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Poetas científicos y científicos poetas

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La demencia de Atenea

Por Mario Jaime

 

Pero del científico corno del poeta, 

es el pensamiento desinteresado lo que se intenta honrar aquí. 

Que aquí al menos no se los considere como hermanos enemigos. 

Pues sostienen la misma interrogación sobre un mismo abismo, 

y únicamente difieren sus modos de investigación.

Saint-John Perse

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Ernesto Cardenal leía su Cántico cósmico a menos de un metro de mi mirada. Había asistido a mi programa de radio Poiesis y esa noche hubo una atmósfera de luz. Mi mirada bebía de la suya porque sus palabras me hipnotizaban. No porque fuera un sacerdote, tampoco por su pasado de exguerrillero o por ser candidato a Premio Nobel. Era la magia en la voz de un hombre que cantaba al polvo de estrellas y a las galaxias dentro de nosotros mismos. Esa noche estuve junto a un verdadero poeta.

Dice Cardenal: 

Observando la danza de los astros/ percibieron que había orden en el cielo/ y así un día podría haber orden en los hombres. / El cosmos canta. ¿Pero para quién? / ¿Por qué el mirlo es tan musical/ pasada le época de la reproducción?

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Esa noche Sandino Gámez me instó a escribir algo sobre esa experiencia. Cardenal habló sobre la ciencia en la poesía y de eso justamente aquí expongo. Mi percepción de ambas maravillas que se imbrican como las dos actividades dignas de llamarse humanas. Siempre he sostenido que el científico es antes que el poeta en una escala de la percepción porque el primero deduce y pone a prueba y el segundo imagina y sueña. Los dos intuyen, el primero se constriñe, el segundo especula.

La ciencia es la mejor actividad que los humanos tenemos para conocer la realidad fuera de nosotros mismos; confiable a pesar de sus errores y limitaciones. Nos lleva a pensar, y a pesar de su amoralidad trata de ser una luz en las tinieblas de la ignorancia y la superstición. Desde la India antigua con sus conocimientos en medicina, pasando por Aristóteles, hasta la teoría de las supercuerdas, la ciencia es un derrotero de lo maravilloso.

La filosofía y la epistemología también se estructuraron en los cantos de poetas como Heráclito, Parménides o Lucrecio. Este último desarrolló la teoría de la materia en sí misma, la ciencia como liberadora del hombre y la vida en el universo en su poema ‘Sobre la naturaleza de las cosas’ escrito en el siglo IV a.C.

La poesía nació como un canto sagrado donde la palabra y la eufonía sirven para henchirnos, aterrorizarnos, sentir lo maravilloso y tremendo del cosmos que no entendemos. Como un resabio de la magia, no mueve a los astros pero nos ayuda a perfeccionar nuestros ideales por medio del sueño.

Las ciencias nos dan argumentos y pruebas para inferir si existe o no un libre albedrío, nos ayudan a perfeccionar nuestros conceptos de materia y energía por medio de la lógica y la inteligencia. A veces el poeta se nutre de las ciencias, de sus conceptos, de sus palabras porque hace suya la traducción del universo hacia la belleza.

No en balde algunos poetas han sido científicos como Nabokov (entomólogo) o Nodier (zoólogo); en la antigüedad no se definía todavía el concepto de ciencia como lo aceptamos ahora pero muchos tenían un viso de medicina, astrología y alquimia como Dante que también fue boticario.

Los poetas han abierto canales de intuición maravillosos que después la ciencia descubre o inventa en analogías sorprendentes. Por ejemplo, ya Bocaccio había cantado sobre las lenguas de piedra como reminiscencias de animales antediluvianos mucho antes que se descubriese que eran dientes fosilizados de tiburones. Para algunos, Eureka de Poe es la anticipación de una teoría electromagnética y en el Fausto de Goethe se prefigura el mar como cuna de la vida material mucho antes que de Oparin. Por cierto, Goethe, es el padre de la anatomía vegetal e intentó refutar la teoría de la luz de Newton.

Cyrano de Bergerac, en su afán por explicarlo todo escribe en Historia cómica de los estados del sol y la luna:

 Esto me hizo imaginar que descendía hasta la luna (…) –Pues- me decía a mí mismo-, al ser esta masa menor que la nuestra, la esfera de su actividad debe tener menos extensión y, por lo tanto, he tardado más en sentir la fuerza de su centro. 

Cyrano presiente las leyes de la gravitación universal ¡Casi medio siglo antes que Isaac Newton las formulara matemáticamente! 

Por supuesto que, la imaginación cumple con reverberaciones de intuición, se me reprocharía que existan muchos ejemplos contrarios donde parece que las metáforas no tienen que ver nada con el universo real que codifica la ciencia y es lógico pues el poema cae en el reino de la posibilidad total.

Los poetas se han nutrido de los conocimientos y teorías científicas, falsas o verdaderas, para enmarcar una atmósfera, recordemos a Dante que utilizó el sistema astronómico de Ptolomeo para situar el viaje en La Divina Comedia. En la misma, acerca de los vientos dice:

 Oíase a través de las turbias ondas un ruido, lleno de horror que hacía retemblar las dos orillas, asemejándose a un viento impetuoso impelidos por contrarios ardores. 

Dante se refiere a una causa de los fenómenos atmosféricos, cuando el calor que enrarece el aire aumenta su volumen y disminuye su densidad, de lo cual resulta que busca su equilibrio en diversas partes del planeta provocando vientos.

También los poetas critican el poder oscuro que emanan los descubrimientos científicos. Pablo Neruda escribe toda una Oda al átomo donde acusa el poder horroroso que los hombres desencadenaron con la bomba atómica, remite:

Pequeñísima estrella, / parecías para siempre enterrada en el metal: /oculto, / tu diabólico fuego. / Un día golpearon en la puerta minúscula: / era el hombre./ 

Luego:

eras una fruta terrible, / de eléctrica hermosura, /

y entonces el guerrero te guardó en su chaleco / como si fueras sólo una píldora norteamericana, y viajó por el mundo / dejándote caer en Hiroshima.

