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De recortes, ambigüedades y simulaciones…

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“Ya con su “descuentote” del 20% le quedarán por ahí de 90 mil pesos mensuales al gobernador”. Imagen: Facebook.

De política y otras calamidades

Por Gladys Navarro

La Paz, Baja California Sur (BCS). El gobernador de nuestra querida Baja California Sur, Carlos Mendoza Davis, anunció ayer un plan con medidas de austeridad que incluye reducción al gasto público y de sueldos de funcionarios, así como acciones, dijo, para impulsar la economía de los sudcalifornianos. Ya con su “descuentote” del 20% le quedarán por ahí de 90 mil pesos mensuales al gobernador. Como ya vimos, para el resto de sus funcionarios de primer y segundo nivel, la reducción será de un grandioso 10%. Aseguró que los viáticos y todo tipo de gastos de logística, gasolina, materiales, etcétera, también se disminuirán, aunque ya aquí no hubo un compromiso de porcentaje, como no hubo en el resto de las medidas. Y entonces es donde ya el mensaje del gobernador, me disculpan, pasó a ser un discurso más de buenas intenciones, si acaso, o de palabras que se las lleva el viento porque no nos ofreció datos concretos para que, como ciudadanos, estemos vigilantes, de que se cumplan, por aquello de la rendición de cuentas. Así, el gobernador enlistó sus medidas para  “inyectar energía a la economía”, pero como les digo, nada concreto. En principio, habló de “intensificar” acciones y programas para elevar la capacitación y productividad de trabajadores, sólo que no nos dijo cuánto se destinará para ello o cómo se hará. Señaló que la Secretaría de Desarrollo Económico deberá “intensificar” (otra vez la ambigüedad) los programas para que apoyen a las empresas locales, pero de nueva cuenta no nos dice cuánto se invertirá en ello. Indicó que instruyó a la Secretaría de Desarrollo Social para que “intensifique” y se amplíen los programas de mejoramiento de condiciones de vida, pero de nuevo, tampoco se compromete a ejercer un monto específico para ello. Nos dijo que “se deberá impulsar la capacidad de los ciudadanos para generar ingresos propios”, pero nos preguntamos cómo, ¿con nuevos programas? ¿qué estímulos? ¿cuánto se destinará para ello?. Afirmó que instruyó a la Secretaría de Pesca, Acuacultura y Desarrollo Agropecuario para que se “mejoren” los programas de estímulo a pescadores y agricultores para elevar su competitividad. Otra vez, insisto, no hay un compromiso de recursos para este rubro, ¿cuánto se adiciona? ¿Algunas herramientas de apoyo? Enseguida volvió a señalar que instruyó a que todas las dependencias responsables de obra pública tengan como prioridad a las empresas locales, pero no dijo cómo garantizará que ello se cumpla (la queja eterna del sector). Refirió que instruyó a que se “intensifiquen” las labores de promoción de BCS y se busquen más inversionistas, pero no comentó si habrá un fondo adicional de promoción o cómo llevará a cabo y quién lo fiscalizará. Entonces tenemos que, por un lado, hay reducciones en gastos y sueldos, pero es un hecho que no se advierte con claridad el compromiso para favorecer la economía de los sudcalifornianos. No hay un planteamiento concreto, por ejemplo, sobre el tema de las tarifas de transporte, mucho menos un planteamiento tendiente a modernizar todo el sistema. Sabemos que se requiere con urgencia, al menos sentar la bases para un mejor servicio, moderno y acorde al crecimiento de la ciudad y el resto de los municipios. No hay un planteamiento especial para mejorar la economía de grupos vulnerables (que tendrán repercusiones severas por el aumento de precios en la canasta básica y en servicios) como los adultos mayores, madres solteras o adolescentes, mujeres en riesgo de violencia… El gobernador sabe (espero) que precisar acciones y montos es comprometerse. ¿Por qué no lo hizo? Bueno, ni siquiera quiso presentarse ante los medios de comunicación, hizo una transmisión vía Facebook. Algunos nos quedamos con ganas de que nos aclarara estos puntos. Así, pues, mucho cuidado en aplaudir ambigüedades y simulaciones…




Astrología vs astronomía; ¿porqué la gente cree en los horóscopos?

