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Los piratas de la Antigua California en la bibliografía jesuítica

Tierra Incógnita

Por Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Entre los documentos en los que podemos encontrar referencia a los ataques de los piratas a los navíos españoles en las costas californianas están los escritos de los Misioneros de la Compañía de Jesús que, si bien es cierto, no eran muy abundantes en cuanto a esa información, sí dejan entrever el horror que tenían a toparse con algunos de estos delincuentes.

Es importante mencionar antes de citar las narraciones de los piratas en los escritos misionales que, por lo general, los escritos que redactaban todos los integrantes de la Compañía, eran enviados a sus cuarteles generales de la Orden. Ya estando en estos sitios se procedía a enviarlos con un “sensor”, que los valoraba y determinaba su uso. Algunos de ellos eran destinados para distribuirse entre los hermanos de la Compañía puesto que era correspondencia que ayudaba a levantar la moral de los sacerdotes y a proseguir con renovados bríos su tan ardua labor. Estos documentos fueron compilados en varios tomos y se distribuían en las diferentes misiones esparcidas por el mundo. Otros más de estos escritos pasaban a engrosar los documentos que se entregaban a las diferentes oficinas de gobierno, con el fin de que conocieran los descubrimientos que se realizaban en las misiones, así como el buen desempeño que se tenía al seguir las leyes y ordenanzas de la corona. Finalmente, los documentos restantes eran sometidos a un análisis y se les borraba toda información que pudiera dar a conocer a potencias enemigas de España sobre las riquezas de los poblados misionales, así como las debilidades y flaquezas en cuanto a su protección y recaudo. Es debido a estos último, que encontramos muy pocas referencias a la actividad de los piratas en la Antigua California en los documentos escritos por los religiosos.

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El jesuita Miguel Del Barco, cuyos escritos actualmente están compilados en el libro llamado Historia Natural y Crónica de la Antigua California, hace tan sólo una referencia al corsario Francis Drake: También hubo antiguamente esta moda de toquillas entre los pericúes del sur, formadas de unos caracolillos pequeños, blancos y redondos, que parecían perlas, y las hacían muy vistosas. Esto pudo dar motivo al engaño de Francisco Drack, que juzgó le ofrecían los indios el cetro y la corona de la California, según refiere el padre Esquerer si ya no es esta noticia una de las que han hecho poco estimada la Relación de este famoso corsario. Como pie de página en el mencionado libro aparece la siguiente nota: Se alude aquí al famoso viaje de Sir Francis Drake que en el año de 1577 tomó posesión de lo que hoy es el puerto de San Francisco. Voyages of the Elizabeth Seamen to America, Thirteen Original Narratives from the Collection o/ Hakluyt, ed. E. J. Payne, London T. de la Rue, 1880, p. 16 y ss.

Como podemos concluir al leer este párrafo, el sacerdote Del Barco cumplía fielmente uno de los mandatos de la Corona Española en cuanto a desprestigiar e incluso minimizar cualquier acción de la que se enterara que hubiera realizado corsario alguno, ya que con ello les restaba el respeto y sobre todo el terror que causaba entre los habitantes de estas tierras las hazañas de estos salteadores.

También el jesuita Francisco Javier Clavijero en su libro póstumo Historia de la Antigua o Baja California comenta lo siguiente en cuanto a los piratas que asolaban la California El general Vizcaíno, persuadido de lo útil que sería a la corona la adquisición de aquella península, ofreció al virrey que a sus expensas haría una nueva tentativa. Las ventajas que se esperaban no consistían solamente en la pesca de perlas, de cuya abundancia no se dudaba, y en los metales preciosos que se creía que habría en aquellos montes, sino también en que se evitaría que los piratas de las otras naciones de Europa se refugiasen en los puertos de la península como solían hacerlo, para salir de allí a hostilizar las costas y los navíos españoles; y se hallaría un puerto cómodo en que los navíos que vienen de Filipinas a Méjico hallasen auxilios en tan larga y penosa navegación. Sin embargo, el virrey no aceptó la propuesta de Vizcaíno, porque temía que la desaprobase la corte, la cual parecía resuelta a tomar la empresa a su cargo. En este punto, se refiere a un segundo intento de demarcación y colonización de las Californias que intentó llevar a cabo Sebastián Vizcaíno en el año de 1603. Como podemos darnos cuenta debido a que los piratas de las diferentes naciones europeas ya conocían que el galeón de Manila transportaba una gran cantidad de oro, plata, marfil, porcelana, especias, etcétera, desde las Filipinas hacia Acapulco y que necesariamente pasaba bordeando las costas Californianas, el Cabo California, posteriormente bautizado como Cabo de San Lucas, era el sitio ideal para una emboscada en alta mar puesto que la tripulación ya iba cansada y enferma, y podían ser presa fácil.