Machado poetizó en contra del Principio de Lavoisier (Primera ley de la termodinámica)- en realidad en contra la aparente esperanza que nos pueda dar:

Dices que nada se pierde/ y acaso dices verdad; / pero todo lo perdemos/ y todo nos perderá. 

Borges en su poema a la cantidad, después de analizar lo infinito, lo inconmensurable del tiempo y de las cosas, no se atreverá a juzgar la lepra ni a Calígula. Pedro Salinas en Cero:

Invitación al llanto. Esto es un llanto, / ojos, sin fin, llorando/ escombrera adelante, por las ruinas / de innumerables días. / Ruinas que esparce un cero- autor de nadas, / obra del hombre-, un cero, cuando estalla. 

Imbricados por los fenómenos de los universos conocidos, llamamos a la poesía como un peldaño más verdadero que la ciencia, siendo esta una disciplina que ha abierto caminos imposibles e increíbles para nuestro deleite. Pero si nuestras sensaciones nos engañan, en la poesía nos abren camino y nos destellan. No quiere decir esto que la ciencia es un método de conocimiento menos efectivo, al contrario, es mejor. Es un peldaño donde conocemos la realidad de manera más exacta que otro cualquiera, incluyendo la poesía. Los fenómenos del universo que descifra son altamente poéticos en el rango de la belleza y la imaginación. Saber que los tiburones poseen una mandíbula protusible o que el diseño de la cabeza del tiburón martillo que detecta el campo electromagnético en el fondo apareció en la evolución cuando la polaridad del planeta cambió, es fascinante. Einstein dijo que la mejor cualidad del científico es la imaginación, esto aplica lo mismo para el poeta.

Nada más poético que la posibilidad de que las partículas elementales estén hechas de ondas que vibran, como si la energía fuese música. Bueno, esa es parte fundamental de la teoría de las supercuerdas en Física. Conocer que existe un hongo dorado bajo el humus en la jungla que mide cerca de veinte metros es habitar un sueño y más cuando conocemos la comunicación hormonal y mineral entre las raíces de los árboles por medio de canales micóticos. La mínima turbulencia en un sistema como el aleteo de una abeja puede provocar una tempestad y saber que la entropía conlleva irreversibilidad es tan estremecedor como el verso de T. S Eliot:

I will show you fear in a handful of dust (Te mostraré el miedo en un puñado de polvo)

Uno de los versos más hermosos que he leído y que remite trascendencia es ‘La luz no envejece’. No lo escribió ningún poeta, fue el Premio Nobel de física Brian Green.

Cardenal hace lo mismo en su cántico cósmico, toma el descubrimiento de que todo nuestro carbón ha sido forjado en las supernovas y como somos de carbón (de hecho todos los seres vivos) entonces tenemos en nuestra constitución material polvo de estrellas.

Remito al lector as que lea el monumental Canto a un dios mineral de Jorge Cuesta, que, como bioquímico experimentó la ergotina en sus percepciones (quizá descubrió el LSD antes que Hoffman, pero no publicó sus resultados) y se aplicó un tratamiento enzimático buscando la reversibilidad del envejecimiento. Su genio lo llevó al suicidio después de emascularse. Quede ‘Canto a un dios mineral’ como un himno a la materia constructora y destructora de sí misma.

El poeta traduce el universo a su sensibilidad e inteligencia, su arma es la imaginación dinámica y su terreno el cosmos sin restricciones, analiza cantando.

Un ejemplo profundo de Shams-ud-din Muhammad Hafiz, poeta persa nacido en 1325:

Me dijiste una vez: Deja tu vida 

en mis manos y te daré la paz. 

Y mi vida te di sin pesadumbre 

más la paz no me llegó. 

En cuatro versos abrió umbrales en todos los humanos que lo han leído hasta la fecha, universalmente nos deleita con la impotencia, la desilusión, incluso el problema teológico o nihilista; lo mismo puede referirse a un amigo, al ser amado o una divinidad. Las posibilidades son tantas como lectores y la cadencia y el color a pesar de ser traducción de su lengua original no se pierden con el tiempo. Eso no sucede en la ciencia, las teorías científicas del siglo XIV han cambiado, evolucionado, algunas se han desechado. En cambio el poema sigue vibrando en nuestra sangre porque mientras seamos humanos tenemos el comportamiento específico.

En la ciencia la magia no existe, se busca siempre una respuesta lógica porque lo mágico está en la materia y se le despoja del adjetivo al encontrarlo racional. La poesía es el resabio de la magia porque la palabra provoca un estado anímico especial. No en balde aún está unida en los cánticos místicos de las culturas como en esta canción sagrada tehuelche:

 

Üloküs iagülwawütr gaiau küsüna

waptsjülnana salpün kanana

kalwum a atasajou

ka amaha kalwun, amahaja kalwum,

sagap atütgütchanük.

 

No es para jugar nuestro emblema;

partía al medio la manada (o bandada)

(el) corazón de tigre, 

tigre del sol (o luna), del sol (o luna)

brazo pintado (dibujado).

 

Es notable la presencia del tigre (jaguar americano) en los linajes de toda la Patagonia. Es dable recordar, que este félido vivió hasta en Tierra del Fuego. El último jaguar del que se tiene registro en esta zona, fue cazado a fines del siglo XIX, en la margen norte del Río Colorado. También el zoólogo puede reconstruir la biogeografía de un animal por la tradición de los pueblos.

En la Poesía la belleza es el trasfondo y objetivo, hay una danza que evoca, estos versos eróticos del chileno Santiago Azar:

 Eres una pantera de barro fresco, 

ansiosa de carnes rojas, hambrienta de vapores.

La ciencia no puede cuantificar suspiros y aunque se ha descubierto que la esperanza en cualquier cosa produce efedrinas en el cerebro (lo que explicaría la fe); no hay otro lenguaje para el erotismo que el arte.

En la poesía está lo verdadero del hombre, en la ciencia la realidad del universo respecto al hombre, según pruebas de confirmación y error. No hay otros métodos mejores para entender y aprehender el caos en el que habitamos.