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A pesar que desde hace siglos, la ciencia ha echado abajo los argumentos de la astrología, ésta sigue vigente. Fotos: Internet.

Científicamente divertido

Por Miguel Ángel Norzagaray Cosío

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). La confusión entre ambos términos es interminable. Una y otra vez los empleamos de manera indistinta o invertimos su uso por confusión o simple e inevitable error. Pero ¿cuáles son las verdaderas diferencias entre astronomía y astrología? ¿Es realmente necesario distinguirlos? Veamos un poco al respecto.

Se da por entendido que, en los inicios de la humanidad, hace cientos de miles de años, cuando nos hicimos conscientes de nuestra existencia y muchas otras cosas, también comenzamos a observar el mundo con curiosidad y poco a poco fuimos entendiendo algunas cosas y haciendo preguntas sobre lo que nos rodeaba. Observar el mundo incluyó darse cuenta de los cambios en los astros.

Nuestros primitivos antepasados no entendían qué eran el Sol, la Luna, las estrellas ni esas otras estrellas brillantes que cambiaban de posición entre ellas. Tampoco las estrellas fugaces ni los cometas. Ante el miedo a lo desconocido y la necesidad de creer en algo que reconforte, se les dio significado divino o interpretó como malos augurios, mensajeros de calamidades. Surgieron así los primeros dioses, sin atributos antropomorfos, y les inventamos historias. Cada civilización alrededor del mundo creó poco a poco la suya. Al mismo tiempo, se imaginaron formas en el cielo, interpretando las estrellas como dibujos, creando las primeras constelaciones y las historias entre ellas. Mitologías de todo tipo surgieron, algunas seguramente perdidas en el tiempo.

El tiempo pasó y se reconoció que los astros permitían medir el tiempo: de un amanecer a otro se definió como día y de una luna llena a otra como el mes. Ante los cambios de posición del Sol, identificable fácilmente en la inclinación de las sombras, surgió el concepto de año. Es natural y especular que miles de años de prueba y error, midiendo, contando y desarrollando la aritmética terminaron en un año con 12 meses y algo así como 360 días. Mucho tiempo habría de pasar antes de darse cuenta de la cantidad exacta y la necesidad de años bisiestos, como medida correctiva.

De estas prácticas y la observación general del cielo surgió el estudio del cosmos, la cosmología, reconocida como una de las ciencias más antiguas. El dibujo, los grabados y posteriormente la escritura permitieron registros de observaciones que pasaron de generación en generación, acumulando conocimiento, permitieron analizar y encontrar patrones de comportamiento en muchos fenómenos, incluidos los de los cuerpos celestes.

Cuando los Caldeos encontraron que el Sol pasa por las mismas posiciones cada año, les dieron más importancia, dividieron esa franja del cielo en 12 regiones y definieron las constelaciones zodiacales que llegaron para quedarse. Se definieron las fechas en las que el Sol entra en cada constelación No han desaparecido desde entonces. Ya desde antes se intentaba interpretar los astros, tratando de hacer coincidir asuntos de la vida cotidiana con sus movimientos. La definición de tales constelaciones especiales dio pie a interpretaciones más específicas y el intento de predecir el futuro. Cada civilización antigua creyó que sus movimientos influían en la vida de la humanidad.

Los horóscopos llegaron y dieron paso a herramientas como las cartas astrales, que pretendían mayor precisión en los intentos de adivinar. Fue el griego Hiparco de Nicea quien encontró que las fechas en las que el Sol entra en cada constelación zodiacal cambia con el tiempo, debido a lo que llamó precesión de los equinoccios. Con el paso de los siglos las fechas ya tenían diferencias de días, pero se continuó con las fechas tradicionales determinadas por los Caldeos. Parte de la tarea de los cosmólogos seguía siendo la interpretación de los astros y los horóscopos de las clases dominantes. Pasaron siglos con estas tareas.

