del Deporte (INSUDE a través de un comunicado de prensa informó que. el ajedrecista sudcaliforniano Algol Jorajuria Mendoza se coronó campeón de la Copa Nexus 2023 de ajedrez, superando a varios Maestros y Grandes Maestros Internacionales en el llamado deporte ciencia. A pesar de que en el papel sus oponentes estaban clasificados muy por encima de él, Algol logró un resultado sorpresivo en el evento realizado en el Museo del Desierto en Delicias, Chihuahua.

De acuerdo con el comunicado, la lluvia y la nieve dificultaron el transporte a la Sala de Juego durante los tres días de competencia. A pesar de las bajas temperaturas, Algol se destacó ante sus oponentes, incluyendo al Maestro Internacional costarricense Emmanuel Jiménez García, quien defendía el título del evento, y al también Maestro Internacional cubano Fabian López, avanzando con paso firme hacia la gran final.

En la sexta y última ronda, se enfrentó a la Maestra Internacional cubana Tania Miranda Rodríguez, con quien aseguró el primer lugar de la competencia, llevando la prestigiosa Copa a tierras sudcalifornianas.

Al término de la última partida, se llevó a cabo la ceremonia de premiación, donde  el ajedrecista peninsular y maestro nacional Algol Jorajuria Mendoza se levantó con el título al finalizar con 5.5 puntos, dejando con el subcampeonato al competidor costarricense Emmanuel Jiménez García con 5 puntos. El tercer lugar fue para el cubano Abel Fabian López González con 5 puntos, concluyó el comunicado de prensa.




El elefante, el obispo y el loco

 

La demencia de Atenea

Por Mario Jaime

 

La etimología nos revela el origen persa de algunas piezas,

como el alfil, nombre procedente de “pil”,

vocablo que en la lengua del Zend Avesta significa elefante.

En son de trivial referencia recordaré que el Alfil se denomina el loco

fou, entre los franceses,

-y de ahí su gorro de bufón en los diagramas, –

y bishop, obispo, entre los británicos.

Desearía conocer exactamente algún día

las relaciones que haya entre un elefante, un obispo y un loco…

Arturo Capdevila (El tablero de ajedrez)

 

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Siempre he sentido un poco de lástima hacia aquellas personas que no han conocido el ajedrez. Justamente lo mismo que siento por quien no ha sido embriagado por el amor. El ajedrez, como el amor, como la música, tiene la virtud de hacer feliz al hombre. ¿En serio? La frase la acuñó el genial Siegbert Tarrasch, teórico y perdedor de campeonatos mundiales, es repetida una y otra vez entre aficionados y fanáticos. ¿Es cierto?

La dura vida de Tarrasch no lo llevó a la felicidad, que digamos. Despreciado por sus compatriotas por su condición de judío apenas lo reconocían oficialmente. Fue hasta que se coronó en Manchester como campeón de Alemania que el prusiano empezó a ser valorado. Pero su amargura se acrecentó.

En 1896 su pequeña hija murió de meningitis a los cuatro años. En 1912, su esposa y su hija de 15 años lo abandonaron. En 1912, su segundo hijo Paul se suicidó por desamor. Tenía veinte años. Luego la guerra lo golpeó de forma irreversible. Su hijo mayor, Fritz Max fue asesinado en acción en 1915 durante la batalla de Verdún. Su tercer hijo Hans Richard también se suicidó arrojándose frente a un tranvía en 1916. Ese año, su archienemigo Lasker le dio una paliza en el campeonato del mundo.

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FOTO: Archivo

Tarrasch murió en 1934, en los albores de un régimen nazi que lo hubiera, seguramente, destruido. Albert Einstein consignó: ha sido la tragedia de un judío alemán, la tragedia de un amor rechazado. Si alguna vez el ajedrez sirvió de opiáceo y le dio momentos de felicidad en medio de una trágica existencia, que así sea. Empero no es así para todos. El ajedrez resulta, igual que el amor y la música para algunos compositores, una obsesión que saca de los cabales a quienes lo adoran.