En su discurso para recibir el Premio Nobel de literatura, el poeta Saint-John Perse dijo:

Por más lejos que la ciencia haga retroceder sus fronteras, y sobre todo el arco extendido de esas fronteras, se escuchará todavía correr la jauría cazadora del poeta. Ya que si la poesía no es, como se ha dicho, “lo real absoluto”, es sin duda su más próxima aspiración y la más cercana aprehensión, en ese límite extremo de complicidad donde lo real en el poema parece informarse a sí mismo.

Así pues, el Poeta es más poderoso en su visión. Lo dice mejor este poema de José Emilio Pacheco:

Segismundo Freud / tras arduo estudio/ descubrió lo que al otro/ le costó un verso / el delito es haber nacido. 

Refiriéndose a Calderón de la Barca. 

Roald Hoffman, que recibió el Premio Nobel de química en 1981, experto en la estructura molecular, es un poeta cuyos libros de arte enlazan las dos visiones. Hoffman advierte que en el mundo de la ciencia es más fácil construir un devenir que en el mundo de las letras. Mientras que el 65 % de los trabajos científicos son aceptados en cualquier revista especializada del mundo, sólo el 5 % de los poemas que se reciben en el mundo del arte son publicados. Uno de sus poemas diferencia al arte de la ciencia se refiere al Grito’ pintura de Münch y acaba:

Pero la intromisión de la molécula de pintura es muy fuerte/ libera sólo moléculas de pintura, en patente demostración/ del Principio de Incertidumbre. La pintura cuelga; / el cielo noruego y el puerto recogen el grito/ reflejándolo hacia el cráneo del observador. / Allí, resonando, se produce el cambio. 

La ciencia, poderosa herramienta que nos deslumbra, el arte, el que nos traduce la emoción del cosmos. El científico puede llegar a ser un esteta, pero el poeta siempre es un pequeño dios. Por mucho que los experimentos nos desvelen discusiones lógicas nada nos abrirá más puertas de la percepción que el arte. ¿Qué puede superar La sinfonía fantástica compuesta por Hector Berlioz, basada en su ensueño de opio y deseo por Harriet Smithson? Tal vez el entendimiento de los alcaloides y el estallido neuronal ayuden a potenciar el placer.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




¿Qué sueñan las arañas?

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La demencia de Atenea

Por Mario Jaime

 

 

Morir, dormir: dormir, tal vez soñar…

Hamlet. William Shakespeare

 

Los humanos sueñan con arañas.

La Paz, Baja California Sur (BCS). En 1922, el psiquiatra Abraham escribió un tratado La araña como símbolo onírico, en el cual describió a un paciente que soñaba frecuentemente con arañas. Según Abraham, este hombre tenía un complejo de castración. Algunas semanas antes de las pesadillas, el paciente se resistía contra el sexo opuesto o más bien, tenía repulsión por los genitales femeninos. Al mismo tiempo tenía fantasías de castrarse para volverse mujer y también quería convertir a su madre en hombre; dibujó una vulva en forma de araña con pelos erizados. El cuerpo de la araña se transformaba en un pene.

Según el psiquiatra, la araña es una asociación inconsciente con el complejo de castración y de sadismo oral reprimido. Las patas de la araña son símbolos fálicos como en el caso de otros animales como los cangrejos o los pulpos, que recuerdan inconscientemente la posibilidad de ser castrado. Este psiquiatra estaba siguiendo la teoría que Freud había descrito como la cabeza de Medusa.

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En 1969 Newman y Stoller alegaron que soñar con arañas representa el horror de la propia madre. La conducta sexual de muchas hembras arácnidas de devorar al macho después de sus avances amorosos representa para estos psiquiatras a la madre o amante castradora. Sharpe también alegó que la araña es el símbolo de la amenaza materna. Según estos autores los mitos arácnidos de varias culturas se correlacionan con el inconsciente colectivo. Por ejemplo, en pueblo de la costa de oro africana, la diosa Ananse es una gran araña negra, creadora del hombre. Entre las sagradas escrituras de los pundits de la India, el origen del cosmos se atribuye a una inmensa araña que teje los hilos del universo. Los nativos de la isla Nauru en Micronesia creen que una vieja araña creó el sol a partir de un caracol y lo colocó al lado de su concha que se convirtió en la Tierra. Los navajos reverencian a una mujer araña quien enseñó al principio de la historia como tejer las canastas.

Según la teoría del inconsciente colectivo, las arañas como símbolos oníricos deberían ser universales y arquetípicos debido al miedo irracional de ser mordido por ellas.

Así parece reflejarse en el universo literario de J.R.R Tolkien. Según su mitología, Ungoliant fue una araña gigante que se alimentaba de luz y urdía telarañas de sombras. Ella absorbió toda la luz de los Dos Árboles de Valinor, que fueron envenenados y posteriormente murieron. El mismo Melkor, señor del mal la temía. En sus libros las arañas aparecen como símbolos del mal, depredación viciosa que merece ser destruida.

Tal aracnofobia podría ser explicada por los psiquiatras de hace cien años.

Muy bien, humanos que sueñan con arañas.

Pero… ¿Qué sueñan las arañas?

Las arañas son artrópodos primitivos que fungen como depredadores muy exitosos. Se han descrito entre 45 y 50 mil especies diferentes. En tamaño van desde la diminuta Patu digua encontrada en las selvas colombianas que mide 0.3 mm, más pequeña que la cabeza de un alfiler; hasta la Goliat devora pájaros Theraphosa blondi que puede alcanzar más de 28 cm y pesar 175 g y que habita las selvas de Venezuela y el Amazonas.

Las arañas han conquistado casi todos los hábitats de tierra firme. Su éxito evolutivo se atribuye a sus conductas complejas como depredadores, asociadas con la producción de seda y la construcción de telarañas.

La estrategia trófica de los quelicerados consiste en cazar a sus presas, matarlas, a veces por medio de veneno y luego digerirlas de forma externa, licuándolas con enzimas y absorbiendo la papilla. Todas las arañas son carnívoras, aunque algunas pueden alimentarse de polen cuando son pequeñas. La mayoría cazan de noche, algunas son sedentarias que usan trampas de seda; otras son arañas errantes que cazan activamente sin usar trampas de seda.

Como todo cazador, debe sus estrategias a su forma de sentir el mundo.