Entre muchas grandes cosas, El Renacimiento trajo consigo una división cada vez mayor entre los cosmólogos, con unos defendiendo las fechas tradicionales y otros exigiendo con urgencia una actualización, pues el desfase del Sol era ya de casi un mes. La popularización del modelo de Copérnico, el apoyo de Galileo usando telescopio, las leyes de Kepler y Newton terminaron por concretar el divorcio entre las dos corrientes de cosmólogos.

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De esta manera, surgió la astronomía, ciencia dedicada al estudio de los astros aplicando el método científico, basado en evidencias, y por otra parte siguió su camino la astrología, práctica no científica basada en supersticiones. Por sus características, la astrología, particularmente los horóscopos, han resultado de gran atractivo desde el inicio de su existencia.

La veracidad de los horóscopos ha sido sometida a prueba con metodologías científicas en muchas ocasiones, al menos desde mediados del siglo XX. Aunque cada estudio ha revelado la falsedad de esta práctica, sigue teniendo gran popularidad en todo el mundo y parece no haber manera de quitar del pensamiento de las sociedades las ganas de que los horóscopos sean veraces.

No tengo duda de que, por la similitud de los dos nombres, la gente seguirá confundiendo los términos y más considerando que las diferencias no son conocidas por el grueso de la población. Bien se entiende en psicología que preferimos creer ciertas frases vagas, cuando aseguran cosas que nos convienen. Lo cierto es que hay gran diferencia entre lo que hay que creer sin aportar pruebas y lo que va ganando credibilidad conforme la evidencia y experimentos bien diseñados arrojan el mismo resultado una y otra vez.

Mientras los horóscopos y toda práctica astrológica se mantengan a nivel de juego, no hay problema, pero cuando a la gente le cobran grandes cantidades de dinero tratando de cambiarle aquello que está supuestamente designado por los astros se trata de un verdadero fraude, un robo. Además, se sabe que cada que aceptamos creer en una superstición, estamos más predispuestos a creer en otras y si eso se mezcla con oportunismo, la combinación suele ser mala.

Por lo pronto, seguiré escribiendo sobre astronomía, donde siempre se encuentran maravillas del universo de las que vale la pena hablar sin necesidad de inventar fenómenos, formar asociaciones imaginarias ni forzar falsas correlaciones.

 

 




Aliados: unión que no hizo fuerza; la nueva de Brad Pitt está en La Paz

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“Aliados” ya se encuentra en las salas de cine de La Paz. Fotos: Internet.

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Por Marco A. Hernández Maciel

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Robert Zemeckis es un director que ya puede catalogarse como un histórico del cine. Desde la trilogía de Volver al futuro, pasando por Forrest Gump, Contacto, Náufrago y hasta ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, sus filmes han sido clave para el desarrollo de historias que necesitan los efectos especiales para lograr su cometido, sin descuidar las historias y el poder interpretativo. Sin embargo, al inicio de la década del 2000 se aventuró en un campo de experimentación donde no salió bien librado; usando la entonces revolucionaria técnica del motion-capture, dirigió tres filmes animados que si bien significaron un avance tecnológico palpable, su capacidad como contador de historias se vio mermada de manera terrible. Afortunadamente en 2012 regresó de manera triunfal con El Vuelo, y después de un resultado apenas aceptable con En la cuerda floja, ahora nos presenta una historia de amor en la Segunda Guerra Mundial, que desafortunadamente no logra cuajar del todo a pesar del enorme talento frente y detrás de cámaras con que cuenta.

Aliados, con la participación de Marion Cotillard como Mariane Beauseajour y Brad Pitt como Max Vatan, se puede catalogar como un cuento de hadas en tiempos y zonas de guerra, donde los protagonistas viven un mundo de ensueño, libertades, fiestas en medio de bombardeos, asesinatos, traiciones y espías nazis. Y es ahí donde la puesta en escena tiembla y se resquebraja casi totalmente, hay un momento donde la historia se retuerce en ella misma y convierte los bombardeos sobre Londres en un espectáculo de luces multicolores y parques de diversiones instantáneos.

