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Alfonso Arau y Angélica Aragón, presentes en Festival Internacional de Cine de Loreto

El Beso de la Mujer Araña

Por Modesto Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El director de cine Alfonso Arau y la primera actriz, Angélica Aragón, están confirmados para estar presentes en la primera emisión del Festival Internacional de Cine de Loreto, a celebrarse del 22 al 24 de febrero próximos en este Pueblo Mágico, así lo dio a conocer Claudia Pérez Ávalos, directora del festival, en rueda de prensa realizada esta mañana.

Uno de los días estelares será el jueves 22 de febrero, ya que luego de la inauguración, a las 19:00 horas se proyectará el reestreno de la película Cruz de Olvido (de 1984, dirigida por Alejandro Galindo), donde los Hermanos Záizar cantarán con mariachi, ésto en la Plaza Salvatierra. Y en la plaza frente al Museo de las Misiones, a las 20:30 horas se proyectará Como Agua para Chocolate, contando con la presencia de Alfonso Arau, su director, acompañado de Angélica Aragón.

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Pérez Ávalos informó que recibieron 459 propuestas de filmes de México y el mundo, para participar en el Festival Internacional de Cine de Loreto, sin embargo, luego de un proceso de selección, serán alrededor de 8 proyectos hechos en Sudcalifornia los que se exhibirán, y alrededor de 25 trabajos de diferentes partes del mundo. Entre los trabajos cinematográficos habrá largometrajes, cortometrajes, óperas prima y algunos estrenos. El jurado de los concursos está integrado por Serena Grecko, Víctor Hugo Caballero y Julio César Álvarez.

Por su parte, Carlos Posadas, coordinador del festival, también indicó que las sedes son, además de la Plaza Salvatierra y la plaza frente al Museo de las Misiones, el auditorio de la Escuela Normal de Loreto (CREN), esperando convocar hasta 200 personas en cada función. Cabe aclarar que todas las proyecciones son completamente gratis, y en el caso de Como Agua para Chocolate, habrá degustación de chocolate y pan de Santa Rosalía.

Esta es la primera edición de este festival que se tenía programado desde hace algunos años, pero fue pospuesto por la pandemia COVID-19 —señalaron—, razón por la que el lema del evento es Comencemos, esperando se convierta en una tradición, pese a que Loreto con cuenta con un cine. Sin embargo, han encontrado apoyos de los tres niveles de gobierno, en su propósito de premiar el trabajo cinematográfico de los jóvenes, sobre todo, lo que se ha hecho en Baja California Sur. De hecho, en el marco del festival, se contempla realizar talleres de capacitación cinematográfica para los jovenes loretanos.

En esta ocasión, se cuentan como invitados al Estado de Querétaro —con autoridades y filmes representantes de dicha entidad— y Argentina; además, se realizará un pequeño homenaje al cine de Felipe Cazals.  De manera que se reiteró la invitación para asistir al Pueblo Mágico en los próximos días a presenciar los concursos de trabajos cinematográficos, la máster class, reestrenos de cintas mexicanas y la presencia de artistas de talla nacional. Para más información da clic AQUÍ.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, ésto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista.

 




Hasta 8 mil personas esperan en el Choyero Fest. Caifanes: confirmado

FOTO: Internet

 

El Beso de la Mujer Araña

Por Modesto Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Ante el rumor de que Caifanes no vendría a La Paz —incluso, se especuló que Saúl Hernández no estaría—, Víctor Hugo Caballero Gutiérrez, director del Instituto Sucaliforniano de Cultura (ISC), confirmó este mediodía que la banda de rock sí estará presente, siendo el plato fuerte del Choyero Fest que se realizará el sábado 13 y el domingo 14 de abril de este año. Incluso, explicó que el evento previsto inicialmente para mayo se adelantó, debido a la agenda de este grupo que cerrará la noche del sábado.

