Por la mexicanización del Halloween

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En vez criticar el Halloween, “por no ser mexicano”, ¿no deberíamos de adoptarlo definitivamente? Fotos: Internet.

Colaboración Especial

Por José Soto Molina

 

Ciudad Constitución, Baja California Sur (BCS). La penetración del Halloween en la cultura mexicana es un hecho irreductible. Las culturas nunca han sido fijas, y la mexicana es el ejemplo de hibridaciones y mestizajes a lo largo de la historia. El Halloween y el Día de Muertos se presentan por separado, a veces mezcladas en su parafernalia, pero el sentido que el mexicano le concede a la muerte es exclusivo de México y reconocido en el mundo.

Cuando planteamos la idea de “mexicanizar” el Halloween nos referimos a la idea de adoptar, satirizar, apropiar, asimilar, resemantizar, territorializar y hegemonizar las tradiciones norteamericanas a los valores de la cultura mexicana. La idea no es nueva ni siquiera original, lo que le quita controversia al asunto. Ya el cristianismo del siglo XVI introdujo las ideas de salvación en las culturas amerindias. El impacto en la cosmovisión indígena se registró en los rituales, danzas y tradiciones, teniendo en la virgen de Guadalupe: un ejemplo claro de asimilación y mexicanización.

La resistencia de las civilizaciones indígenas y la sociedad colonial y postcolonial española ha perdurado bajo diversas formas hasta consolidar una tradición del Día de Muertos que puede estructurarse en la visita a los panteones y las ofrendas; en el pedir calaveritas, que compite con pedir el Halloween; en las calaveras literarias y las Catrinas; en el montaje teatral de los Tenorios; y otros que pertenecen a las múltiples regiones mexicanas.

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La cultura anglosajona de muchas formas ha sido asimilada en México, lo mismo que la influencia francesa durante la etapa positivista (de Juárez a Díaz). El Halloween puede mexicanizarse igualmente durante la celebración de muertos en tanto no se pierdan sus elementos de identidad. Debe su éxito al comercio, a la moda y al cine de monstruos y fantasmas. Su mayor presencia se observa en la franja fronteriza y entre los grupos juveniles o de clase media. El Día de Muertos mexicano tiene una larga tradición cultural muy arraigada en los mexicanos, tanto que en California el Halloween enfrenta cada vez la influencia latina por la creciente inmigración mexicana.

El sentimiento anti-norteamericano sigue presente; por eso se critica la entrada de McDonald’s, de Blockbusters y del Halloween. Pocos norteamericanos han advertido el proceso inverso de mexicanización de Estados Unidos –el Taco Bell, por ejemplo- y hasta gustan de los mexican curios como La Llorona, las Catrinas y otras manifestaciones culturales de millones de residentes de origen mexicano. El Día de Muertos se ha convertido en festividad cultural nacional de los mexicanos en Estados Unidos, asociada al Halloween, por la coincidencia de fechas.

Al Halloween no hay que temerle ni combatirlo. Las culturas indígenas han resemantizado productos extranjeros, como la Coca Cola en ceremoniales chamulas. Lo mismo puede hacerse con el Halloween, que es un divertimento para niños y un negocio que genera grandes derramas. No es el caso del Día de Muertos, donde prácticamente se paraliza México y se pueblan los panteones.

No podemos culpar al sistema educativo nacional ni a la pérdida del nacionalismo cultural por la entrada del Halloween. La mexicanización parte de fortalecer nuestras raíces culturales, utilizar el genio de los mexicanos para recrear las tradiciones en una época postmoderna y globalizada. El Día de los Muertos sintetiza en muchas maneras el culto a la cultura mexicana en el mundo. Por eso se le declaró Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.

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José Soto Molina

Cronista de Ciudad Constitución.

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