1

La pandemia en La Paz (I)

FOTOS: Roberto E. Galindo Domínguez

La Última Trinchera

Por Roberto E. Galindo Domínguez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Estas fotografías son un testimonio de la ciudad durante la Jornada Nacional de Sana Distancia, de las calles a través de su gente, de aquellos que por alguna razón salieron, de esos que no tienen una casa donde quedarse. Son testigos del miedo y de las ganas de vivir que se mezclan en el espacio público cuando un virus es la amenaza más letal sobre la Tierra. Son el recuerdo de los que ya se fueron para los que aún estamos.

 




El México clasista

FOTO: NOTIMEX

Agenda Comunitaria

Por Frank Aguirre

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El racismo en México, en Baja California Sur, en La Paz es sistemático. Lo ejercen las instituciones y sus funcionarios, la normalizan y trivializan la ciudadanía; amigos o familiares replican a modo de juego palabras e incluso actos, y el problema es cuando alguien, sin una pizca de pensamiento crítico ni escrúpulos, cree que esas bromas representan la normalidad y consideran que es “correcto” discriminar con acciones a las personas por su color de piel o por su nivel de ingresos económicos. Ahí es cuando, neta, ya no dan cura (risa) las “bromitas o la “carrilla”. Tenemos que cortar de tajo el racismo en México, porque mata.

Ésta es una crítica con conciencia de clase y memoria histórica, enfocada en una primera parte a la reciente manifestación/tráfico/protesta del último fin de semana de mayo convocado por el grupo ultraconservador y anti-derechos civiles llamada Frente Nacional AntiAMLO (FRENAAA)

También te podría interesar: Presidente “Bronco”. Un alterniverso distópico en tiempos de pandemia

Dice Angela Merkell que no debe negarse el derecho a manifestarse como les venga en gana, pero, como bien dijo también la presidenta de Alemania, así como hacen públicas sus quejas deberán enfrentar la crítica dura y pura.

En lo personal están son las inconsistencias más graves de las manifestaciones del fin de semana que no solo la terminan convirtiendo en absurda, sino vergonzosa:

1.- Fue una marcha racista y clasista:

Lean las pancartas, escuchen las entrevistas, busquen las declaraciones de las y los principales líderes organizadores, siempre usan adjetivos calificativos denigrantes para dirigirse a la población joven desempleada, sin trabajo, sin posibilidad de aspirar a estudios y, peor aún, en las manifestaciones de hace años contra la violencia, contra la represión o contra la inseguridad, usan frases antipáticas y poco solidarias enfocadas en la clase social de los marchantes.

Además, el 70% de las y los mexicanos (datos de INEGI) no tienen un coche ¿cómo podrían unirse a estas manifestaciones sin carro?

2.- Fue una manifestación anti-derechos civiles:

Las y los principales cabecillas están en contra del matrimonio igualitario o, en otras palabras, en contra del derecho a heredar bienes o compartir la seguridad social entre parejas del mismo sexo, así como en contra de la despenalización de algunas drogas. También están a favor de “los valores de antes”. Recordemos que los valores de antes eran aberraciones cómo:

  • Las mujeres no pueden tener su propio patrimonio.
  • No pueden denunciar si su pareja les golpea o si sufren violación alguna.
  • Estar en contra de que las mujeres puedan decidir qué hacer con su cuerpo. O sea la pérdida de la libertad de ser mujer.

3.-Contaminan:

Esto es literal, aunque la justificación es la “sana distancia”, terminaron convocando a civiles a reunirse para hacer tráfico, lo que alteró la calidad de aire que ya había mejorado durante la contingencia en algunas ciudades donde se ¿marchó? -más bien, se manejó- bajo protesta.

4.- Ignoran la situación política del país y confunden terminología básica de corrientes políticas:

Le dicen al presidente “comunista”, pero en realidad algunas de sus políticas públicas han sido más neoliberales que Calderón mismo, como el Tren Maya (proyecto neoextractivista y megadesarrollo turístico), la firma del nuevo tratado de libre comercio o la militarización del país.

Le dicen “socialismo” a la igualdad, la libertad, a todo lo que tenga que ver con derechos civiles, a la obra pública del gobierno federal que se ha enfocado en las zonas más vulnerables del país o a algunos programas de bienestar social que ya implementaba el PRI o el PAN y nomás le cambiaron de nombre.