El plan general del sistema nervioso de los artrópodos se basa en ganglios segmentados en tres grandes grupos, el protocerebro, el deuterocerebro y el tritocerebro. Aunque el término cerebro puede darnos la impresión de un sistema central, en realidad se trata de agrupaciones de tejidos nerviosos compuestos por neuronas del cuerpo.

 

Figura 1. Sistema nervioso de un arácnido. (A) Escorpión. (B) Araña.
(Tomado de Brusca & Brusca)

 

Los arácnidos poseen órganos sensoriales muy bien desarrollados, pelos sensibles que son mecanoreceptores divididos en muchas categorías. Algunas tarántulas pueden arrojar pelos espinosos como defensa a sus enemigos. En las patas tienen proprioreceptores muy finos que detectan dirección, presión o velocidad. En los pedipalpos alrededor de la boca poseen pelos con orificios a modo de narices que olfatean el entorno y algunas especies poseen órganos tarsales que detectan la humedad.

En cuánto a los ojos, las arañas que tejen trampas dependen menos de su visión que las especies errantes que dependen de las emboscadas. Algunas detectan luz polarizada y esto les permite orientarse de manera espacial. Poseen varios ojos, grupos de ocelos, ojos primarios y secundarios. Los grupos de ocelos detectan movimiento, los primarios pueden tener pigmentos y ver a color. Los secundarios poseen tapetum lucidum con cristales de guanina que les confieren visión nocturna.

 

Las arañas aprenden, cambian sus estrategias de acuerdo a su experiencia como todo cazador y eso les confiere una inteligencia basada en la memoria.

Se han estudiado arañas del género Portia sp. como modelos de cognición. Portia es un grupo de pequeñas arañas saltarinas que cazan otras especies de arañas. Dependiendo la presa que cae en sus trampas, cambian de estrategia para acercarse a ella. Varios estudios etológicos han mostrado que sus técnicas evolucionan mediante prueba y error. A veces hacen “rapel” para acercarse a su presa por debajo, a veces, sutilmente tardan hasta una hora en acercarse a una presa particularmente peligrosa. Ser caníbal y alimentarse de otras arañas es particularmente peligroso, el cazador podría ser fácilmente la presa. A veces, Portia osa invadir la telaraña de una presa y establecer rutas óptimas para emboscarla. Las telarañas pueden considerarse como parte del sistema nervioso de las arañas. A veces Portia espera a que el viento sople produciendo un ruido vigoroso que mueve la tela, entonces acelera para que la araña central no la detecte. Cuando el viento deja de soplar, ella se detiene volviendo a esperar el momento adecuado. Esta conducta revela un grado de atención y decisión mediado por ganglios cerebrales de solo 600 mil neuronas.

Desde hace 30 años se han realizado numerosos estudios de la conducta de Portia en laboratorios. Algunos experimentos involucran especies de arañas que Portia nunca podría encontrar en su hábitat natural. La araña razona cómo atacarla de manera estratégica. revelando que las arañas realizan mapas mentales, planificación con una memoria a largo plazo.

Cross y Jackson (2014) sugieren que Portia africana es capaz de rotar mentalmente objetos visuales retenidos en su memoria.

De nuevo lo escribo, si el concepto de razón es el ajuste del pensamiento mediante el cálculo, las arañas son racionales.

Figura 2. Diagrama de los campos visuales de la araña saltarina (Tomado de David Hill)

Para construir telarañas, sus arquitectas deben ajustarlas a su entorno inmediato. El espacio en donde la construirán, las condiciones materiales y meteorológicas. Se asumen a la araña arquitecta como un organismo que recolecta información, sondea, empuja, extiende con sus patas mientras evalúa distancias, ángulos y tensiones. Esto es calcular…esto es razonar.

La integración de información provee las bases de los movimientos que darán las posiciones de nuevas urdimbres de hilos. Para esto, las arañas dependen de procesos bioquímicos y neuronales.

A finales de los años 40, H. M Peters y el químico Peter Witt administraron diferentes alcaloides a arañas de jardín Araneus diadematus y atestiguaron como cambiaban los patrones de sus redes. Usaron anfetamina, mescalina, estricnina, LSD y cafeína como neuro excitadores y neuro depresores.

En pequeñas dosis de cafeína (10 mg), las telarañas eran más pequeñas y los radios desiguales, pero la regularidad de sus círculos no se veía afectada. En dosis más altas (100 mg), el diseño de las telas era irregular. En pequeñas dosis de LSD (0.1 y 0.3 g), aumentaba la regularidad de las telas.

Witt experimentó por más de 20 años usando diversos alcaloides como pentobarbital sódico, diazepam y psilocibina.

Diez años después, el psiquiatra suizo Hans Peter Rieder alimentó a diversas arañas con un concentrado de orina de pacientes esquizofrénicos pretendiendo descubrir la sustancia que provoca las taras mentales, pero esto no funcionó, las arañas no modificaron sus patrones.

En 1995, Noever y otros científicos de la NASA repitieron los experimentos de Witt y obtuvieron resultados semejantes. Cuando se administraba bencedrinas, las arañas tejían una red asimétrica, azarosa y a toda velocidad., mientras que, con marihuana, las arañas tejían con displicencia y carentes de energía.

Figura 3. Patrones de telarañas según la droga administrada
(A partir de Noever et al. 1995)

 

Que las mismas drogas que afectan la conducta humana afecten la conducta arácnida no debe sorprendernos. Nuestras células nerviosas son las mismas, funcionan de manera similar y somos organismos con un subsistema de información animal común.

En 2022 Rößler et al. describieron REM (rapid eye movements) en arañas saltarinas Evarcha arcuata.

El REM se considera una fase del sueño que en el humano ocurre por primera vez entre 70 y 90 minutos después de dormirse. Se entiende que el sueño REM participa en el proceso de almacenamiento de recuerdos y aprendizaje pues estimula las regiones del cerebro que se utilizan para ello. Algunos estudios han mostrado que cuando las personas son privadas del sueño REM, no logran recordar lo que se les enseñó antes de irse a dormir (Basics, 2006).