En conferencia de prensa, Caballero Gutiérrez señaló que ya se firmó contrato con Caifanes, quienes sólo podían estar en dicha fecha o hasta septiembre, por cual el evento se adelantó. El recinto será el ya anunciado: el estadio Guaycura en La Paz, donde se espera una afluencia de hasta 8 mil personas. Los boletos ya están a la venta y se pueden comprar en TicketMaster.Com.Mx, con un costo de 1800 pesos en gradas, 2,400 en área general y 3,600 en zona fan. Aclaró que cada boleto es para los dos días completos que dura el evento y que se puede entrar, salir y volver a entrar a los conciertos que se deseen con el mismo ticket.

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Hasta el momento, se ha confirmado en la cartelera: para el sábado 13 de abril a Isaías Lucero, Caloncho y Caifanes; para el domingo 14: Lalo Mora Júnior, Hello Seahorse! y Leonardo de Lozzane; además, en cuanto a talentos sudcalifornianos, se tienen confirmados a Duck Fizz, Eduardo García Márquez y Daniel D’Lizanka. En en caso de De Lozanne, interpretará temas como solista, pero también éxitos que tuvos con Fobia y Los Concorde, como una retrospectiva de su carrera; es probable que cante algunos temas que incluirá en un disco como solista que lanzará a mediados de este año.

 

Más adelante se confirmarán demás grupos o cantantes participantes en el Choyero Fest, sumando un total de 14 artistas que habrán de presentarse; la recepción de propuestas continúa abierta, cerrando el 28 de febrero; ya han recibido peticiones de cantantes de varias partes del país, no sólo de BCS. Los participantes deberán ser grupos musicales o cantantes profesionales que puedan facturar, pues se les pagará por su actuación.

Se hace hincapié que el festival es abierto a todos los géneros musicales, por lo cual, podrían integrarse no sólo bandas de rock, sino también de regional mexicano, como norteño y banda. El Director General del ISC enfatizó que como institución pública apuestan por un público variado, señalando que, actualmente, muchos festivales de música no se enfocan en un sólo género musical.

Más adelante, también, darán a conocer el programa completo y algunas dudas que surjan por el boletaje, dado que es la primera vez que el ISC trabaja con el sistema ticket master. Por ahora, se han anunciado y confirmado ya las cartas fuerte del Choyero Fest, preparándose para recibir a miles de almas en un evento con un total de 24 horas de música, pues cada día habrá conciertos de las 12:00 del día a las 12:00 de la noche. Se confirmó también que habrá venta de alcohol.

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Vaqueros y Paniolos: La Epopeya Ganadera Mexicana en las Islas Hawaianas

Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). En los verdes paisajes tropicales de las islas hawaianas, donde las olas acarician playas de arena fina y las selvas se entrelazan con el azul del cielo, se teje una fascinante epopeya ganadera que fusiona las raíces españolas, mexicanas y hawaianas. La historia de los paniolos, vaqueros que dejaron una marca indeleble en la cultura y la economía de Hawai, se remonta a finales del siglo XVIII y se entrelaza con la introducción del ganado en la Gran Isla.

En 1793, el capitán George Vancouver, navegante inglés y explorador intrépido, llevó ganado de la raza californiana longhorn a las tierras de Kamehameha I, rey de Hawai. Este gesto generoso estableció las bases para una industria ganadera que, con el tiempo, se convertiría en un pilar económico para las entonces llamadas islas Sandwich. Vancouver, acompañado por el también famoso capitán James Cook, fue testigo de los primeros encuentros europeos con estas paradisíacas islas, desatando una cadena de eventos que cambiaría el destino de la región.

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La aceptación entusiasta del ganado por parte del rey Kamehameha I llevó a Vancouver a regresar al año siguiente con más reses y ovejas. La visión del capitán inglés iba más allá del simple regalo; esperaba que estos animales se adaptaran y se multiplicaran, convirtiéndose en un recurso económico sostenible para las islas. Para garantizar el éxito de su proyecto, Vancouver propuso la implementación de un kapu, un tabú que prohibiría la matanza del ganado y facilitaría su rápida proliferación. La sabiduría del rey Kamehameha I reconoció la utilidad de esta medida y decretó el kapu, marcando el comienzo de una nueva era ganadera.