Si has llegado hasta el final de ésta columna habrás notado que no he utilizado adjetivos calificativos o eufemismos para expresarme sobre el tema en cuestión, tampoco he buscado insultar o polarizar al respecto. Notarás que existe una crítica de forma al gobierno actual y de fondo a la manifestación motorizada.

Es pertinente e importante disentir con todo tipo de injusticia, venga del gobierno que venga o de la corriente política que sea, pero entre cada acto subversivo es relevante tener bien claro qué exigimos y con quién nos juntamos; se debe tener cuidado, que no por estar hartos del presidente se termine beneficiando a una corriente política aún más rancia, que añora la podredumbre del pasado (Tlatelolco 68, Halconazo 71, fraude del 88, Acteal 97, Tlatlaya, Atenco, Ayotzinapa, Punta Lobos, y un doloroso y largo etcéteras de represión social, terrorismo policial/militar y racismo institucional).

__

AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




El regreso a nueva normalidad: el gobierno federal propone y el estatal dispone

FOTOS: Internet

La Última Trinchera

Por Roberto E. Galindo Domínguez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Baja California Sur inicia el camino hacia la “nueva normalidad” con la reactivación económica de dos sectores laborales, el minero y el de la construcción, habrá que ver si del automotriz el último elemento de la cadena de producción, que es la venta al público, se reabre también. A estos sectores se les adjuntan los que están relacionados a ellos de manera directa, es decir, la producción de insumos, materiales, herramientas y partes; todo esto ha sido dicho por las autoridades federales y por las estatales, pero no han especificado a detalle cuáles rubros son los implicados.

Dentro de la gran confusión que prevalece ante el inicio de la “nueva normalidad” se encuentran los trabajadores a pequeña escala, aquellos que son independientes, cobran a destajo y que no se vuelven obreros asalariados. En esta misma situación se encuentra su posible contratante, quien es un particular y no se dedica a la construcción como negocio o medio de vida. En suma, todos aquellos albañiles, plomeros, electricistas, herreros y ayudantes que trabajan en remodelaciones y/o chambitas en casas de particulares; pues ni la autoridad federal ni la estatal y/o municipal han aclarado o detallado normas para ellos. Y es que, cuando apenas se puede tener el dinero para adquirir los materiales y pagar a un albañil ¿cómo espera la autoridad que el particular implemente todas las normas, incluido un supervisor para ese otro trabajador, así como áreas de desinfección, comedores, señalizaciones, etc.?

También te podría interesar: Ciudadanos siguen luchando desde la retaguardia contra el COVID-19

La realidad es que, durante todo este tiempo, muchos trabajadores como los mencionados han seguido laborando por diversas partes de la ciudad y a discreción, y es que ellos pertenecen a un sector vulnerable que vive al día con lo que gana cada jornada de trabajo y ante setenta días de interrupción de actividades -desde el 23 de marzo-, tal vez dejaron de salir a laborar una quincena, tal vez algunos interrumpieron sus actividades hasta la primera fecha planteada para levantar la jornada de sana distancia -el 19 de abril-, pero después de eso muchos no han dejado de salir a buscar el sustento.

Apenas se dio el arranque del regreso a la “nueva normalidad” y ya se observan pequeñas construcciones y/o remodelaciones en las que los trabajadores no portan cubrebocas, no guardan la distancia y en las que no se aprecia ninguna señalización ni tapete sanitizador a la entrada del lugar; si esto se da con ese desorden, los otros sectores laborales que no tienen permitido volver a actividades van a incomodarse y con razón, primero porque también necesitan trabajar y segundo porque los que ya lo hacen de forma desordenada nos ponen en riesgo al resto de la sociedad.

Por otro lado, y lo más grave, es que se inicie el regreso a la “nueva normalidad” cuando el gobernador en varias ocasiones señaló que la autoridad federal erraba en la estrategia y hasta festejó que la reapertura se diera hasta el 1 de junio y no el 18 de mayo (parece no haber entendido cuáles municipios si podían hacerlo el 18 de mayo y cuales no), aún cuando él mismo señaló que el pico de contagios estaba contemplado por nuestros especialistas, los estatales, para mediados de junio. Lo anterior es de suma importancia, pues aunque la autoridad federal dio el banderazo al inicio del regreso a la “nueva normalidad” en algunos sectores laborales, también ha señalado que los gobiernos estatales y/o municipales son, en última instancia, las autoridades sanitarias que pueden decidir implementar o no el levantamiento de las restricciones de la Jornada Nacional de Sana Distancia, no así evitar las restricciones impuestas por el gobierno federal.