Hay analistas como el gran Leontxo García que critican la visión espectacular y mítica sobre los jugadores de ajedrez, que en cine, literatura y teatro los describen como desquiciados, drogadictos y pirados. Él insta a los divulgadores a resaltar que la mayoría de los ajedrecistas son gente normal y pacífica, cohortes de sonrientes personas y una gran familia unida. Pasa que, el conflicto es el combustible de lo interesante y dentro de las gestas ajedrecísticas hay ejemplos muy interesantes de lunáticos que caen en fosos mentales.

En el cine se ha explotado principalmente el conflicto de las mentes perturbadas, aunque también abundan filmes sobre la función pedagógica del ajedrez como actividad para jóvenes problemáticos.

Se suele citar siempre a El séptimo sello (1957) de Ingmar Bergman como la mejor película sobre el ajedrez de todos los tiempos, una obra de arte simbólica y metafísica. También se ha hablado hasta el hartazgo de los filmes sobre Fisher como Searching for Bobby Fischer (1993) de Steven Zaillian, sobre el niño prodigio Joshua Waitzkin, Pawn Sacrifice (2014) de Edward Zwick o La diagonal del loco (1984) de Richard Dembo.

Hay thrillers truculentos como The Coldest Game (2019) de Lukasz Kosmicki, Knight Moves (1992) de Brad Mirman o The Royal Game (2021) de Philipp Stölzl, adaptación de la novela de Stefan Zweig. De mujeres como La jugadora (2009) de Caroline Borrato o la miniserie Gambito de dama (2020) de Scott Frank. Idealizaciones como La Reina de Katwe (2016) de Mira Nair, Life of a King (2013) de Jake Goldberger o Pensamiento crítico (2019) de John Leguizamo.

Más profundas son Zatoichi y el experto en ajedrez (1965) de Kanji Misumi, Los jugadores de ajedrez (1977) de Satyajit Ray o The dark horse (2014) de James Napier Robertson. Sin embargo, un filme de pesadilla colorida me ha perseguido oníricamente desde que la vi, me parece la historia de un alfil demente cuya tesis es tan espantosa como una hermosa historia de fantasmas. Y eso es lo que es, un poema romántico del siglo XIX con tintes espectrales y todos los elementos góticos; suicidios, deformidad, intentos de violación, espiritismo, ignorancia, perfidia, amistad y obcecación. La búsqueda de lo absoluto por medio de los sueños, el amor, la locura y la muerte. Me refiero al largometraje La Partie d’échecs (La partida de ajedrez, 1994) del director belga Yves Hanchar.

Nos encontramos en tiempos de las guerras napoleónicas en algún lugar de una Europa idealizada, todavía con el paisaje como estado de ánimo. Un niño de 12 años se arroja desde un peñasco para acabar con su vida. Tal escena recuerda a la pintura de Caspar David Friedrich El caminante sobre el mar de nubes como límite del romántico en la cima y no queda otra que precipitarse al vacío.

El protagonista es un joven abandonado por sus padres y sin ningún pariente por los avatares de la guerra. Salvado por un pastor protestante llamado Ambroise, el ajedrez irrumpe como el único lazo del niño con la existencia. Pronto, Max se revela como un prodigio del ajedrez ganando a diestra y siniestra durante años, recorriendo una Europa romántica. Max crece hasta convertirse en un hombrecillo feo, carcomido por la viruela, un poco contrahecho. Ahora nos situamos en 1828, transición entre un Napoleón ya derrotado y el umbral de las revoluciones liberales. Max, analfabeta vulgar, es uno de esos personajes patanes y semi estúpidos pero geniales como el Grenouille de Patrick Süskind. Interpretado de manera magistral por Denis Lavant como un insecto, exteriormente es un híbrido entre una caricatura grotesca de un Byron espantoso y un monigote de Víctor Hugo.

El conflicto principal es un duelo entre Max y el campeón del mundo, el británico Staunton. El ganador no solo se llevará el título sino también la dote y a una joven amazona. El premio Anne Luise, la misma hija de la patrocinadora del duelo, la Marquesa Geneviève de Theux interpretada por una madura y elegante Catherine Deneuve. A lo largo de las jornadas en un castillo mágico donde abundan huérfanos como criados y aprendices, con una arquitectura basada en el número 64, la historia se enreda en un thriller de traición e intriga.