Las reses, de la imponente raza californiana longhorn, fueron bautizadas por los hawaianos como pua‘a pipi, traducido literalmente como cerdo grande. Respetando el kapu, el ganado deambulaba libremente, multiplicándose en número y convirtiéndose rápidamente en una plaga. Su libertad sin restricciones causó estragos en los bosques de las tierras mauka y en las huertas de las tierras makai, donde los aldeanos cultivaban batata, ñame, taro y otras hortalizas. Ni los muros de piedra volcánica ni las papipi (cercas de cactus) eran suficientes para contener a estas bestias robustas y obstinadas.

En 1815, el rey Kamehameha I, enfrentándose a los daños causados por el creciente número de reses, permitió a John Palmer Parker, un emprendedor de Nueva Inglaterra, emplear su nuevo mosquete norteamericano para controlar la población de ganado. Este astuto rey comprendió rápidamente el valor económico que poseían la carne, el sebo y la piel de estos animales. Con el tiempo, la carne conservada en sal reemplazó al sándalo como el producto estrella de la Gran Isla, marcando el inicio de la importancia económica de la ganadería en Hawai.

La década de 1830 trajo consigo nuevos desafíos. Los rebaños de reses salvajes, gigantes y peligrosos necesitaban ser controlados. El rey Kamehameha III, reconociendo la necesidad de experiencia en el manejo de rebaños, envió a un gran jefe a California, entonces perteneciente a la República Mexicana, en busca de expertos vaqueros. Su misión era clara: reunir el ganado y enseñar a los hawaianos las habilidades necesarias para lidiar con estas majestuosas bestias. Para 1831, llegaron a Hawai vaqueros experimentados de origen español, mexicano e indio, encabezados por el soldado y vaquero mexicano Joaquín Armas, quienes habían adquirido sus habilidades en haciendas hispanomexicanas. De esta manera, los paniolos entraron en escena, recibiendo su nombre de la pronunciación hawaiana de español.

Los paniolos no sólo eran expertos en el manejo del ganado, sino que también eran amantes de la diversión, destacando por su destreza musical y vocal. Su llegada marcó el comienzo de una colaboración única entre la tradición vaquera y la rica cultura hawaiana. La filosofía de trabajo de los paniolos, encapsulada en la frase Si trabajas duro, vivirás mucho tiempo, reflejaba su dedicación a la labor de reunir, separar, lazar y marcar el ganado. Los días de trabajo eran largos, desde el amanecer hasta la noche, pero los paniolos no solo trabajaban, también se encargaban de levantar y reparar cercas, preparándose para la siguiente fase: la domesticación de las reses.

Pero la historia de los paniolos no estaría completa sin la presencia de un compañero indispensable: el caballo. En 1803, Richard J. Cleveland introdujo los primeros caballos en Hawai, de raza árabe y berberisca, a bordo del bergantín Lelia Byrd. El rey Kamehameha I, siendo el primer hawaiano en montar a caballo, dio inicio a una relación duradera entre los vaqueros y sus fieles compañeros equinos.

Estos caballos, veloces, ágiles y robustos, se adaptaron perfectamente al terreno irregular de las islas. Su contribución fue esencial para la ardua labor de manejar y domesticar las reses.

Con el tiempo, algunos caballos, al igual que el ganado, deambulaban libremente y se cruzaban con otras variedades importadas de Gran Bretaña y Estados Unidos, incluyendo purasangres y árabes. Estos cruces proporcionaron a los paniolos una amplia variedad de caballos, pero la raza quarter se destacó como favorita para las tareas de lazo y rodeo, gracias a sus rápidos reflejos y su capacidad para obedecer órdenes.

En la actualidad, la herencia de los paniolos perdura en las islas hawaianas. Su legado se refleja no solo en la economía local, sino también en la rica tradición cultural que fusiona la destreza vaquera con el espíritu hawaiano. Los paniolos, cuyo nombre se arraiga en la pronunciación hawaiana de español, son más que simples vaqueros; son guardianes de una historia única que sigue viva en las verdes colinas de Hawai. Con sus sombreros característicos, sillas de montar, lazos y espuelas, los paniolos siguen siendo una parte integral del tejido cultural de las islas, recordándonos que la historia de Hawai es tan diversa y fascinante como sus propios paisajes.

