El Día Mundial de los Océanos, desde la Bahía de La Paz

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Malecón de La Paz. FOTO: Gabriel Larios Heredia.

Érase una vez

Por Pablo Reynosa

“Pero más prodigioso que el saber de los viejos y de los libros es el saber secreto del océano. Azul, verde, gris, blanco o negro; tranquilo, agitado o montañoso, ese océano nunca está en silencio. Toda mi vida lo he observado y escuchado, y lo conozco bien. Al principio, sólo me contaba sencillas historias de playas serenas y puertos minúsculos; pero con los años se volvió más amigo y habló de otras cosas; de cosas más extrañas, más lejanas en el espacio y en el tiempo”, fragmento de ‘La nave blanca’ de H. P. Lovecraft.

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Érase una vez que quienes habitamos Sudcalifornia, siendo niños y de frente a la orilla del mar, nos entretuvimos buscando guijarros y conchas, nos enamoramos de alguna de las playas con que cuenta una entidad a la que circunda, salvo por un estrecho margen de tierra, el agua salada, primigenia, e introyectamos que su salud va de la mano con la nuestra, de ahí que nos sea natural empatizar con la necesidad de un Día Mundial de los Océanos.

El primer antecedente de una celebración internacional de los océanos lo encontramos en la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, celebrada en 1992.

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A partir de 2009, la Organización de Naciones Unidas (ONU) designó el 8 de junio Día Mundial de los Océanos, ello porque la relación de quienes cohabitamos este “punto azul pálido” –según lo describió Carl Sagan, después de observar la fotografía tomada por la sonda espacial Voyager 1 a 6.050 millones de kilómetros de distancia–, no es un asunto menor.

De acuerdo a la información que brinda la ONU en su portal de Internet, “los océanos cubren alrededor de dos tercios de la superficie de la Tierra y son el verdadero pilar de la vida. Generan la mayor parte del oxígeno que respiramos, absorbe una gran cantidad de las emisiones de carbono, ofrece comida y nutrientes, regula el clima, y son económicamente importantes para los países que confían en el turismo, la pesca y otros recursos marinos para sus ingresos. Además, son la espina dorsal del comercio”.

Desafortunadamente, la presión humana que genera el desarrollo económico que nos hemos dispuesto ha implicado, en el caso de los océanos, “la sobreexplotación pesquera y la pesca ilegal, desconocida o sin regular, así como las insostenibles prácticas de acuicultura, la polución marina, la destrucción del hábitat, las especies invasivas, el cambio climático, y la acidificación”, según describe la ONU en su página web.

Vista desde el malecón de La Paz. FOTO: Modesto Peralta Delgado.

El lema del Día Mundial de los Océanos este año fue “Nuestros océanos, nuestro futuro”, y la celebración de la fecha coincidió con la conferencia de Naciones Unidas sobre el tema, celebrada del 5 al 9 de junio del presente, en ésta se dieron a conocer datos tan alarmantes como que al ritmo de contaminación actual habrá más plástico que peces en los océanos para el año 2050, y con base en ello se alcanzaron mil 161 compromisos voluntarios para la protección de los mares, entre éstos, 460 están destinados a eliminar la contaminación a causa del plástico que se arroja al mar, así como al microplástico en productos como los fabricados por la industria cosmética, y 315 están dirigidos a regular y acabar con la pesca excesiva.

Baja California Sur cuenta con 2 mil 230 km de costas, y tras celebrarse el XII Encuentro Nacional de Playas Limpias en Riviera Nayarit, los días 9, 10 y 11 de junio de este año, tiene nueve de sus playas certificadas con el distintivo internacional Blue Flag , con lo que pasó a ser la segunda entidad con más costas limpias en el país, sólo por detrás de Quintana Roo, que cuenta con un total de diez. Sin embargo, no es momento de relajar los brazos y dibujar en el rostro una sonrisa de satisfacción, pues sigue siendo común encontrar, en más de una de las playas con que cuenta el Estado, basura diversa, tal como bolsas de plástico, botes de aluminio, botellas de vidrio, vasos de unicel, etcétera.

En pos de las generaciones presentes y futuras es momento de alzar la voz. Las campañas de concientización sobre la salud de los océanos y la nuestra, siempre de la mano, siguen siendo la mejor opción, sumémonos.

Después de todo, “ese niño que hace de vigía, oteando más allá del fin del mar”, al que canta Luis Eduardo Aute, y que fuimos y que somos todos, merece la posibilidad de vivir en un medio ambiente sano.

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Pablo Reynosa

Pablo Nemesio Reynosa Colín es un estudioso del sistema político electoral mexicano. Nació en la Ciudad de México en 1980 y reside en La Paz, B.C.S., desde 1984.  Es Licenciado en Derecho por la UABCS,  maestro en Derecho y con doctorando en Ciencias Políticas y Sociales, por la Universidad Mundial.

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