La danza en La Paz tiene nombres y apellidos: Marco Antonio Ojeda García

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FOTOS: Jorge Fernández.

Colaboración Especial*

Por Modesto Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Los tacones retumban con rabia y ritmo en el piso de madera. Seis parejas de jóvenes sudaban la gota gorda, en pleno verano, ensayando para el Festival de Arte de los Institutos Tecnológicos que se realizó en agosto de 2018. El maestro Marco Antonio García Ojeda observa con sus finos anteojos los movimientos de sus alumnos, mientras todos se alcanzan a ver en los espejos al fondo de este salón del Instituto Tecnológico de La Paz —hoy llamado Instituto Tecnológico de México. La presente, es una entrevista de un serial especial realizado para el Centro de Artes, Tradiciones y Culturas Populares (CATCP), que se realizaron el año pasado.

Habíamos llegado más temprano a su taller de danza de las 7:00 de la tarde —más tarde, nos aclaró que los ensayos ya correspondían propiamente al Ballet Folclórico del Tecnológico de La Paz. Un muchacho que tenía 6 años de ser su alumno dijo que el maestro era estricto, pero que cada vez regañaba menos; que es paciente para enseñar. En la banca de afuera estaban los chicos y chicas con su ropa sport de siempre; al entrar al salón se pusieron su zapatos y botines con tacones fuertes, hechos para cimbrar los públicos, como el de Italia a donde viajaron en 2018. En 2017 fueron a Argentina y el 2016 a España. Hablamos del grupo de danza más internacional de Baja California Sur. “Un símbolo nacional”, expresó el mismo Ojeda García.

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“Sereno, alegre y de buen humor”, como es descrito en la contraportada de su libro, Marco Antonio Ojeda García nos recibió en la sombra que proyectaba este salón, bastante amplio pero cuyos ventiladores de techo no lograban espantaban el calor. Llegó cómodo, con unas sandalias de cuero, un pantalón holgado y una camisa floja de color blanco que le permitía extender sus brazos para dar la pauta de los movimientos. Acostumbrado a hablar en público, el maestro se expresa con total desenfado, articulando las palabras con paciencia y bien pensadas.

Le agrada recordar. “Yo siempre quise bailar. Era muy pequeño, apenas iba al kínder y ya quería bailar; me preguntaban ‘¿qué vas a ser cuando seas grande?’ y yo les decía que bailarín”. Marco Antonio nació el 17 de diciembre de 1946 en La Paz, BCS, donde ha vivido prácticamente toda su vida. Sus salidas fuera del Estado o fuera del país se han debido, o bien a sus estudios, o bien a presentar sus grupos de danza.

Su madre, convencida de que no podría vivir de la danza le costeó una carrera “para sobrevivir” y así fue como egresó de maestro de la Escuela Normal Urbana en esta capital; sin embargo, desde sus primeras vacaciones, por el año 68 aproximadamente, empezó a ir los veranos —por trece años— a la Escuela Nacional de Danza Folclórica de Bellas Artes, y después a la Escuela Superior de Música y Danza en Monterrey. Aún recuerda, por los años 60’s, cuando existían las Olimpíadas Territoriales —BCS entonces no era Estado sino parte del Territorio—, y su mamá, quien era maestra de una escuela primaria, le pidió ensayar a su grupo de niños para un concurso. Comentó divertidísimo que él “se aventó al ruedo”, inventó el baile ¡y ganaron!

Si bien, dice que tiene 50 años de trayectoria como maestro de danza, asegura que ha bailado desde el kínder. Quizá su amor por este arte lo ha llevado desde el vientre, pero el inicio de su carrera lo marca desde un año antes de entrar al Gobierno del Estado, cuando se hizo cargo del Ballet Folclórico de La Paz. Él era el protagonista de los programas artísticos de danza que organizaba desde la Normal Superior en cada festividad, y más tarde, en prácticamente todos los rincones de la media península a donde su grupo de bailarines eran invitados. “En el Tec inicié en 1973, pero antes, en el 69, ya estaba trabajando para el Gobierno del Estado”. En el 73 estuvo el presidente Luis Echeverría en La Paz y le pidieron que gestionara el Instituto Tecnológico, siendo este profesor de los primeros en ser llamado, por lo que es un fundador de esta prestigiada escuela de estudios superiores de BCS, donde cada semestre sigue recibiendo de 20 a 30 alumnos a su taller, y aquellos que adquieren cierto nivel son parte formal del Ballet Folclórico.

