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Mauricio Castro Cota: el héroe sudcaliforniano entre las sombras y la memoria

FOTOS: Archivos | Archivo Histórico «Pablo L. Martínez».

Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). En la historia de Baja California Sur existen nombres que resuenan con fuerza, y otros que han quedado opacados por el olvido. Entre estos últimos se encuentra Mauricio Castro Cota (1806–1879), un hombre que, sin formación militar y con recursos limitados, encabezó una de las resistencias más significativas contra la invasión extranjera en la península. Hoy, su nombre se rescata como símbolo de dignidad y patriotismo.

Castro Cota nació el 22 de septiembre de 1806 en San José del Cabo, una comunidad agrícola y pesquera que entonces pertenecía al Territorio de las Californias. Creció en un entorno donde la tierra y el mar eran sustento, pero también vínculo identitario. En su juventud, comenzó a destacar como figura pública en la vida de su comunidad, hasta ocupar el cargo de Primer Vocal de la Diputación Territorial de Baja California, lo que le dio experiencia en asuntos cívicos y le ganó la confianza de los habitantes del Sur peninsular.

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En 1847, mientras México enfrentaba la invasión estadounidense, Baja California parecía un punto aislado, ajeno al interés central. Sin embargo, la península pronto se convirtió en objetivo militar. Fue en ese contexto cuando, el 15 de febrero de 1847, en una reunión clandestina en Santa Anita, los líderes locales designaron a Mauricio Castro Cota como jefe de la resistencia. Ese día pronunció una frase que aún se recuerda como emblema de su compromiso: “Estos pueblos han decidido unirse a sus ruinas, antes de aceptar el yugo extranjero”.

A partir de entonces, se transformó en líder de un ejército improvisado: rancheros, pescadores y jornaleros que, armados con viejas escopetas y machetes, hostigaron sin descanso a los invasores. Junto con el capitán Manuel Pineda Muñoz, Castro Cota organizó ofensivas que lograron victorias simbólicas en Mulegé, en el ataque a La Paz el 16 y 17 de noviembre de 1847 y en el sitio de San José del Cabo, librado entre el 18 y 20 de ese mismo mes. En esta última acción cayó el teniente José Antonio Mijares, convertido en mártir de la resistencia sudcaliforniana. Castro Cota, aunque sin la gloria épica de Mijares, fue el cerebro organizador de la lucha.

El esfuerzo fue heroico pero insuficiente. A finales de 1847, las tropas mexicanas fueron dispersadas y los líderes capturados. Castro Cota fue apresado junto con Pineda Muñoz. Poco después, en 1848, el Tratado de Guadalupe Hidalgo selló la paz y confirmó la pérdida de más de la mitad del territorio mexicano, aunque la península permaneció en manos nacionales. En libertad, Mauricio volvió a su rancho San Vicente, cerca de San José del Cabo, donde retomó la vida campesina. Sin embargo, no se retiró por completo de la política: continuó participando como representante en asuntos regionales.

Años más tarde, entre 1865 y 1866, cuando la península temió la llegada de fuerzas francesas, Castro Cota era diputado en la Asamblea Legislativa local. En medio del desconcierto provocado por el Imperio de Maximiliano, algunos funcionarios firmaron acuerdos que sugerían una adhesión temporal a la monarquía. Aunque esta decisión generó polémica, historiadores locales señalan que Castro Cota no actuó por simpatía hacia el Imperio, sino por el deseo de evitar un derramamiento de sangre innecesario. La amenaza finalmente se disipó sin mayores consecuencias, y la región mantuvo su lealtad a la República.

Mauricio Castro Cota falleció el 11 de junio de 1879, lejos de los reflectores nacionales. Su legado quedó opacado por figuras de mayor proyección, pero en la memoria sudcaliforniana se le reconoce como el hombre que, sin ejército formal ni apoyo del centro del país, defendió con tenacidad la soberanía en la esquina más remota del territorio. Con el paso de los años, el nombre de Castro Cota fue recuperado en efemérides locales. En San José del Cabo una escuela primaria lleva su nombre, y cada aniversario luctuoso se realizan ceremonias en su honor.

En 2011 se conmemoró el CXXXII aniversario de su fallecimiento, y en 2022 se presentó en el Congreso del Estado una iniciativa para declararlo “Sudcaliforniano Ilustre” y trasladar sus restos a la Rotonda de los Sudcalifornianos Ilustres. En 2023, al cumplirse 217 años de su natalicio, se organizaron homenajes en plazas públicas, donde cronistas y autoridades recordaron su papel como “alma de la resistencia sudcaliforniana”. Mauricio Castro Cota encarna a los héroes discretos de la historia nacional. No fue un general con formación castrense ni tuvo acceso a recursos militares significativos. Su fuerza radicó en la convicción y en la organización de su gente.

Al evocarlo, no solo se rescata la memoria de un hombre, sino también la resistencia colectiva de comunidades que, en el siglo XIX, decidieron no claudicar ante la adversidad. Hoy, su historia es un recordatorio de que la soberanía también se defiende desde los márgenes, con la firmeza de quienes, aunque lejos de la capital, entienden que su tierra y su identidad no se negocian.

Referencias

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