Referencias bibliográficas:

Paniolos, los vaqueros hawaianos 

PANIOLO DE HAWAI’I, UN MUNDO QUE SE RESISTE A DESAPARECER

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Las migraciones son los ríos de la cultura

El librero

Ramón Cuéllar Márquez

La Paz, Baja California Sur (BCS).  Leer El blues del migrante del escritor Ramiro Padilla Atondo es un viaje no solo por su vida personal, de alguien que tuvo que emigrar a causa de las crisis económicas en las que nos zambulleron los políticos e intelectuales del neoliberalismo, sino la identidad de los paisanos que se ven en la necesidad de abandonar a sus familias y sus terruños. El migrante es la gota de agua en el río de las civilizaciones, sin ella es imposible que el agua circule, alimente y genere vida, aunque haya unos necios que se afanen en detener el río con diques porque piensan que las aguas de las culturas humanas tienen dueño. Entender esta fundamental premisa ayuda a ser solidarios con el migrante, en un mundo que está lejos de adherirse a dicha sentencia, en especial en los Estados Unidos de América, uno de los países que se ha forjado y beneficiado una historia a partir de la migración. Todos ahí son migrantes, excepto los pueblos originarios, que han sido relegados a reservaciones donde no molesten el porvenir ni el progreso de los blancos, o más bien del capitalismo, base sobre la que se construyó ese país y que diseñó una oligarquía con el propósito de expandirse económica y territorialmente.

Su libro es un largo recorrido por el pensamiento que se va forjando cuando uno se convierte en migrante en un país extraño, pero con el que tiene lazos históricos —no solo consanguíneos y nacionales— debido a la intervención del colonialismo estadounidense, cuando a México le fue arrebatado más de la mitad del territorio allá por mil ochocientos cuarenta y siete. Padilla Atondo no solo nos ofrece la voz de una experiencia sino las voces de miles que han tenido que desplazarse para superar las crisis económicas que gobiernos siniestros implementaron. Porque eso son, siniestros. La manera en que nos cuenta las razones por las que tiene que abandonar a su familia, su llegada, su búsqueda, lo que tiene que enfrentar, su adaptación y la toma de conciencia de lo que significaba vivir en una nación ajena, que sin embargo le ayudó a entenderse y comprender a los propios mexicanos que, como él, tuvieron que migrar por las mismas razones, nos muestra el dolor y el sufrimiento por el que tienen que pasar quienes van en pos de una vida nueva y de un porvenir.

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Dueño de una narración vigorosa, que nos envuelve en su historia de enfrentamientos y superaciones en una tierra que no es la propia y donde se ve forzado a padecer la marginación, el racismo y el clasismo estadounidense, ese que trata de negar en el discurso y muy presente en sus conductas cotidianas, Ramiro Padilla Atondo hilvana las palabras desde las venas de la vivencia, donde podemos hacer un acto de inmersión y palpar sus cadencias, sus ritmos y reflexiones poderosamente poéticas porque ha logrado el acto de la transmutación hacia un nuevo ser humano, uno que se identifica con quienes han tenido que verse a sí mismos como invisibles, como fantasmas, como ausentes luchando por hallar sus destinos, que no obstante sabe perfectamente que a pesar de todo sus raíces mexicanas son más fuertes que la estupidez de los políticos que hundieron a México.