Al preguntarle por sus mayores logros, destacó la presentación de sus grupos de danza en televisión nacional: en Siempre en Domingo y en Hoy Mismo, en repetidas ocasiones en la primera mitad de los años 70’s; así como haber pisado —¡y taconeado!— foros tan importantes como el Auditorio Nacional o el Magdalena Contreras, a más de “innumerables veces que fuimos a diferentes estados de la Unión Americana, ser el grupo pionero que viajó al extranjero para llevar nuestro folclor a Italia, España, Argentina”. Relató que le emocionaba que en recientes años, algunos muchachos era la primera vez que se subían a un avión, y fue ni más ni menos que a ir a bailar a Europa. Ganó tres veces los concursos nacionales de danza que realizaron la CROC y la CTM, hasta que los dejaron de invitar por rebasar el número de triunfos permitidos.

Pero hay un momento muy importante que salió a los minutos de esta entrevista: cuando Alberto Alvarado Arámburo fue a verlos improvisar un teatro para sus ensayos y le pidieron gestionar uno; así, en 1986 abrió sus puestas el Teatro de la Ciudad. Y su grupo lo inauguró. De sus satisfacciones, “no sabría decirte cuál de todas, pero esa es de las especiales”. Y es que recordó Ángel César Mendoza Arámburo y Alberto Alvarado Arámburo fueron gobernadores de Baja California Sur que, según su testimonio, se mostraron interesados en promover la cultura, a diferencia del resto.

“Desgraciadamente no existe una cultura gubernamental que diga esta cosa vale la pena, hay que tomarla, hay que proyectarla (…) Prefieren traer grupos de fuera y presentarlos en los 16 de Septiembre, que aprovechar un símbolo nacional que es el Ballet de Danza del Instituto Tecnológico que ha representado a México a nivel internacional (…) Ni por equivocación nos invitan, como que no les interesa”. En las recientes salidas fuera del país, “fuimos a visitar al Gobernador y nos decían No tenemos, estamos pasando por una crisis, y luego por la Presidencia Municipal, lo más que podíamos conseguir eran algunos permisos”; unos pocos diputados apoyaron, pero en realidad, los muchachos se han costeado estos viajes al extranjero.

“El día que exista, como en otros Estados, la idea de hacer un turismo cultural, vamos a tener éxito como Jalisco, Yucatán, Oaxaca, Veracruz, Chiapas”, sostuvo Marco Antonio.

Este año, a sus 50 años de trayectoria como maestro de danza, quiere tomar un receso.

Al ir a presenciar sus ensayos, llegó un joven ingeniero egresado de esta escuela, muy formal con su camisa blanca y su trato cordial, pero al concluir esta entrevista, lo vimos ya cambiado con una pañoleta roja en la frente y más desparpajado, como contento de entrar a ensayar danza con su maestro y su grupo. Todavía tardamos un poco en caminar y que se apagaran en nuestros oídos los taconazos y los gritos de júbilo que son parte de la coreografía, de este arte de la alegría.

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*Esta es una serie de cinco entrevistas realizadas para el Centro de Artes, Tradiciones y Culturas Populares de Baja California Sur, institución que posee el derecho de autor de estas publicaciones.

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Escritor y periodista. Nació en Ciudad Constitución, BCS, el 26 de febrero de 1978. Licenciado en Cs. de la Comunicación por la UABC, en Mexicali, BC, en 2002. Autor de “Prólogos a la muerte”, Premio Estatal de Cuento “Ciudad de La Paz” en 2013, y de “Caperucita Roja, muy roja”, Estatal de Dramaturgia en 2015; su obra de teatro “El Sicariato”, a publicarse en 2019, forma parte de la Colección Sudcaliforniana 2018. Ha sido reportero web y editor de medios digitales. Es director y fundador de CULCO BCS. Premio Estatal de Periodismo 2017 en la categoría de “Entrevista”. Participante en el libro “Romper el silencio” que compila a periodistas de todo México, en 2017.

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