Pues bien, Rößler describió REM en las arañas que se incrementaban en duración y frecuencia a lo largo de la noche. El REM tardaba cerca de 77 s cada 20 min. ¿Microsueños? A veces, las arañitas extendían la patas en actitud de alarma, pero continuaban dormidas. La interpretación de los investigadores es que estaban teniendo pesadillas.

Aún se desconocen muchos mecanismos de neuroexcitadores probablemente alucinógenos que generan las neuronas al dormir y de las cuales surgen los ensueños. Es relevante deducir que casi todos los animales pueden soñar debido a las interacciones electroquímicas de sus sistemas nerviosos.

¿Qué soñarán las arañas? ¿Temibles aves amenazantes? ¿Amores suicidas en pantanos? ¿Deliciosos artrópodos jugosos? ¿Qué Freud arácnido podrá descifrar la memoria desde los trilobites hasta los sueños eróticos con un canibalismo postcopulatorio? ¿Habrá un subconsciente arácnido?

Es un hecho que los hombres sueñan con arañas, pero lo inmensamente profundo es entender que podrán soñar las arañas.

Araña saltarina Evarcha arcuata

Referencias:

Basics, B. (2006). Understanding sleep. National Institute of Neurological Disorders and Stroke, Bethesda.

Brusca, R. C., Brusca, G. J., & Haver, N. J. (1990). Invertebrates (Vol. 2). Sunderland, MA: Sinauer Associates.

Newman, L. E., & Stoller, R. J. (1969). Spider symbolism and bisexuality. Journal of the American Psychoanalytic Association, 17(3), 862-872.

Noever, D. A., Cronise, R. J., & Relwani, R. A. (1995). Using spider-web patterns to determine toxicity. NASA Tech Briefs, 19(MFS-28921).

Rößler, D. C., Kim, K., De Agrò, M., Jordan, A., Galizia, C. G., & Shamble, P. S. (2022). Regularly occurring bouts of retinal movements suggest an REM sleep–like state in jumping spiders. Proceedings of the National Academy of Sciences, 119(33).

Wilcox, S., & Jackson, R. (2002). Jumping spider tricksters: deceit, predation, and cognition. The cognitive animal, 27-33.

Witt, P. N. (1971). Drugs alter web‐building of spiders: A review and evaluation. Behavioral Science, 16(1), 98-113.

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Las convicciones son cadenas…y (con frecuencia) falacias

La demencia de Atenea

Por Mario Jaime

La Paz, Baja California Sur (BCS). Con frecuencia se escucha decir a políticos, comentaristas, analistas, profetas de banqueta y especialistas en muchos campos, la frase reiterativa de: estoy convencido de… y luego vomitan su inferencia o convicción como dogma escrito en piedra.

Habría que recordar a Nietzsche cuando pensó que las convicciones son cadenas. Usted, lector puede estar convencido de cualquier cosa, pero enunciarla no la hace real ni mucho menos verdadera.

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En su libro La filosofía positiva, Auguste Comte predijo que jamás podríamos conocer detalles fisicoquímicos de las estrellas. Escribió: No seremos capaces en absoluto de determinar su composición química o su densidad y cualquier noción sobre la verdadera temperatura nos ha sido negada para siempre. Pero, cómo bien planteó Platón, doxa no es episteme: la opinión no es ciencia.

Es extraño, que el padre de la ciencia positiva, de la religión de la Humanidad que progresa, él que pensó en una Humanidad que alcanzaría la verdad y el grado más alto en su historia…haya también negado la posibilidad de un conocimiento astronómico. (¡Aun cuando el propio Comte arguyó que la astronomía era la más simple de las ciencias!).

Era 1835, ese año el joven Charles Darwin vivió el terremoto de Chile. La física estaba bajo la omnipotencia de la teoría de Newton y el determinismo de Laplace; mientras que la química era una ciencia muy joven después de separarse del idealismo alquimista. Dalton ya había publicado la lista de pesos atómicos, aunque los físicos desconfiaban de la noción del átomo y Avogadro estudiaba las reacciones de los gases. Faltaban años para tener una tabla periódica.

Han pasado más de 180 años. Hoy los astrónomos catalogan las estrellas y las galaxias de acuerdo con sus magnitudes determinadas por características de sus espectros. De acuerdo a su luminosidad las galaxias se dividen en gigantes brillantes, gigantes normales, enanas brillantes, enanas normales, enanas débiles y pigmeas. Mientras que existe una clasificación espectral bidimensional de las estrellas basada en dos índices: la temperatura estelar que determina las características fundamentales de su espectro; y la luminosidad. Actualmente hay más de 100 mil estrellas clasificadas por este sistema.

¿No es acaso un progreso en el sentido mismo del positivismo comtiano? ¿Entonces por qué el optimista francés, apóstol del progreso, fue tan determinante en su negativa?

Hay una especie de ceguera temporal, muy mediocre, en la que caen incluso algunas de las mentes más brillantes. Una especie de falacia ad novum o ad antiquetatem retorcida en la que piensan encerrados en sus propias coordenadas temporales como si no tuvieran en cuenta el porvenir o el universo muriera con ellos. También emerge una convicción a priori, que podría derivar en dogmas o axiomas sin otra base que la fe.

Somos animales de fe. La fe es condicionante de nuestra supervivencia, no sólo física sino hasta psíquica. Si no tuviéramos fe en que hoy no moriremos, muchos de nosotros no seríamos capaces de vivir por el miedo.

Filosóficamente la fe se define como una creencia religiosa, así que suplamos esta palabra por la simple creencia. Somos animales creyentes y la creencia se define como el compromiso en relación con una noción cualquiera.

Si pudiéramos materializar nuestro prejuicios y creencias, mezclados con deseos y falacias tendríamos una pirámide más alta que la Torre de Nemrod. La verdad de hoy es la mentira del futuro y nuestras certezas devienen polvo, anécdotas ridículas, profecías de cantamañanas.

Papías, supuesto discípulo del apóstol Juan previó un futuro utópico: Llegará un tiempo en el que…todos los animales, utilizando este alimento de la tierra (uvas), vivirán en paz y en armonía y estarán completamente sometidos al hombre.

Ya quiero ver a un tiburón comiendo uvas viviendo en paz con sus amigos peces y calamares como los tarados escualos de la película Finding Nemo. Joaquín da Fiore vaticinó que después de 1260 -inmediatamente después- llegaría una edad de paz y armonía.

