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Pequeños Secretos: un gran reparto para una historia insignificante

Kinetoscopio

Por Marco A. Hernández Maciel

La Paz, Baja California Sur (BCS). La guerra del streaming se ha puesto más candente con la llegada a México de HBO Max, la plataforma de Warner Bros que promete incluir todo el catálogo de producciones televisivas y cinematográficas, desde clásicos hasta las producciones más recientes, que después de darle una pequeña revisada podemos encontrar varios tesoros que vale la pena disfrutar. Sin embargo, Pequeños Secretos —el filme del que hablaremos hoy—, no es un ejemplo de esto.

Escrita y dirigida por John Lee Hancock, quien tiene en su haber producciones destacadas como Un Sueño Posible —la que le hizo ganar el Oscar a Sandra Bullock como Mejor Actriz— y Hambre de Poder —la que cuenta la historia del creador de Mc´Donalds con Michael Keaton—, las cuales se pueden catalogar como historias de superación personal, se nota su falta de oficio en el género de thriller policial, ya que ni el guion ni la dirección logran cuajar la historia que al final no tiene ninguna asidera para no caerse de su estante y romperse en pedazos.

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Una de las cosas que mas desconcierto genera es la fotografía y el diseño de producción. La fotografía sufre de ser plana y consistente en todo momento, sin contrastes marcados o alguna herramienta que ayude a mover la historia mediante imágenes. Cabe recordar que, uno de los elementos fundamentales del cine negro fue su fotografía que acentuaba las escenas con sombras perfectamente cuidadas y escenarios que mediante la oscuridad evocaban la maldad a vencer.

En este filme no se siente en ningún momento una atmósfera que tan siquiera nos haga palpitar un poco. Además, el diseño de producción es prácticamente inexistente. Se supone que la película transcurre en 1990, pero a no ser por los vehículos que vemos, no hay ningún indicio que nos mencione que estamos en ese año. Ni la ropa, ni la forma de hablar, ni la decoración de las oficinas de policía o las casas de los protagonistas. Así que esas dos fallas solo acentúan el fracaso de la producción que desde el guion estaba condenada.

El guion trata de constituirse como la versión reinventada del clásico noventero Seven de David Fincher, e incluso, le roba descaradamente algunas cosas, pero no logra hilar un caso de investigación coherente que permita a los personajes sacar sus mejores mañas para resolver el caso. Mas bien, los personajes son arrastrados por sus demonios y sus inseguridades, nunca logran salir de ellas y la historia que pretende explotar con la vuelta de tuerca, al final nos queda la sensación de que la tuerca ni siquiera existe.

Y finalmente, para cerrar con broche carmesí, tenemos el desperdicio que es tener a tres ganadores del Oscar en esta producción. Ni con la presencia de Denzel Washington, Remi Malek o Jared Leto se logra salvar el barco. Su sola presencia valdría el boleto y casi justifica la existencia del film, pero a veces uno se pregunta cómo es que logran juntar un reparto de ese calado y terminan saliendo las cosas tan mal.

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