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Puerto Chale, visita obligada de los amantes de las ballenas

FOTOS: Sealtiel Enciso Pérez

Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Este domingo 12 de febrero, acudimos mi esposa y yo, a Puerto Chale, B.C.S. para realizar una visita recreativa y admirar a las hermosas ballenas que desde hace miles de años arriban a este sitio a aparearse y a parir a sus ballenatos, pero también, con intención de realizar un análisis de las condiciones que se tienen para que los prestadores de este servicio realicen el trabajo de atención al público en sus diferentes modalidades.

La salida fue, de esta ciudad de La Paz, B.C.S., a las 8:40 a.m. y, transitamos los 156 kilómetros de distancia que nos separa del poblado de Santa Rita. En este sitio existe una desviación hacia las costas del Océano Pacífico, donde se transita por 23 kilómetros de carretera en buenas condiciones. El recorrido lo hicimos en un automóvil Honda Civic, los cuales se caracterizan por no ser de mucha altura, así que ya se dará cuenta el amable lector, que si nosotros pudimos llegar en este vehículo, ustedes podrán hacerlo de la misma forma en la mayoría de los automóviles. El camino fue muy agradable, principalmente por estar un poco nublado, con poco tránsito en la carretera y sobre todo porque se puede admirar el hermoso paisaje desértico que rodea a esta ruta.

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Al llegar a Puerto Chale fuimos recibidos por una persona que estaba bajo una carpa en el centro de la carretera de acceso al poblado. Esta persona muy atentamente nos preguntó el propósito de la visita, y al mencionarle que era para avistar las ballenas, nos indicó que acudiéramos con una persona que estaba en el muelle, y que era la designada para determinar el turno de abordaje. Finalmente, nos señaló que podíamos utilizar los estacionamientos que existen para dejar los automóviles. Al acercarnos a estos sitios nos dimos cuenta de que cobraban 50 pesos por permitir aparcar el vehículo, más sin embargo no ofrecían ninguna otra cosa como sombra, vigilancia, etc. Este es un punto negativo para el poblado ya que prácticamente todo el terreno cercano al embarcadero está cercado y hace casi imposible que se pueda dejar el carro en algún sitio cercano a la playa, sino es pagando la cuota obligatoria. Afortunadamente cuando íbamos acercándonos, un automóvil, probablemente de uno de los habitantes del puerto, salió y rápidamente ocupamos el lugar, con lo que nos ahorramos este pago.

Al acudir con la persona que estaba en el muelle, nos saludó cortésmente y nos indicó que debíamos esperar a que se reuniera un grupo de unas 10 o 12 personas para que nos subiéramos a una lancha, o rentar un paseo privado para 2 o 4 personas, pagando la respectiva cantidad de 4 mil pesos. Le preguntamos el costo por persona en una lancha colectiva y nos indicó que era de 600 pesos por persona. Sin siquiera pensarlo le expresamos que esperaríamos a que se conformara la cantidad de personas para abordar una lancha colectiva, a lo que simplemente nos dijo que podría tardar tiempo en que eso pasara y que no nos aseguraba nada. Decidimos visitar los diferentes puestos de Tours que se encuentran en los alrededores del muelle para preguntarle si podían incluirnos en un tour colectivo a lo que muy amablemente nos comentaron que deberíamos esperar a que la persona del muelle nos encontrara un lugar. Nos expresaron que es más fácil el tomar una lancha colectiva si ya venimos con un paseo contratado con anticipación, ya que así sólo se llega con el personal de la agencia con la que se contrató y se espera a reunir la cantidad de 10 a 12 personas para completar el viaje colectivo (los cuales también debieron haber reservado con ellos), y es mucho más rápido y segura la salida.

Después de preguntar en 3 o 4 puestos que ostentaban una lona con el nombre de Tour a las ballenas en los alrededores del muelle, y recibir la misma respuesta de esperar, nos resignamos a deambular por el sitio y apreciar la infraestructura para prestar el servicio a los visitantes. El sitio está limpio, sin embargo, existen algunas zanjas de trabajos de construcción que se están realizando, y no cuentan con señalización que prevenga una caída u otro accidente. Tampoco cuenta con carpas o construcciones donde los visitantes puedan descansar y protegerse del sol, sin sentarse en los puestos de venta de comida donde necesariamente deben tener un consumo. Sí cuenta con 4 bancas de madera colocadas cerca de la playa donde pueden sentarse los visitantes, así como un espacio para tomarse fotografías. Cerca del muelle están unos 5 o 6 sitios improvisados para venta de alimentos, en donde simplemente se colocaron una o dos mesas con sus respectivas sillas, y en donde se brindan los alimentos a los clientes. Los precios de los alimentos son semejantes a los que costarían en un restaurante de buen nivel en esta capital, sin embargo, la presentación es un tanto improvisada. Al parecer, los mariscos son extraídos de lugares cercanos a Puerto Chale.

