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La charrería es de todos… ¿Y de todas?

FOTO: Pasión Charra

Colaboración Especial

Por Emily A. Santana Ceseña

La Paz, Baja California Sur (BCS). La charrería es el deporte nacional por excelencia. De acuerdo con la UNESCO, es una tradición ecuestre de México y desde el 2016 forma parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Se conforma de nueve “suertes”: la cala, piales, colas, jineteo de toro, la terna, jineteo de yegua, las manganas a pie, manganas a caballo y el famoso paso de la muerte.

La suertes son realizadas por los charros —así es, los hombres vestidos de sombrero ancho, botas, corbata de moño, chaparreras y espuelas—, en los eventos tradicionalmente conocidos como “charreadas”. Sin embargo, la charrería también tiene una cara femenina, se trata de las escaramuzas charras que se encargan de darle color, elegancia y emoción en sus presentaciones dentro de los lienzos. Pero, ¿en realidad existe la igualdad de género dentro de esta tradición mexicana? O bien, ¿existe el respeto por el esfuerzo que realizan las damas charras?

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Un equipo de escaramuzas está compuesto por ocho mujeres —según sea su categoría por edad y experiencia—, las cuales, al galope de los caballos realizan en conjunto una rutina de doce ejercicios coreográficamente precisos en el centro del ruedo —los más conocidos por el público son el abanico, la escalera, el combinado, la flor y la coladera—, que consisten en cruces y giros a una velocidad considerable. Para lograrlo sin ningún choque o lo más cercano a la perfección deben entrenar por largos periodos de tiempo durante varios días a la semana.

La charrería se considera como deporte porque tanto charros como escaramuzas profesionales participan en competencias estatales, nacionales y otros torneos, por lo que se rigen por reglamentos oficiales estipulados por la Federación Mexicana de Charrería. Tales documentos indican y sancionan todo lo que ocurre dentro de una charreada, como las características oficiales de la vestimenta, ejecución de cada una las suertes, manejo del ganado, las infracciones por no realizar las faenas en el tiempo determinado o de manera incorrecta, entre otras.

En cuanto a las adelitas (integrantes de la escaramuza), el reglamento dicta que deben vestirse uniformemente, los arreos de sus caballos también deben ser iguales, los ejercicios tienen que ser marcados y ejecutados como tal, evitar choques, roses, destiempos, trotes del caballo, o de lo contrario se le aplicarán sanciones como la descalificación del ejercicio mal realizado o la resta de puntos. Es por ello que, cada vez más las escaramuzas charras se han profesionalizado para alcanzar la perfección dentro de la exigencia propia de la disciplina.

Antes de cada competencia oficial —a primeras horas del día—, a los equipos de escaramuzas visitantes se les otorgan 20 minutos de tiempo para “reconocer el terreno”, acción necesaria para que las deportistas y sus caballos se acostumbren al espacio, ya que los lienzos charros pueden variar o no de tamaño, conocer puntos de referencias entre las paredes y publicidad que puedan tener al interior del ruedo. Sin embargo, recientemente, en el XXVIII Campeonato Nacional Infantil, Juvenil y Escaramuzas Querétaro 2021 resultó una polémica al respecto.

¿También es de todas?

El 12 de julio pasado, circuló un boletín de prensa de la Federación que incluía las reglas a seguir durante el evento, donde a los niños charros ocuparían las instalaciones del lienzo charro desde las 7:00 a 10:30 horas, mientras que, las niñas escaramuzas solo harían uso del rectángulo —zona central del ruedo—, de 7:00 a 8:30 horas sin “reconocimiento de terreno”. Posteriormente, se acordó que solo tendrían 10 minutos para hacer uso completo del lienzo.

Este hecho, desató la indignación de algunas participantes, entrenadoras y entrenadores, así como de padres de familia que no tardaron en evidenciar lo ocurrido en redes sociales, haciendo un llamado para que el esfuerzo que hacen las escaramuzas charras fuera respetado por parte de la Federación y que se regresaran los 20 minutos tradicionales. Incluso, salió a la luz el movimiento ¡La charrería es de todos!, el cual invitaba a las personas a utilizar un listón morado durante la competencia nacional con el objetivo visibilizar la falta de igualdad de género dentro de la fiesta charra.

Tres días después, el 15 de julio, la Federación explicó en un comunicado que el cambio de los tiempos de reconocimiento de terreno se debieron a las condiciones actuales de la pandemia del COVID-19 y las medidas sanitarias vigentes en Querétaro —lugar donde se está realizando la competencia. Fue hasta el día siguiente que, junto con la comisión deportiva, coordinación de escaramuzas, y coordinación de infantiles llegaron al acuerdo de regresar a los 20 minutos.

Si bien, el problema fue resuelto, lo sucedido sembró la semillita de reflexión sobre la equidad de género dentro de la charrería, puesto que algunas mujeres de a caballo se han dado cuenta de actitudes que a lo largo de los años, por tradición, eran normales. Quizás, hoy en día las escaramuzas charras, sus familias y entrenadores alcen la voz para exigir un deporte para todos, libre de frases como: “las escaramuzas van hasta el último, después del paso” —cuando deberían participar antes—, “las escaramuzas son de adorno” o “las escaramuzas sólo chiquean caballos”, entre otras, que más allá de pedir un tiempo justo para reconocer terreno, es también un grito de igualdad y respeto.

FOTO: Internet

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