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Ginecología y asesinos en serie

La demencia de Atenea

Por Mario Jaime

 

 

 

La ciencia de la vida es un brillante salón magnífico y deslumbrante al que sólo se puede llegar atravesando una larga y horrible cocina, afirmó Claude Bernard, padre de la fisiología.

La Paz, Baja California Sur (BCS). La historia de los descubrimientos biológicos, anatómicos y fisiológicos ligados a la práctica médica es un laberinto que chorrea dolor, carne putrefacta y hasta crímenes. Esto es archiconocido para ti, lector, debido a las atrocidades médicas cometidas por los alemanes, soviéticos, japoneses y estadounidenses en el siglo XX

Al respecto es interesante el papel del médico en Gran Bretaña, desde la época de Jorge II hasta la rancia Victoria. Un mundo neogótico y oscuro, que, bajo su pátina moralina ocultaba un río de sangre a caudales. No es casual que al célebre Jack el Destripador lo hayan correlacionado a una partera o a un médico.

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Muy analizado ha sido también el papel de Hare y Burke que, ante la escasez de cadáveres para las escuelas de medicina decidieron desenterrar cuerpos para venderlos a profesores, anatomistas y cirujanos. Sin embargo, el precio tan bajo que les pagaban por cuerpos podridos obligó a Hare y Burke a cambiar de táctica y comenzaron a asesinar personas para vender el cadáver fresco. Su negocio prosperó tanto que hasta la fecha se usa el verbo inglés to burke para significar el asesinato en pro de la investigación médica. Oficialmente asesinaron a 16 personas y vendieron su cuerpo al médico escocés Robert Knox. Burke fue ahorcado en 1829, Hare logró escapar y Knox continuó comprando cadáveres a otros personajes. Este suceso ha sido narrado literariamente por Marcel Schwob y Robert Louis Stevenson. Aunque Eduardo Monteverde asegura que Stevenson se basó más en la vida del doctor McDowell que realizaba operaciones para quitar ovarios.

El uso de cadáveres volvió a ser instrumento de aprendizaje médico gracias a Andrea Vesalio y se obra De humanis corpora fabrica de 1543 aunque fue llevada a cabo de manera esporádica por médicos islámicos y cristianos desde el siglo IX.

Sin embargo, en las islas británicas, colmadas con una moral cristiana protestante, esta práctica no era muy bien vista. Respecto a la ginecología, su desarrollo histórico está colmado de dolor. Recuerda, lector, las operaciones sin anestesia que el doctor James Marion Sims realizó a varias esclavas negras en Tennessee de 1845 a 1849.

Empero, la fundación misma de la ginecología moderna puede deberse a asesinos en serie. Por lo menos así lo asegura el historiador de la medicina Don Shelton en su ensayo The Emperor’s new clothes publicado en el Journal of the Royal Society of Medicine. Shelton acusa a William Hunter y William Smellie, padres de la ginecología y la obstetricia científicas, de ordenar el asesinato de 40 mujeres preñadas entre 1750 y 1774.

Sus grandes obras fueron los atlas Anatomia uteri umani gravidi (Anatomía del útero humano grávido) y el A Sett of Anatomical Tables; en donde se muestran magníficos y detallados dibujos anatómicos de 35 mujeres en el noveno mes de gestación Según Shelton estos dibujos, realizados por al artista holandés Jan van Rymsdyk, exhiben una calidad y un detalle equivalentes a fotografías forenses del siglo XXI, algo imposible de conseguir con las técnicas utilizadas en aquella época.

William Smellie (1697–1763) y William Hunter (1718–1783)

La sospecha de Shelton se basa en la escasa probabilidad de obtener cadáveres tan frescos de una madre y su hijo de nueve meses de forma natural. En Londres de aquella época, sólo el 1.4 % de las madres morían de infección después del parto (Loudon, 1992). También, de cerca de 650 mil partos en 1750 en Londres, sólo 200 causaron la muerte de la madre. Shelton calcula que la probabilidad de localizar un cadáver fresco de una madre de nueve meses y su hijo en 1750 era de 20 cadáveres por 20 000 muertes, o sea 0.1 %.

Smellie y Hunter consiguieron 20 cadáveres de estas mujeres de 1750 a 1755 y registraron la disección de otros 12 de 1766 a 1774 cuando por fin publicaron su trabajo.

                              Dibujo del atlas Anatomía del útero humano grávido, 1774

Smellie sugirió en el prefacio de A sett of anatomical tables que lo sujetos disectados fueron preparados a propósito. La descripción sobre la siguiente imagen provocó sospechas en algunos historiadores como Joseph Adams en 1818:

Es el dibujo X del atlas en donde se describen dos gemelos. William Hunter escribió una nota sobre la disección de esta mujer en particular en donde explica que esta disección la llevó a cabo el ayudante de Smellie, el Dr. MacKenzie sin el consentimiento de su jefe, lo que provocó su separación. Pero en un párrafo se lee: for the leading steps to such a discovery could not be kept a secret.

Esta nota no apareció hasta después de la Muerte de Hunter. Según Adams, la nota es una confesión del asesinato de esa mujer debido a que la frase leading steps se refiere a un homicidio. ¿Qué otros pasos podrían mantenerse en secreto? Desenterrar cadáveres era un práctica conocida y común mientras que los pasos metodológicos eran conocidos por los alumnos de los médicos, por lo cual estos pasos que deben mantenerse en secreto son los métodos de la obtención del cuerpo.

Otros historiadores no están de acuerdo. Janette C Allotey (2010) evidencia un diario del pupilo de Smellie, el doctor Peter Camper que aclaró aspectos sobre la preparación de los cuerpos. Según Camper, se colocaron cadáveres de niños recién nacidos en pelvis de otras mujeres muertas, no de sus madres e incluso algunos dibujos femeninos fueron copiados de otros modelos. Hunter preservó cadáveres de mujeres en cera que pudieron usar como modelos de la madre.

Aunque Camper también aseguró que, en otros casos, usó fórceps para sacar la cabeza del feto del cadáver de la madre. Janette Allotey acusa a Shelton de ser un historiador chapucero al realizar un mero periodismo con visos de escándalo y no ser riguroso. Si Hunter y Smellie realmente ordenaron cadáveres frescos, no fueron exactamente ellos asesinos seriales sino las mentes maestras tras los asesinatos al modo de Charles Manson, pero con otros objetivos…más positivos.

Los asesinos reales fueron anónimos personajes que se han perdido en la niebla histórica, una plétora de hombres armados con navajas, venenos, pistolas, carros apropiados que merodeaban entre las sombras para proveer cuerpos a los médicos de la época.

 

Referencias

Allotey, J. C. (2010). William Smellie and William Hunter accused of murder. J R Soc Med 103(5), 166-166.

Loudon I. Death in Childbirth: an international study of maternal care and maternal mortality, 1800–1950. Oxford: Clarendon Press; 1992.

Shelton D. (2010) The Emperor’s new clothes. J R Soc Med 103:46–50