Existen sólo 3 o 4 negocios de venta de alimentos que son parte de las casas construidas con concreto y bloques, y que se adaptaron precariamente, sin embargo, aún requieren mayores arreglos para convertirse en sitios idóneos para el fin que se pretende. En varios sitios del puerto se cuenta con bocinas de las cuales emana música de diversos géneros y con un volumen alto, lo cual en ocasiones obliga a retirarse a un sitio más tranquilo. Cerca del muelle se encuentra unos baños para uso del público. El costo para poder ingresar es de 10 pesos por persona. Están bastantes limpios y con agua suficiente. Sólo noté que al salir del baño no cuenta con jabón para lavarse las manos.

Después de una espera de unos 25 minutos llegó una familia de unos 10 integrantes, por lo que nos acercamos para confirmar que todos juntos integraríamos el siguiente contingente que abordaríamos una lancha y así partir hacia el tour de las ballenas. Pasamos a un tejaban en donde anotamos nuestros nombres en una hoja, pero no se nos pidió ningún otro dato. Considero que esto no es adecuado ya que en caso de un accidente o emergencia difícilmente se podría ubicar a una persona si no deja más datos de identificación.

Finalmente, se indicó que, si se quería hacer el pago con tarjeta bancaria, al finalizar el tour se nos llevaría a un sitio cercano con acceso a internet para hacer el pago. A todos los participantes se nos entregaron chalecos salvavidas de excelente calidad. Algo que nos llamó la atención es que casi todos los chalecos (el mío no), llevaban amarrado un silbato, el cual se nos indicó que nos serviría para ubicarnos en caso de una emergencia o de topar con un banco de niebla. Finalmente, se nos condujo al embarcadero para abordar la lancha.

El muelle por el que se transita para subir a la lancha consta de tres largos tramos los cuales no tienen barandales a los costados, por lo que son inseguros sobre todo para los niños ya que pueden caer. El abordaje a la lancha fue rápido, en orden y bajo la vigilancia del lanchero, el cual demostró gran experiencia. Solamente se nos dio la instrucción de no acercarnos todos a uno de los lados de la lancha para evitar un accidente, pero no hubo mayores indicaciones para nuestra seguridad o en caso de tener algún accidente. Tampoco se nos indicó cómo debía ser nuestro comportamiento al estar cerca de las ballenas y qué cosas hacer y cuáles evitar. Este punto sería importante que se advirtiera a todos los visitantes puesto que ayudaría mucho a la seguridad y, sobre todo, a la protección y conocimiento de nuestras ballenas.
En el trayecto que hicimos, de aproximadamente unos 20 minutos, desde Puerto Chale hasta el sitio en el mar, donde nos detuvimos para admirar a las ballenas, pude percatarme que la lancha era casi nueva, bien pintada, limpia, con bastante refuerzo para convertirla en un medio muy seguro para llevar a una buena cantidad de pasajeros. El motor de la lancha era bastante nuevo. La lancha venía equipada con un aparato de radiocomunicación. No estaba a la vista el botiquín de primeros auxilios ni tampoco la pistola de bengalas o una lancha inflable en caso de naufragar o pedir auxilio. La Lancha contaba con una mallasombra, la cual protegía del sol a la mayoría de los paseantes.
Durante cerca de 50 minutos estuvimos paseando entre las ballenas, 3 de ellas se dejaron tocar por quienes así lo desearon y, pudimos obtener una gran cantidad de fotografías y videos con estos inolvidables momentos. Algo que no se está aprovechando es la posibilidad de sensibilizar a los visitantes sobre la importancia de Baja California Sur, y en este caso Puerto Chale, como sitio de reproducción y nacimiento de miles de ballenas que navegan por los mares. Podría grabarse un audio con esta y otra información también importante, y reproducirse a través de una o dos bocinas empotradas en la lancha, para que los visitantes reciban esta información, y se sumen a la conservación y cuidado de estos gigantes de los mares. También se podrían mandar imprimir folletos, de distribución gratuita entre los visitantes, con información relevante sobre las ballenas que llegan a este y otros sitios de Baja California Sur. Al finalizar pagamos la cuota requerida pero no se nos entregó comprobante alguno.
Retornamos a La Paz, sin mayores contratiempos, cargados de muchos recuerdos, fotografías y sobre todo con esta gran experiencia que para todos será inolvidable. Espero que esta crónica sirva como una crítica constructiva que ayude a mejorar la atención que se presta en este bello destino del municipio de La Paz, y al mismo tiempo una invitación para que mucha más gente lo visite y, disfrute del hermoso espectáculo de las ballenas.

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