Al principio del filme Ambroise le explica a Max que el alfil no puede ir recto, está como borracho. Ahí está la clave. Los personajes son y devienen en sus conflictos inmersos en un torbellino. Como sombras que vagan en la noche, ahí se dibujan los bosques, símbolo de la confusión inconsciente de donde emerge Max como un alfil borracho. El fou francés que no entiende las pasiones de los otros.

La bárbara lujuria de Max por la piel sedeña de la criada y de Anne Luise, le retrata como un salvaje. Con berrinches y exabruptos, tan sólo puede ser sostenido por otros. En este caso, Ambroise, interpretado por Pierre Richard simboliza la de un hombre de la ilustración, humanista y cristiano, un poco crédulo e inútil. Junto a la criada cerrarán el triángulo de fuerzas parecido al que desarrolla Víctor Hugo en El hombre que ríe.

Cada detalle impregna de un aroma a sangre, bruma y sal. El odio velado entre la Marquesa y Anne Luise, el amor de Ambroise por Max, el deseo animal que provoca la criada, el sadismo de Anne Luise y el espiritismo sutil de la Marquesa, la ingenuidad del pobre Max y en medio, la arrogancia y cobardía del campeón Staunton. Hay versos visuales, pormenores deliciosos como las piezas en las últimas cuatro partidas del filme, crecen continuamente haciendo que los gestos de los rivales se vuelvan más y más teatrales. Se subraya una y otra vez el ansia por ganar, la agresividad que escala hasta la violencia.

En un estudio, Mazur et al. 1992 encontraron que los ganadores de torneos de ajedrez mostraban mayores niveles de testosterona que los perdedores. Asimismo, en ciertas circunstancias, la testosterona aumentaba entre los competidores antes de las partidas.

 

 

Niveles de testosterona de ganadores y perdedores de un torneo regional (Tomado de Mazur et al. 1992)

 

Vuelvo al filme.

Toda obra de arte conlleva una cereza, un detalle tenue y genial. En este caso es el diablo… ¡Ah! Algo no puede ser romántico si no es satánico. Porque allí asoma el diablo, con sus ojos claros, y su partida maligna, mágica, asombrosa.

Pues bien, si Max es el fou, el alfil, también es un elefante. Un antiguo proverbio indio reza que el ajedrez es como el mar, de él bebe tanto el mosquito como el elefante. Podría interpretarse que los mosquitos son gente común y corriente, jugadores peregrinos, por placer y por pasar el rato. Pero los elefantes son los pocos, los dioses, los maestros monstruosos, la élite, las leyendas. Max es un elefante, confundido que vaga abriendo sus heridas, barritando de dolor.

Y nada más para forzar la correlación, si el alfil es un obispo ¿por qué no puede ser el bueno de Ambroise también? Un pastor protestante que se dice espiritual, pero al final cae también en el deseo por la criada, un buen hombre que no es nada sin el proyecto de su pupilo y también va en diagonal por la vida.

Tal película podría bien titularse El alfil y sería una metáfora consistente. El final es devastador, congruente y brutal.

Retomemos la frase de Tarrasch. ¿Es cierta?

Más realista y profunda es la conocida reflexión anónima: Si el ajedrez es una ciencia, es una muy inexacta. Si el ajedrez es un arte, es uno demasiado exacto para verlo como tal. Si el ajedrez es un deporte, es demasiado esotérico. Si el ajedrez es un juego, resulta demasiado demandante. Si es una amante, resulta muy cargante. Si el ajedrez es una pasión, resulta gratificante. Si el ajedrez es la vida, es una muy triste.

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El tablero, el Yi-King y el infinito

La demencia de Atenea

Por Mario Jaime

 

 

 

El orden de una figura particular y

la armonía de un número particular

evocan todas las cosas

Giordano Bruno

De la mónada 1591

8 filas por 8 columnas, 64 escaques sobre madera de teca o marfil, a veces un paño o un cartón. Allí se da un argumento contra otro, guerra intuitiva inmersa en relaciones topológicas, geométricas, aritméticas, probabilísticas y lógicas.

¿Por qué ocho y no diez? Ocho es el número atómico del oxígeno y también es el firmamento medieval, número de la eternidad y buena suerte. Verticalidad del infinito y serpientes en el caduceo hermético. Pero quizá no va por ahí. Quizá vaya más por las octavas musicales. O más bien las octavas musicales son un modelo de un descubrimiento más profundo, la danza del cosmos.