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Además tenemos el ensimismamiento de Brad Pitt, que inicia la historia como un héroe de acción y se va desmoronando hasta terminar en un guiñapo acartonado en una involución atroz del personaje que interpreta. Y por otro lado, Marion Cotillard, que no hace ningún esfuerzo en lo absoluto y le deja todo al carisma natural que irradia y que con ello le basta para cumplir con su tarea. Y en gran medida eso de debe al irregular tono que la película muestra en cada acto, en un extraño ejercicio de dirección que al parecer buscaba dar un semblante de cine de autor, pero en una historia que estaba hecha para ser un sólido y eficaz blockbuster hollywoodense.

Como se mencionó en el párrafo anterior, el tono, pero también el ritmo de la película es sumamente irregular y se modifica volátilmente a lo largo de la misma. Zemeckis no es un especialista del suspenso y aquí lo demuestra; la desesperación y desconcierto que deberían transmitir los personajes en momentos clave se convierten en desesperación y desconcierto para el espectador. Con una edición que rehuye los principios básicos de la teoría cinematográfica, la película se percibe como un lastre del cual uno debe deshacerse enseguida, y que a pesar de contar con momentos muy bien logrados, estos no son suficientes para salvar el conjunto.

A pesar de todo, Aliados es un filme que busca nuevos caminos y maneras de presentarse ante el espectador. El gusto de la experimentación que caracteriza a Robert Zemeckis se puede palpar ahora en el uso del lenguaje cinematográfico, que si bien presenta múltiples baches y tropezones en su ejecución tiene el alma de un film que buscaba ser un parteaguas pero que al final su debilidad estructural lo convirtió en despojos de buenas intenciones, evidentes errores y algunos momentos rescatables. Errores de esos que sirven para aprender y que harán que el talento de este director se recargue y vuelva a sorprendernos como bien lo ha hecho antes.

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¿Te gusta la gasolina?; el “Gasolinazo” con un toque gay y paceño

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El “Gasolinazo”: el tema del que todo mundo habla este 2017. Fotos: Internet.

Closet Eros

Por Rubén Olachea

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Es 2017 y yo rememoro el clásico del reggaetón Gasolina de Daddy Yankee, que fue lanzado en 2004 (¿recuerdas? Ah, no, estabas muy chiquita aún). Apareció en grandes éxitos del cine como el documental Fast Food Nation, en un anuncio de Citröen, así como en la campaña del candidato presidencial republicano John McCain actuando en vivo en Phoenix para estudiantes. ¿Sabría el candidato del doble sentido de la canción? Nunca lo sabremos, juar, juar.

Todavía hay más datos curiosos sobre esta melodía tan petrolera, tan anal y fálica a la vez: en Europa se situó como número ocho entre las favoritas, ocupando el segundo puesto tanto en Italia como en Dinamarca; cuarto sitio, en Noruega; quinto, en Suiza, séptimo, en Alemania, y así por el estilo en los principales países, incluidos Australia y Estados Unidos. En las versiones mix ya se asomaba la participación de Pitbull, entre otros genios. Hay una versión instrumental, ¡qué te pasa!

El video, quizá recuerdes, lo protagoniza una minifalda haciendo twerking o perreo. O sandungueo. ¡Lo que aprende uno con Wikipedia! Pero más allá de las referencias cultas, la sexualización de la música pop a nivel masivo mediático es ya toda una realidad, y si en los 70’s Camilo Sesto te escandalizaba con sus guturales gorgoritos, el hoy ya clásico de Daddy Yanqui ¿que será? ¿Una especie de ídolo mítico a seguir e imitar por las nuevas generaciones? ¡Bah! Lo importante, en mi caso, es el título del tema y la actitud.

La metáfora de humanizar lo industrial y viceversa trabaja doble aquí y gana el mínimo al estilo mexicano. El gasolinazo con que recibimos el arranque del año en todo México elevó los índices de frustración y violencia a niveles irreconocibles, pues la gran crítica que se venía repitiendo ante las quejas múltiples respecto a la situación política y económica redundaba, como a menudo sucede, sexualizando las frases (ADVERTENCIA: se aproxima el uso de vocablos altisonantes): Nos quieren ver la cara de pendejos / Somos unos agachones y nadie tiene los huevos suficientes / Gobierno valeverga… Ejem, ¡gulp! y así el lenguaje florido de nuestro amado pueblo, al cual pertenecemos, sin duda, con orgullo y valor.