De aquí en adelante veremos si las estrategias estatal y municipales de Baja California Sur son efectivas para contener el desarrollo de la pandemia, a pesar de que durante las últimas semanas ni los llamados federales a quedarse en casa, ni las medidas coercitivas impuestas por el gobernador lograron contener la movilidad sudcaliforniana.

Es así que la decisión del inicio del camino a la “nueva normalidad” con los sectores minero, de la construcción y el automotriz la toma el gobernador después de que durante las últimas tres semanas de mayo se dio un incremento entre el 9 y el 11% de movilidad entre los sudcalifornianos, y cuando apenas el 29 de mayo se registraron 32 infectados por el SARS-COV2 y hoy, que tecleo este texto, miércoles 3 de junio, se da la cifra del registro de ayer: 37 contagios nuevos, con mucho la más alta registrada desde mayo; todos los demás registros para ese lapso no pasaron de 17 nuevos contagios, promediando alrededor de 10 por día e incluso con algunas jornadas sin nuevos infectados. El gobierno federal restringe y propone, es el estatal el que dispone.

__

AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




Nacer en medio de la pandemia. Ser madre en tiempos del COVID-19

pandemia

FOTOS: Internet

Hilo de media

Por Elisa Morales Viscaya

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Lo último que pensó Claudia —mamá primeriza de 37 años—, al saber de su embarazo, es que su bebé nacería en medio de una emergencia sanitaria por una pandemia. Tuve a mi bebé un domingo 29 de marzo, ya estaba en la semana 41 y se tomó la decisión de inducir el parto para no estar en la siguiente semana en el hospital, ya que comenzaban a haber los primeros casos. No funcionó la inducción así que se tomaron medidas más drásticas y decidieron realizarme la cesárea cuanto antes, para que no tuviera que permanecer en el hospital durante más tiempo

Durante mi estancia en la clínica —la 1 del IMSS en La Paz, BCS– , las enfermeras murmuraban entre ellas de la situación que se aproximaba y lo temerosas que se sentían. Escucharlas me provocó temor de estar ahí expuestos mi bebé tan pequeño y yo. Al salir del hospital nos acompañó una enfermera a la salida y las indicaciones fueron que no tocáramos nada, así que preferí caminar —a pesar de haber tenido una cesárea hacía menos de 24 horas—  antes de sentarme en una silla de ruedas, por temor al contacto. Recuerdo que en el último pasillo, para salir, lo primero que vi al fondo fue a unos doctores vestidos de blanco con caretas y todos cubiertos. Fue impresionante, el área de los contagiados estaba ahí mismo, a unos cuantos pasos del área obstétrica.

También te podría interesar: El COVID-19 y la contaminación del aire en La Paz

De finales de marzo a la fecha, el mundo se encuentra suspendido. Las actividades económicas y sociales que no se consideran indispensables, están detenidas. La interacción social, familiar y educativa, pendiente. Pero no todo puede esperar. En México, entre abril y junio de 2020 habrá 235 mil nacimientos, calcula el Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva (CNEGSR) de la Secretaría de Salud. ¿Cómo están afrontando las mujeres embarazadas este reto extraordinario?

Al platicar con mujeres de diferentes edades y semanas de gestación (SDG), todas ellas coincidieron en que la pandemia del COVID-19 ha alterado, principalmente, su calendario de citas de control y seguimiento. Muchos hospitales públicos han cerrado el servicio de atención preventiva, lo que ha obligado a mujeres en gestación a llevar sus seguimientos en clínicas con médicos privados. Dulce, de 22 años con 31 SDG, dijo que estos últimos 2 meses que debo ir a cita, he acudido a particular pues mi clínica cerró las consultas de medicina familiar. Estoy a pocas semanas de pedir la licencia de maternidad y no sé cómo le vaya a hacer pues no me dan información de cuándo puedan regresar a actividades normales. Por su parte, Edelmira, de 31 años y 38 SDG, contó que el control del embarazo lo realizaba a través del ISSSTEen La Paz–, pero a partir de que inició la cuarentena la atención de especialidades de no-urgencia se canceló, por lo que tuve que realizar el seguimiento con un especialista particular. Quien no tenga acceso a ello por razones económicas o de cualquier tipo, se queda sin atención regular. Existe el servicio de urgencias, pero no de prevención.