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El ocho acostado es una lemniscata, signo del infinito, ya prefigurada por el neoplatónico Proclo en el siglo V. Fue John Wallis, que en 1655 afinó la geometría analítica de Descartes, el que introdujo la lemniscata como símbolo del infinito en su tratado Arithmetica Infinitorum. Jakob Bernoulli la describió en 1694 durante su trabajo sobre la elipse​ y la nombró lemniscus.

¿Funciona el cosmos en octavas? ¿Es por eso que el tablero se conforma en octavas? ¿Es el ajedrez un espejo del cosmos y sus variantes infinitas?

El chaturanga se jugaba en la antigua India ya en este tablero de 8 X 8 llamado Ashtapada en sánscrito.  Una primera referencia sobre el tablero como base del ajedrez se encuentra en el libro Manasollasa, escrito cerca del 1110 por el rey Somesvara. Algunos historiadores especulan que el Ashtapada se utilizó como tablero para otros juegos de azar que utilizaban dados.

El estudioso de los juegos, Andreas Bock piensa que este tablero se relaciona con el juego chino del Liu – bo que ha sido considerado como influencia para la creación del ajedrez chino, Xiangqi.

Relacionar el Ashtapada con el Xiangqi no sólo presenta interés histórico sino simbólico que implicaría una tradición ancestral como base del pensamiento asiático.

Vamos a bucear entre la filosofía china y su numerología poética para entender porque el tablero donde se juega ajedrez es un espejo del universo.

El Yi-King es un libro ancestral, perteneciente a los seis libros canónicos escritos entre el siglo X y IX a.NE por filósofos o maestros de la corte de la dinastía Tcheu que remontan su saber hasta épocas tan antiguas como 2 400 a.C.

El Yi-King es el libro de las mutaciones y en su origen fue un manual adivinatorio. Los adivinos agujereaban un pedazo de caparazón de tortuga y lo chamuscaban en el fuego. Los designios divinos aparecían en las grietas producidas por el calor excesivo. Esta tradición evolucionó, años después, los adivinos utilizaban también cincuenta palitos de la planta aquilea Achillea millefolium la misma con la que Afrodita lavó el talón herido de Aquiles. Recordemos que esta planta medicinal es antihemorrágica.

Con estas ramitas, los adivinos componían figuras de tres o seis líneas partidas o completas. Luego las interpretaban con ayuda de dos textos que componen el Yi-King: el Yao y el T’uan.

El Yao y el T’uan interpretan hexagramas. ¿Cómo nacen estos? Son 64 figuras formadas por la superposición de 6 líneas planas o impares y 6 líneas partidas o pares. Las 64 figuras se reducen a 8 trigramas (8X8=64).

Cada hexagrama fue revelado por los dioses a los ancianos míticos entre todos representan el universo.

Tres o seis líneas plenas son el cielo K’ien, tres o seis líneas partidas son la tierra K’uen, e intercambiando sus líneas daban a las otras 62. Las líneas débiles y fuertes representan el Yin y el Yang. Así que todo parte de la unión del cielo con la tierra para dar una suprema figura llamada Ta’i ki que en el mundo sensible representa al Tao. El cielo es el padre, la tierra la madre; arquetipos conservados en divinidades posteriores como Urano y Gaia. Los hijos del cielo y la tierra, nacidos de las líneas son el trueno, el fuego, el lago, el viento, el agua y la montaña.

El Yin es la vertiente sombreada de las montañas, principio frío, húmedo, oscuro, femenino y pasivo. El Yang es la vertiente soleada de las montañas, principio cálido, seco, luminoso, masculino y activo. Juntos se oponen y se compensan en el cosmos.

¿Qué es el Tao?

El tao es una vez Ying, una vez Yang. O sea: la puerta de las sutiles esencias que sólo el éxtasis permite franquear.

El intercambio del Yin y el Yang da los hexagramas, o sea las diez mil cosas del universo. El sabio que interpreta los símbolos puede cooperar con el cielo para que continúe la armonía del universo. Que el ajedrez se desarrolle sobre las 64 figuras que representan las posibilidades universales es hacer música silente con movimientos estratégicos.