Antonio Vieira esperó toda su vida, pues había profetizado que no moriría antes de que el rey de Portugal gobernara sobre todos los pueblos del mundo y Lisboa se convertiría en la Jerusalén terrestre como centro espiritual de una Cristiandad triunfante. Murió desencantado en 1697. Todavía hay masas que esperan la dictadura del proletariado como pensó Marx.

Roger Bacon, censurado por el papa por proponer estudios de química y matemáticas para conocer mejor la realidad, creía que el Islam desaparecería en el siglo XIII basado en la interpretación de un horóscopo árabe. Bacon aseguraba que la astrología era la rama más perfecta de las matemáticas y reflejaba el plan de Dios sobre la determinación universal. Han pasado 8 siglos y el Islam se mantiene como una de las religiones más populares en el mundo. Roger equivocó su planteamiento al correlacionar las seis religiones mayores de su época con los seis astros regidos por Júpiter. Claro, él pensaba que había siete astros, ahora nosotros pensamos que hay miríadas de ellos. Conocemos una porción mayor de la realidad, pero seguimos cometiendo una y otra vez falacias de correlación sin percatarnos de ellas.

Qué se tenga un corpus de conocimiento no significa que nos lleve a la sabiduría y mucho menos a la verdad. La ciencia no es verdad, es acción, investigación y modelaje. Las evidencias modifican las teorías aun cuando muchas de ellas se instauran mediante falacias ad hoc. Por eso, el científico debe cuidarse de afirmar algo tajantemente.

El brillante naturalista Edward Forbes descubrió y describió cientos de especies de medusas y equinodermos vivos y fósiles. Exploró y dragó las costas de Escocia e Irlanda. No era un bisoño, precisamente sino uno de los zoólogos más reconocidos de su época. Bien, pues Forbes, en 1840 propuso que por debajo de los 500 m de profundidad era imposible que existiera la vida. El mar era azoico, sin vida, un páramo acuático donde ninguna criatura podía sobrevivir a falta de luz y oxígeno. Parece lógico. El mar ha sido dividido en varias zonas según penetra la luz solar: la primera se extiende desde la superficie hasta 200 m de profundidad y recibe el nombre de zona eufótica La zona disfótica va de los 100 a los 200 m más o menos, y puede llegar en algunos lugares hasta los 1000 m. La zona afótica comienza a los 200 m y se amplía hasta los 4000 donde el agua ya no recibe ninguna luz. Bajo los 4 mil m se extiende la zona abisal. Si la fotosíntesis depende de la luz solar, y esta es la causa primaria de la oxigenación, las zonas afóticas son zonas anóxicas, parece entonces lógica la afirmación de Forbes.

Pues bien, en 1873, egregios naturalistas como Thomas Henry Huxley y Alfred Russel Wallace entre otros, planearon la expedición del buque Challenger con el objetivo de explorar los fondos marinos y avalar la teoría evolutiva. Con este viaje nació la oceanografía moderna al mando de Wyville Thompson. Navegando durante tres años, el Challenger exploró El Atlántico, el Pacífico, el Índico y el Antártico, descubrió la fosa de las Marianas y 4700 nuevas especies.

Tomó 19 años y 50 volúmenes publicar los resultados completos.

Las redes lanzadas a miles de metros de profundidad rebosaban de organismos, peces, moluscos, gusanos, equinodermos…había vida en las zonas más profundas. La teoría azoica se descartaba.

No es que existan falsos profetas solamente, es que nadie puede serlo si el tiempo no existe, si el tiempo y el espacio son intuiciones que nos sirven como coordenadas y las leyes físicas son el rigor que determinan las posibilidades de la materia. Pero la creencia es una diosa parásita, una garrapata mental.

Por sus frutos los conoceréis, reza el evangelio de Mateo. En él, Jesús clama También guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas. Quizá el maestro se mordió la lengua porque en el mismo Evangelio, cuando Pedro le preguntó cuándo aparecería el Hijo del hombre en el cielo, Jesús le contestó: “De cierto os digo que no pasará esta Generación hasta que todas estas cosas sucedan”. Bueno han pasado muchas generaciones y no sucedió…tal vez por esto los judíos consideran a Jesús como el más dañino de los falsos profetas.

Miles de voces defenderán el despropósito con falacias ad hoc en lugar de aceptar los hechos.

Cuando trabajaba en las librerías del viejo, me reía cuando acomodaba libros sobre el fin del mundo de forma cronológica. Todos decían más o menos lo mismo, fanfarrones al cesto del olvido.

En 1982 Pat Robertson, miembro de la Colación cristiana garantizó que a finales de ese año el mundo sería juzgado. Quizá fue juzgado por su abuela ya que enero de 1983 llegó y no hubo lamentaciones de almas, ni infiernos abiertos.

Doug Clark profetizó que los Estados Unidos colapsarían como imperio en 1976 y desaparecerían como estado. Hoy siguen rigiendo el dólar y jugando a las guerras. El fundador de los Santos de los Últimos Días fue un timador profesional. En 1835 juntó a su grey y les comunicó su conversación privada con el mismísimo Dios. Les auguró que Cristo regresaría en 56 años seguido por el fin del mundo. Smith fue linchado por una turba nueve años después.

Falsas creencias insertadas como caprichos pululan en cada humano que ha vivido en este loco mundo. Qué el vulgo habite emocionalmente de ellas, pase, pero las grandes mentes, los iluminados, los expertos…es el colmo.

Ahora, si las ciencias se constituyeran de hechos, serían una costumbre sin fundamento, pensaba Kant. La ciencia no sería valida, verdadera ni necesaria. Claro, Kant pensaba en la física matemática de su siglo, con su pretensión de axiomas y leyes universales. Pero, trasladar ese tipo de racionamiento hacia cualquier otro es un sesgo y un despropósito cuando se carece de argumentos y evidencias lógicas y racionales.

A veces no son los científicos sino los divulgadores que tergiversan y cantan desgracias exagerando los fundamentos.