También en otro párrafo del libro de Clavijero aparece otra mención a la gran cantidad de barcos piratas que navegaban cerca de las costas de la península de California: Esta advertencia era necesaria, porque aquellos mares estaban infestados de piratas ingleses. Habiendo pues advertido los Seris en aquellos navegantes las expresadas contraseñas, los recibieron amigablemente, y cuando vieron al padre Ugarte á bordo de la balandra, no esperaron á que saltase en tierra para reverenciarle, sino que se echaron á nadar, y subiendo á la balandra, le abrazaron los pies, le besaron las manos y el rostro, con otras demostraciones de amor y de respeto.

La última mención sobre los piratas que se encuentra en la obra escrita por Clavijero es la siguiente: Ningunas tentativas sobre la California se hicieron en los cincuenta años siguientes; pero en este intervalo Francisco Drake, célebre corsario inglés, abordó a la parte septentrional de la península y le puso el nombre de Nueva Albión, que retuvo por algún tiempo en las cartas geográficas. Las hostilidades que este atrevido corsario hizo en las poco pobladas e indefensas costas del mar Pacífico, movieron a Felipe II a dar orden al conde de Monterey, virrey de Méjico, de que hiciese poblar y fortificar los puertos de la California. Este párrafo parece más un reproche hacia las tibias acciones emprendidas por la Corona Española, la cual durante muchos años suspendió sus labores de exploración y colonización de la parte Norte de la Nueva España, pensando, ilusamente, que si no se realizaban mapas ni relatos que demarcaran el estado de aquellos septentrionales sitios, con eso se evitaría que las potencias europeas enemigas se aventuraran a incursionar en esa Mar del Sur. Sin embargo, esta estrategia sólo representó un grave atraso para aquellos poblados ya que carecían de una infraestructura de defensa en sus puertos así como tropas suficientes que los mantuviera a salvo del peligro de los ataques piratas.

También el sacerdote Miguel Venegas en su obra titulada Noticia de la California y de su conquista temporal y espiritual hasta el tiempo presente menciona el nombre de uno de los corsarios que intentó capturar a uno de los galeones de Manila. Dice lo siguiente: El Capitán Woodes Rogers da al Cabo de San Lucas ciento y catorce grados de longitud Occidental del Meridiano de Londres, que es lo mínimo que ciento treinta y cuatro de la común. Y cita como fuente de esta observación lo siguiente: Viaje alrededor del Mundo, empezado en 1708. y acabado en 1711. tom. 2. de la Edición Francesa de Ámsterdam, de 1717. pag. 86. Como podemos ver, el sacerdote Venegas únicamente atribuye a este corsario que circunnavegó el globo terráqueo una mención sobre la medición a cuántos grados se encontraba el Cabo de San Lucas.

En un párrafo más, el sacerdote Venegas menciona lo siguiente: El Capitán Woodes Rogers escribe, que algunos de sus Marineros le dijeron, haber visto en la Costa de la California algunas piedras pesadas, y brillantes, que sospechaban ser de algún Mineral pero ello fue ya tarde, cuando no pudo llevar algunas de ellas a bordo, para examinarlas despacio. Este punto es muy importante de tomar en cuenta puesto que aquí el sacerdote menciona que los demás países europeos, con los que España tenía una acelerada carrera por dominar los recursos que les pudieran proporcionar riquezas rápidamente, ya estaba buscando en la California algunos de ellos, lo que ponía en peligro los asentamientos que en ella había.

Los piratas fueron seres temidos, sus acciones de rapiña no sólo abarcaban todo el mar sino también las costas y poblados aledaños. Es por ello que los sacerdotes jesuitas de las misiones californianas, al omitirlos de sus textos buscaban restarles importancia y el efecto psicológico tan marcado que tenían entre sus catecúmenos.

Bibliografía:

 

Del Barco, Miguel . Historia Natural y Crónica de la Antigua California.

Clavijero, Francisco Javier. Historia de la Antigua o Baja California.

Venegas, Miguel. Noticia de la California y de su conquista temporal y espiritual hasta el tiempo presente.

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