La rescatista de BCS que fue a salvar vidas tras el sismo de CDMX. Su historia (II)

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FOTOS: Cortesía.

La Paz, Baja California Sur (BCS). Ella es Verónica Rodríguez Peña, la única mujer de Baja California Sur invitada a participar para el rescate de víctimas, tras el sismo de la Ciudad de México ocurrido el 19 de septiembre del año pasado. A medio año de los acontecimientos, sigue recordando cómo es que la buscaron como una profesional para el rescate de personas en peligro de perder la vida, y qué resultó de esa experiencia, desde la falta de apoyo hasta la nominación a un premio.

En exclusiva para este medio, la Comandante Vero —como también es conocida—, compartió una larga entrevista que publicamos en dos partes. En la primera parte (DAR CLIC AQUÍ) contó cómo la muerte de su hijo la llevó a fundar el Grupo de Rescate “Edy” en Ciudad Constitución, uno de los más socorridos para emergencias. En esta segunda, nos abocamos a su participación como la “mujer topo” que fue a la Ciudad de México tras el pasado sismo; ¿qué logró y qué no pudo realizar? ¿cómo fue la respuesta de la sociedad tras este esfuerzo compartido con equipos mexicanos e internacionales?

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Junto con dos varones, ella fue la tercer invitada a participar en esta labor. “Gracias a las capacitaciones que he recibido en la Ciudad de México, por parte de un grupo de capacitadores, recibo una invitación para asistir a ayudar a nuestros hermanos afectados por el sismo que afecto la Ciudad de México, con donación de boletos de vuelo por la aerolínea Interjet y con ayuda económica a cargo de la licenciada Lourdes Gallo fue que pude asistir”, dijo. Pese a que solicitó ayuda económica al Ayuntamiento de Comondú, donde ella apoya constantemente a la Seguridad Pública Municipal, no recibió nada, ni antes, ni después de esta experiencia algún reconocimiento.

La tragedia

“Durante mi estadía que fue de diez días, rescatamos a nueve personas: ocho desgraciadamente sin vida, una con vida, dos perros y un gato. Uno de los rescates que me tocó atender fue así: llegamos a un edificio en el cual se encontraba un padre de familia pidiendo el apoyo para sacar a su hijo de 17 años que se encontraba entre los escombros del edificio a punto de colapsar, dándonos información de que el joven aún se encontraba con vida, pues tenía comunicación con él a través de un celular, así también ayudándonos con la ubicación del mismo. Estuvimos trabajando varios días tirando escombros, ya el gobierno quería ‘meter la pluma’ para tirar el edificio porque ya habían pasado varios días y nosotros nos opusimos que nos dieran permiso unas horas más, estuvimos trabajando día y noche tumbando escombros. Cuando por fin lo encontramos un día en la madrugada —eran por ahí de la 5 de la mañana—, dimos con el cuerpo pero éste yacía sin vida: se había desangrado el muchacho. Esto me marcó muy fuerte, más al dar la noticia al papá que siempre se mantuvo día y noche esperando resultados; cuando le mostramos el cuerpo de su hijo se derrumbó, sin, embargo nos dio las gracias”.

A pesar de las personas se unían solidariamente en un momento como estos, esta tragedia en particular la llenó de pesar en los primeros días. “Me deja como experiencia ser más unidos como personas que somos, aunque no nos conozcamos: darnos la mano, la gente se unió muy bonito. En varias ocasiones me tocó llorar, pero donde sí me ganó el sentimiento fue el caso del chico de 17 años; no nada más lloré, grité de la desesperación de no haber llegado a tiempo, pero a pesar de que sacábamos los cuerpos ya muertos, los familiares nos daban las gracias por entregarles el cuerpo”.

La alegría

Por comida, Verónica Rodríguez Peña dijo no haber sufrido, pues había bastante comida las 24 horas, sin embargo, las condiciones tras el sismo de la Ciudad de México, mantenían a la enorme urbe sin comunicación y con duras inclemencias del tiempo, a pesar de lo cual, ella y el equipo —donde había mexicanos, pero también japoneses y de otras partes del mundo—, tenían que acampar en la calle, durmiendo sólo un par de hora para derribar muros y procurar rescatar a alguien con vida. Y pasó.

“Había personas con carretillas llevando alimentos, cafés, sodas y lo que más nos daban era chocolates. Descansábamos a veces dos o tres horas en el piso, al intemperie, porque no llevábamos cobijas , y a los últimos días nos pusimos debajo de una parada de camión por su sombra y ahí hicimos campamento; ahí resistimos porque nos llovía todos los días por la noche. Contábamos con luz a través de plantas pero sí batallábamos para cargar los teléfonos. En una ocasión estaba arriba de un edificio cuando nos llegó una réplica, se siente muy feo, siente que se va a caer uno o se va a hundir (…) Otra persona a la cual encontramos era una mujer acompañada de su mascota, un perro que en ningún momento se separó de ella, a pesar de tener la pata trasera fracturada. Es un gusto que uno grita, ¡avienta el casco, brinca, aplaude! Es una alegría inmensa de encontrar una persona con vida. Sólo se encontraba con un brazo fracturado”.

Después y antes

Por esta labor, la Comandante Vero obtuvo una nominación, aunque al final sólo le dieron una constancia y una placa de madera de parte de los diputados de BCS. “Estuve nominada a la Medalla Dionisia Villarino. No gané pero sí me dieron una constancia, una placa de madera por parte del Congreso del Estado, solamente. Aquí en el Ayuntamiento (de Comondú) ni las gracias (…) Esto lo hago por ayudar, por sentirme útil, por saber que puedo hacer algo por la comunidad. Estaríamos agradecidos si nos pudieran brindar ayuda, así nos motivarían a seguir ayudando más porque hay veces que no tenemos el recurso del combustible; nos ha tocado que hay llamada para una emergencia y no tenemos combustible; he tenido que pedir prestado para poder echar gasolina a la ambulancia. Recibo ayuda de mis hijos, no es mucho, pero sirve de algo”.

Verónica Rodríguez Peña lleva 5 años al frente del Grupo de Rescate “Edy”, en Ciudad Constitución. Aunque es originaria de Chihuahua, y estuvo viviendo en Estados Unidos por 30 años, lleva 8 años en la cabecera municipal de Comondú, donde sigue. ¿Qué la mantiene realizando ese tipo de labor que a veces resulta no sólo difícil pos sí misma, sino con poca ayuda y a veces sin gratificación alguna?, le preguntamos. “La satisfacción a diario de poder ayudar me mantiene viva. Me ha tocado gente, por ejemplo, una señora que venía de López Mateos en labor de parto y nació su bebé en mi ambulancia. Después me encuentra la señora y me dice ‘¡Mire, ésta es la niña que nació en su ambulancia!’ —asegura, sonriente— ¡después de 4 años!”.

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Escritor y periodista. Nació en Ciudad Constitución, BCS, el 26 de febrero de 1978. Licenciado en Cs. de la Comunicación, por la UABC, en Mexicali, BC, en 2002. Autor de “Prólogos a la muerte”, Premio Estatal de Cuento “Ciudad de La Paz” en 2013, y de “Caperucita Roja, muy roja”, Estatal de Dramaturgia en 2015. Fue reportero web y editor de medios digitales. Es director y fundador de CULCO BCS. Premio Estatal de Periodismo 2017 en la categoría de “Entrevista”.

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