En 1908, el astrónomo Daniel Walter Morehouse realizó un análisis espectroscópico del área brillante de un cometa. A partir de los resultados se infirió que el cometa estaba constituido por gases altamente tóxicos como el cianógeno. En 1910, el cometa Halley pasaría cerca de la Tierra y pronto, la tergiversación de ciertas opiniones se agrandó como bola de nieve y devino en paranoia. El fisiólogo Albert Dastré advirtió la posibilidad de que, si los gases de la cola de Halley se mezclasen con la atmósfera terrestre, el cianógeno se transformaría en ácido prúsico o cianhídrico causando la muerte de millones. En un artículo de periódico Camille Flammarion divulgó que la cola del cometa haría contacto con la Tierra el 18 de mayo. En enero aparecieron en el cielo tres cometas, el Drake, el Winnecke y el Daniel. Abundaron teorías y obsesiones. Entre febrero y mayo, varias personas se suicidaron en Valencia aduciendo el fin del mundo. En Estados Unidos, una mujer aterrorizada por la visita del cometa, se arrojó al mar desde el vapor Almirante Scheley ahogándose sin remedio. El cometa pasó y la humanidad no pereció.

Hegel anunció que con él acababa la filosofía y anunció el fin de la Historia (sic), concepto que retomó Fukuyama pensando en que la guerra cada vez sería más difícil en un mundo liberal y democrático (no te rías, lector), Foucault anunció la muerte del hombre y Arthur Danto la muerte del arte. Sin embargo, las guerras siguen, los hombres nacen, crecen, se matan y mueren poblando aún más el orbe, crean arte y como hormigas incansables caminan, escupen y ríen.

A finales del siglo XIX, Lord Kelvin afirmó que la física estaba acabada, que todo se entendía y que las teorías físicas habían alcanzado un grado de ley universal -sobre todo basándose en Newton como un modelo de bronce eterno. En pocas décadas su afirmación quedó ridiculizada con los espectaculares modelos de Einstein y la nueva mecánica cuántica. Hoy, los físicos conocen más y saben menos, se tienen más dudas, modelos casi demenciales sobre múltiples dimensiones y cosmologías que rayan en lo mágico. La física no sólo no acabó, sino que se convirtió en la ciencia más hermosa e impresionantemente especulativa.

Consideremos nuestras hipótesis, nuestras explicaciones, y antes de hablar, pensemos un poco. Y que la humildad nos ilumine para no asegurar sandeces pensando en que hemos llegado a verdades que no son sino un prejuicio más en el devenir de la marabunta humana.

Referencias

Comte, A. (1835). Cours de philosophie positive. Tome II. Discours sur l’esprit positif (No. Tome II). Classiques Garnier.

Delumeau, J. (2002). Historia del milenarismo en Occidente. Historia crítica, (23), 7-20.

Ralph, R. (1995). The Challenger Expedition 1872–1876: a visual index. The Natural History Museum, London: Historical Studies in the Life and Earth Sciences No. 2. 1994. Pp 198; illustrated.

Ruiz-Castell, P., Suay-Matallana, I., & Bonet Safont, J. M. (2013). El cometa de Halley y la imagen pública de la astronomía en la prensa diaria española de principios del siglo XX. Dynamis, 33(1), 169-193.

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Redes tróficas en la Bahía de La Paz

FOTOS: Internet

La demencia de Atenea

Por Mario Jaime

La Paz, Baja California Sur (BCS). Las redes tróficas se representan comúnmente con tres niveles tróficos. Sin embargo, en la naturaleza, las redes tróficas son intrincadas y complejas. Las interacciones directas e indirectas entre las diferentes especies se representan como una red imbricada, por jerarquías entre las especies dentro de los mismos niveles tróficos y por especies omnívoras que se extienden simultáneamente a través de varios niveles (Polis y Strong 1996).

Los depredadores topes se definen como una especie que ocupa el nivel trófico más alto dentro de una comunidad. De manera frecuente son cazadores especializados con cuerpos grandes. Los mesodepredadores ocupan niveles tróficos justo debajo de los depredadores tope. Sin embargo, las definiciones de depredadores tope y mesodepredadores son relativas y medidas a un contexto de dependencia ecológica (Ritchie y Johnson 2009). Por ejemplo, en algunos ecosistemas, los coyotes Canis latrans se consideran depredares tope (Crooks y Soulé 1999), pero en otros son mesodepredadores y esta posición depende si en su ecosistema hay lobos Canis lupus o no (Berger & Conner 2008).

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El fundador del concepto de cadenas tróficas (del griego τροπηοσ, nutrir) fue Charles Elton (1927) quien pensó en que los modelos de las interacciones tróficas, a los que llamó cadenas alimenticias o ciclos tróficos. Según él, estos modelos ofrecen el mejor contexto para entender cómo funcionan los ecosistemas. Posteriormente se amplió la perspectiva de las cadenas tróficas al servir como modelo de flujo de nutrientes y por lo tanto desde un prisma energético (Lindeman, 1942).

Una red trófica es un modelo, una representación abstracta de las relaciones alimentarias entre las especies de un ecosistema. La posición de los organismos de la red se le denomina nivel trófico. Esta posición se define por la manera en la cual cada especie obtiene su energía.

La base de la red son organismos autótrofos- que sintetizan su propio alimento-, fotosintéticos o quimiosintéticos; a los cuales se les denomina productores primarios. Estos, junto con el detritus constituyen el primer nivel trófico. En el mar algunos organismos de ese primer nivel son la cianofitas o bacterias fotosintéticas, algas, todas las especies constituyentes del fitoplancton, los pastos marinos y en los fondos de los mares las bacterias quimiosintéticas. El segundo nivel lo constituyen los consumidores primarios, como los organismos que constituyen el zooplancton, los cuales se alimentan de fitoplancton. Los consumidores terciarios a su vez se alimentan del zooplancton y así sucesivamente aumentan los niveles tróficos hasta llegar a los depredadores tope como las rocas, algunos tiburones, delfines y aves marinas. Complementa la red el grupo de los descomponedores, organismos carroñeros que se alimentan de los cadáveres y los descomponen como peces agnatos, bacterias, hongos, etc.