Como en el ido 2016 se nos fue JuanGa el gran autor del himno sentimental romántico de “La difer(i)encia”: tú ponte en mi lugar, a ver qué harías… nuestro Presi argumentó lo mismo: Ustedes, qué hubieran hecho si el nuevo Presi gringo te saca la lengua y si la Casa Blanca está en México y en Estados Unidos, etcétera, etcétera. La mejor respuesta la tuvo un meme del Deforma: el pueblo conmovido pide perdón a Peña Nieto y le ruega le suba 3 pesos más al litro de gasolina. Juar, juar. Muestra indomable de que somos un pueblo indómito. (No creo que no te hayas enterado, si no lo viste, gugléalo).

Pues bien, resulta que en el país más macho y machista del mundo, ese en el que la varonila Ana Guevara resultó insultada por dizque andar de protagónica (condenamos por supuesto todo ataque a ricos y a pobres), ahora resulta que somos un pueblo indignado (con justa razón) y organizado en bloqueos y en redes tipo Primavera Árabe, una primavera que ni floreció ni da señales de vida o florecimiento, todo lo contrario.

El resultado, por lo menos en La Paz, BCS, son calles semivacías y donde la gente más amolada ha sido puesta en su lugar: de vuelta al pesero de tubos oxidados y pilotos suicidas, una tarifa tipo euro-dólar como si fuera servicio megaplus deluxe . Ingenuo de mí, creí que mejoraría el tráfico. No: acabo de pasar minutos a vuelta de rueda sin poder rebasar porque el galán en cuestión iba watsapeando al volante. ¿De qué te dan ganas? ¡¡Guardias!!

Es tiempo para algunos de volver a la bicicleta, a la motoneta o motocicleta, a estacionarte lejos para caminar, a olvidarte de no sudar estacionado con el aire acondicionado, de pensar que tu próximo carricoche sea eléctrico o híbrido. Si fuera solar, qué felices seríamos con el sol paceño, maleconeando a gusto, ¡seguro!

La hombría del macho mexicano ha sido humillada una vez más, y todas las refriegas armadas y escándalos han mermado aún más su autoestima de pueblo secuestrado por una oligarquía cruel y despiadada. Culera es poco.

Se viene a la primera… el Carnaval 2017

¿Cómo irá a ser el Carnaval 2017, la plataforma y carro alegórico del bar gay Las Jarras, con la algarabía popular que celebra entre carcajadas etílicas, las gorduras, los mallones brillosos y fajas tipo Jenny Rivera del show travesti?

Es cíclico, la historia se repite pero cada vez con mayor toque agridulce, agrio o rancio, por la infelicidad económica. México se ríe, a pesar de todo, pero es una risa como la de la Chilindrina, con dientes pintados de negro, grotescos, falsos, pero chistosísimos.

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Y clara, por supuesta, los tapados de siempre, los closeteros mayates que les encanta el sexo anal por delante y por detrás o por donde sea, pistearán y celebrarán su doble o múltiple rol en la vida, a sabiendas de que se nota pero el qué dirán todo lo acomoda. O chingue a su madre el muerto, a bailar apretado con mi compa barba rasposa las de banda junto a las edecanes de likra cervecera, en los puestos chafas y careros, y que la peste a meados se la lleve el viento.

Y como dice al final la canción Miedo interpretada por Pepe Aguilar: Y tú, mi amigo, ¿qué pensarás? Si estás igual que yo.




¡Cómo me da coraje tener propósitos de Año Nuevo!

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¿Tienes propósitos de Año Nuevo… que incluyan a los demás? ¡Feliz 2017! Fotos: Internet.

Colaboración Especial

Por Rebeca Olachea Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Como es bien sabido por todos ustedes ya inició el Año Nuevo, dígase con más claridad el 2017. Todo el mundo festejó a distintas horas el comienzo de un nuevo ciclo. Nosotros, como estamos de éste lado del mundo fuimos de los últimos, más los paceños porque estamos en uso horario del Pacífico, y a diferencia del centro del país somos una hora menos, —hasta para estos grandes eventos. Estaba tratando de darle doce mordidas a una sola uva por aquello de los atragantamientos —por cierto, es imposible: tienes que dividir la tarea en tres uvas— cuando vino a mi mente la tarea difícil que nos proponemos cada 31 de diciembre a medianoche. Planear propósitos de Año Nuevo.