Pero la contingencia sanitaria no sólo ha impactado el aspecto clínico de las mujeres gestantes, quienes destacan el aislamiento social como uno de los aspectos que más han resentido en esta pandemia al no poder llevar sus embarazos, partos y puerperios cobijadas de su familia y amigos. Mis papás son de edad avanzada, con diabetes e hipertensión y son considerados dentro del sector vulnerable, por eso nos hemos mantenido sin verlos prácticamente desde que empezó la cuarentena y, por la relación que mantengo con ellos, realmente es un apoyo que me hace mucha falta, obvio nos comunicamos por teléfono y redes sociales, pero nunca será lo mismo, detalla Edelmira.

Claudia: Una vez fuera del hospital solo tuve contacto con un miembro de mi familia, mi madre, quien estuvo a mi lado cuidando de nosotros. Por culpa del COVID mi bebé solo conoce las paredes de su hogar y a 3 personas —su papá, su abuela y a mí, su mamá—, los planes de mi familia de viajar a conocerlo quedaron inconclusos por la emergencia sanitaria. Mi bebé ya casi cumple 2 meses y nadie lo conoce en persona, solo ha recibido “amor virtual” por parte de mi familia y amigos. Hay días difíciles por el cansancio físico y mental de la soledad que siento, porque aunque sé que estamos rodeados de amor, también es bueno tenerlos cerca y sentir su presencia físicamente.

pandemia

Esta soledad se convierte en algo aterrador cuando acompaña el momento propio del parto, Ángeles, quien tuvo recientemente a su hijo en una clínica del IMSS, considera que su peor momento fue cuando no tenía quien la acompañara a tener a su bebé: no había nadie en la sala de espera, todo mundo afuera, solo las embarazadas podían estar ahí y solo para esperar que las atendieran. Y los familiares afuera.

Miedo al contagio

El 13 de abril, ​​​​​​​el Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López Gatell, informó de 20 embarazadas infectadas con COVID-19 en México, de las cuales cuatro fallecieron. Aunque la cifra parece pequeña, muchas mujeres embarazadas están cambiando sus planes de parto por miedo al contagio en los hospitales públicos, donde se está atendiendo a los pacientes por COVID-19, sobretodo en aquellas que han registrado contagios al mismo personal médico, y defunciones por esta pandemia. Génesis, de 24 años y 12 SDG, lo tiene claro: de mi primer bebé me alivié en hospital público y en esta ocasión también me gustaría, pero como está la cosa tendré que sacar debajo de las piedras para poder parir en un hospital privado. Mi miedo es que en un hospital público hay demasiada gente y no quiero exponerme ni exponer a mi bebé.

De hecho, durante esta pandemia, los nacimientos han sido el servicio que más ha pedido el gobierno a hospitales privados dentro del convenio de subrogación de servicios médicos firmado con la Asociación Nacional de Hospitales Privados y el Consorcio Mexicano de Hospitales. El director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Zoé Robledo, dijo en la conferencia matutina de presidencia del 28 de abril que en una semana habían derivado 159 pacientes, de los cuales, 127 fueron partos, embarazos y puerperios, y 22 cesáreas. Es decir, el 94% de lo que el sistema público ha enviado al privado. Sin embargo, esto no se ha concretado en todo México.

Edelmira: En cuanto al parto, estamos en espera —e incertidumbre— de ver la situación de la contingencia en la ciudad, y las condiciones de saturación y servicios del hospital en el momento que llegue la hora de que nazca. Si las condiciones son adecuadas acudiremos al ISSSTE, pero si existe algún problema o riesgo deberemos buscar alguna alternativa con un servicio de atención particular y asumir el costo de ello, que es considerable. Creo existe un programa de acuerdos entre los servicios hospitalarios de seguridad social, pero tengo entendido que aún no se han habilitado para la ciudad de La Paz.

Gestación en la crisis

Esta incertidumbre sobre las condiciones y riesgos de contagio al momento del parto son una constante, sobre todo en quienes no cuentan con el recurso económico para afrontar el gasto de una clínica particular. Al respecto, Jazmín, de 15 SDG, dijo me estresa el hecho de que con lo mal que está la economía me tendré que aliviar en el IMSS y me da mucho miedo que para ese entonces aún allá COVID ya que la clínica que me toca es donde tienen a los infectados por la pandemia.

