El legado del Frente de Unificación Sudcaliforniano: memoria viva de una deuda pendiente

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Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). En las instalaciones del Archivo Histórico del Estado “Pablo L. Martínez” se llevó a cabo el conversatorio titulado El Frente de Unificación Sudcaliforniano: a más de 80 años de historia, memoria y legado, un encuentro académico y ciudadano donde se reivindicó la memoria de quienes sentaron las bases del Estado libre y soberano que hoy es Baja California Sur.

El evento, realizado en punto de las 18:00 horas, reunió a tres destacados estudiosos de la historia y el pensamiento cívico sudcaliforniano: la Dra. Gabriela Cardoza Coronel, el Dr. Sealtiel Enciso Pérez y el Mtro. Domingo Valentín Castro Burgoin. Juntos ofrecieron una lectura profunda del proceso que, desde mediados del siglo XX, condujo a la conquista del autogobierno civil y la conformación del actual Estado de Baja California Sur.

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El Dr. Enciso Pérez, durante su participación, contextualizó la paradoja histórica de la península: una tierra pródiga en recursos naturales, pero marcada por siglos de abandono y subordinación política. Desde los tiempos del Territorio, explicó, “la tutela federal mantuvo a Baja California Sur en una condición de dependencia institucional que limitó su desarrollo y su autonomía”. Esa contradicción, señaló, generó un espíritu de resistencia y orgullo local que, con el tiempo, germinó en una conciencia cívica organizada.

Fue en ese contexto, durante los años 40 del siglo XX, cuando se gestó el Frente de Unificación Sudcaliforniano (FUS). Fundado en 1945, este movimiento fue, en palabras del ponente, “una respuesta moral y política frente al militarismo y al centralismo del Estado mexicano”. A diferencia de los partidos tradicionales, el FUS no buscaba el poder por ambición, sino el derecho a la autodeterminación. Su lema, “Por un gobierno del pueblo y para el pueblo”, resumía la aspiración de una ciudadanía que exigía respeto y participación.

Enciso destacó que el FUS surgió de la convergencia de tres fuerzas: el magisterio, los profesionistas y los líderes comunitarios. Figuras como el Dr. Francisco Cardoza Carballo, el Ing. Antonio Navarro Encinas, el Profr. Pablo L. Martínez y el Lic. Julio Arce Félix, entre otros, integraron la primera generación de sudcalifornianos decididos a transformar la historia política regional. “Su fuerza no provenía de los recursos económicos —afirmó Enciso Pérez—, sino de la autoridad moral de su causa”.

Explicó que durante las administraciones de los gobernadores Francisco J. Múgica y Agustín Olachea Avilés, ambos de formación militar, se mantuvo una estructura autoritaria que limitaba la participación civil. “Aunque hubo avances en educación y obras públicas —dijo Enciso Pérez—, el gobierno seguía siendo una prolongación del cuartel”.

El momento decisivo llegó con la movilización encabezada por el FUS contra el general Bonifacio Salinas Leal, gobernador del Territorio entre 1959 y 1965. La presión ciudadana derivó en su destitución, hecho que simbolizó el fin del régimen militar y el triunfo moral del civilismo sudcaliforniano. Ese proceso culminó con el nombramiento del Lic. Hugo Cervantes del Río como primer gobernador civil del territorio, designación interpretada como el reconocimiento del gobierno federal a la madurez política del pueblo.

Sin embargo, este cambio fue apenas “un estado de transición frustrada”. Aunque el poder militar había terminado, el centralismo continuó limitando la autonomía regional. No obstante, el FUS logró sembrar una nueva cultura política basada en el civismo, el debate público y la participación ciudadana.

También abordó la etapa siguiente del proceso histórico: el Movimiento de Loreto 70, considerado la prolongación natural del ideario del FUS. En su análisis, recordó que el contexto nacional de los años 70, bajo el gobierno de Luis Echeverría Álvarez, abrió un espacio de apertura política que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) supo capitalizar.

Loreto 70 fue un movimiento que retomó los ideales de autodeterminación del FUS, pero los canalizó a través de la estructura del partido de Estado. Aunque su consigna principal —la conversión del Territorio Sur en Estado Libre y Soberano— representaba una conquista legítima, detrás de ella también se movían estrategias de control político. “El gatopardismo político se expresó con claridad: se cambió todo para que nada cambiara”.

