¡Cómo me da coraje manejar tan bien en La Paz y que me choquen!

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¿Cómo manejamos en La Paz? Fotos: Internet.

Colaboración Especial

Por Rebeca Olachea Pérez

 

 

“Si toma no maneje, yo por eso no manejo…” Molotov.

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Hace como dos semanas iba muy alegremente manejando por una de las avenidas de La Paz. Pensaba en que comería (eran casi las dos de la tarde) y el sol se dejaba caer sobre las calles. Cuando de repente ¡zas! Un individuo con su carro 2016 se pasa sin fijarse y se me atraviesa mientras voy por una calle con total preferencia. Hice uso de mis frenos, aclaro que mi auto es modelo 2000, de lo mejor. Él también se esfuerza pero hay un pequeño roce. Mi carro escurre agua, le rompió el contenedor del líquido de los wipers. El suyo tiene apenas un raspón cuando el mío si tiene abolladura. Media hora esperando a que vinieran los del seguro. El señor del carro nuevo tenía contratado seguro, claro está. Yo  no. ¿Sabe usted por qué estimado lector? Porque vivo en La Paz, BCS, y somos únicos para manejar. También tiene que ver la economía pero lo vamos a obviar por el momento.

Cuando era niña solía escuchar que en la ciudad había más carros que gente. Sigo pensando que es cierto. A diferencia del centro del país, aquí casi resulta indispensable tener carro. Vemos al frente de un volante desde niños cuasi adolescentes hasta personas de la tercera edad. Pero, ¿qué tal somos para manejar en La Paz? Va a decir que usted muy bien pero que los demás muy mal. Veamos.

En La Paz hay 2.5 carros por persona. Lo que significa que la mayoría de nosotros tenemos la oportunidad de movernos en auto. ¿Lo hacemos bien o mal? depende de muchas cosas. Del clima, de la época, de si usted realmente aprendió a manejar y sabe las reglas de tránsito. En esta ciudad como en cualquier parte del mundo se ha incrementado el número de accidentes de tránsito. Según STCONAPRA, en México el 80% de los accidentes se deben a un error humano. Como puede ser el exceso de velocidad, consu­mo de alcohol y el uso de dis­positivos móviles.

No es raro ver cómo en la ciudad, aprovechándose de los cuatro altos, autos pasan casi siendo manejados solos. En vez de hacer el alto siguen adelante con una persona al volante que en vez de ver el camino ve su celular. En esos momentos yo pienso que ha de ser de suma importancia lo que van viendo, tanto, que vale poner en riesgo la vida propia y la de los demás. El consumo de alcohol y la velocidad no se quedan atrás. Son  problemas latentes.

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Siempre escuchamos estos tres indicadores como causantes de accidentes viales pero hoy también sumaremos otro: el estrés. La tensión a la que estamos sometidos diariamente.  El estrés se produce cuando una persona percibe una situación como una amenaza, un desafío o algún tipo de pérdida o daño. Cada persona experimenta el estrés de distinta manera y ante situaciones diferentes. En la ciudad de La Paz podemos ver como hay personas que van alteradas y/o estresadas al volante y que no siempre tienen la suerte de salir ilesos de su apuro.

Según la Dirección General de Tráfico de la ciudad de Madrid el estrés es algo cada día más frecuente. Como conductor no eres ajeno a este fenómeno. La relación que existe entre el estrés y la conducción de vehículos es doble. Por un lado está el estrés que sufres por circunstancias diarias de la vida y por otra parte, el manejar, contiene muchos elementos que son una fuente de estrés por sí mismos. O sea, que la situación es de doble carril: por un lado las situaciones comunes que te alteran y por el otro lado el estrés de manejar.

Sin darnos cuenta nos subimos al carro cargados de ansiedades y angustias, y nos estresamos más con el tráfico. Lo cual nos lleva a conducir a una velocidad más alta de lo indicado, a contestar el celular, a no mirar con atención las señales, a no pensar en que en el carro de adelante va otro ser humano como nosotros, que también posiblemente vaya estresado. Que a pesar de que tengas prisa de llegar a tu destino en los demás autos van personas iguales a ti distraídos con miles de pensamientos. Tal vez le va doliendo la cabeza, acaba de pelearse con la pareja, tiene ganas de ir al baño, viene de recibir una mala noticia, tiene deudas, le pidieron el divorcio, tiene sed, ya descubrió quién es el que le roba, le duele el corazón, o simplemente va distraído pensando que se pondrá en la noche para salir. Las circunstancias pueden ser miles.

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La OMS nos aporta datos muy interesantes sobre las lesiones causadas por el tránsito. Cada año, los accidentes de tránsito causan la muerte de aproximadamente 1,25 millones de personas en todo el mundo. Entre 20 millones y 50 millones de personas sufren traumatismos no mortales, y a su vez una proporción de éstas padecen alguna forma de discapacidad.  Las lesiones causadas por el tránsito son la causa principal de muerte en el grupo de 15 a 29 años de edad. Un dato muy curioso es que los países de ingresos bajos y medios (donde se encuentra México) tienen aproximadamente la mitad de los vehículos del mundo y se producen en ellos más del 90% de las muertes relacionadas con accidentes de tránsito.

Pensemos en estos datos antes de subirnos al carro enojados, de querer ganarle al de adelante, pasarnos un rojo o “mentársela” al que no acelera. Seamos conscientes y maduros. Por eso se supone que dan la licencia de manejo hasta después de los 18 años.

Es importante por lo tanto controlar nuestro estrés, sobre todo, si vamos a manejar. Ponernos delante de un volante es una responsabilidad muy grande y debemos de asegurarnos de hacerlo de una manera tranquila para evitar accidentes. Claro, también de atender todas las indicaciones del Reglamento de Tránsito. Pueden checarlo AQUÍ.

Relajémonos al manejar y disfrutémoslo. Es una actividad muy útil. Respiremos hondo y manejemos despacio, a una velocidad coherente. Es casi imposible provocar un accidente grave si maneja concentrado. No perdamos esa cortesía característica del paceño de dar el pase al peatón. Recuerde que es un círculo vicioso: si tiene un accidente vial por manejar alterado tendrá más estrés. Todo esto es mejor que pasar media hora esperando bajo el rayo del sol a que llegue el del seguro. Se los puedo asegurar.

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Rebeca Olachea Pérez

Nació en La Paz, BCS, en 1977. Licenciada en turismo: no le gusta mucho viajar. Licenciada en Psicología: le encanta la mente humana. Media misántropa, medio apasionada del sarcasmo, tiene exceso de imaginación desde tempana edad. Inició su carrera de escritora en el 2010. Sueña con conocer Barcelona.

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