A causa de la misma emergencia sanitaria se ha desatado una crisis económica para muchas familias que han reducido sus ingresos o incluso perdido sus empleos, como la familia de Oralia. La verdad si tengo miedo, mañana cumplo 36 semanas y me tocará atenderme en hospital público pues particular no podemos permitírnoslo, ya que a mí esposo lo descansaron desde hace 2 meses sin sueldo.

Me siento feliz –por mi embarazo— pero también triste al ver a mi esposo sin trabajo, ha llevado solicitudes de empleo a tiendas, fábricas, supermercados y en ninguna hay respuesta. Dimos por hecho que las cosas materiales son para sacarnos de un apuro y así nos hemos mantenido adelante en esta pandemia, vendido aparte extras que teníamos, señaló Génesis.

Y es que no solo se ha complicado el servicio hospitalario, a causa de la pandemia en muchos lugares trabajan con plantilla mínima por las restricciones de movilidad, lo que limita la generación de empleo, y muchas otras actividades permanecen cerradas, como oficinas de gobierno. Esto dificulta también los procesos administrativos que conlleva el tener un recién nacido en casa, como le sucede a Claudia: Mi hijo ni siquiera tiene nombre oficialmente ya que todo permanece cerrado y no lo he podido registrar, tampoco he podido darlo de alta en el seguro porque el acta es un requisito, tampoco tiene un lugar en una guardería por los mismos motivos. Hasta el día de hoy no he podido llevar a mi hijo al pediatra para una revisión y aclarar tantas dudas que tengo.

Ya la propia experiencia del embarazo, parto y puerperio suponen una alteración en la vida de la futura madre, que hace frente a cambios físicos y emocionales inherentes a su condición con la carga de estrés que esto supone, en algunos casos más o menos, dependiendo de su situación particular en lo económico, laboral, familiar y de salud. Ahora, vivirlo en medio de una contingencia sanitaria mundial, una pandemia que dicta un distanciamiento social, que ha resultado en pérdidas de empleo, que anticipa devaluaciones y obliga al encierro, sin contar las restricciones en los hospitales y clínicas a las que una mujer embarazada suele acudir al menos una vez por mes, es un reto inmenso.

pandemia

Nadie sabe ser padres en sí, es mi primer embarazo, el primero dentro de mi familia y de la familia de mi pareja, así que sumarle a eso la incertidumbre de una pandemia mundial, obvio da miedo por todo lo que puede pasar. Definitivamente hemos perdido muchos momentos que podrían ser mejores emocional, familiar y económicamente, pero hemos tratado de disfrutar el embarazo y estamos muy felices con ello, la cuarentena nos ha dado el tiempo de preparar la casa donde viviremos y crecer como pareja en todo el proceso, concluye Edelmira.

Génesis comparte estos buenos ánimos: trato de mantenerme tranquila para mi niña, y también para mi esposo. Espero en la vida que todo esto mejore, mi esposo tenía un buen trabajo, y deseo que vuelva a él, que todo mejore para que esta cría nazca con mucha salud y en un ambiente sin carencias.

El COVID me deja cosas buenas como disfrutar de mi hijo sola y ver que soy capaz de sobrellevar situaciones difíciles, finaliza Claudia.

__

AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




La corruptible levedad del FONCA: ¿en verdad necesitamos becas literarias?

FOTOS: Internet

El librero

Por Ramón Cuéllar Márquez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Cuando a principios de la década de los noventa se le quitó al Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) la rectoría de la actividad cultural en México para darle paso a la creación del Conaculta, muchos alzaron la voz para indicar que se estaba yendo en contra del bien común, pues el INBA sólo pasaba a ser un departamento cultural, casi nomás exclusivo del Distrito Federal. El primer presidente fue Víctor Flores Olea, que luego habría de ser destituido por el megaberrinche del poeta Octavio Paz porque no fue “invitado a tiempo” en el famoso Coloquio de Invierno organizado por la izquierda mexicana como respuesta al Encuentro Internacional “La experiencia de la libertad”, emprendido por el mismo Paz dos años antes, en el que daban las exequias y tocaban el Réquiem al socialismo (en ese donde el otrora Vargas Llosa dijo su famosa “el PRI es la dictadura perfecta”).