Aun así, reconoció que el movimiento logró materializar demandas históricas. En 1972 se reinstauró el municipio libre, y en 1974 se alcanzó el anhelado estatus estatal, con la designación del Ing. Félix Agramont Cota como primer gobernador nativo. El 8 de octubre de ese año, Baja California Sur fue proclamada oficialmente Estado Libre y Soberano, cerrando un ciclo de luchas que comenzó casi tres décadas antes con el FUS.

Uno de los momentos más emotivos del conversatorio fue la reflexión en torno al legado del Dr. Francisco Cardoza Carballo, figura central del Frente de Unificación Sudcaliforniano. Enciso Pérez lo describió como “un hombre que conjugó la ciencia con la ética y la acción cívica”. Médico de profesión y maestro por vocación, Cardoza fue fundador del Centro de Atención a Tuberculosos “Roberto Koch” en La Paz, donde promovió una atención médica humanista, centrada en la dignidad y el servicio.

“Cardoza Carballo fue más que un líder político, fue la conciencia moral de un pueblo que se negaba a seguir sometido.” Pese a su influencia, su nombre ha sido omitido en los homenajes oficiales. Ninguna calle, escuela o plaza lleva su nombre, y en las conmemoraciones por los 50 años del Estado, en 2024, su figura apenas fue mencionada. “El olvido institucional —dijo el Dr. Enciso— también es una forma de injusticia”.

El Mtro. Enciso Pérez recordó que el Dr. Cardoza fue un visionario que predicaba con el ejemplo. En una ocasión, al ser invitado a ocupar un cargo gubernamental, respondió con serenidad: “Yo no lucho para obtener puestos en el gobierno”. Esa frase, subrayó Enciso, resume la esencia de su integridad.

En la parte final del conversatorio, el Dr. Enciso Pérez enfatizó que existe una deuda histórica pendiente con los fundadores del FUS. “A ellos les debemos no sólo el Estado que hoy habitamos, sino la conciencia de que la democracia no se hereda: se conquista y se defiende todos los días.” Propuso que su historia sea incorporada en los programas educativos, que se publiquen ediciones conmemorativas de sus escritos y que espacios públicos lleven sus nombres.

Enciso Pérez, en su intervención final, sostuvo que el ejemplo del Dr. Cardoza Carballo debe entenderse como una brújula ética para las nuevas generaciones: “Su legado nos enseña que el liderazgo no consiste en mandar, sino en servir; no en conquistar el poder, sino en ponerlo al servicio de los demás”.

El conversatorio concluyó con un reconocimiento a todos los integrantes del Frente de Unificación Sudcaliforniano, hombres y mujeres que, con sacrificio, sentaron las bases del Estado moderno. Se evocó también a los medios que acompañaron la causa, como El Eco de California, fundado por Ignacio Bañuelos Cabezud en 1912, que funcionó como órgano moral del movimiento.

Entre los asistentes se respiraba una mezcla de nostalgia y orgullo. Algunos recordaron las marchas en el Malecón de La Paz y los mítines frente al Palacio de Gobierno; otros, más jóvenes, descubrieron por primera vez los nombres y los rostros de quienes hicieron posible la soberanía sudcaliforniana.

Enciso Pérez invitó a mirar el porvenir con la misma fe que animó a los fundadores del FUS: “La Sudcalifornia libre y digna que hoy disfrutamos no es un regalo: es una conquista. Nuestra tarea es mantener viva su llama, porque los ideales no mueren, sólo esperan ser recordados”.

La velada cerró con la certeza de que el acto no fue sólo un ejercicio de evocación histórica, sino una reafirmación de identidad colectiva. El nombre del Dr. Francisco Cardoza Carballo, pronunciado con respeto y emoción, simbolizó a todos aquellos que, sin buscar protagonismo, entregaron su vida al servicio de la comunidad.

El conversatorio dejó claro que la historia del FUS no pertenece únicamente al pasado. Es una lección vigente sobre la importancia de la ética pública, la participación ciudadana y el valor de la memoria como cimiento de la democracia.

Porque, como concluyó el Dr. Enciso Pérez en su texto: “Recordar a estos hombres y mujeres no significa construir un culto a la personalidad, sino honrar su ejemplo como brújula moral. Reconocer su legado es un acto de justicia histórica y de educación cívica. La libertad, la democracia y la dignidad no se heredan: se conquistan y se defienden todos los días.”

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