Existen varias fórmulas de calcular los niveles tróficos, todas ellas toman en cuenta variables como las presas que consumen, su tamaño, índices de diversidad, etc. Por ejemplo, el pasto marino tiene un nivel trófico de 1; la mayoría de los moluscos excluyendo los cefalópodos tienen un nivel trófico de ± 2.1, las tortugas marinas ± 2.4; los decápodos como camarones o langostas ± 2.5; la ballena azul Balaenoptera musculus 3.2 al igual que la sardina Sardina pilchardus y los cefalópodos como pulpos y calamares; la raya torpedo 4.2; las orcas Orcinus orca 4.5 al igual que el tiburón blanco Carcharodon carcharias (Pauly et al 1998; Cortés 1999; Stergiou y Karpouzi 2002).

Se han registrado grandes contrastes entre los ecosistemas marinos y otros ecosistemas. Las redes tróficas marinas tienen más conexiones por especies y las longitudes de sus eslabones entre niveles tróficos son más largos. Estas diferencias pueden deberse a que en el mar hay un número mayor de depredadores omnívoros y organismos generalistas que ocupan niveles altos (Cohen 1994; Link 2002); además poseen una alta riqueza en la interacción de los niveles superiores.

La gran conectividad entre organismos en las redes marinas hace que los ecosistemas marinos sean muy robustos, pero esto ocasiona que un efecto en la red se disperse de manera muy veloz a través de la red.

Las representaciones de las redes tróficas pueden ser muy sencillas, modelos casi meramente ilustrativos, hasta muy complejos, en donde cada conectividad entre los organismos puede ser representada (Figuras 1 y 2).

 

 

Figura 1 – Modelo simplificado de red trófica marina (tomado de Educaixa.com)

Figura 2 – Modelo de red trófica y sus complejas conectividades (tomado de Jordán 2009)

 

La bahía de La Paz, Baja California Sur se considera el ecosistema costero más grande de la zona occidental del golfo de California, con una superficie cercana a los 1200Km2 (Roberts, 1989). Es un ecosistema marino de gran debido a que alberga una gran biodiversidad. Esto hace que las redes tróficas sean muy complejas e imbricadas.

Por ejemplo, Hernández et al. (2019) registraron 287 especies de poliquetos. Tan solo respecto a la ictiofauna González-Acosta et tal. registraron 533 especies de las cuales 73.3% corresponden a condrictios (tiburones y rayas) y 56.7% a teleósteos (peces óseos). Tan solo en el golfo de California se han descrito más de 6 mil especies nominales de macrofauna. La costa suroccidental del golfo entre Isla Espíritu Santo y Cabo San Lucas, es la región con mayor riqueza en especies de cetáceos de las costas mexicanas. Se han registrado tres familias y siete especies de misticetos, y cuatro familias y 19 especies de odontocetos (Ramírez-Urbán et al. 2012).

Toda esta diversidad hace que las redes tróficas sean bastante complejas. No es tan fácil que el pez grande se come al chico, como reza el adagio, sino que muchas criaturas pueden devorarse entre sí dependiendo su talla, hábitat o estado de desarrollo en que se encuentren. En muchas especies se da un cambio ontogenético de su dieta, otros son caníbales como los calamares, hay depredadores especialistas y generalistas oportunistas y cuando la ocasión amerita, hasta carroñeros.

A continuación, se presenta una tabla con algunas de las especies de la bahía de La Paz ordenadas según el nivel trófico, donde el máximo nivel corresponde a las orcas y el tiburón blanco, megadepredadores que, cuando adultos, se alimentan principalmente de mamíferos. Luego siguen diversas especies de tiburones y cetáceos, principalmente ictiófagos y que degustan grandes bancos de calamares. La base de toda red es el fitoplancton y organismos fotosintéticos.

 

Sólo el 10 % de la energía de un organismo se transfiere al que lo devoró. Un consumidor con un nivel trófico alto vive gracias a miles de consumidores primarios y millones de productores lo que forma una pirámide energética. Así, la energía de un bocadillo de 100 g de atún que usted se come equivale a 1 kg de atún que a su vez equivale a 10 kg de peces ingeridos por los atunes; a su vez 100 kg de peces pequeños o sea 1 ton de zooplancton y 10 ton de fitoplancton.

Un lobo marino devorando a un tiburón azul (Tomado del Smithsonian)

El mar no sólo un paisaje tranquilo o tempestuoso, también es un campo de batalla, un coliseo donde millones de seres se devoran unos a otros sin piedad y en concierto. Así, la voluntad de sobrevivir es el único objetivo de la materia ordenada que lucha contra la entropía inmisericordemente.

Referencias

González-Acosta, A. F., Balart, E. F., Ruiz-Campos, G., Espinosa-Pérez, H., Cruz-Escalona, V. H., & Hernández-López, A. (2018). Diversidad y conservación de los peces de la bahía de La Paz, Baja California Sur, México. Revista mexicana de biodiversidad, 89(3), 705-740.

Hernández, M. A. T., Salizar, P., & de León González, J. A. (2019). Lista faunística comentada de gusanos poliquetos en la bahía de La Paz, Baja California Sur, México (Annelida: Polychaeta) y nuevos registros. Revista Mexicana de Biodiversidad, 90(4), 1-25.

Jaime-Rivera, M., Labrada, V., & Hernández, P. (2018). Bioacumulación y trasferencia de metales y contaminantes emergente a través de las cadenas tróficas marinas.

Pauly, D., Christensen, V., Dalsgaard, J., Froese, R. and Torres, F. Jr. (1998) Fishing down marine food webs. Science 279, 860–863.

Pauly, D., Trites, A. W., Capuli, E., & Christensen, V. (1998). Diet composition and trophic levels of marine mammals. ICES journal of Marine Science, 55(3), 467-481.

Polis GA Strong DR . 1996. Food web complexity and community dynamics. American Naturalist 147: 813–846.

Ramírez, J. U., Hinojosa, G. C., & Gómez-Gallardo, A. Los cetáceos de la costa suroccidental del Golfo de California.

Ritchie, E. G., & Johnson, C. N. (2009). Predator interactions, mesopredator release and biodiversity conservation. Ecology Letters, 12(9), 982–998. doi:10.1111/j.1461-0248.2009.01347.x

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