Cada una de las anécdotas son universos que contienen la raíz de lo que sienten y piensan los migrantes, pero sobre todo lo que como mexicanos nos llevamos al estar por allá, de tal modo que el sistema estadounidense no termine por borrarle su rostro identitario, que no le robe su esencia ni que la sustancia sirva para lucrar con ella para justificar sus atrocidades alrededor del mundo. El migrante Padilla Atondo logra con este libro darnos en todo instante, en cada párrafo, las claves para desarrollar un puente con quienes de alguna manera dejaron atrás su mundo y se ven forzados a revolucionarse a sí mismos. No todos lo logran, porque algunos terminan por negar su origen, rechazarlo para que no los identifiquen con el otro, el menospreciado por los blancos sajones, quienes se han erigido en la norma de belleza, ideología y pensamiento del mundo. Hay recreaciones extraordinarias como la de Ernesto Guevara, El Che, y James Bond, el espía ficticio en la gran pantalla; me parece a mí que ese pasaje retrata muy bien las relaciones entre el tercer mundo y el primero, donde el tercer lleva la ventaja porque ha entendido en lo que han convertido la Patria Grande que es Latinoamérica, debido a que se tiene que entender desde lo profundo de nuestras sociedades lo que somos y de cómo la lucha social nos ha dado mayor comprensión de nuestras cosmogonías.

Todo migrante y todo mexicano debe leer este libro, lleno de pedagogía política sin que tenga ese propósito, sino el de contar las vivencias para conectarnos con el migrante y de cómo las revoluciones de conciencias son las nuevas formas de transformación de las sociedades.

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Aloha Vaquero: Un Encuentro Cultural entre Ranchos de México y Hawái

Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Este sábado 13 de enero del 2024, los amantes de la cultura y la historia tuvieron el placer de sumergirse en el fascinante mundo de Aloha Vaquero, una exposición que revela la sorprendente conexión entre los rancheros mexicanos y la arraigada cultura vaquera que ha perdurado en las hermosas islas de Hawái durante casi dos siglos. La invitación, cortesía de nuestro buen amigo Miguel Ángel de la Cueva, nos permitió descubrir un capítulo poco conocido pero crucial en la historia de estas tierras paradisíacas.

La inauguración de la exposición tuvo lugar en un entorno acogedor, con el personal del museo desplegando calidez y profesionalismo desde nuestra llegada. Cada detalle en la organización fue cuidadosamente atendido, garantizando una experiencia inolvidable para todos los presentes.

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La ceremonia de apertura, puntualmente a las 13:00 hrs., nos brindó una visión integral del propósito de Aloha Vaquero. Se destacó la importancia de los rancheros mexicanos de la Alta California como pioneros fundamentales en la configuración de la tradición vaquera que aún perdura en Hawái. El resumen histórico ofrecido nos sumergió en un viaje a través del tiempo, revelando la conexión cultural única entre dos mundos aparentemente distantes.

La Sala de Exposiciones Temporales del Museo del vaquero de las Californias en el poblado de El Triunfo, B.C.S., fue el marco de nuestro viaje visual y educativo. Allí, nos encontramos con el renombrado artista visual y fotógrafo naturalista, Miguel Ángel de la Cueva. Sus cautivadoras fotografías, tomadas en los ranchos de nuestra querida Sudcalifornia, sirvieron como puentes visuales entre dos culturas aparentemente divergentes. La similitud sorprendente entre la vestimenta y las herramientas de trabajo de los rancheros mexicanos y los vaqueros hawaianos se hizo evidente, creando una narrativa visual que ilustra la fusión de estos dos mundos aparentemente dispares.

La tarde transcurrió con una generosa oferta de alimentos y bebidas para los asistentes, creando un ambiente de camaradería y celebración. Un espectáculo artístico envolvente, con bailes alusivos y canciones típicas de Hawái, agregó un toque festivo a la experiencia, consolidando la conexión cultural entre estas dos regiones.

La exposición Aloha Vaquero no es solo un evento cultural; es un puente que une dos tierras distantes a través de una tradición compartida. Invitamos a toda la ciudadanía a sumergirse en esta reveladora exposición, que estará abierta al público a partir del lunes 15 de enero. Descubran la riqueza de la historia vaquera, la conexión entre ranchos mexicanos y la isla de Hawái, y la continuidad de esta fascinante tradición que ha resistido la prueba del tiempo. No se pierdan la oportunidad de explorar “Aloha Vaquero” y descubrir la inesperada hermandad entre estas dos culturas aparentemente dispares.

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