Lo cierto es que Paz sí fue invitado, a la par que todo el grupo de la revista Vuelta, y sólo aceptaron cuatro, mientras que otros cuatro se autoexcluyeron, entre ellos el propio Paz. El escándalo fue tan grande, que Flores Olea terminó renunciando en 1992, pero muchos intuimos e interpretamos por qué había sido; entre los alegatos estaba que dicho Coloquio lo financiaba el Estado mexicano. Eran los tiempos del sexenio del naciente neoliberalismo en México, donde Salinas de Gortari pasaría a ser “el padre” de ese sistema económico, aunque años atrás Miguel de la Madrid lo había implementado primero. Recuerdo que al dichoso Encuentro de Paz muchos no fuimos, mientras al Coloquio sí. Al Encuentro lo apoyó y transmitió Televisa, y al Coloquio no.

También te podría interesar: Poetas del like ¿el nuevo paradigma?

La cría institucional llamada Conaculta pasaría a ser la entidad que organizara, fundamentara y repartiera el presupuesto “con transparencia y honestidad”. Los primeros cuatro años de Conaculta parecieron buenos en muchos sentidos y, al menos, se veía disposición de su presidente de hacer las cosas bien. Con la creación del fideicomiso del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA) muchos comenzamos a soñar con la posibilidad de una beca para poder dedicarnos más o menos de lleno a la creación literaria (en el caso de los escritores). No obstante, pronto se vio que una gran mayoría de esos apoyos se repartieron entre grupos intelectuales, que conformaron una élite que no requería recursos, pero que tenían relaciones, influencias y poder político para hacerse del presupuesto cultural.

Según la Secretaría de Cultura, desde 1989 y hasta 2019 el FONCA ha concedido 22 mil 826 apoyos, estímulos y becas a la creación artística en 96 disciplinas y especialidades, y ha apoyado a más de 19 mil creadores individuales y 3 mil 825 grupos artísticos con diferentes talentos, capacidades, lenguajes y categorías; es decir, muy poco con respecto a la gran gama de necesidades multiculturales de México, que son millones. En algunos encuentros de escritores donde estuve a lo largo de los años, escuché a escritores “consagrados y muy leídos” quejarse porque a fulanito sí le habían dado, y a zutanito no. Yo a esos escritores los veía con admiración, pero después de verlos como simples mortales que lloran por las becas, dejé de leerlos.

Y así veíamos cómo las becas a escritores comenzaron a repartirse entre unos cuantos, y cómo algunos la recibieron durante 25 años hasta en seis ocasiones. La ilusión de ser apoyado se diluyó con el paso de los años. Asimismo, nos preguntamos si en verdad era necesario recibir una beca por escribir, si sabíamos que hacerlo dependía sólo de nosotros y no de un recurso. Muchos vimos todo eso como una manera de control social o de “acallar voces” como se dijo en principio, aunque Flores Olea habría de negarlo. Nos centramos en la obtención de las becas y premios; escribíamos y proyectábamos para eso. Por supuesto, no todos, pero un buen número basó su carrera en ese prurito ya sea porque era para salir adelante por falta de trabajo, ya por la comodidad de un dinero extra, aunque le fuera muy bien (“poetas prósperos”, diría un amigo poeta) o ya para darle rienda suelta a una vida disipada, egocéntrica y adicta. Sí pienso que de algún modo olvidamos lo fundamental que era crear y ser leídos. Muchos caímos en esa trampa de perseguir el recurso, fincar nuestro talento en función del otorgamiento de becas o de premios.

A la larga el FONCA terminó corrompiéndose como casi todas las instituciones de México. Ahora la apuesta es salir del engaño, escribir porque nos importa la literatura y no el recurso económico.

El FONCA debe desaparecer sin duda alguna, de tajo y para siempre. No más presupuesto repartido entre una élite de intelectuales soberbia, clasista, racista y sin altura de miras. Un nuevo organismo que pueda abarcar y financiar todos los proyectos posibles y distintos cada año, sin que se repitan, con el fin de que la cultura nacional pueda seguirse moviendo con libertad. Propuestas podría haber miles, con la participación de todos y no dictados desde la burocracia. Evidentemente que la cultura nunca ha dejado de moverse, que los escritores siguen escribiendo a pesar de todo y en cualquier condición, pero sería pertinente replantearnos qué tipo de institución queremos: sin corrupción y que tenga la fuerza suficiente para dirigir los destinos de esa cultura, para que jamás caiga en manos de unos cuantos que terminan siendo los mimados de un sistema, críos que terminan siendo los Frankenstein de la literatura y monstruos voraces del erario que nadie lee. El fin es que exista difusión de la obra en todo momento. Escribir para ser leídos.

__

AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.