Lü Dsu dijo El tao no tiene nombre ni figura. Os revelaré el secreto del Gran Tao, el secreto de la flor de oro. Así comienza el Yi-King, así comienza el ajedrez.

Ese número diez mil debe ser mítico más que matemático, es un número pequeñísimo para considerar posibilidades universales.

En un oscuro tratado soviético se consigan el siguiente cálculo. Para comenzar la partida, se tienen 20 movimientos disponibles, 16 para los peones (pues pueden avanzar uno o dos escaques) y 2 para el caballo. Después del primer movimiento las posibilidades se incrementan a 400 movimientos posibles. Fabel considera que, a partir del segundo movimiento, los resultados parecen imprevisibles. Calcular las siguientes combinaciones implican varias probabilidades.

Dos peones mueven = 16X 14 X 20: 2     = 2240 combinaciones.

Un peón mueve dos veces = 16 X 20 + 14 casos de probable captura – 8 piezas clavadas = 326.

Un peón mueve y otra pieza mueve = 121 X 20 – 4 probables obstrucciones de líneas   = 2416.

Un caballo mueve y retrocede = 20.

Un caballo mueve dos veces sin retroceder = 200.

Un caballo y una torre mueven                   = 80.

Un caballo y una torre mueven                   = 80.

Lo que suma un total de 5362 combinaciones ¡para la tercera jugada apenas!

Según algunos para el cuarto movimiento suben a 71824, pero ha sido polémica entre diversos matemáticos desde el siglo XIX hasta que en 1945 Malherbe y otros calcularon 71852.  Luego T. R. Dawson señaló que ese número sólo representa la suma de las diversas posiciones geométricas, hay que sumar también 232 posiciones más desde el punto de vista ajedrecístico como la posibilidad de capturar al paso.  Dawson entonces calcula 72 mil 084 posiciones distintas.

En el quinto se incrementan a 197740. En la décima jugada se obtiene un aproximado de 1029 series de movimientos.  partir del movimiento 40 hay 1040 posibilidades diferentes.

Escribámoslo para dar una idea de que no tenemos idea de su magnitud. 1040= 10000000000000000000000000000000000000000 posibilidades distintas en el tablero.

Este número es igual al número máximo de grados de libertad en una esfera cuyo radio es igual a la longitud de onda Compton del núcleo. Esta es una propiedad mecánica cuántica de una partícula que corresponde a la longitud de onda de un fotón cuya energía es la misma que la masa de la partícula.

Aquí un esquema de esas divergencias a partir de un primer movimiento, se ramifican como un árbol filogenético, como dendritas que se expanden:

Se calcula que el número de partidas diferentes que pueden jugarse es mayor a 10100000 lo que superaría el número calculado de átomos de los objetos estelares observables o estimados en el universo conocido, o sea 1082.

Si restringimos el cálculo considerando que la mayoría de las partidas acaban antes de la jugada 40 y en cada movimiento hay 10 000 posibilidades, entonces (103)40 = 10120 posibilidades distintas.

Petrovic basó un cálculo perenne en el movimiento 5899 de las blancas de la partida teórica más larga posible y halló la ingente cantidad de 1018900 partidas diferentes. Ni siquiera podemos imaginar objetivamente lo que representa esta infinitud.

Claude E. Shannon, pionero de programación de computadoras de ajedrez en 1950 estimó que, si una máquina pudiera calcular una variante por microsegundo, tardaría más 1090 años en realizar el primer movimiento.

El infinito en un tablero de 8 X 8. ¡Ah Giordano Bruno, los cálculos te sostienen!

Figuras del amor, del espíritu y otros símbolos alquímicos.

Giordano Bruno, 1588.

 

Referencias

Blofeld, J. (2022). The book of change: a new translation of the ancient Chinese I Ching (Yi King) with detailed instructions for its practical use in divination (Vol. 2). Routledge.

Iqbal, A., & Yaacob, M. (2008). Advanced computer recognition of aesthetics in the game of chess. WSEAS Transactions on Computers, 7(5), 497-510.

Shannon, Claude. “Programming a Computer for Playing Chess.” Philosophical Magazine, vol. 41, no. 314, ser. 7, Mar. 1950. 7.

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