¿De dónde proviene esta idea de torturarnos con planes casi imposibles en cuestión de minutos?

Nos regimos por el calendario gregoriano y de generación en generación ha perdurado la bonita tradición de proponerse mejorar año tras año. Ancestralmente, lo más importante era tener mejores cosechas para los próximos meses. Todo estaba relacionado con la siembra, la pesca, la Tierra, la Luna, el Sol. Ahora está directamente relacionado con nosotros. Yo y sólo yo. Aquí algunos de los más comunes:

  • Bajar de peso —En la ciudad más obesa del país en el país más obeso del mundo. ¿Ya se había dado cuenta de ello?—
  • Aprender otro idioma.
  • Terminar la tesis y/o estudios.
  • Conseguir pareja.

¿Nota usted, estimado paceño, algo en común en estas metas? Sólo está incluido el interesado/a.

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Nuestros propósitos pocas veces incluyen ayudar al otro, convivir con los demás o acciones que ayuden a la sociedad. Porque el que  logre por fin su cuerpo soñado, comunicarse en japonés o por fin terminar la tesis es beneficio propio y está por demás decirlo: hace mucho que debió haberlo hecho. ¿Desde cuándo? Desde que su misma lista de deseos se repite año tras año como el bendito calor eminente del verano. Es beneficio propio más no para los que están a su alrededor.  Pero la duda es qué tal le va con sus aspiraciones anuales a sus padres, vecinos, compañeros de trabajo, hermanos,  ¿no hay nada para ellos?  Los propósitos deben ser benéficos para todos, pero sobre todo para usted pero de una manera práctica, ¿y por qué no?, feliz.

Renovarse o morir. Los propósitos de Año Nuevo pueden sustituirse por planes diarios o semanales. Porque no cuando prende el Netflix y ve de un solo tirón las doce temporadas de su serie favorita, entre capítulo y capítulo se toma cinco minutos y piensas cuál es su meta para esa semana. Quizás tenga ante sí un sinfín de ideas: ver menos televisión, leer otras diez páginas del libro que esta empolvado en el buró al lado de la cama, tomar refresco sólo un día a la semana, llevarse una ensalada al trabajo en vez de comerse  tres burritos, checar el Facebook sólo tres veces al día en vez de 47 ocasiones cada hora. No solamente tienen que ser actividades que para usted representen un esfuerzo, tal vez podrían ser esas acciones que le gusta realizar pero que ha olvidado; esas ideas y sueños que han quedado olvidados en nuestra mente y que eran el disfrute antes de los celulares con cámara. Ir a ver el atardecer al bello malecón de La Paz, caminar por el centro, disfrutar de  un café a solas, rezar, ver el amanecer, visitar parientes, sacar tus juguetes de la infancia, escuchar ese CD que era tu predilecto, jugar un deporte y no solo verlo en la tele, andar en bici… Podría hacer una larga lista pero cada quien sabe lo que lo hace sentirse dichoso.

Recuerde que no es pensarlo y hacerlo todo en un solo momento, en un minuto antes de las doce. Tiene 365 días, 12 meses, 52 semanas. Si hacemos un propósito por cada dos semanas al finalizar el año sentirá que ha hecho demasiado, mucho más de que lo que planeo los últimos diez años. La filosofía no se equivoca al recordarnos el “aquí y ahora”. Si en vez de planear un año entero en unos instantes mintiéndonos sobre lo que podemos lograr, nos sentamos a analizar lo que realmente necesitamos, queremos, deseamos, con plena conciencia de lo que es favorecedor para mi persona. Entonces la felicidad no sólo de iniciar un año sino de estarlo viviendo será plena día a día. Cuando esto suceda usted sentirá que hace más y así también lo percibirán las personas a su alrededor.

Ya les dejo porque la luz vespertina de los inviernos paceños es divina como para perdérsela enfrente de un monitor. He decidido por hoy disfrutarla minutos de mi día. ¡Sayonara!